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Alrededor de 55 millones de personas en todo el mundo tienen la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Dado que los científicos esperan que ese número siga creciendo cada año, se ha prestado mucha atención al desarrollo de nuevos tratamientos para la afección. Read more
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Un inquietante hallazgo relacionó la mala higiene dental con la disminución del volumen cerebral y el deterioro cognitivo.
A pesar de limitaciones, el estudio aporta pruebas convincentes de que mantener una buena higiene bucal podría protegernos de enfermedades cerebrales.
Son variadas las razones por las que siempre se nos ha instado a mantener una rutina constante de higiene dental. Ejemplos de esto son la eliminación del aliento matutino desagradable o la prevención de la pérdida de dientes con el paso de los años. Sin embargo, resulta sorprendente considerar que existen motivos aún más serios para mantener una higiene bucal rigurosa. Y es que un reciente estudio ha llegado a la conclusión de que no solamente se trata de cuidar nuestras encías, sino que también el estado de nuestro cerebro podría estar en juego debido a una mala higiene dental.
Así, investigadores japoneses detrás de este estudio, publicado en la revista Neurology, afiliada a la Academia Americana de Neurología, han establecido una correlación entre las enfermedades de las encías y la pérdida de dientes con una disminución en el volumen del hipocampo, una región cerebral fundamental para la memoria y que tiende a deteriorarse en personas que padecen Alzheimer.
Perder dientes sería más beneficioso
Sorprendentemente, los resultados plantean la posibilidad de que, en determinados casos, podría ser más beneficioso perder dientes afectados por enfermedades que amenazan la salud de las encías, con el fin de proteger tanto la integridad de las encías como la del cerebro.
Aun así, los investigadores subrayan que el estudio no establece una conexión directa entre las enfermedades periodontales o la pérdida de dientes y el desarrollo del Alzheimer, sino que ha identificado una asociación entre ellos.
Los científicos encontraron que los cambios en el hipocampo izquierdo del cerebro estaban relacionados con el número de dientes y la extensión de las enfermedades periodontales. Los científicos encontraron que los cambios en el hipocampo izquierdo del cerebro estaban relacionados con el número de dientes y la extensión de las enfermedades periodontales.
«Estos resultados ponen de relieve la importancia de preservar la salud de los dientes y no solo conservarlos», afirma el dentista geriátrico Satoshi Yamaguchi, de la Universidad de Tohoku, en Sendai, Japón.
«La pérdida de dientes y la enfermedad de las encías, que es una inflamación del tejido que rodea los dientes que puede causar la contracción de las encías y el aflojamiento de los dientes, son muy comunes, por lo que la evaluación de un posible vínculo con la demencia es increíblemente importante», agregó Yamaguchi.
De acuerdo con declaraciones de Yamaguchi a Newsweek, estudios anteriores han demostrado que la inflamación periférica crónica puede aumentar el riesgo de demencia y progresar la atrofia del hipocampo, es decir, lo que se traduce en un encogimiento del cerebro. Además, agrega el investigador, se ha planteado la posibilidad de que los microorganismos involucrados en las enfermedades periodontales puedan acceder al cerebro y dañar el tejido nervioso.
El estudio se realizó en una región específica de Japón y contó con la participación de 172 individuos, con un promedio de edad de 67 años y sin problemas de memoria al inicio del estudio. Los participantes fueron sometidos a exámenes dentales, pruebas de memoria y escáneres cerebrales tanto al inicio del estudio como cuatro años después.
Los investigadores evaluaron el número de dientes de cada participante y la presencia de enfermedades de las encías mediante mediciones de la profundidad de sondaje periodontal.
Cambios en el hipocampo izquierdo del cerebro
En resumen, un menor número de dientes y una mayor enfermedad periodontal se asociaron con un encogimiento más rápido del hipocampo izquierdo. Esta relación se manifestó tanto en casos de enfermedad periodontal leve como grave, lo que sugiere que controlar y tratar estas afecciones podría tener un impacto positivo en la salud cerebral.
