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La única dosis podrá ser administrada entre las semanas 32 y 36 de gestación y garantiza una protección de seis meses. Las infecciones por el virus son la principal causa de hospitalizaciones de lactantes en EE. UU.
Según la FDA, se trata de una inyección única que se administra en un músculo entre las semanas 32 y 36 de gestación, garantizando una protección contra el llamado virus respiratorio sincitial (VRS, por sus siglas en inglés) durante los primeros seis meses de vida del bebé.
La misma vacuna está autorizada desde mayo en Estados Unidos para personas mayores de 60 años. Asimismo, un preparado similar llamado Arexvy fue aprobado en julio por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), tanto para bebés como para personas de la tercera edad, pero la Comisión Europea debe decidir ahora si aprueba su comercialización en la Unión Europea.
Principal causa de hospitalización de lactantes
Este virus «es una causa común de enfermedad en los niños, y los lactantes se encuentran entre los que corren más riesgo de sufrir una enfermedad grave, lo que puede llevar a la hospitalización», recordó Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA.
El ensayo clínico, en el que participaron unas 7.000 embarazadas, demostró que la vacuna, denominada Abrysvo, reducía la variante grave de la enfermedad en un 82% en los bebés de 0 a 3 meses y en un 69% de 0 a 6 meses. El VRS suele causar síntomas leves como los de un resfriado en lactantes y niños pequeños, pero también neumonía y bronquiolitis.
Se calcula que entre 58.000 y 80.000 niños de menos de cinco años son hospitalizados debido a una infección por VRS, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), lo que la convierte en la principal causa de hospitalización entre los lactantes.
Efectos secundarios y posteriores estudios
Entre los efectos secundarios más frecuentes en las embarazadas vacunadas con Abrysvo figuran molestias en el lugar de la inyección, dolor de cabeza o muscular y náuseas.
Un peligroso trastorno de la tensión arterial, conocido como preeclampsia, se produjo en el 1,8% de los casos frente al 1,4 % de las que recibieron un placebo. La FDA observó además un desequilibrio en los nacimientos prematuros entre el grupo que recibió la vacuna y el del placebo (5,7 % frente a 4,7 %).
Como consecuencia, la agencia ha pedido a Pfizer que siga estudiando el riesgo de parto prematuro y preeclampsia. Tras la aprobación, el producto debe recibir el visto bueno de los CDC, de modo que no está claro si estará disponible a tiempo para la temporada de VRS de este otoño e invierno.
Referencia: FDA Approves First Vaccine for Pregnant Individuals to Prevent RSV in Infants
Fuente: DW.COM
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Tendemos a pensar que, si alguien está deprimido, se sentirá triste o decaído la mayor parte del tiempo. Pero lo que muchos no saben es que éstos no son los únicos síntomas de la depresión. Otro síntoma común de la depresión que a veces se pasa por alto es la sensación de que las cosas que antes nos gustaban ya no resultan interesantes o placenteras. Read more
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Un estudio vincula el lorazepam con un peor pronóstico del cáncer de páncreas y otros tumores. Otras benzodiacepinas podrían tener un efecto protector.
Los pacientes con cáncer de páncreas que tomaron lorazepam casi cuadruplicaron las posibilidades de progresión o muerte.
Pese a que la prescripción de benzodiacepinas es habitual en los pacientes oncológicos, pocas veces la investigación ha abordado cómo estos fármacos pueden afectar al pronóstico. Un nuevo estudio publicado en Clinical Cancer Research muestra que los pacientes con cáncer de páncreas que tomaron lorazepam tuvieron una supervivencia libre de progresión más corta que los pacientes que no recibieron este ansiolítico.
Por el contrario, los pacientes que recibieron alprazolam presentaron una supervivencia libre de progresión significativamente más larga que los pacientes que no tenían prescrito este fármaco.
«Cuando se estudia la respuesta a la terapia, se piensa en tratamientos como la quimioterapia o la inmunoterapia, pero los pacientes (oncológicos) también reciben muchos medicamentos para la ansiedad y el dolor», explica Michael Feigin, profesor asociado de Farmacología y Terapéutica en el Centro Oncológico Integral Roswell Park (en Búfalo, Nueva York) y autor principal del estudio.
Alto consumo
Para su estudio, los investigadores evaluaron cuántos pacientes oncológicos habían sido tratados con benzodiazepinas. Entre los pacientes tratados en el Roswell Park comprobaron que el 30,9 % de los que tenían cáncer de próstata, páncreas, ovario, riñón, cabeza y cuello, endometrio, colon, mama, cerebro o cerebro habían recibido benzodiacepinas. Los pacientes con cáncer de próstata presentaban la tasa de consumo más alta: un 40,6 %.
