nov
29
Una mayor conciencia pública respecto a la dependencia de los analgésicos recetados alentaría a los pacientes con dolor crónico y a los prescriptores a ser más conscientes respecto a opciones de tratamiento y fomentaría un mayor apoyo a los dependientes.
La investigación que publica la revista Pain and Therapy explora la dependencia a los analgésicos recetados en el Reino Unido para enfrentar el dolor crónico y, con tal fin, desarrolla tres temas a partir de las narraciones de los participantes: percepciones de dependencia, interacciones con otros e interacciones con médicos.
Diseño de la investigación
Se utilizó un diseño cualitativo para explorar las experiencias de dependencia de los individuos a los analgésicos recetados para el dolor crónico en el Reino Unido. Los datos se recogieron mediante entrevistas semiestructuradas y se evaluaron por análisis temático.
Las entrevistas siguieron un formato semiestructurado con el respaldo de una guía flexible provista de preguntas abiertas.
Detalles del estudio
La muestra total estuvo compuesta por ocho mujeres y un hombre, cantidad adecuada para este tipo de estudios.
La mayoría británicos blancos con una edad media de 44,11 años; los participantes completaron la Escala de Severidad de la Dependencia.
Descripciones de la dependencia
Los entrevistados mostraron las actitudes negativas de la dependencia en relatos que describían el grado de monopolización de sus vidas, sea por los horarios de medicación o por la capacidad para gobernarlas plenamente. Sin embargo, la necesidad percibida de la medicación y la falta de tratamientos alternativos no medicinales para el dolor crónico superaron la amenaza negativa para la salud y la visión autónoma.
Es probable que la actitud también haya sido influenciada por el estigma que asocia la dependencia a las drogas, tal como señalan trabajos anteriores cuando informan los efectos del estereotipo dependiente y sus efectos de marginación por la sociedad.
Los participantes también comentaron que el estigma percibido los disuadió de revelar su dependencia. Para los autores, esta conducta preocupante afecta la solicitud de apoyo, consecuencia que aumenta la falta de conciencia sobre la dependencia de los analgésicos recetados.
Además, algunos de los participantes notaron que otras personas no consideraban posible la dependencia de analgésicos por haber sido prescritos de manera legal con intervención médica y no por vías ilícitas.
La diferencia en las percepciones de dependencia iatrogénica e ilícita también incidiría en la falta de conciencia relacionada con los analgésicos recetados.
Con frecuencia se destacó la relación médico-paciente y se aludió al peso potencial de la influencia de los profesionales en las experiencias de dependencia.
La mayoría de los participantes retrataron una relación negativa con su médico debido a la sensación de no haber sido escuchados ni comprendidos en su dependencia.
Responsabilidades en juego
Varios participantes se presentaron como pasivos en sus interacciones médico-paciente y atribuyeron a su médico el factor primordial de la dependencia. El comportamiento de «aceptador pasivo», forma parte del modelo de toma de medicamentos y demuestra cómo algunos pueden ver a su médico como el experto en la relación.
La situación pone de relieve la importancia de la toma de decisiones compartida en la que médico y paciente asumen la responsabilidad que implica el tratamiento para evitar que la influencia dominante recaiga solo en los profesionales.
El problema de los pacientes como ‘aceptadores pasivos’ podría negar el Marco de Preocupaciones por la Necesidad, puesto que los pacientes no realizarían un análisis de costo-beneficio sino simplemente tomarían medicamentos en respuesta a las indicaciones de un médico.
Ante la posibilidad de no reconocimiento activo del riesgo por parte de los pacientes, el artículo señala la necesidad de que los médicos presten especial atención a la receta de analgésicos debido al potencial de dependencia que conllevan. Los autores también resaltan que ninguno de los participantes «rechazó» la medicación, sino que todos los aceptaron pasiva o activamente.
Las experiencias de los participantes arrojan luz sobre la racionalización de cómo comenzó y mantuvo su dependencia. En primer lugar, declararon como síntomas el dolor físico y la evitación de la abstinencia, las cuales están incluidas en la taxonomía de razones de dependencia.
