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El objetivo de este documento es disponer de un marco técnico-conceptual que oriente en los procedimientos, para la vigilancia nutricional de las niñas y niños menores de cinco años y las acciones dirigidas al control y promoción del crecimiento. Es un manual de orientación metodológico y de procedimientos, que orienta de manera organizada y sistemática, al personal profesional de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social -MSPAS-, involucrados en la vigilancia nutricional mediante la evaluación, clasificación del estado nutricional, monitoreo, control y promoción del crecimiento (nutricionista, médico, enfermera, epidemiólogos), las cuales se realizan a través de los establecimientos de salud del primero y segundo nivel de atención, tanto en servicios intramuros como en extramuros.
14 febrero 2024| Fuente: OPS| Documentos
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Casi un 40 por ciento de los niños pequeños diagnosticados con autismo ya no cumplen con las características de ese diagnóstico a los 6 años, muestra una investigación reciente
Los investigadores señalan el hecho de que el trastorno puede variar ampliamente en gravedad, y las intervenciones más tempranas parecen estar ayudando
Pero un experto anotó que incluso si un niño ya no es diagnosticado con autismo no significa que no tenga otras necesidades que requieran apoyo
No todos los niños diagnosticados con autismo en la niñez siguen teniendo ese diagnóstico una vez que llegan a la escuela primaria, muestra un estudio reciente.
Si bien algunas investigaciones anteriores han sugerido que esto podría ser cierto, la nueva investigación lo respalda, encontrando que un gran porcentaje, alrededor del 37 por ciento, de estos niños pequeños ya no cumplían con los criterios para la afección a la edad de 6 años.
«Creo que lo que esto muestra es la importancia de seguir haciendo un seguimiento del desarrollo de todos los niños con un diagnóstico joven de TEA [trastorno del espectro autista]», señaló la autora principal del estudio, la Dra. Elizabeth Harstad, pediatra del desarrollo del Hospital Pediátrico de Boston. «No quiero que estos hallazgos impliquen que perder el diagnóstico es el mejor resultado. Los niños pueden tener una variedad de resultados maravillosos, ya sea que tengan o no el diagnóstico».
Harstad quería estudiar los rangos de resultados para los niños después de ver ejemplos de esto en su propia práctica y en otras investigaciones.
El hecho de que más de un tercio de los niños con un diagnóstico temprano de autismo no cumplan con ese criterio no significa que los niños tengan un funcionamiento normal. Algunos niños podrían tener dificultades continuas con el lenguaje o la comunicación, trastornos de ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o puntuaciones de CI más bajas, dijo Harstad.
El estudio también encontró que los niños con niveles más bajos de habilidades adaptativas para actividades cotidianas como la comunicación, la toma de decisiones y el autocuidado tenían más probabilidades de que el autismo persistiera.
Los niños del estudio recibieron un diagnóstico entre los 12 y los 36 meses de edad, y recibieron intervenciones basadas en la comunidad.
Luego se sometieron a una evaluación diagnóstica de investigación a los 5 a 7 años, entre agosto de 2018 y enero de 2022.
«Parece que puede haber un punto de inflexión. Otros investigadores han sugerido un punto de inflexión alrededor de los 6 años, en el que los niños ya no tienen los síntomas», dijo Harstad.
Aunque Harstad dijo que una crítica podría ser que estos niños fueron diagnosticados erróneamente inicialmente, los diagnósticos en esta investigación fueron realizados por 44 combinaciones diferentes de un pediatra conductual del desarrollo y un psicólogo, no por un único proveedor o incluso por un pequeño grupo de proveedores. Las evaluaciones incluyeron la medida estándar de oro, el Programa de Observación de Diagnóstico de Autismo.
«Creo que nuestros hallazgos sugieren que tal vez cuando los criterios conductuales para el TEA se aplican a una edad tan temprana, están capturando a los niños con una amplia gama de funciones que tendrán una gama aún más amplia de trayectorias», dijo Harstad.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 2 de octubre de la revista JAMA Pediatrics.