«Los hallazgos sugieren que conservar los dientes con enfermedad grave de las encías está asociado con la atrofia cerebral. Es crucial controlar la progresión de la enfermedad de las encías mediante visitas periódicas al dentista, y puede ser necesario extraer los dientes con enfermedad grave de las encías y sustituirlos por prótesis adecuadas», aseguró Yamaguchi.
Fuente: DW
Referencia: Satoshi Yamaguchi, Takahisa Murakami, Michihiro Satoh, Takamasa Komiyama, Takashi Ohi, Yoshitada Miyoshi, Kosei Endo, Takako Hiratsuka, Azusa Hara, Yukako Tatsumi, Tomoko Totsune, Kei Asayama, Masahiro Kikuya, Kyoko Nomura, Atsushi Hozawa, Hirohito Metoki, Yutaka Imai, Makoto Watanabe, Takayoshi Ohkubo, Yoshinori Hattori. Associations of Dental Health With the Progression of Hippocampal Atrophy in Community-Dwelling Individuals: The Ohasama Study. Neurology Jul 2023, 10.1212/WNL.0000000000207579; DOI: 10.1212/WNL.0000000000207579
https://n.neurology.org/content/early/2023/07/05/WNL.0000000000207579
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Esta nueva vacuna ha sido diseñada para atacar las células sobreexpresadas con SAGP y con ello ayudar a eliminar la placa dañina formada por proteínas.
En una investigación presentada en las sesiones científicas de Ciencias Cardiovasculares Básicas 2023 de la American Heart Association (AHA, por sus siglas en inglés), que se celebran en Boston (EEUU), podría estar la clave para cambiar el curso de la enfermedad de Alzheimer.
Se trata de una nueva vacuna que se dirige a las células cerebrales inflamadas asociadas con dicha patología. «La enfermedad de Alzheimer ahora representa entre el 50% y el 70% de los pacientes con demencia en todo el mundo. La nueva prueba de vacuna de nuestro estudio en ratones apunta a una forma potencial de prevenir o modificar la enfermedad», tal como explicó el autor principal del estudio, el prof. Chieh-Lun Hsiao, becario postdoctoral en el departamento de biología y medicina cardiovascular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Juntendo en Tokio (Japón).
En este estudio, el equipo de investigación creó un modelo de ratón con enfermedad de Alzheimer que imita un cerebro humano y simula la patología de la enfermedad de Alzheimer inducida por beta amiloide. Para probar la eficacia de la vacuna SAGP, los ratones fueron tratados con una vacuna de control o la vacuna SAGP a los dos y cuatro meses de edad.
Por lo general, las personas en la última etapa de la enfermedad de Alzheimer carecen de ansiedad, lo que significa que no son conscientes de las cosas que les rodean. Los ratones que recibieron la vacuna tenían ansiedad, lo que significa que eran más cautelosos y más conscientes de las cosas que los rodeaban, una señal que, según los investigadores, podría indicar una disminución de la enfermedad. Además, también se redujeron varios biomarcadores inflamatorios de la enfermedad de Alzheimer.
Principales hallazgos
Según expusieron los investigadores, la vacuna SAGP redujo significativamente los depósitos de amiloide en el tejido cerebral ubicado en la región de la corteza cerebral, que es responsable del procesamiento del lenguaje, la atención y la resolución de problemas.
Se demostró que la célula de astrocito (el tipo más abundante de célula glial en el cerebro y una molécula inflamatoria específica) disminuyó de tamaño en los ratones que recibieron la vacuna. También se observó una reducción en otros biomarcadores inflamatorios, lo que implica que la inflamación en el cerebro mejoró en respuesta a la vacuna SAGP.
Una prueba de comportamiento (dispositivo tipo laberinto) en los ratones a los seis meses de edad reveló que aquellos que recibieron la vacuna SAGP respondieron significativamente mejor a su entorno que aquellos que recibieron la vacuna placebo. Los ratones vacunados con SAGP tendieron a comportarse como ratones sanos normales y mostraron más conciencia de su entorno.
