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El Hospital Universitario de Burgos (HUBU) lidera un innovador estudio para evaluar la capacidad regenerativa del secretoma de células madre, el líquido en el que crecen, en lesiones de nervios periféricos como pueden ser las derivadas de accidentes o cortes, cuando se produce una sección completa del nervio.
La investigación, que está dirigida por María Rodríguez Díaz, veterinaria y responsable del área de Medicina y Cirugía Experimental de la Unidad de Investigación del HUBU en colaboración con el Instituto de Biomedicina de la Universidad de León, abre una línea «muy prometedora y potente».
Así lo ha indicado Jorge Labrador, director de la Unidad de Investigación, durante la presentación del proyecto ‘Evaluación de la capacidad regenerativa del secretoma de células troncales mesenquimales en un modelo de neuromnesis en ratas’, que cuenta con una beca de la Gerencia Regional de Salud para este 2024.
Rodríguez Díaz ha explicado que el objetivo es evaluar la capacidad de regeneración que tienen las células madre -nombre común para hablar de las células troncales mesenquimales- pero utilizando un enfoque más novedoso, pues se parte del entorno en el que crecen este tipo de células.
Es una terapia libre de células, lo que permite no solo evitar conflictos éticos en cuanto a la utilización de células de origen humano sino también los efectos secundarios, como puede ser la generación de tumores o rechazos, pero aprovechando todos los beneficios de las células madre.
En el secretoma se aglutinan todos los factores beneficiosos que participan en la regeneración del tejido, ha insistido la investigadora, secretados por las propias células, pues está compuesto por factores de crecimiento, neurotrófico o proteínas antiinflamatorias.
Se obtiene de células madre extraídas no de la médula ósea sino de la grasa, pues tienen los mismos beneficios y son más fáciles de obtener, y manejar; además, en cuanto al propio líquido, como no tiene células, se congela a menos 80 grados, dura largos periodos de tiempo y se puede manipular fácilmente, sin efectos secundarios.
Este enfoque ya se ha utilizado en otros proyectos de investigación y ahora se aborda para mejorar la regeneración de los nervios lesionados, para que vuelvan a ser funcionales en el menor tiempo posible, en los casos más graves, los que tienen que ver con la sección completa.
María Rodríguez Díaz ha indicado que en esta investigación, un estudio preclínico en animales, está dando los primeros resultados positivos pues las ratas a las que se ha aplicado esta terapia mejoran más rápido que aquellas que solo han visto reconstruido su nervio seccionado mediante intervención de cirugía plástica.
Es una opción terapéutica complementaria a la cirugía que ayudaría ante casos en los que, una vez reconstruido el nervio, se ve una mejoría pero muy lenta, ya que en las ratas en las que se ha utilizado el secretoma la recuperación de la funcionalidad del nervio -ciático, en este caso- ha sido mayor.
El proyecto cuenta con neurofisiólogos para evaluar esa recuperación funcional de las lesiones nerviosas, y una vez completado se tratará de probar en humanos, para lo que dependen de las correspondientes autorizaciones de la Agencia Española del Medicamento.
Labrador ha recordado que son ellos los que tienen que pasar de un modelo experimental animal a un ensayo clínico, aunque es una opción que la Agencia Española ya está valorando, y que se concretará a medio plazo ante los buenos resultados que está teniendo esta investigación.
El Hospital Universitario de Burgos sería una buena opción para desarrollar ese ensayo clínico, no solo por la capacidad de su Unidad de Investigación, sino porque cuenta con el centro de referencia en reconstrucción de mano catastrófica y con especialistas de referencia nacional que se dedican a la reconstrucción quirúrgica en la que se puede aplicar esta terapia.
La Unidad de Investigación del HUBU inicia al año 200 nuevos estudios en las áreas de salud de Burgos y Soria, de los cuales, más del 75 % tienen como investigador principal a un profesional del centro hospitalario burgalés, ha apuntado Labrador.
Además, se generan alrededor de 250 publicaciones científicas en revistas de impacto y, en los últimos diez años, los diez años en los que ha estado en marcha el nuevo hospital universitario, el factor de impacto se ha multiplicado por siete, evidencia de la calidad de los proyectos.