Referencia: Harstad E, Hanson E, Brewster SJ, DePilis R, Milliken AL, Aberbach G, et al. Persistence of Autism Spectrum Disorder From Early Childhood Through School Age. JAMA Pediatr[Internet]. 2023[citado 23 ene 2024];177(11):1197–1205. doi:10.1001/jamapediatrics.2023.4003
19 enero 2024│Fuente: HealthDay│ Tomado de │ Noticias de Salud
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Un análisis realizado en el marco de una revisión de estudios lista recientes descubrimientos sobre esta enfermedad dermatológica inflamatoria crónica que afecta a alrededor de un 10 % de los adultos y hasta a un 25 % de los niños.
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que lleva al surgimiento de lesiones y picazón en personas con predisposición genética. La manifestación de los síntomas depende de las interacciones entre el sistema inmunitario, factores ambientales y la microbiota intestinal. Pese a que aún faltan detalles necesarios para dilucidar totalmente este rompecabezas, en estudios recientes se han identificado piezas relevantes: las alteraciones en la composición de la microbiota pueden hacer su aporte a la gravedad del cuadro (y factores ambientales tales como los alérgenos y la polución atmosférica empeoran el problema), ciertas variaciones genéticas están asociadas a la susceptibilidad al problema, y la dieta y el trasplante fecal constituyen estrategias de tratamiento prometedoras.
La comprensión de cómo se correlacionan estos factores es fundamental para entender mejor la enfermedad y abrirle espacio a posibles abordajes terapéuticos, según se consigna en un artículo de revisión publicado en el International Journal of Molecular Sciences por investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) y de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en Brasil.
También conocida como eccema atópico, la dermatitis atópica afecta a entre un 7 % y un 10 % de los adultos y hasta a un 25 % de los niños más pequeños –aún no existe en consenso al respecto de qué género se ve más afectado– y se ha venido registrando un aumento considerable de casos en el siglo XXI. Los científicos atribuyen este cambio a una serie de factores tales como la genética, la autoinmunidad, el compromiso de la integridad de la barrera cutánea, infecciones virales y alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, de los hábitos alimentarios y en el estilo de vida.
Otra hipótesis que se ha planteado para explicar el aumento de casos de DA en los países desarrollados ha sido la falta de exposición a bacterias beneficiosas, lo que afecta la maduración inmunológica (el proceso mediante el cual el sistema inmunitario desarrolla una respuesta tras el primer contacto con microorganismos).
La importancia del microbiota intestinal
En la referida revisión de estudios, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, los investigadores muestran que la microbiota intestinal se ubica en el centro de las investigaciones más recientes. “Aparte de ser responsable del 70 % de la regularización de nuestro sistema inmunológico, del mantenimiento de la integridad de la barrera dérmica y de la estructura del tracto gastrointestinal, al controlar la absorción de nutrientes y el equilibrio de energía, está conectada directamente con la piel”, explica Sabri Saeed Sanabani, investigador del Instituto de Medicina Tropical de la USP (IMT-USP) y coordinador del trabajo. “Es el llamado eje intestino-piel.”
Este trabajo reúne evidencias recientes de que la composición alterada de la microbiota intestinal puede contribuir en la patogénesis de la dermatitis atópica. En los pacientes con DA se registran aumento de Clostridium difficile, Escherichia coli y S. aureus y una disminución de la cantidad de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta, tales como Bifidobacterium, Bacteroidetes y Bacteroides; todo esto en comparación con personas no afectadas por la inflamación en la piel. Se sabe que la merma en los niveles de ácidos grasos de cadena curta puede derivar en una inflamación intestinal en personas sanas.