Se demostró que la proteína SAGP está ubicada muy cerca de células cerebrales especializadas llamadas microglía, que desempeñan un papel en la defensa inmunitaria del sistema nervioso central. Microglia ayuda a eliminar la placa dañina formada por proteínas; sin embargo, también desencadenan una inflamación cerebral que puede dañar las neuronas y empeorar el deterioro cognitivo de una persona, lo que podría ser una de las causas del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
«Al eliminar la microglía que está en estado de activación, también se puede controlar la inflamación en el cerebro. Una vacuna podría apuntar a la microglía activada y eliminar estas células tóxicas, reparando en última instancia los déficits en el comportamiento sufridos en la enfermedad de Alzheimer», concluyó el prof. Hsiao.
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Los altos niveles de masa magro podrían proteger contra la enfermedad de Alzheimer, según sugiere un amplio estudio publicado en BMJ Medicine. Sin embargo, según sus autores, del servicio de neurología en la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.), es necesario seguir investigando para desentrañar las vías biológicas subyacentes, así como las implicaciones clínicas y de salud pública.
Varios estudios anteriores han relacionado obesidad y Alzheimer, por lo que, para tratar de concretar estar relación, los investigadores utilizaron la aleatorización mendeliana, para obtener pruebas genéticas que respalden un resultado concreto, en este caso, el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Se basaron en 450.243 participantes del Biobanco del Reino Unido; una muestra independiente de 21.982 personas con Alzheimer y 41.944 sin la enfermedad; otra muestra de 7.329 personas con Alzheimer y 252.879 sin la enfermedad para validar los resultados; y 269.867 personas que participaron en un estudio sobre genes e inteligencia. Unas 584 variantes genéticas se asociaron con la masa muscular magra; ninguna se localizaba en la región del gen APOE que se asocia con la vulnerabilidad a la enfermedad de Alzheimer. Estas variantes genéticas combinadas explicaban el 10% de la diferencia de masa muscular magra en los brazos y las piernas de los participantes en el estudio.
Por término medio, una mayor masa muscular magra (genéticamente aproximada) se asoció a una reducción modesta, pero estadísticamente sólida, del riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo se repitió en una muestra adicional de 7.329 personas con enfermedad de Alzheimer y 252.879 personas sin la enfermedad, utilizando diferentes medidas de masa muscular magra: tronco y cuerpo entero. La masa magra también se asoció a un mejor rendimiento en tareas cognitivas, pero esta asociación no explicó el efecto protector de la masa magra sobre el riesgo de enfermedad de Alzheimer.
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La tomografía por emisión de positrones (PET) de amiloide, muy usada en investigación, tiene también utilidad diagnóstica en pacientes con pérdida de memoria, algo que habían apuntado ya estudios previos pero que ahora se ha confirmado con un ensayo clínico controlado y aleatorizado llamado Estudio de Diagnóstico y Gestión del Paciente de Amypad (Amypad-DPMS), en el que, por parte española, ha participado el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall.
Según ha informado hoy el BBRC, el estudio muestra un diagnóstico de alta certeza en el 40% de los pacientes dentro de los tres meses de la visita inicial a la clínica. «Esto corresponde a un porcentaje 3,5 veces superior a pacientes en los que no se habían realizado la PET de amiloide. Además, la PET de amiloide cambió el diagnóstico inicial en el 44% de los casos, frente a solo el 11% en el grupo sin esta prueba».
Para todas las fases de la enfermedad
El estudio, publicado en JAMA Neurology, muestra además que la utilidad diagnóstica de la PET de amiloide se observó «consistentemente» en pacientes beneficiados por la evaluación de biomarcadores (con un deterioro cognitivo leve) y también en los que estaban en una etapa temprana de disfunción clínica, que experimentaban solo quejas cognitivas subjetivas, y en los que ya se hallaban en una etapa tardía de la enfermedad, con demencia.
«Este nuevo ensayo clínico proporciona evidencias sólidas que respaldan la implementación temprana de esta prueba, ya que su uso está asociado a diagnósticos certeros», según Giovanni B. Frisoni, director del Centro de la Memoria del Hospital Universitario de Ginebra e investigador principal del estudio.
