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La astronauta española Sara García ha reivindicado que la tecnología espacial «permite estudiar enfermedades como el envejecimiento» y ha reivindicado el impacto de la tecnología espacial en la sociedad que «forma parte de nuestra rutina».
Así lo ha afirmado la astronauta y científica Sara García Alonso en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) durante el curso «De Madrid al cielo: Talento e Innovación hacia el espacio» organizado por los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid.
Para la astronauta «el espacio permite estudiar distintas enfermedades como el envejecimiento» porque al investigar qué le pasa a un astronauta cuando está en una misión espacial» que por ejemplo pierde masa ósea y masa muscular «lo que se está haciendo es reproducir de manera acelerada lo que pasa a medida que envejecemos». Por lo tanto, estudiar las causas y cómo se puede aplicar para tratar enfermedades.
Ha añadido que la tecnología espacial repercute en todos los sectores de la sociedad y ha recalcado que la tecnología espacial forma parte de nuestra rutina «desde el acceso a Internet, a los cajeros automáticos, a la navegación, a la comunicación y hasta las predicciones meteorológicas».
La astronauta ha insistido que el motor de la exploración espacial y de las tecnologías del espacio «es el beneficio de la gente que está en la tierra para vivir de manera más cómoda» con tecnologías que hagan la vida más sencilla, con nuevos medicamentos y sistemas de diagnóstico.
Ha resaltado la importancia de la inversión en tecnología espacial, pues «es una inversión nimia por persona» y ha añadido que en Europa, a pesar de invertir menos que Estados Unidos, «repercute en nuevas tecnologías, en beneficio económico y tiene un impacto directo en nuevos puestos de trabajo».
En cuanto al sector espacial en nuestro país, para la científica España se ha posicionado muy bien en el sector, pues es capaz de fabricar cohetes y operarlos y ha recalcado que gracias al cohete MIURA 5 «dentro de poco tendremos también la opción de lanzarlos, ningún país de Europa puede hacer eso».
Sin embargo, a nivel científico «hace treinta años que España no tiene presencia de exploración espacial en el espacio, el último fue Pedro Duque», por lo que considera que es momento de España de llevar experimentos propios sacados de los centros de investigación, de las empresas y de las universidades.
08 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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24
La artrosis en la Edad Media estaba causada por un exceso de trabajo físico, mientras que hoy en día es el sedentarismo lo que la provoca, según un estudio presentado este viernes que analiza restos óseos de los siglos XI y XII encontrados durante las excavaciones efectuadas en el Parque Arqueológico del Coliseo.
El análisis de microestructura ósea de los restos de cuatro individuos de una familia romana encontrados en la Domus Tiberiana ha sido promovido por la fundación AILA, que lucha contra la artrosis y la osteoporosis, en colaboración con el parque arqueológico del Coliseo y dos profesores de la Universidad La Sapienza de Roma.
En la Edad Media, la combinación del trabajo agrícola y las labores manuales intensas contribuían a un notable desarrollo muscular y óseo, sobre todo en las articulaciones inferiores, pero esto también conducía «al desarrollo de artrosis precoz a una edad que hoy consideramos joven», explicó Michela Relucenti, profesora de la Sapienza.
Los primeros restos óseos analizados corresponden a los de una mujer de entre 20 y 30 años, a la que se le detectó artrosis por la erosión del cartílago en el fémur, pero no presentó ningún tipo de osteoporosis.
También se analizaron los huesos de un menor de entre 6 y 9 años del que se desconoce el sexo que revelaron síntomas de anemia, además de presentar una hernia discal debido al levantamiento de pesos superiores para su edad y su complexión física.
Esta familia romana de la Edad Media llevaba una dieta basada en vegetales y suplementos proteicos derivados de carne de origen animal, «por lo que no eran personas particularmente mal nutridas, eran personas normales para la época», concluye Relucenti.
Dada la fragilidad de las muestras se utilizó un microscopio innovador con una sonda EDX que permitió observar las muestras óseas con un método no destructivo, en su estado natural y sin ningún procedimiento de preparación que las modifique permanentemente.