En lo que concierne a los genes, los estudios más actuales sobre el tema comprenden una asociación genómica completa (de las siglas en inglés GWAS, es decir, una análisis para traducir características de un fenotipo en un genotipo) y ya se han identificado diversos marcadores relacionados con la susceptibilidad y la progresión de la enfermedad, incluso mutaciones en el gen de la filagrina (la proteína que se conecta a las fibras de queratina en las células epiteliales), que constituyen el factor de riesgo mejor determinado para la dermatitis atópica. No obstante, aún no se sabe si las alteraciones en la microbiota están determinadas genéticamente.
Si bien los factores ambientales asociados siguen siendo en gran medida desconocidos, es sabido que los alérgenos, agentes irritantes, la contaminación del aire y la exposición microbiana contribuyen a la disfunción de la barrera cutánea y la disbiosis microbiana.
En la revisión se analizaron también abordajes terapéuticos con evidencia científica para la dermatitis atópica. Las alteraciones epigenéticas han venido siendo exploradas como potenciales blancos terapéuticos, y existen estudios que muestran que las alteraciones en la diversidad microbiana intestinal pueden modularse a través de la dieta, con prebióticos y probióticos y mediante el trasplante de microbiota fecal. “Como toda revisión de estudios, nuestra idea consistió en organizar los trabajos científicos disponibles y verificar lagunas de conocimiento que entren en la mira de investigaciones futuras”, remarca Saeed Sanabani.
Ver más información: Pessôa R, Clissa PB, Sanabani SS. The Interaction between the Host Genome, Epigenome, and the Gut–Skin Axis Microbiome in Atopic Dermatitis. Int J Mol Sci[Internet].2023[citado 5 ene 2024]; 24: 14322. https://doi.org/10.3390/ijms241814322
6 enero 2023| Fuente: Dicyt.com| Tomado de Noticias
dic
29
Investigadores del University College de Londres (UK) han desarrollado una nueva terapia génica para curar una forma devastadora de epilepsia infantil, que su nuevo estudio muestra que puede reducir significativamente las convulsiones, en estudios con ratones. El trabajo, publicado en Brain, pretendía encontrar una alternativa a la cirugía para los niños con displasia cortical focal mediante la evaluación de una terapia génica basada en la sobreexpresión de un canal de potasio que regula la excitabilidad neuronal en un modelo de ratón de displasia cortical focal en el lóbulo frontal.
Los canales de potasio controlan el movimiento de los iones de potasio dentro y fuera de las células. Cuando hay una sobreexpresión de un canal de potasio, significa que hay una mayor regulación, lo que se traduce en la disminución de la actividad de las células y, a su vez, en la detención de las convulsiones. Antes de administrar el tratamiento, los investigadores controlaron la actividad cerebral de los ratones durante 15 días. A continuación inyectaron el virus portador del gen EKC o un virus de control en la zona cerebral afectada. A continuación, el equipo controló la actividad cerebral de los ratones durante otros 15 días. Los investigadores descubrieron que la terapia génica reducía las convulsiones en una media del 87% en comparación con el grupo de control, sin afectar a la memoria ni al comportamiento de los ratones.
Los investigadores comentan que, tras el éxito del estudio en ratones, están convencidos que el tratamiento es adecuado para su traslación clínica y, teniendo en cuenta la magnitud de las necesidades no cubiertas, podría aplicarse a miles de niños que en la actualidad se ven gravemente afectados por convulsiones incontroladas, de modo que esta nueva terapia génica podría utilizarse potencialmente como una alternativa eficaz a la cirugía en pacientes con displasia cortical focal.
Ver más información: Almacellas Barbanoj A, Graham RT, Maffei B, Carpenter JC, Leite M, Hoke J, et al. Anti-seizure gene therapy for focal cortical dysplasia. Brain[Internet]. 2023[citado 28 dic 2023]. https://doi.org/10.1093/brain/awad387
29 diciembre 2023 | Fuente: Neurología.com| Tomado de| Noticia
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25
Un equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima-Plataforma Bionand) ha publicado un estudio ‘revolucionario’ que identifica los mecanismos involucrados en la respuesta de la alergia respiratoria local y abre la puerta a mejores diagnósticos y tratamientos más adecuados.