Tras ajustar factores como edad, raza, sexo, etapa y progresión de la enfermedad y tratamientos recibidos, el uso de benzodiacepinas se asoció con un riesgo un 30 % menor de muerte por cáncer de páncreas.
Sin embargo, al analizar los resultados por tipo de benzodiacepinas se encontraron grandes diferencias. Aparte de las benzodiazepinas de acción corta utilizadas como parte de la anestesia ante una cirugía, las dos benzodiazepinas más utilizadas fueron lorazepam (40 pacientes) y alprazolam (27 pacientes).
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Los pacientes que tomaron alprazolam tuvieron un 62 % menos de riesgo de progresión de enfermedad o muerte en comparación con los que no tomaron alprazolam (42 pacientes). Por el contrario, los pacientes que tomaban lorazepam tenían un riesgo 3,83 veces mayor de progresión de la enfermedad o muerte que los pacientes que no recibieron este medicamento (29 pacientes).
Cuando los investigadores investigaron las asociaciones entre el uso de lorazepam y alprazolam en pacientes con otros tipos de cáncer, encontraron que el alprazolam rara vez se asoció con resultados significativamente diferentes.
Sin embargo, el lorazepam se correlacionó con una supervivencia global significativamente inferior en el cáncer de próstata, ovario, cabeza y cuello, útero, colon y mama, así como en el melanoma, con efectos que van de un aumento del riesgo del 25 % hasta el 116 %.
Mecanismo de acción
El siguiente paso fue investigar por qué. Abigail Cornwell, primera autora del estudio y estudiante de posgrado en el laboratorio de Feigin, dirigió estudios mecanísticos que muestran que el lorazepam puede activar una proteína llamada GPR68, que se expresa en gran medida en los fibroblastos involucrados en el tumor.
GPR68 aumenta la expresión de la citoquina IL-6, que promueve la inflamación en el microambiente del cáncer pancreático, lo que conduce a un mayor crecimiento tumoral.
Sin embargo, solo ciertas benzodiazepinas, como lorazepam, clonazepam, nordiazepam y oxazepam, podrían activar GPR68. Otras, como alprazolam, diazepam y temazepam, no tuvieron efecto sobre la activación de GPR68.
«Creemos que el mecanismo se reduce a una diferencia en la estructura entre diferentes benzodiazepinas», aclara Feigin. “El alprazolam tiene el efecto contrario al lorazepam; no tiene impacto en GPR68, pero reduce de forma potente la IL-6, y creemos que esto reduce el potencial inflamatorio de estos tumores».
Sin embargo, el investigador alerta que «es demasiado pronto para decir que los pacientes que deben dejar de tomar un medicamento o comenzar a tomar otro». Y afirma que «hay mucho más que aprender en términos de implicaciones clínicas».
Feigin señala que lo deseable es que el siguiente paso sea el desarrollo de un ensayo clínico para evaluar prospectivamente los efectos del lorazepam y el alprazolam en los resultados del cáncer de páncreas y el microambiente de este tumor.
Fuente: Diario Médico
Referencia: Abigail C. Cornwell, Arwen A. Tisdale, Swati Venkat, Kathryn E. Maraszek, Abdulrahman A. Alahmari, Anthony George, Kristopher Attwood, Madison George, Donald Rempinski, Janusz Franco-Barraza, Mukund Seshadri, Mark D. Parker, Eduardo Cortes Gomez, Christos Fountzilas, Edna Cukierman, Nina G. Steele, Michael E. Feigin; Lorazepam Stimulates IL6 Production and Is Associated with Poor Survival Outcomes in Pancreatic Cancer. Clin Cancer Res 2023; https://doi.org/10.1158/1078-0432.CCR-23-0547
https://aacrjournals.org/clincancerres/article/doi/10.1158/1078-0432.CCR-23-0547/728435/Lorazepam-Stimulates-IL6-Production-and-Is?searchresult=1
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La obesidad infantil aumenta el riesgo de enfermedades cardiometabólicas, particularmente en el sexo femenino, debido a los niveles más altos de HOMA-IR (modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina), triglicéridos/C-HDL y triglicéridos/glucosa y el tercil superior de la relación triglicéridos/C-HDL. Read more
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Los universitarios latinoamericanos que consumieron más alcohol tuvieron mayor probabilidad de tener exceso de peso, con probable asociación a pobre desempeño académico y problemas de salud mental.