«Un diagnóstico seguro y de confianza es fundamental para la eficacia de las terapias modificadoras de la enfermedad, especialmente fármacos antiamiloide, cuya efectividad podría disminuir con el avance de la enfermedad», añade.
Juan Domingo Gispert, responsable del Grupo de Investigación en Neuroimagen del BBRC, que ha liderado la participación del centro en Amypad, ha explicado a este diario, por su parte, que el 40% es «bajo» -«en realidad se buscaba un nivel de certeza muy alto, del 90%»- pero es “reproducible” y está en línea con la dificultad de diagnóstico etiológico que de por sí tienen en enfermedades como el Alzheimer.
Lo que la PET de amiloide permite ver es la presencia o no de placas de la proteína beta amiloide en el cerebro. Si las hay, la prueba es positiva, y si no las hay, negativa. «Esto funciona muy bien en el entorno clínico», asegura el experto.
El resultado de la PET de amiloide es especialmente relevante ante personas con demencia atípica como pueden ser los jóvenes, indica Domingo. También dice que esta tecnología ofrece resultados similares a los de la punción lumbar para el diagnóstico del Alzheimer, que es algo que ya destacó un metaanálisis de 2018. No obstante, destaca que la PET de amiloide resultaría más cara que la punción lumbar y estaría menos accesible para todos los pacientes candidatos a un estudio de imagen con ella.
Para este estudio participaron 844 pacientes de ocho unidades o clínicas de memoria europeos. «Se trata de un estudio prospectivo, multicéntrico, aleatorizado y controlado, y es el más grande de Europa para evaluar el impacto clínico de esta herramienta de diagnóstico en participantes de clínicas de memoria», subraya Daniele Altomare, investigador postdoctoral senior y coordinador del estudio en el Laboratorio de Neuroimagen del Envejecimiento en la Universidad de Ginebra y primer autor del trabajo.
Entre los pacientes reclutados, 794 realizaron la visita a los tres meses y, por lo tanto, fueron considerados para el análisis del resultado principal; algunos experimentaban deterioro cognitivo subjetivo y mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer preclínica (239), mientras que otros mostraban deterioro cognitivo leve (318) o demencia (237).
Mayo 12/2023 (Diario Médico) – Tomado de Radiodiagnóstico – Diagnóstico por la imagen Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
may
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Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society ha descubierto una relación entre el uso regular de Internet y un menor riesgo de demencia.
Para el estudio, los investigadores siguieron a 18.154 adultos sin demencia de entre 50 y 64,9 años durante una mediana de 7,9 años y un máximo de 17,1 años. Durante el seguimiento, se diagnosticó demencia al 4,68% de los participantes.
Se utilizó el Estudio de Salud y Jubilación. La asociación entre el tiempo transcurrido hasta la demencia y el uso inicial de Internet se examinó mediante modelos de Cox específicos para cada causa, ajustados por el retraso en la entrada y las covariables. Además, se examinó si el riesgo de demencia varía en función del periodo acumulado de uso regular de Internet para ver si el inicio o la continuación del uso en la vejez modula el riesgo posterior. Por último, se analizó la asociación entre el riesgo de demencia y las horas diarias de uso. Los análisis se realizaron entre septiembre de 2021 y noviembre de 2022.
El uso regular de Internet se asoció con aproximadamente la mitad del riesgo de demencia en comparación con el uso no regular. Esta relación se observó independientemente del nivel educativo, la raza, la etnia, el sexo y la generación.
«El uso de Internet puede ayudar a desarrollar y mantener la reserva cognitiva, lo que a su vez puede compensar el envejecimiento cerebral y reducir el riesgo de demencia», afirma la doctora Virginia W. Chang, autora del estudio, de la Universidad de Nueva York.
Más información: Gawon, C., Betensky, R., Chang, V. (2023). El uso de Internet y el riesgo prospectivo de demencia: A population-based cohort study. Journal of the American Geriatrics Society. https://agsjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jgs.18394
Mayo 3/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Alzheimer’s disease & dementia – Gerontology & Geriatrics Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network
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