20 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Un estudio en el que ha participado el Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona ha descubierto, mediante la manipulación de una proteína, una posible vía para generar células madre de la sangre desde el laboratorio para combatir la leucemia.
En el estudio, publicado en Nature Communications, un grupo de investigadores ha descrito el papel de la proteína IkBa en el proceso de diferenciación de las células madre hematopoyéticas, claves en la producción de sangre.
La diferenciación celular es un proceso por el cual las células madre son capaces de cambiar y transformarse en otros tipos de células, habitualmente más especializadas, que se encuentran en el cuerpo.
Según ha informado este miércoles el Hospital del Mar, la nueva investigación ha determinado que, al faltar IkBa, estas células madre entran en un estado de quiescencia, es decir, se duermen y mantienen su potencialidad para producir otras células con características distintas a las de la original.
El estado de quiescencia puede permitir el trasplante de estas células madre para usos terapéuticos o en enfermedades de la sangre de origen genético.
Así, la investigación abre la puerta a poder generar este tipo de células en el laboratorio, por la vía de inducirles a que no se diferencien ni que se conviertan en otras células antes de tiempo.
El estudio, en el que también ha colaborado el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (Ciberonc), se ha llevado a cabo a partir de embriones de ratón que se habían modificado para eliminar esta proteína.
Esto permitió a los investigadores demostrar que el número de células madre hematopoyéticas que se generan en los embriones carentes de IkBa es escaso, aunque mantienen su potencial de célula madre y de convertirse en cualquier célula sanguínea.
Los resultados también han revelado que IkBa reduce los niveles de ácido retinoico, básico a la hora de inducir a las células un estado de quiescencia, es decir, que se mantengan inactivas, sin alterar sus características y sin diferenciarse.
«Al eliminar esta proteína, los niveles de ácido retinoico aumentan y esto permite que las células se duerman. Esto enriquece una población de células que hace la función de célula madre más primitiva, la más conservada, y perdura durante toda su vida», ha explicado la doctora Anna Bigas, de Instituto de Investigación del Hospital del Mar y del Instituto Josep Carreras.
Pese a presentar un número reducido, las células madre hematopoyéticas de los embriones modificados no dejaban de tener su potencial de convertirse en otras células.
Según Bigas, en un futuro se podría evitar que se diferencien las células madre hematopoyéticas «y disponer de ellas para trasplantarlas a un paciente».
En estos momentos, la única fuente viable de este tipo de tratamiento es una donación de células madre de una persona sana y que sea compatible con el enfermo.
En este sentido, este proyecto abre la puerta a avanzar hacia el objetivo de generar células madre hematopoyéticas en el laboratorio, teniendo en cuenta los beneficios de una mayor presencia de ácido retinoico, para que se puedan utilizar en múltiples aplicaciones.
«Estas irían desde trasplante directo de células madre a pacientes de leucemia, hasta al tratamiento con terapia génica de otros trastornos», ha detallado la doctora Bigas, quien ha concluido que el siguiente paso debe ser «que los resultados sean trasladables también a células humanas».
05 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
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Renombrado y afamado tras ganar el Nobel por sus descubrimientos sobre las neuronas, Ramón y Cajal siguió investigando una idea aún más innovadora: cómo regenerar el tejido nervioso. Cien años después, el científico Antonio Campos ha desarrollado tejidos artificiales con potencial para regenerar órganos y curar a los pacientes.
Campos, catedrático de Histología en la Universidad de Granada ocupa el sillón número 38 de la Real Academia Nacional de Medicina, el mismo que ocupó Santiago Ramón y Cajal, y ha dedicado su labor docente e investigadora a la ingeniería tisular, un área innovadora de la histología que hace un siglo sólo podía vislumbrar alguien como el nobel español.
Este médico humanista, pionero de la investigación de tejidos e impulsor del primer programa de doctorado en ingeniería tisular en España es, además, uno de los mayores conocedores de la figura del nobel español y el comisario de la exposición sobre Ramón y Cajal que durante cuatro meses ha albergado la Real Academia Nacional de Medicina, en la céntrica plaza de Ópera de Madrid.