La alergia respiratoria (rinitis, conjuntivitis y asma) es una de las principales enfermedades crónicas en niños y adultos, ha informado este viernes el Ibima en un comunicado.
Esta patología afecta de forma importante a la calidad de vida de los pacientes que la padecen y se relaciona con un bajo rendimiento escolar y una disminución muy significativa de la productividad laboral, y todo ello acarrea unos elevados costes y merma las posibilidades vitales y profesionales de los pacientes.
Algunos tipos de alergia respiratoria se manifiestan de forma sistémica (afectan a distintos órganos a la vez), en la piel o en la sangre (estos casos se denominan alergia atópica), pero hasta un 25 por ciento de los pacientes alérgicos, a pesar de tener síntomas similares, pueden presentar resultados negativos en todas las pruebas clásicas para evaluar la sensibilización.
Este escenario clínico se denomina alergia local y tiene como consecuencia que un número elevado de pacientes queden sin diagnóstico. No obstante, tanto los pacientes atópicos como los locales responden positivamente a intervenciones específicas como la inmunoterapia con alérgenos (administración de dosis pequeñas y crecientes de la sustancia que produce la alergia, con el objetivo de disminuir los síntomas en futuras exposiciones al agente causante).
El diagnóstico de la alergia respiratoria local requiere de la realización de pruebas de exposición controlada a alérgenos (administración de pequeñas cantidades de la sustancia que produce la reacción alérgica hasta producir la reacción alérgica y evaluar los síntomas que experimenta el paciente) por vía nasal, conjuntival o bronquial. Estos test son largos y laboriosos y, además, precisan de personal entrenado y recursos técnicos, por lo que no están implementados en todos los centros sanitarios, lo que limita la identificación de los desencadenantes alérgicos de la enfermedad respiratoria en los pacientes no atópicos (los que dan negativo en dichas pruebas).
De este modo, el acceso de los pacientes con alergia local a la inmunoterapia con alérgenos es más restringido, lo que favorece que la enfermedad se haga más grave, por ejemplo, con la aparición de asma en sujetos con rinitis.
En este trabajo se demuestra que los pacientes con alergia local tienen una síntesis de IgE (Inmunoglobulina E, un tipo de anticuerpo) específica de alérgenos en la mucosa respiratoria. Hasta ahora, se había cuestionado la participación de la IgE en esta enfermedad, lo que impedía el desarrollo de técnicas diagnósticas más sencillas y la comprensión del mecanismo de acción de la inmunoterapia con alérgenos.
La demostración del papel de la IgE específica en la alergia local ha permitido la utilización de pruebas in vitro (pruebas de laboratorio con una muestra de sangre del paciente), como el test de activación de mastocitos o de basófilos, para el diagnóstico de la alergia local. Estos exámenes se realizan en una muestra de sangre recogida en pacientes sin necesidad de que estén sufriendo una respuesta alérgica en ese momento, lo cual resulta mucho más sencillo, rápido y seguro para el paciente que la exposición controlada con alérgeno.
De este modo, resulta más fácil identificar a los pacientes con alergia respiratoria local y tratarlos con inmunoterapia con alérgenos, lo que redundará en una menor prevalencia de fenotipos graves de alergia respiratoria en edades posteriores de la vida.
25 noviembre 2023 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
nov
24
Las hernias inguinales son una afección frecuente que requiere reparación quirúrgica en niños. En pediatría suelen ser indirectas y se caracterizan por la protrusión del contenido intraabdominal a través del proceso vaginal permeable (PVP). La incidencia de hernias inguinales es de aproximadamente 8 a 50 por cada 1.000 nacidos vivos en recién nacidos a término, y aumenta hasta casi el 20% en recién nacidos de peso extremadamente bajo (menos de 1000 gr).
Se calcula que el riesgo de hernia inguinal incarcerada en niños es del 4%, y el riesgo más alto (8%) se observa en los lactantes; por consiguiente, se suelen reparar poco después del diagnóstico.
