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Las personas de hábitos nocturnos tienen mejores resultados cognitivos que las madrugadoras, pero tal condición no significa que todos debamos trabajar de noche, sugiere un estudio difundido hoy aquí.
Publicado en la revista BMJ Public Health, la pesquisa demuestra que el cronotipo (influenciado por la genética y impulsado por su ritmo circadiano) puede incidir en las capacidades cognitivas generales de un individuo.
El estudio analizó los datos de más de 26 000 personas tras una serie de pruebas cognitivas, cuyo objetivo era averiguar cómo diferentes aspectos del sueño -como la duración, los patrones y la calidad- podían afectar la agudeza mental y la capacidad cognitiva en general.
Los investigadores descubrieron que dormir entre siete y nueve horas por noche es lo óptimo para una buena función cerebral, pero que el cronotipo de una persona también tiene un impacto en ella.
Los adultos que son naturalmente más activos de noche tienden a obtener mejores resultados en las pruebas cognitivas que los que son madrugadores, señala la autora principal, Raha West, del Imperial College de Londres, en un comunicado de prensa que circuló el sitio del medio Deutsche Welle.
Más que ser meras preferencias personales, estos cronotipos podrían influir en nuestra función cognitiva, añadió West.
Pero eso no significa que todas las personas madrugadoras tengan un peor rendimiento cognitivo. Los hallazgos reflejan una tendencia generalizada en la que la mayoría de quienes prefieren estar activos en las horas nocturnas pueden llegar a tener una mejor cognición, indica West.
12 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Una nueva investigación apunta a que la anorexia nerviosa tiene un vínculo con ser madrugador y con el insomnio. El estudio se centró en los genes asociados a esa enfermedad, al reloj circadiano y a varios rasgos del sueño.
El estudio que publica hoy Jama Network Open está dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH), en colaboración con el University College de Londres y la Universidad de la República de Uruguay.
La investigación pretendía entender mejor la posible conexión, apuntada por estudios previos, entre los trastornos alimentarios y nuestro reloj interno, o reloj circadiano, que controla una amplia gama de funciones biológicas como el sueño y afecta a casi todos los órganos del cuerpo. Para ello se centraron en los genes asociados a la anorexia nerviosa, el reloj circadiano y varios rasgos del sueño, incluido el insomnio.
‘Las implicaciones clínicas de nuestros nuevos hallazgos no están claras en la actualidad. Sin embargo, podrían orientar futuras investigaciones sobre terapias basadas en el sistema circadiano para la prevención y el tratamiento de la anorexia nerviosa’, señaló Hannah Wilcox, autora principal del estudio e investigadora en el MGH.
Los investigadores utilizaron un método estadístico llamado aleatorización mendeliana para ver cómo los genes asociados a un determinado rasgo afectan a otros rasgos de interés. Así, al examinar los patrones de sueño de personas con diferencias genéticas que las hacen más propensas a padecer anorexia nerviosa, se obtienen pruebas sobre la relación entre esta y el sueño.
El equipo encontró ‘una asociación bidireccional entre los genes asociados a la anorexia nerviosa y los genes asociados al cronotipo matutino (despertarse temprano y acostarse temprano)’. De esta forma, los hallazgos sugieren que ser madrugador podría aumentar el riesgo de padecer anorexia nerviosa, y padecer anorexia nerviosa podría llevar a despertarse más temprano, explicó el HGM.
Para evaluar más a fondo la conexión con el insomnio, usaron datos de un biobanco, desarrollaron una puntuación de riesgo genético para la anorexia nerviosa y vieron que estaba efectivamente asociada con un mayor riesgo de insomnio. ‘Nuestros hallazgos implican que la anorexia nerviosa es un trastorno matutino, a diferencia de la mayoría de las enfermedades psiquiátricas nocturnas, y respaldan la asociación entre anorexia nerviosa e insomnio observada en estudios anteriores’, afirmó el autor principal, Hassan S. Dashti.
La anorexia nerviosa, cuyas causas siguen sin estar claras, es la segunda enfermedad psiquiátrica con mayor tasa de mortalidad, cuenta con tratamientos limitados y los actuales presentan tasas de recaída de hasta el 52 %, por lo que se necesita ‘urgentemente’ más investigación, destacó el HGM.
Ver más información: Wilcox H, Paz V, Saxena R, Winkelman JW, Garfield V, Dashti HS. The Role of Circadian Rhythms and Sleep in Anorexia Nervosa. JAMA Netw Open [Internet]. 2024[citado 6 ene 2024];7(1):e2350358. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.50358
8 enero 2024|Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.