«Las investigaciones de Cajal, plasmadas en su obra ‘Histología del sistema nervioso del hombre y los vertebrados’, fueron esenciales para la ciencia. Ese libro, como los ‘Principia’ de Isaac Newton o ‘El origen de las especies’ de Darwin, abrió una puerta a un mundo desconocido, la puerta hacia el conocimiento de los circuitos y estructuras del sistema nervioso que hasta entonces no se conocían», explica Campos en una entrevista con EFE.
«A día de hoy todos sabemos que sus descubrimientos histológicos marcaron un antes y un después en el conocimiento de la función y la patología del sistema nervioso pero pocos saben que al final de su trayectoria científica, con la ayuda Jorge Francisco Tello -uno de sus discípulos-, creó conductos de ciáticos vacíos en los que ponían médula de sauco y hacían que las terminaciones nerviosas continuaran a través de ellos para inervar las zonas periféricas denervadas. Básicamente lo que hacemos hoy en día con biomateriales para crear nervios artificiales», destaca Campos.
Cajal y Tello intentaron una proeza, regenerar el tejido nervioso, y lo hicieron un siglo antes de que Robert Langer y Joseph P. Vacanti, en un artículo publicado en la revista Science en 1993, definieran por primera vez el concepto de ‘ingeniería tisular’, el campo que usa la ingeniería y las ciencias de la vida para desarrollar tejidos artificiales con fines terapéuticos y que supuso un cambio de paradigma en la medicina.
Pioneros en Granada
Uno de los grupos pioneros en ingeniería tisular en España es el que dirige Antonio Campos en la Universidad de Granada, que desde finales de la década de 1990 intenta generar tejidos artificiales lo más biomiméticos posible con los tejidos naturales para poder curar a los pacientes.
«Lo que hacemos ahora ha cambiado el paradigma de la histología porque ya no está orientada solo a dar con el diagnóstico, sino a la terapéutica porque de un tiempo a esta parte hemos comprobado que los tejidos también curan», dice.
Córnea, piel, nervios, mucosa oral, cartílagos y hasta paladares infantiles son algunos de los tejidos que investiga el grupo de Campos. De momento, la córnea y el paladar artificiales han sido ya aprobados por la Agencia del Medicamento para su ensayo, y la piel está aprobada para uso compasivo hospitalario en grandes quemados.
Este modelo de piel artificial ya se ha probado con éxito en más de diez pacientes. «La primera fue una mujer con quemaduras en casi el 80 % de su cuerpo, lo que implicaba una altísima probabilidad de mortalidad».
A partir de una muestra de piel sana de dicha paciente se fabricaron, en calidad farmacéutica, láminas de piel biomiméticas con células de la paciente y biomateriales generados por el grupo (como una recreación de su propia piel) que fueron trasplantadas a la paciente. «Tres meses después, la mujer fue dada de alta», recuerda Campos con emoción. «Y aunque todavía la piel artificial creada no es perfecta, esa piel le ha permitido vivir», subraya.
«Luego, por una de esas casualidades que a veces se dan en la vida, tuvimos noticia de la extraordinaria evolución que tuvo en su vida otro de los pacientes tratados con la piel artificial generada en Granada. Un profesor asociado de nuestro grupo de investigación participaba en una subida al monte Kilimajaro cuando se encontró con un joven que participaba en la escalada y que le contó que la piel de gran parte de su cuerpo era artificial y había sido creada en Granada. ¡Era la piel que habíamos hecho nosotros!».
Y no solo eso, «gracias a este encuentro casual, supimos que, motivado por la recuperación, había corrido maratones, escalado el Mont Blanc y había cruzado a nado el Estrecho de Gibraltar. Estaba encantado con su piel nueva y quería estimular a otros pacientes con grandes quemaduras como las suyas», relata Campos emocionado.
Actualmente, «el grupo de ingeniería tisular de Granada investiga un nuevo modelo de piel artificial con nanopartículas cargadas de antibióticos incorporadas en su interior para poder resolver una de mayores complicaciones que padecen los grandes quemados: la contaminación con unas bacterias llamadas pseudomonas que pueden acabar incluso con la vida del enfermo», comenta Campos a EFE.