En este informe se revisan la embriología, la fisiopatología y la historia natural de la PVP, así como la evaluación y el tratamiento contemporáneos de las hernias pediátricas, con especial atención a los riesgos de la anestesia general en niños muy pequeños.
Algunas controversias en el tratamiento de las hernias inguinales incluyen el momento óptimo de la reparación en niños prematuros, quién debe realizar estas reparaciones, el abordaje óptimo, la necesidad de una evaluación contralateral, el abordaje de las hernias recurrentes y el tratamiento de un PVP asintomático identificado durante una exploración del abdomen no relacionada con hernias.
Embriología e historia natural del proceso vaginal
La comprensión completa de las cuestiones relacionadas con la reparación quirúrgica de una hernia inguinal requiere del conocimiento de la embriología y el posterior desarrollo del proceso vaginal.
En los varones, el descenso testicular implica 2 fases: intraabdominal y extraabdominal.5 El testículo en desarrollo está unido inicialmente al diafragma por el ligamento craneosensorial; la regresión de este ligamento provoca la migración transabdominal del testículo. Simultáneamente, a medida que el feto masculino crece y el abdomen se alarga, el testículo queda anclado esencialmente por el gubernáculo engrosado al escroto dependiente.
En el feto femenino, el ligamento craneosensorial se mantiene; por lo tanto, el ovario conserva su localización intraabdominal dorsal (retrocelómica o retroperitoneal). Además, el gubernaculum no se engrosa, sino que persiste como ligamento redondo del ovario.
Durante la fase extraabdominal (25-35 semanas de gestación), el testículo desciende a través del canal inguinal, arrastrando consigo una extensión del revestimiento peritoneal denominada proceso vaginal.7 Normalmente, el proceso vaginal se oblitera y persiste como túnica vaginal, envolviendo al testículo. Tanto los cultivos de tejidos humanos in vitro como los estudios en modelos de roedores implican que la inervación genitofemoral es fundamental para la regulación de la longitud gubernacular, así como para la obliteración del proceso vaginal.
Una involución incompleta da lugar a un PVP que, cuando está lleno de líquido, puede presentarse clínicamente como un hidrocele. Si la comunicación es grande o las presiones intraabdominales son elevadas, las estructuras intraabdominales como el intestino pueden herniarse, dando lugar a una hernia inguinal indirecta. En este trabajo, el PVP indica una comunicación entre los labios/escroto y la cavidad peritoneal, el «hidrocele» indica un PVP que contiene líquido, y la «hernia inguinal» indica un PVP que contiene contenido abdominal.
Se cree que la relación del proceso vaginal con el descenso testicular explica por qué más del 90% de las hernias inguinales pediátricas se producen en varones.11 La involución del proceso vaginal izquierdo precede a la del derecho, lo que concuerda con la observación de que el 60% de las hernias inguinales indirectas se producen en el lado derecho.
La prevalencia de PVP es mayor durante la infancia (hasta un 47% en recién nacidos y un 27% en niños menores de 2 años) y disminuye con la edad.13 Los hidroceles congénitos, que son esencialmente PVP clínicamente aparentes, suelen resolverse espontáneamente en un plazo de 18 a 24 meses14-16 Sin embargo, estas estimaciones de prevalencia se han extrapolado generalmente a partir de los hallazgos en el momento de la exploración del anillo interno contralateral durante la reparación de una hernia inguinal y posiblemente sobrestiman la prevalencia real de PVP en la población general. Rowe y colaboradores informaron de una tasa del 64% de PVP contralateral identificada en el momento de la reparación de la hernia inguinal en lactantes menores de 2 meses.
Las tasas notificadas de PVP contralateral disminuyen a entre el 33% y el 50% en niños menores de 1 año y son tan bajas como el 15% a los 5 años.13,17-20 Centeno-Wolf Weaver y colaboradores notificaron que la tasa de PVP asintomática en niños sometidos a cirugías abdominales no relacionadas con hernia era del 9,1% y el 20%, respectivamente.