En contraste con la Edad Media, cuando las personas soportaban «cargas excesivas que desarrollaban la artrosis, hoy el sedentarismo, además de desarrollar la artrosis también lleva a la osteoporosis», explicó el presidente de AILA, Francesco Bove, quien destacó la importancia de «un equilibrio entre la carga y la edad» en la actividad física diaria.
También advirtió de que «otro peligro de la sociedad moderna es la obesidad» y aseguró que esta enfermedad supone que «un individuo que debe pesar 65 kilos pesa 85, es como si llevase una carga de 25 kilos a la espalda», ejemplificó, por lo que en este caso la artrosis tiene las mismas causas que en la antigüedad.
Gracias «al estudio de los individuos antiguos comprendemos la importancia de un correcto estilo de vida para conservar la salud de los huesos, ayer hoy y también en el futuro», concluyó Relucenti.
21 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
mar
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La ciencia de la medicina celebra el Día Mundial de las Enfermedades Reumáticas de la Juventud, para concienciar sobre esos males autoinmunes que afectan a los menores de 16 años en todo el mundo.
Estas dolencias pueden ser debilitantes y dolorosas, y logran tener un impacto significativo en la calidad de vida de los jóvenes y sus familias. Algunas de las enfermedades reumáticas de la juventud más comunes incluyen la artritis idiopática juvenil, el lupus eritematoso sistémico y la dermatomiositis juvenil.
A pesar de que estos males de salud son relativamente poco comunes, es importante destacar que pueden tener consecuencias graves si no se diagnostican y tratan adecuadamente.
Los jóvenes que sufren estas enfermedades pueden experimentar dolor, rigidez, fatiga, inflamación y otros síntomas que pueden afectar su capacidad para participar en actividades cotidianas y disfrutar de una vida plena y saludable. La concienciación sobre estas enfermedades puede ayudar a mejorar su detección temprana, el diagnóstico y el tratamiento. Aunque hay importantes avances en el diagnóstico y tratamiento, aún queda mucho por mejorar la comprensión de estas enfermedades, identificar nuevas terapias y maneras de prevenirlas.
Washington, 18 marzo 2024 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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19
Las lesiones musculares son frecuentes en toda la población activa, y causan la mayoría de bajas de jugadores en el mundo del deporte. Según la gravedad, la recuperación de la función muscular es bastante lenta y puede requerir cirugía, medicación y rehabilitación. Ahora, un estudio liderado por la Universidad de Barcelona revela una estrategia para mejorar y acelerar la recuperación de lesiones musculares que tiene una aplicación potencial en el sector del deporte y la salud en general.
Este es el primer trabajo que aporta evidencias científicas sobre la recuperación más rápida y efectiva de las lesiones musculares a través de la exposición intermitente a una baja disponibilidad de oxígeno (hipoxia) en una cámara de baja presión barométrica (hipobárica) que simula las condiciones de gran altura geográfica.
El nuevo enfoque es importante para la recuperación de deportistas especialmente en la élite competitiva, pero también para paliar el impacto socioeconómico generado por las pérdidas de productividad laboral que causan estas lesiones en la población activa.
El estudio, llevado a cabo con modelos animales, se ha publicado en la revista Journal of Physiology. Los autores del trabajo son los expertos Garoa Santoildes, Teresa Pagès, Joan Ramon Torrella y Ginés Viscor, del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Facultad de Biología de la UB.
¿Por qué la hipoxia ayuda a regenerar el músculo lesionado?
Desde hace tiempo, las cámaras hipobáricas se usan para mejorar la condición física en deportes de alto rendimiento (alpinistas, escaladores, etc.) y en sectores profesionales (minería en altitud, observación astronómica, control fronterizo). En condiciones de hipoxia hipobárica, el cuerpo se expone a un ambiente de baja presión atmosférica en el que las células captan menos oxígeno y generan una respuesta fisiológica. Los efectos beneficiosos que causa la exposición a hipoxia intermitente en el cuerpo están bien descritos, pero todavía se exploran sus potenciales aplicaciones en biomedicina.