Este grupo de investigación también ha desarrollado una córnea artificial que ya está en la segunda fase del ensayo clínico y en próximas fechas se implantará el primer paladar a un niño con malformación. «Son proyectos y metas que merecen la pena, ¿verdad? pero creo que también es importante que se sepa que en nuestro país se hace investigación innovadora y original que puede resolver problemas hasta ahora considerados irresolubles».
Un Museo de la Medicina
Y es que Campos es un gran defensor de la ciencia y la medicina que se han hecho en España. «Se han hecho aportaciones brillantes de las que nuestra sociedad debería tomar conciencia porque como decía el poeta alemán Goethe, ‘todo lo que recibimos de nuestros padres, hay que conquistarlo’, es decir, hay que valorarlo, celebrarlo y hacerlo nuestro para realmente poseerlo», opina Campos.
Para este médico humanista, profundo conocedor de la historia científica española, una buena manera de homenajear a todos los médicos y profesionales de la salud de este país que han luchado contra la enfermedad, especialmente durante la última pandemia, sería promover un Museo Español de la Medicina, «un lugar que pusiera en valor, entre otras muchas aportaciones a la medicina, avances como la campaña de vacunación que Balmis llevó a cabo en el siglo XIX en varios continentes para luchar contra la viruela, o a figuras como Fidel Pagés, el médico militar que inventó la anestesia epidural en un hospital en Melilla».
«Sería un museo para difundir las contribuciones de los españoles a la ciencia médica, no siempre reconocidas, en el contexto global de la historia de la medicina para dar a conocer la lucha del ser humano contra la enfermedad, en el curso del tiempo, y procurar la progresiva conquista de la salud. Conocer la evolución histórica de la medicina es la mejor educación sanitaria posible para valorar la realidad médica y sanitaria que actualmente poseemos como seres humanos y como sociedad.
«Necesitamos un poco de autoestima científica en España y continuidad en la investigación en las distintas ramas de la ciencia médica», reclama este científico gaditano.
Y es que, realmente, Ramón y Cajal fue excepcional pero no fue el único médico brillante de nuestra historia. Antonio Campos es uno de ellos.
03 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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25
Un sistema de estimulación eléctrica similar a los usados para tratar o relajar lesiones musculares logró que personas con lesiones medulares recuperaran la capacidad de coger una canica o jugar con un cubo de Rubik, trascendió hoy.
El estudio publicado en la revista Nature Medicine, detalla que durante los últimos meses de la pandemia de Covid-19, médicos, neurólogos y enfermeros de 14 centros de neurorrehabilitación de Reino Unido, Canadá, Estados Unidos y Países Bajos reclutaron a 65 personas con lesión medular a la altura de las vértebras cervicales.
A los pacientes, después de dos meses de entrenamiento, les colocaron un sistema de estimulación eléctrica con el nombre ARC-EX, diseñado por neurocientíficos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza.
ARC-EX con electrodos pegados a la piel y colocados por encima y por debajo de la zona lesionada, mejoró y mucho la sensibilidad de 43 de los participantes (el 72 por ciento de la muestra) en su mano dominante, reveló la investigación.
Los implicados en las pruebas lograron, además, recuperar buena parte de su destreza en los dedos, que les permitió atar los cordones de unos zapatos, teclear en un ordenador o meter pelotas de tenis de mesa en un pequeño cubo.
«La estimulación conduce a la reorganización de la médula espinal, lo que promueve mejoras que persisten cuando se apaga la estimulación», dijo el creador del dispositivo Grégoire Courtine.
Añadió que la aplicación del tratamiento con ARC-EX no es invasiva y las mejoras se mantuvieron una vez que se acabó la aplicación.
Previo a ese nuevo ensayo, la mayoría de los avances con ARC-EX estaban relacionados con lesiones en la parte baja de la espalda.
Sin embargo, el estudio demostró que ARC-EX también resuelve afecciones para las extremidades superiores, por lo cual la empresa encargada el dispositivo Onward Medical envió una solicitud a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para su autorización.
24 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
may
4
Autoridades regulatorias del Gobierno de Estados Unidos autorizaron la etapa final de ensayos clínicos de un medicamento fabricado en Cuba, esperanzador para más de 37 millones de personas que hoy padecen diabetes en este país.