La mayoría de los pacientes incluidos en el primer estudio eran mayores de 8 años, lo que podría explicar la menor prevalencia puntual estimada en ese grupo.17 No todos los pacientes con un PVP asintomático desarrollan posteriormente una hernia inguinal. En pacientes sometidos a una intervención por patología inguinal, Toki y colaboradores estimaron que la tasa de regresión espontánea del PVP después de 9 meses de edad oscilaba entre el 67% y el 91%.22
Rowe y colaboradores informaron de que el PVP contralateral se oblitera en aproximadamente el 40% de los pacientes en los primeros meses de vida y en un 20% adicional en los 2 años siguientes, y sólo el 40% permanece presente después de 2 años.17 Entre los que presentan un PVP después de 2 años, aproximadamente la mitad desarrollará una hernia clínica.
Entre los pacientes sin una patología inguinal conocida previamente y un PVP descubierto incidentalmente en los estudios de Centeno-Wolf y Weaver y colaboradores, se desarrolló una hernia inguinal clínicamente evidente en una proporción del 10,5% y el 13,5%, respectivamente, durante un período de seguimiento medio de 10,5 y 8,1 años, respectivamente.16,21 La incidencia de PVP descubierto incidentalmente en adultos se estima de forma similar en un 12%, y la presencia de una de ellas confiere un riesgo del 12% de desarrollar una hernia inguinal indirecta posterior.
Tiempo óptimo de reparación en lactantes pretérminos entre los prematuros
A pesar de ser una de las operaciones más frecuentes en neonatos prematuros, el momento óptimo para la reparación de la hernia inguinal sigue siendo controvertido, como sugiere la significativa variabilidad en la práctica entre los especialistas en cirugía pediátrica. Sulkowski y colaboradores informaron que, aunque los niños tratados en los hospitales participantes en el Sistema de Información de Salud Pediátrica eran en general más propensos (67,1%) a someterse a una reparación antes del alta hospitalaria, existían variaciones notables en la práctica, ya que entre el 3% y el 74% de las reparaciones en centros individuales se realizaban de forma ambulatoria.27 Además, algo más de la mitad (53%) de los especialistas en cirugía infantil, en una encuesta realizada por la Academia Americana de Pediatría, informaron que reparaban las hernias inguinales en neonatos prematuros cuando era conveniente.
Entre las posibles motivaciones para retrasar la reparación de la hernia inguinal en neonatos prematuros se incluyen las dificultades técnicas, la mayor tasa de recurrencia, las comorbilidades asociadas a la prematurez y las preocupaciones relacionadas con la anestesia, incluido el riesgo de apnea postoperatoria y la dependencia prolongada del respirador postoperatorio.
Lautz y colaboradores utilizando la base de datos Kids’ Inpatient Database de 2003 y 2006, demostraron que la tasa de incarceración de hernia inguinal en 49.000 recién nacidos prematuros revisados fue del 16%, con un aumento proporcional de la tasa de incarceración al aumentar la edad gestacional corregida en el momento de la cirugía.31 Dada esta posible mayor incidencia de incarceración en lactantes prematuros, algunos cirujanos pediátricos sostienen que el retraso en la reparación puede aumentar la frecuencia de complicaciones relacionadas con la hernia inguinal, como la incarceración intestinal, la estrangulación y la atrofia testicular.32,33 Además, en caso de incarceración, las reparaciones urgentes en este grupo de pacientes también suponen un mayor riesgo de complicaciones perioperatorias.
