Los resultados de un prometedor tratamiento quirúrgico para los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory desde 2017, se anunciaron el sábado en una presentación de un ensayo clínico de última hora en la reunión de la Asociación Estadounidense de Cirujanos Neurológicos (AANS) en Los Ángeles.

El ensayo ENRICH (Early MiNimally-invasive Removal of ICH) demostró un resultado quirúrgico positivo en el tratamiento de la hemorragia intracerebral (HIC). ENRICH, un ensayo clínico multicéntrico aleatorizado, comparó el tratamiento médico estándar con la cirugía parafascicular temprana mínimamente invasiva (MIPS), utilizando la tecnología BrainPath y Myriad de NICO Corporation.

Cada año, dos millones de personas sufren ictus hemorrágicos, considerados los más mortales, costosos y debilitantes. El ictus hemorrágico se produce cuando un vaso debilitado se rompe y sangra en el cerebro circundante, lo que provoca la acumulación de sangre tóxica dentro del cerebro. Por desgracia, hasta el 50% de las personas que sufren un ictus hemorrágico mueren en un plazo de 30 días.

Las investigaciones sugieren que la extracción de sangre del cerebro en las 24 horas siguientes al inicio de la hemorragia podría ayudar a reducir el daño cerebral y la muerte. En la actualidad, el tratamiento estándar consiste en administrar medicamentos o monitorizar a los pacientes y ver qué ocurre. Esto puede suponer que la sangre permanezca más tiempo en el cerebro, lo que aumenta el riesgo de complicaciones.

«ENRICH es el primer ensayo clínico aleatorizado que alcanza su objetivo primario y mejora los resultados de estos accidentes cerebrovasculares mortales», afirma el Dr. Gustavo Pradilla, coinvestigador principal de ENRICH, profesor asociado de neurocirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory y jefe de neurocirugía del Grady Memorial Hospital.

«Este ensayo contribuirá a cambiar la forma de tratar el ictus hemorrágico en el futuro», afirma Pradilla, que presentó los resultados en la reunión de la AANS.

El dispositivo BrainPath es una herramienta que ayuda a los cirujanos a llegar al lugar de la hemorragia cerebral desplazándose con cuidado por sus delicados pliegues y fibras. Se desplaza suavemente por el tejido cerebral para crear un camino hasta el lugar de la hemorragia. Una vez allí, el dispositivo Myriad, una herramienta automatizada de succión y resección, puede eliminar el coágulo.

«Los 37 centros participantes hicieron un gran trabajo con el ensayo y asignaron cuidadosamente al azar y gestionaron con pericia a los pacientes inscritos», afirma el coinvestigador principal Dan Barrow, catedrático y presidente de la cátedra Pamela R. Rollins de Neurocirugía de la Universidad Emory. «Queremos dar las gracias a nuestros valientes pacientes y a sus familias por confiarnos sus cuidados y aceptar participar en un ensayo para hacer avanzar el conocimiento científico en beneficio de los demás. Su comportamiento desinteresado es necesario para avanzar en la base científica de la atención médica.»

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Una investigación dirigida por el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt ha buscado una conexión entre el virus respiratorio VRS en lactantes y el asma en niños de 5 años. El trabajo, «Respiratory syncytial virus infection during infancy and asthma during childhood in the U.S. (INSPIRE): a population-based, prospective birth cohort study», se publica en The Lancet. En el mismo número de la revista se ha publicado un comentario de Marie-Noëlle Billard y Louis J Bont.

Según el estudio, permanecer libre del VRS durante el primer año de vida se asoció a un riesgo sustancialmente menor de desarrollar asma infantil.

De los 1.741 niños incluidos en el estudio, 944 (54%) presentaron infección por VRS durante la infancia. La proporción de niños con asma a la edad de 5 años (91/587, 16%) era menor entre los que no tenían infección por VRS durante la infancia que entre los que sí la tenían (139/670, 21%).

En su análisis, estar infectado por el VRS durante el primer año se asoció con un riesgo un 26% mayor de padecer asma a los 5 años que estar infectado más tarde en la infancia. La proporción estimada de casos de asma a los 5 años que los investigadores sugieren que podría prevenirse evitando la infección por VRS durante la infancia es del 15%.

Los resultados muestran una asociación dependiente de la edad entre la infección por VRS declarada durante la infancia y la presentación posterior de asma infantil. Los autores afirman que, para establecer definitivamente la causalidad, será necesario estudiar el efecto de las intervenciones que previenen, retrasan o disminuyen la gravedad de la infección inicial por VRS sobre el asma infantil.

Aunque los resultados del estudio apuntan a la posible relación causal entre el VRS y el asma infantil, también podrían haber sugerido que las infecciones por VRS son más graves (menos propensas a ser asintomáticas) en los lactantes propensos al asma, lo que se traduce en un aumento de las interacciones sanitarias por infecciones respiratorias. Sin embargo, los investigadores evitaron esta doble interpretación al no basarse únicamente en las interacciones asistenciales en sus cohortes, sino que utilizaron muestras de sangre a la edad de 1 año para determinar la contracción previa del VRS. De este modo, se mide una población más específica, no simplemente los casos graves comparados con los casos asintomáticos y sin VRS.