Algunos participantes también parecieron realizar un análisis de costo-beneficio en el que consideraban que sus preocupaciones sobre el daño potencial de la dependencia eran menos importantes que la necesidad del medicamento y, por lo tanto, según los autores, ilustran cómo el concepto de «aceptador activo» y el Marco de Preocupaciones por la Necesidad se puede aplicar a la dependencia de analgésicos.
Las respuestas acompañaron el concepto de necesidad de medicación cuando revelaron que se basaban no solo en el alivio del dolor, sino también en la falta de opciones alternativas a la medicación disponible para el dolor crónico en el Servicio Nacional de Salud (National Health Service – NHS) del Reino Unido.
El estudio indica que los trabajos anteriores no resaltaron la considerable influencia de otros factores identificados por los encuestados, como el impacto de los médicos y las actitudes sociales percibidas de dependencia.
Mejorar la experiencia
Los conocimientos proporcionados por los relatos sugieren formas de mejorar las experiencias futuras de los pacientes en el Reino Unido.
En primer lugar, reducir el estigma social mediante la concienciación de la comunidad sobre cómo los analgésicos recetados pueden provocar dependencia sin que ello sea advertido.
La sensibilización también debería informar a los pacientes sobre los riesgos de la dependencia que repersentan estos medicamentos, permitiéndoles estar mejor preparados para tomar decisiones de tratamiento conjuntas con su profesional sanitario.
En segundo lugar, la necesidad de las decisiones compartidas se demuestra claramente cuando varios participantes son pasivos en su tratamiento médico, conducta que podría mejorarse si los médicos acentuaran la observación y educaran exhaustivamente a los pacientes sobre los analgésicos y otras opciones de tratamiento y les asesoraran sobre los riesgos potenciales.
De hecho, varios participantes destacaron la falta de opciones no medicinales para el dolor crónico ofrecidas a través del NHS, por lo que, antes de administrar analgésicos, podrían plantearse opciones como la fisioterapia.
Las alternativas dotarían a los pacientes de mayor seguridad, se verían acompañados en sus decisiones médicas y reduciría la sensación de barrera jerárquica con sus médicos.
Fortaleza y limitaciones
La principal fortaleza de esta investigación fue el uso de entrevistas que dieron voz a los participantes y les permitieron relatar en profundidad sus propias experiencias de dependencia iatrogénica con influencia mínima del consultante, quien además fue reflexivo durante todo el estudio para aumentar la certeza de las declaraciones.
En cuanto a las limitaciones del trabajo, los autores aclaran que si bien el tamaño de la muestra puede ser considerado pequeño, la cantidad coincide con la aconsejable para este tipo de estudios basados en entrevistas que requieren valiosos conocimientos transmitidos con profundidad considerable.
El reclutamiento de participantes a través de las redes sociales reconoce que podría haber dado lugar a un sesgo de selección, en vista de que las personas sin acceso a Internet no habrían podido participar restando al estudio de información útil sobre la dependencia de tal población.
Recomendaciones y conclusión
En base a la experiencia, el artículo recomienda que futuras investigaciones puedan convocar a través de diversos medios -consultas médicas, por ejemplo- para lograr mayor accesibilidad e inclusión.
Al finalizar, los investigadores consideran haber dado voz a quienes viven con dolor crónico y experimentan dependencia a los analgésicos recetados en el país.
Los relatos, principalmente negativos, arrojaron luz sobre la complejidad de la dependencia iatrogénica de manera diferente a otras formas de dependencia.
La generalizada creencia social considera que los medicamentos recetados legalmente y la dependencia son mutuamente excluyentes y, por lo tanto, imposibles.
Las entrevistas dieron cuenta que los participantes sintieron incomprensión dentro de sus propias redes sociales y carecieron de apoyo médico.
Una mayor conciencia pública sobre la dependencia de los analgésicos recetados alentaría a los pacientes con dolor crónico y a los prescriptores en la búsqueda a conciencia de tratamientos alternativos, además de fomentar el apoyo a las personas dependientes.