El estudio indica que cualquier tipo de lesión muscular podría recuperarse más rápidamente con sesiones de exposición intermitente a hipoxia hipobárica (altitud simulada), pero probablemente también las lesiones mio-tendinosas podrían acelerar su recuperación», apunta el catedrático Ginés Viscor, jefe del Grupo de Fisiología Adaptativa: Hipoxia, Ejercicio y Salud de la UB.
En los tejidos, la hipoxia provoca una activación local de la vía de HIF (el factor inducido por hipoxia), que es un sensor de los niveles de oxigenación. «Cuando la cantidad de oxígeno que llega a las células no es suficiente, la proteína HIF actúa como interruptor que activa una serie de cambios en tutas metabólicas para compensar este déficit», explica la profesora Garoa Santocildes.
Entre otras vías, la proteína HIF activa la proliferación de más vasos capilares a través del factor de crecimiento endotelial (VEGF), un proceso que aportaría a escala muscular más factores de crecimiento, substratos metabólicos y oxígeno que favorecen el proceso de regeneración muscular después de la lesión.
Tal como explica la profesora Teresa Pagès, «en paralelo, la proteína HIF también potenciaría la síntesis de proteínas concretas, la actividad de algunas enzimas y la eficiencia de las mitocondrias, que son los orgánulos celulares que subministran la energía para las funciones celulares».
Lesiones musculares y terapias: un cambio de paradigma
En el abordaje de las lesiones musculares, la visión clásica de la terapia RICE (en inglés, Rest, ice, compression and elevation) ha evolucionado hacia una visión más integral y activa, conocida como PEACE (Protection, elevation, avoid NSADs, compression, education) y LOVE (Load management, optimism, vascularization, exercise).
«Todo esto ha significado un gran cambio de paradigma en el ámbito de la recuperación de las lesiones musculares», detalla el profesor Joan Ramon Torrella. «La exposición a la hipoxia hipobárica —continúa el experto— es totalmente compatible con este nuevo paradigma, e incluso podría contribuir a mejorar los efectos de las terapias emergentes para acelerar la recuperación del músculo lesionado».
La terapia basada en la exposición en bajas concentraciones de oxígeno también podría ayudar a explorar nuevos tratamientos de lesiones fisiopatológicas. Así, sería importante comprobar si la hipoxia puede contrarrestar la atrofia muscular típica de la sarcopenia —una enfermedad caracterizada por la pérdida de masa y fuerza musculares— mediante los procesos implicados en la recuperación muscular (proliferación capilar, metabolismo oxidativo más efectivo, etc.).
«Muy probablemente, en estos casos, la intervención con hipoxia hipobárica mejoraría si se combina con actividades individualizadas de ejercicio físico de fuerza y resistencia. Incluso se podría mejorar su aplicación en la recuperación de afectados por el síndrome de covid persistente», concluye el equipo.
Ver artículo: Santocildes G, Viscor G, Pagés T, Ramon Torrella J. Simulated altitude is medicine: intermittent exposure to hypobaric hypoxia and cold accelerates injured skeletal muscle recovery. The Journal of Physiology[Internet].2023[citado 18 mar 2024].DOI10.1113/JP285398
18 marzo 2024|Fuente: EurekAlert | Tomado de |Comunicado de prensa
nov
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El agregado de vancomicina a la profilaxis con cefazolina no fue superior al placebo para prevenir infecciones quirúrgicas relacionadas con artroplastias en pacientes sin colonización conocida con Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM).
El trabajo Trial of Vancomycin and Cefazolin as Surgical Prophylaxis in Arthroplasty publicado por la revista The New England Journal of Medicine,evalúa si el agregado de un segundo antibiótico profiláctico es más efectivo que la monoterapia para prevenir las infecciones del sitio quirúrgico en los procedimientos de reemplazo articular.
Las infecciones del sitio quirúrgico después de una artroplastia tienen una elevada morbilidad y mortalidad y, además de representar un riesgo mayor para los pacientes y una elevada carga económica para el sistema de salud.