La empresa de biotecnología Discovery Therapeutics Caribe (DTC), con sede en Cleveland, recibió los permisos de la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) para comenzar la fase 3 de esos estudios clínicos.
DTC, que se dedica a mejorar los resultados de salud de los estadounidenses mediante el desarrollo de terapias regenerativas para enfermedades graves y potencialmente mortales, al hacer el anuncio dijo que logró un hito importante que refleja el progreso en su programa clínico.
Del total de ciudadanos que viven aquí con diabetes, cerca de 34 % podría sufrir Úlcera del pie diabético (UPD), según los investigadores.
«Existe una necesidad apremiante de tratamientos que puedan detener la progresión de las úlceras del pie diabético antes de que la amputación se convierta en la solución inevitable», expresó el doctor David Armstrong, distinguido cirujano podiátrico de la Universidad del Sur de California.
Armstrong, investigador reconocido en úlceras del pie diabético, enfatizó que históricamente, las opciones de tratamiento han sido limitadas, pero con la introducción de terapias avanzadas como el rhEGF intralesional, que «he visto utilizado eficazmente en el extranjero, tenemos esperanzas».
El próximo ensayo de fase 3 en Estados Unidos evaluará de forma rigurosa su eficacia en pacientes con UPD.
Este estudio «representa un potencial apasionante para cambiar el paradigma actual y brindar nueva esperanza a quienes la necesitan desesperadamente», subrayó.
Por su parte, Lee Weingart, cofundador y presidente de DTC, dijo la etapa vendiera de ensayo clínico de fase 3 «nos ayudará a comprender el perfil clínico de este producto biológico dentro del marco regulatorio de lodaa FDA y aprovechar la amplia experiencia clínica internacional del rhEGF».
Mientras el doctor Charles Zelen, presidente del Instituto de Investigación y Educación Profesional (PERI), advirtió que «prevenir los resultados graves asociados con las úlceras del pie diabético es fundamental para salvar extremidades y vidas de los estadounidenses».
Basándose en los datos de eficacia clínica y seguridad recopilados de estudios internacionales, la dirección de DTC cree que están en camino de iniciar este ensayo fundamental con el rhEGF intralesional, comercializado mundialmente como Heberprot-P, para finales de 2024 en Estados Unidos, indicó el texto.
Es alarmante que casi la mitad de los pacientes que se someten a una amputación de una extremidad inferior relacionada con la UPD no sobrevivan más de cinco años.
El comunicado señaló que, entre los veteranos estadounidenses, el pronóstico es aún más sombrío, ya que la supervivencia después de dos años es poco común para los pacientes que presentan gangrena.
Además, particularmente preocupante es el impacto desproporcionado en las comunidades afroamericanas, tienen casi el doble de probabilidades de sufrir una amputación de miembros inferiores dentro del año posterior al diagnóstico de UPD en comparación con sus homólogos blancos no hispanos.
Las opciones terapéuticas innovadoras para las úlceras graves del pie diabético no sólo son necesarias: hace tiempo que los pacientes las necesitan, señalaron.
El fármaco cubano, que ayuda a cerrar heridas difíciles de curar en pacientes diabéticos, fue desarrollado hace dos décadas y su uso fue autorizado ya en 26 países.
04 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
may
4
Trabajando con células humanas de mama y pulmón, científicos del Hospital Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos) afirman haber trazado una vía molecular que puede llevar a las células por el peligroso camino de duplicar su genoma demasiadas veces, un rasgo distintivo de las células cancerosas.
Los hallazgos, publicados en la revista Science, revelan lo que falla cuando un grupo de moléculas y enzimas desencadenan y regulan lo que se conoce como ciclo celular, el proceso repetitivo de creación de nuevas células a partir de su material genético.
Los investigadores sugieren que estos hallazgos podrían utilizarse para desarrollar terapias que paren las interrupciones del ciclo celular y podrían detener el crecimiento de los cánceres.
Para replicarse, las células siguen una rutina ordenada que comienza con la realización de una copia de todo su genoma, seguida de la separación de las copias del genoma y, por último, la división uniforme del ADN replicado en dos células hijas.
Las células humanas tienen 23 pares de cada cromosoma –la mitad procedentes de la madre y la otra mitad del padre, incluidos los cromosomas sexuales X e Y– o 46 en total, pero se sabe que las células cancerosas pasan por un estado intermedio que tiene el doble de ese número: 92 cromosomas. Cómo ocurre esto era un misterio.