Ver más información: Norton LS, Dibb B. I’m Not the Same Person Anymore”: Thematic Analysis Exploring Experiences of Dependence to Prescribed Analgesics in Patients with Chronic Pain in the UK. Pain Ther[Internet].2023[citado 28 nov 2023]; 12: 1427–1438. https://doi.org/10.1007/s40122-023-00553-7
28 noviembre 2023 | Fuente: SIICSALUD| Tomado de | Noticias biomédicas
sep
30
Un nuevo estudio, realizado por investigadores del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado (EE.UU.) ha examinado la conexión entre el cerebro y el dolor para tratar el dolor crónico como vía para proporcionar respuestas clave sobre cómo ayudar a las personas que sufren dolor de espalda crónico, según publican en JAMA Network Open. En concreto, se analizó la importancia de las atribuciones del dolor para reducir la gravedad del dolor de espalda crónico.
Los autores comprobaron si la reatribución del dolor a la mente o a procesos cerebrales estaba asociada al alivio del dolor en la terapia de reprocesamiento del dolor (TRD), que enseña a las personas a percibir las señales de dolor enviadas al cerebro como menos amenazadoras. Su objetivo era comprender mejor cómo se recuperaban las personas del dolor de espalda crónico, y el estudio reveló que, tras la PRT, los pacientes manifestaban una reducción de la intensidad del dolor de espalda, demostrando que hablar de las atribuciones del dolor con los pacientes y ayudarles a entender que el dolor suele estar en el cerebro puede ayudar a reducirlo.
Para estudiar los efectos de las atribuciones del dolor, inscribieron a más de 150 adultos con dolor de espalda crónico moderadamente intenso en un ensayo aleatorizado para recibir TRD. Descubrieron que dos tercios de las personas tratadas con TRD declararon no tener dolor o casi no tenerlo después del tratamiento, en comparación con sólo el 20 % de los controles con placebo. Antes del tratamiento TRD, sólo el 10 % de las atribuciones de los participantes estaban relacionadas con la mente o el cerebro. Sin embargo, después de la TRD, este porcentaje aumentó hasta el 51 %. El estudio reveló que cuanto más cambiaban los participantes a considerar que su dolor se debía a procesos mentales o cerebrales, mayor era la reducción de la intensidad del dolor de espalda crónico que declaraban.
Referencia
Ashar YK, Lumley MA, Perlis RH, Liston C, Gunning FM, Wager TD. Reattribution to Mind-Brain Processes and Recovery From Chronic Back Pain: A Secondary Analysis of a Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open[Internet]. 2023[citado 29 sep 2023];6(9):e2333846. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.33846
23 septiembre | Fuente: Neurología.com | Tomado de Noticias
may
25
El dolor crónico es un importante problema de salud pública que a menudo no recibe la atención que merece por las dificultades que plantea su adecuado diagnóstico y tratamiento.
No siempre se puede establecer el origen del dolor y poder medir la severidad de los síntomas depende, en gran medida, del testimonio del paciente, lo que complica el abordaje del problema.
Una investigación publicada esta semana en Nature Neuroscience podría, no obstante, allanar el camino para la obtención de biomarcadores objetivos del dolor, que podrían ser útiles para guiar tanto el diagnóstico como la utilización de tratamientos efectivos.
Según sus datos, es posible utilizar señales del cerebro para medir y predecir la intensidad del dolor que una persona está experimentando.
Estos científicos, liderados por Prasad Shirvalkar y Edward F. Chang, de la Universidad de California en San Francisco (EEUU), han probado su estrategia en cuatro individuos con dolor neuropático refractario -una de las formas más intensas de dolor y que no responden a las terapias- a los que les implantaron electrodos de forma intracraneal en diferentes áreas del cerebro relacionadas con el dolor.
Durante un periodo de entre tres y seis meses, los electrodos registraron la actividad cerebral de estos cuatro individuos. A la vez, estos pacientes debían apuntar pormenorizadamente los episodios de dolor que sufrían así como la intensidad de los síntomas que padecían.