Las consecuencias nocivas posicionarían el consumo excesivo de alcohol como factor de riesgo importante en la población estudiantil.
El artículo Asociación entre consumo de alcohol y exceso de peso entre estudiantes universitarios de América Latina publicado por la Revista Chilena de Nutrición se propuso determinar la asociación entre el consumo de alcohol y el exceso de peso en estudiantes universitarios de 10 países de América Latina ** durante la pandemia por COVID-19.
Efectos nocivos del alcohol en exceso
El sobrepeso y la obesidad es causado por un desbalance energético positivo entre la energía requerida y la gastada. En este sentido, una de las causas del desequilibrio esta determinada por el mayor consumo de alimentos y bebidas de alta densidad energética, entre las que destacan las bebidas alcohólicas. El etanol como componente principal, aporta 7 kcal por gramo, aumenta el consumo energético total e incrementa la probabilidad de aumento en el peso corporal. Además, es sabido que el consumo excesivo de alcohol como factor de riesgo de mortalidad prematura ocasiona alrededor de 3 millones de muertes anuales en todo el mundo.
El aumento del consumo de alcohol se observa en los estudiantes universitarios que ingresan a la educación superior, con elevación proporcional en sus niveles de sobrepeso y obesidad. Estos datos se verifican tanto en países desarrollados y en vías de desarrollo.
El artículo señala que estas manifestaciones físicas de los estudiantes podrían explicarse en parte por la etapa en tránsito de profundas transiciones de asentamiento de la personalidad, sexo y autonomía, acompañados de períodos de estrés y angustia elevados. La situación novedosa motivaría una mayor vulnerabilidad y exposición a hábitos de vida riesgosos expresados en el consumo excesivo de alcohol y dietas poco saludables.
Diseño del estudio
Se realizó un estudio transversal y multicéntrico con 4.539 estudiantes universitarios mayores de 18 años, matriculados en diez países de América Latina (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay y Perú).
Los estudiantes universitarios fueron invitados a participar del estudio (entre noviembre y diciembre de 2020) a través de las redes sociales institucionales donde completaron una encuesta digital en línea, voluntaria y autoadministrada.
La mayoría fueron mujeres (73,6%), con edad promedio de 22,5 años, estrato socioeconómico C (47.7 %) y en proceso de cuarentena (60.2 %).
En comparación con el grupo que consumía alcohol, el 58% de la muestra que no lo hacía eran estudiantes más jóvenes (22,2 ± 4,45 años), principalmente del sexo femenino (75,8 %), la mayoría de primer y segundo año de estudio, no fumadores (96,9 %).
Consumo e índice de masa corporal
El consumo de alcohol fue 46 % en hombres y 40% en mujeres, mientras el no consumo de alcohol fue elegido por 59,8 % y 53,2 % de mujeres y hombres, respectivamente.
Un 37,4 % de las mujeres consumía menos de una porción al día, mientras que entre los hombres un 42,3 % consumía alcohol con esa frecuencia. Un 4,5 % de los hombres consumía 1 o más porciones al día, mientras que entre las mujeres no alcanzaba el 3 %.
La asociación con el IMC, también fue significativa, entre los estudiantes con estado nutricional normal. Un 59,6 % no consumía alcohol, mientras entre los que presentaban un IMC≥25 kg/m2 era un 55,1 %. Por otro lado, entre los estudiantes con un estado nutricional normal el 40% consumía alcohol, versus un 45 % o más entre los estudiantes con un IMC ≥25 kg/m2
La observación del consumo de alcohol por país, indicó que los estudiantes de México presentaron mayor posibilidad de asociación entre consumo y exceso de peso, mientras los de Chile la menor.
Antecedentes de la literatura
Un estudio realizado en Brasil comprobó que las mujeres lideraron el no consumo alcohol con un 70,6%. En Chile, desde hace más de 10 años se observa un alto consumo de alcohol en jóvenes, con mayor incidencia en mujeres, asociado al nivel socioeconómico y años de aprendizaje. Respecto al último punto, los autores destacan que durante la pandemia los alumnos de los primeros años de estudio, pudieron no haber experimentado la “vida universitaria”, lo que podría explicar las diferencias observadas en los años de estudio.
En concordancia con los resultados obtenidos, las investigaciones internacionales muestran que los universitarios con mayor consumo de alcohol tuvieron mayor prevalencia de obesidad.