«Una pregunta permanente entre los científicos del campo oncológico es: ¿Cómo se estropean tanto los genomas de las células cancerosas?», ha afirmado el profesor asociado de biología molecular y genética en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, Sergi Regot.
«Nuestro estudio desafía los conocimientos fundamentales del ciclo celular y nos hace reevaluar nuestras ideas sobre cómo se regula el ciclo», ha añadido Regot.
En este sentido, el investigador afirma que las células que sufren estrés tras copiar el genoma pueden entrar en una fase latente, o senescente, y correr por error el riesgo de volver a copiar su genoma.
Por lo general y con el tiempo, estas células inactivas son barridas por el sistema inmunitario tras reconocerlas como defectuosas. Sin embargo, hay ocasiones, sobre todo a medida que el ser humano envejece, en las que el sistema inmunitario no puede eliminar las células. Si se las deja solas en el cuerpo, las células anormales pueden replicar su genoma de nuevo, barajar los cromosomas en la siguiente división, y comienza un cáncer creciente.
Células de mama y pulmón
En un esfuerzo por precisar los detalles de la vía molecular que se desvía del ciclo celular, Regot y el asistente de investigación Connor McKenney, que dirigió el equipo de Johns Hopkins, se centraron en las células humanas que recubren los conductos mamarios y el tejido pulmonar. El motivo: Estas células suelen dividirse a un ritmo más rápido que otras células del cuerpo, lo que aumenta las posibilidades de visualizar el ciclo celular.
El laboratorio de Regot está especializado en la obtención de imágenes de células individuales, lo que lo hace especialmente adecuado para detectar el pequeñísimo porcentaje de células que no entran en la fase latente y siguen replicando su genoma.
Para este nuevo estudio, el equipo analizó miles de imágenes de células individuales a medida que pasaban por la división celular. Los investigadores desarrollaron biosensores brillantes para marcar unas enzimas celulares llamadas quinasas dependientes de ciclinas (CDK), conocidas por su papel en la regulación del ciclo celular.
Observaron que varias CDK se activaban en distintos momentos del ciclo celular. Tras exponer las células a un factor de estrés ambiental, como un fármaco que interrumpe la producción de proteínas, la radiación UV o el denominado estrés osmótico (un cambio repentino en la presión del agua alrededor de las células), los investigadores observaron que la actividad de las CDK 4 y CDK 6 disminuía.
Luego, entre cinco y seis horas más tarde, cuando las células empezaron a prepararse para dividirse, la CDK 2 también se inhibió. En ese momento, se activó un complejo proteico denominado complejo promotor de la anafase (APC) durante la fase justo antes de que la célula se separe y se divida, un paso denominado mitosis.
«En el entorno estresado del estudio, la activación del APC se produjo antes de la mitosis, cuando normalmente se sabe que sólo se activa durante la mitosis», afirma Regot.
Alrededor del 90 % de las células mamarias y pulmonares abandonan el ciclo celular y entran en un estado de reposo cuando se exponen a cualquier factor de estrés ambiental.
En sus células experimentales, no todas las células se quedaron quietas. El equipo de investigación observó cómo entre el 5 y el 10 % de las células de mama y pulmón volvían al ciclo celular, dividiendo de nuevo sus cromosomas.
Mediante otra serie de experimentos, el equipo relacionó un aumento de la actividad de las llamadas proteínas quinasas activadas por estrés con el pequeño porcentaje de células que eluden la fase de quietud y siguen duplicando su genoma.
Regot afirma que hay ensayos clínicos en curso que prueban agentes que dañan el ADN con fármacos que bloquean las CDK. «Es posible que la combinación de fármacos impulse a algunas células cancerosas a duplicar su genoma y generar la heterogeneidad que, en última instancia, confiere resistencia a los fármacos», señala Regot.
«Es posible que haya fármacos que puedan bloquear la activación de APC antes de la mitosis para evitar que las células cancerosas repliquen su genoma dos veces y prevenir la progresión de la fase tumoral», ha finalizado Regot.
03 mayo 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de |Noticia