Mediante técnicas de ‘machine learning’ los investigadores desarrollaron un método de análisis capaz de predecir con precisión y a través de marcadores de su actividad cerebral los niveles de intensidad del dolor que experimentaba cada paciente. Asimismo, el abordaje también permitía distinguir entre tipos de dolor, como el dolor agudo (en mayor medida relacionado con la actividad en la corteza cingulada anterior del cerebro) o el dolor crónico (que se asociaba principalmente con cambios en la actividad de la corteza orbitofrontal).
Los investigadores subrayan que estos datos, si bien se han obtenido en una muestra de solo cuatro pacientes, pueden ser muy útiles para el desarrollo de sistemas que detecten los circuitos de dolor en el cerebro y puedan guiar el diagnóstico o averiguar por qué en algunos casos los síntomas se cronifican. Además, añaden, también pueden servir para orientar el tratamiento de problemas de dolor crónico, como el que experimentan muchos pacientes tras un ictus o si sufren el denominado síndrome del miembro fantasma tras la amputación de una extremidad.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, un 32% de la población adulta española sufre algún tipo de dolor y el 11% lo padece de forma crónica.
Las consultas por dolor suponen a día de hoy el 50% de las visitas a atención primaria y de ellas, un 25% están relacionadas con el dolor neuropático, una afección neurológica que aparece como consecuencia de alteraciones del sistema nervioso.
Según la citada sociedad, más de 3 millones de personas en España padecen dolor neuropático y un 77% lo sufre de forma crónica. Además, se calcula que aproximadamente un 50% de estos pacientes no responde al tratamiento prescrito, lo que conduce a una significativa pérdida de calidad de vida y a una limitación funcional acusada a lo largo del tiempo.
Mediante técnicas de ‘machine learning’ los investigadores desarrollaron un método de análisis capaz de predecir con precisión y a través de marcadores de su actividad cerebral los niveles de intensidad del dolor que experimentaba cada paciente. Asimismo, el abordaje también permitía distinguir entre tipos de dolor, como el dolor agudo (en mayor medida relacionado con la actividad en la corteza cingulada anterior del cerebro) o el dolor crónico (que se asociaba principalmente con cambios en la actividad de la corteza orbitofrontal).
Los investigadores subrayan que estos datos, si bien se han obtenido en una muestra de solo cuatro pacientes, pueden ser muy útiles para el desarrollo de sistemas que detecten los circuitos de dolor en el cerebro y puedan guiar el diagnóstico o averiguar por qué en algunos casos los síntomas se cronifican. Además, añaden, también pueden servir para orientar el tratamiento de problemas de dolor crónico, como el que experimentan muchos pacientes tras un ictus o si sufren el denominado síndrome del miembro fantasma tras la amputación de una extremidad.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, un 32% de la población adulta española sufre algún tipo de dolor y el 11% lo padece de forma crónica.
Las consultas por dolor suponen a día de hoy el 50% de las visitas a atención primaria y de ellas, un 25% están relacionadas con el dolor neuropático, una afección neurológica que aparece como consecuencia de alteraciones del sistema nervioso.
Según la citada sociedad, más de 3 millones de personas en España padecen dolor neuropático y un 77% lo sufre de forma crónica. Además, se calcula que aproximadamente un 50% de estos pacientes no responde al tratamiento prescrito, lo que conduce a una significativa pérdida de calidad de vida y a una limitación funcional acusada a lo largo del tiempo.
Mayo 25/2023 (Diario Médico) – Tomado de Neurología – Investigación Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
feb
1
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oct
28
El dolor, que con carácter crónico afecta al 11 % de la población, especialmente a las mujeres, ‘es ya una enfermedad que nos quita calidad de vida, y no solo un síntoma’ y su abordaje con fármacos o nuevas terapias puede no solo disminuir su incidencia, sino hacerlo más soportable o quitarlo en muchos casos. Read more
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