Otros plantean la hipótesis de que las reducciones repetidas de la hernia atribuibles a la incarceración intermitente pueden conducir potencialmente a la cicatrización del saco herniario, aumentando así la complejidad de la reparación posterior.34 Un meta-análisis reciente que incluía 7 estudios retrospectivos con un total de 2.024 pacientes intentó identificar el momento óptimo de la reparación.30 En este análisis se incluyeron 1.176 pacientes que se sometieron a reparación antes del alta de la UCIN y 848 pacientes que se sometieron a reparación después del alta de la UCIN, sin que se observaran diferencias en las tasas de incarceración: 18,1% frente a 11,3%, respectivamente.
Las tasas de recidiva (5,7% frente a 1,8%), reintervención (5,7% frente a 3,3%), complicaciones respiratorias (odds ratio 5 4,9) y duración de la intervención quirúrgica fueron significativamente superiores en los que se sometieron a reparación antes del alta de la UCIN. Además, un estudio retrospectivo de 263 recién nacidos prematuros reveló una duración de la estancia hospitalaria tras la reparación considerablemente inferior en la cohorte que se sometió a la reparación después del alta de la UCIN (11,75 frente a 1,02 días).
Los autores concluyeron que existían pruebas de calidad moderada que apoyaban postergar la reparación de la hernia inguinal hasta después del alta de la UCIN en los recién nacidos prematuros, porque esto puede reducir el riesgo de dificultades respiratorias sin aumentar el riesgo de incarceración y reintervención.30 El ensayo Timing of Inguinal Hernia Repair in Premature Infants (#NCT01678638) finalizó recientemente el reclutamiento de pacientes. Se está a la espera de los resultados de este ensayo y se espera que ayuden a determinar si un enfoque de reparación precoz o tardía es óptimo en lactantes prematuros.
¿Quién debe realizar las reparaciones de hernias inguinales pediátricas?
Varios estudios previos han demostrado que el volumen de formación en subespecialidades y el volumen de especialistas en cirugía general pediátrica pueden conducir a mejores resultados quirúrgicos.36,37 Cuando los especialistas en cirugía pediátrica con formación de becarios atienden determinadas afecciones quirúrgicas, como la piloromiotomía y la apendicitis aguda, se han demostrado previamente mejores resultados.
Borenstein y colaboradores 41 utilizaron el Canadian Institute for Health Information para revisar 20.545 reparaciones de hernia inguinal pediátricas y demostraron que, a pesar de que los especialistas en cirugía pediátrica atendían a una mayor proporción de pacientes menores de 1 año, el riesgo global de recurrencia de la hernia era 2,4 veces mayor entre los pacientes tratados por cirujanos generales.
Entre los especialistas en cirugía pediátrica, el riesgo estimado de recurrencia fue independiente de los volúmenes quirúrgicos. Sin embargo, existía una relación inversa significativa entre las tasas de recurrencia y el volumen de casos del cirujano general: los cirujanos generales que realizaban menos de 10 hernias inguinales pediátricas al año tenían la mayor incidencia de recurrencia, y los cirujanos generales de mayor volumen alcanzaban tasas de recurrencia similares a las de los especialistas en cirugía pediátrica.
Los especialistas en cirugía pediátrica con formación académica tienen la tasa más baja de recidivas de hernias. Sin embargo, si el acceso a un especialista en cirugía pediátrica es difícil debido a limitaciones geográficas, los cirujanos generales que realizan un número razonable de reparaciones de hernias pediátricas pueden lograr resultados similares. Del mismo modo, se ha demostrado que los urólogos pediátricos logran tasas muy bajas de recidivas de hernia inguinal. Otro recurso necesario para la atención óptima de un lactante sometido a una reparación de hernia inguinal es la atención prestada bajo la dirección de un anestesiólogo especialista en pediatría.
Ver más información:
Khan FA, Jancelewicz T, Kieran K, Islam S, Committee on Fetus and Newborn, Section Surgery, et al. Assessment and Management of Inguinal Hernias in Children. Pediatrics[Internet].2023[citado 24 nov 2023]: 152 (1): e2023062510.
24 noviembre 2023 |Fuente: IntraMed| Tomado de Evaluación y tratamiento
(Debe estar registrado en el sitio)