Un trabajo llevado a cabo en adultos españoles indicó que el mayor consumo de bebidas azucaradas y alcohólicas se mostró como uno de los factores más importantes del aumento de peso durante la cuarentena por la Covid-19.
Los resultados del presente estudio podrían atribuirse al etanol como componente principal de las bebidas alcohólicas; su aporte calórico se suma a los efectos metabólicos, entre ellos la generación de resistencia a la insulina, la acumulación de grasas a nivel intrahepático, provocado por el consumo excesivo y prolongado de alcohol.
Fuente: SIIC Salud
Referencia: Parra-Soto Solange, Araya Carolina, Morales Gladys, Araneda Flores Jacqueline, Landaeta-Díaz Leslie, Murillo Ana Gabriela et al . Asociación entre consumo de alcohol y exceso de peso entre estudiantes universitarios de América Latina. Rev. chil. nutr. [Internet]. 2023 Abr [citado 2023 Ago 21] ; 50( 2 ): 186-193. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182023000200186&lng=es. http://dx.doi.org/10.4067/s0717-75182023000200186.
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Las personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas pueden perder la capacidad de conducir de manera segura a medida que avanza la enfermedad.
El estudio transversal de cohorte Driving predictors in a cohort of cognitively impaired Mexican American and non-Hispanic White individuals publicado por la revista Journal of the American Geriatrics Society investiga la prevalencia del estado de conducción entre personas con deterioro cognitivo en una comunidad del estado de Texas, EE.UU.
La mayoría de los adultos mayores con deterioro cognitivo aún conducen vehículos, a pesar de las preocupaciones planteadas por quienes desinteresadamente o de manera profesional cuidan a los enfermos y otras personas allegadas.
Los investigadores evaluaron 635 adultos mayores de 65 años con puntajes de evaluación cognitiva indicativos de probables deterioros. Las personas con deterioro cognitivo, el 61,4% eran conductores actuales, mientras alrededor de un tercio de todos los cuidadores expresaban preocupaciones respecto las personas a cargo autorizadas con licencias para manejar.
El artículo señala que algunas personas con deterioro cognitivo leve es probable que puedan seguir conduciendo pero otras no. Los pacientes y cuidadores deben discutir estos temas con los profesionales e instituciones proveedoras de atención médica para evaluar las condiciones de manejo seguro y garantizado en las carreteras.
Se estima que aproximadamente uno de cada nueve estadounidenses de 65 años o más, o 6,7 millones de personas, vive con la enfermedad de Alzheimer y millones más tienen demencias relacionadas.
Estas condiciones pueden afectar las habilidades neuropsicológicas y visuales que reducen la capacidad de conducir con seguridad. Un artículo de revisión publicado en 2017 al abordar el riesgo de los accidentes automovilísticos encontró deterioros medianos a grandes provocados por la demencia en la conducción y especificó que estas personas tenían mayor probabilidad de reprobar una evaluación de manejo en comparación con las que no padecían la enfermedad.
Al comenzar su estudio, los investigadores analizaron la prevalencia de conducción de adultos mayores latinos y blancos no latinos, pero la segmentación no permitió hallar encontrar diferencias significativas entre ambas poblaciones. Sin embargo, pudieron definir que a mayor deterioro cognitivo se reducen las probabilidades de conducir con normalidad.
Un poco más del 35 % de los cuidadores manifestaron inquietudes sobre la capacidad de las personas a cargo para conducir de manera segura, pese a que muchos participantes del estudio acotaron el tiempo total de conducción y evitaron hacerlo de noche o bajo la lluvia.
Implicancias del cambio de hábitos
Los autores reconocen la dificultad que acarrean las discusiones entre los cuidadores y las personas con deterioro cognitivo sobre la conducción, por sus consecuencias en la pérdida de autonomía y la posible vergüenza personal y social a que se exponen.
Cuando una persona con deterioro cognitivo deja de conducir, la decisión también puede aumentar la carga de trabajo del cuidador.
Los investigadores recomiendan comenzar las conversaciones sobre la conducción antes de toparse con los límites objetivos, es decir, mientras la persona que recibe el cuidado entienda y participe activamente en la conversación.
La familia cercana puede jugar un papel clave en la conversación con su ser querido para que deje de conducir.
Fuente: SIIC Salud
Referencia: Malvitz, M, Zahuranec, DB, Chang, W, et al. Driving predictors in a cohort of cognitively impaired Mexican American and non-Hispanic White individuals. J Am Geriatr Soc. 2023; 1-10. doi:10.1111/jgs.18493
https://agsjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jgs.18493