Las pautas actuales recomiendan la administración profiláctica de una cefalosporina de primera o segunda generación, como la cefazolina, en el momento de la artroplastia. Sin embargo, estos antibióticos no protegen contra las infecciones causadas por SARM u otros patógenos con patrones de resistencia similares.
Varios estudios sugirieron que el agregado de un segundo antibiótico glucopeptídico, como la vancomicina, amplía el espectro de actividad antimicrobiana aunque no demostraron sus beneficios de manera concluyente. Por este motivo, los autores evaluaron la eficacia de la adición de vancomicina a la profilaxis quirúrgica habitual con cefazolina para prevenir la infección del sitio quirúrgico en adultos sometidos a artroplastias.
Detalles de la investigación
La hipótesis fue encarada mediante un estudio multicéntrico de fase 4, doble ciego, de grupos paralelos, aleatorizado, controlado con placebo, en pacientes sin colonización conocida con SARM en quienes se realizaron procedimientos de artroplastia de cadera, rodilla u hombro.
Según las pautas vigentes en Australia, los pacientes sometidos a esas intervenciones reciben una profilaxis antimicrobiana quirúrgica con 2 g de cefazolina administrados por vía intravenosa (IV), 60 minutos antes de la incisión de la piel.
Tras una aleatorización en bloques, recibieron también 1,5 g de vancomicina IV (o 1 g en pacientes con pesos menores de 50 kg) o un placebo comparable en los 120 minutos previos a la incisión.
Además de los estudios prequirúrgicos habituales y de los procedimientos de descolonización, la investigación también examinó la portación perioperatoria de especies de estafilococos con hisopados de las fosas nasales y de la región inguinal antes de la administración del tratamiento profiláctico.
Después de la cirugía
El seguimiento continuó durante 180 días.
El criterio de valoración primario fue el desarrollo de una infección (superficial de la incisión, profunda o en un órgano u espacio) en cualquier sitio quirúrgico, evaluada a los 90 días de la intervención.
Como parámetros secundarios los autores evaluaron las infecciones producidas entre los 90 y los 180 días, las detectadas en el sitio quirúrgico y causadas por especies de estafilococos resistentes a la meticilina identificadas en los hisopados perioperatorios, así como el análisis de parámetros de seguridad que incluyeron variables de daño renal, reacciones de hipersensibilidad a los antimicrobianos y muerte por cualquier causa a los 180 días.
El estudio comprendió en total 4 113 pacientes: 2 044 recibieron vancomicina y 2 069, placebo, además de la profilaxis con cefazolina. Se detectó portación perioperatoria de Staphylococcus aureus en 29,1 %, con cepas sensibles a la meticilina en la mayoría de los casos.
Entre los patógenos resistentes, la tasa de SARM fue de 0,6 % y la de S. epidermidis resistente a meticilina, de 26,2 %.
Fueron detectadas infecciones en los sitios quirúrgicos en 4,5 % de los pacientes del grupo de vancomicina y en 3,5 % de los del grupo placebo, pero no se produjeron diferencias sustanciales en las infecciones de los distintos sitios quirúrgicos.
Se aisló un microorganismo o más en 51 pacientes (31 en los tratados con vancomicina y 19 en el grupo placebo). Todos los aislamientos de S. aureus excepto uno fueron sensibles a la meticilina; en 37 infecciones del grupo de vancomicina y en 5 del grupo placebo se identificaron bacilos gramnegativos.
El mismo microorganismo de la infección posoperatoria fue aislado en 19 pacientes que en los hisopados obtenidos previamente para detectar la portación de estafilococos.
Todos los casos se debieron a S. aureus meticilinosensibles.
Fallecieron 5 pacientes del grupo de vancomicina y 3 del grupo placebo. El daño renal agudo afectó alrededor del 2 % de los pacientes tratados con vancomicina y al 3,6 % de los del grupo placebo.
La investigación da cuenta de reacciones de hipersensibilidad en 1,2 % y 0,5 % de los pacientes tratados con vancomicina o placebo, respectivamente, con la inclusión de dos episodios de hipersensibilidad inmediata graves en pacientes tratados con vancomicina.
Resultados del trabajo
El estudio afirma que la adición de vancomicina no fue superior a la profilaxis antimicrobiana quirúrgica con cefazolina sola. El agregado de vancomicina se asoció con un riesgo más elevado de reacciones de hipersensibilidad y uno, más bajo, de daño renal.
Otros investigadores habían informado resultados variados en relación con la profilaxis con un segundo antibiótico glucopeptídico, aunque la selección del antibiótico y la implementación de diversos procedimientos para la prevención de infecciones podría haber influido en la variabilidad de los resultados.
En este estudio, los autores destacan que el S. aureus sensible a la meticilina fue el patógeno detectado con mayor frecuencia y sugieren que el hallazgo podría reflejar presiones de los antimicrobianos utilizados, con selección de variantes más virulentas de S. aureus o de bacterias gramnegativas en pacientes que recibieron la profilaxis combinada.
También advierten que la vancomicina se administró en los 120 minutos previos a la incisión de la piel, aunque otro estudio había sugerido que sería más efectiva cuando se administra 45 minutos antes de la incisión de la piel en el caso de las artroplastias.
Si bien se requieren más estudios para investigar los interrogantes planteados, los autores concluyen que en una población con baja tasa de colonización con SARM, el agregado de vancomicina no produjo mejores resultados que la profilaxis antimicrobiana quirúrgica habitual con una cefalosporina.
Referencia
Peel T, Astbury S, Nurs B, Cheng A, Biostat M, Paterson D, et al. Trial of Vancomycin and Cefazolin as Surgical Prophylaxis in Arthroplasty. N Engl J Med [Internet]. 2023[citado 2 nov 2023]; 389:1488-1498. DOI: 10.1056/NEJMoa2301401
2 noviembre 2023| Fuente: SIICSalud| Tomado de Noticias biomédicas
oct
25
Los resultados de un ensayo de fase III confirman el valor de las células CD34+ de la médula ósea como nueva opción de tratamiento.
Investigadores de la Universidad de Kobe han demostrado que la inyección local de células CD34+ repara fracturas de fémur y tibia que no siguen el curso habitual de curación. El ensayo alcanzó su objetivo primario de cura radiológica a las 16 semanas en el 50 y en el 66% de los pacientes con fractura fémur y tibia, respectivamente, en comparación con controles históricos en los que no hubo ninguna cura completa de tibia en el mismo periodo de tiempo. Los científicos también constataron un incremento de los índices de unión, con desaparición de la línea de fractura, así como significativas mejoras en la calidad de vida relacionada con la salud, en algunos casos ya a las 24 semanas.
Takahiro Niikura, director del estudio, afirma que todos los efectos adversos asociados al procedimiento fueron leves o moderados y transitorios, ocurriendo principalmente durante la fase previa al trasplante celular. En el estudio los pacientes recibieron una dosificación diaria de G-CSF, citoquina que moviliza las células CD34+ desde la médula a la circulación. Esta población celular incluye progenitores endoteliales y células osteogénicas y puede ser extraída por leucoféresis y ulterior separación del resto de células mononucleares mediante un método magnético. Niikura señala que, hasta el momento, el tratamiento de este tipo de fracturas ha estado basado en la cirugía, combinada con la adición de aspirado de médula ósea o células madre mesenquimales (CMMs). Sin embargo, ningún enfoque previo había conseguido una tasa de cura del 100%, como la del actual ensayo. El científico concluye subrayando la superioridad de las células CD34+ frente a las CMMs, ya que sólo las primeras tendrían capacidad de generar los diversos tipos celulares necesarios para la reconstrucción del tejido óseo.
Kuroda R, Niikura T, Matsumoto T, Fukui T, Oe K, Mifune Y, et al. Phase III clinical trial of autologous CD34 + cell transplantation to accelerate fracture nonunion repair. BMC Med[Internet].2023[citado 23 oct 2023]; 21(386). https://doi.org/10.1186/s12916-023-03088-y
25 octubre 2023 | Fuente: IMMédico| Tomado de Noticia