En el estudio también se hallaron intrigantes asociaciones dependientes de la gravedad entre la infección por VRS durante la infancia en todo el espectro de gravedad de la enfermedad y el riesgo de asma infantil, lo que podría apoyar una asociación dosis-respuesta. Además, hubo asociaciones dependientes de la edad entre la infección por VRS y el riesgo de asma.

Como siempre, la correlación no implica causalidad, pero es un excelente punto de partida. Futuras investigaciones basadas en este trabajo pueden investigar los mecanismos potenciales, causales o correlativos, de los resultados de este estudio.

 

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Para el diseño racional de nuevos compuestos materiales, es importante comprender los mecanismos subyacentes a su síntesis. Para estudiar estos mecanismos en las reacciones moleculares suelen emplearse técnicas analíticas como la resonancia magnética nuclear y la espectroscopia. Sin embargo, las vías de reacción que rigen la formación de compuestos cristalinos en estado sólido siguen siendo poco conocidas. Esto se debe en parte a las temperaturas extremas y a las reacciones no homogéneas que se observan en los compuestos en estado sólido. Además, la presencia de numerosos átomos en los compuestos cristalinos sólidos dificulta un análisis preciso. Por tanto, es necesario desarrollar nuevas técnicas que puedan sortear estos retos.

Más recientemente, se han utilizado técnicas de difracción de rayos X (DRX) de sincrotrón in situ para investigar las reacciones que tienen lugar en fases cristalinas. Debido a su alta velocidad y resolución temporal, las medidas de DRX de sincrotrón proporcionan acceso a datos de reacción en ventanas de tiempo extremadamente cortas (unos pocos cientos de milisegundos). Esto hace que la técnica sea prometedora para capturar datos relativos a fases de reacción intermedias de vida corta.

Ahora, un grupo de investigadores japoneses ha utilizado una técnica de DRX de sincrotrón de última generación para estudiar los mecanismos topoquímicos de reducción sólido-gas en la perovskita estratificada. El estudio ha sido dirigido por el profesor asociado Takafumi Yamamoto, del Instituto Tecnológico de Tokio (Tokyo Tech), y publicado en la revista Advanced Science.

«Utilizamos Sr3Fe2O7-δ, una perovskita estratificada de tipo Ruddlesden-Popper, debido a su eficaz capacidad de almacenamiento de oxígeno. El Sr3Fe2O7-δ experimenta reacciones redox topoquímicas reversibles y rápidas bajo O2 y H2 y muestra un excelente rendimiento como material catalizador medioambiental», explica el Dr. Yamamoto.

Sus colaboradores habían observado anteriormente que el dopaje de Sr3Fe2O7-δ con paladio (Pd) aumenta significativamente la velocidad de liberación de oxígeno al tiempo que disminuye la temperatura de liberación. Basándose en estas observaciones, el equipo investigó las vías de reacción y la evolución estructural de esta perovskita durante la reducción sólido-gas.

El equipo comenzó preparando una muestra prístina y una muestra de Sr3Fe2O7-δ cargada con Pd. A continuación, utilizaron DRX de sincrotrón de alta velocidad para monitorizarlas mientras se sometían a una rápida desintercalación de oxígeno (reducción).

Los análisis revelaron que la reducción del Sr3Fe2O7-δ prístino se produjo a través de fases termodinámicamente estables, y que el Sr3Fe2O7-δ prístino experimentó una evolución estructural monofásica gradual durante su reducción. En cambio, la reducción del Sr3Fe2O7-δ cargado de Pd implicó fases intermedias sin equilibrio, una vía drásticamente diferente. Primero se transformó en una fase dinámicamente desordenada durante unos segundos y luego se reorganizó mediante una transición de primer orden para alcanzar el estado final ordenado y estable.

Además, las partículas metálicas de Pd en la superficie del Sr3Fe2O7-δ aceleraron significativamente la reacción de desintercalación de oxígeno del Sr3Fe2O7-δ cargado con Pd en relación con la del Sr3Fe2O7-δ prístino. El Dr. Yamamoto añade: «El cambio en la dinámica de reacción tras la carga de Sr3Fe2O7-δ con Pd demuestra que el tratamiento superficial puede utilizarse para manipular los procesos de reacción en un material cristalino.»

En resumen, estos resultados sugieren que la técnica de DRX de sincrotrón puede aprovecharse para estudiar las vías de reacción en compuestos en estado sólido, así como para identificar sus pasos determinantes de la velocidad. Esto, a su vez, podría ayudar a optimizar la vía de reacción para el diseño racional de materiales funcionales de alto rendimiento.

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El desarrollo de vacunas contra el SARS-CoV-2 ha sido rápido, pero el aumento de variantes obliga a los científicos a modificar con frecuencia los tratamientos. Lo ideal sería que las terapias se dirigieran a las proteínas víricas resistentes a las mutaciones, pero esto ha resultado difícil. Sin embargo, unos investigadores han desarrollado un sistema que ataca y degrada directamente el genoma del ARN vírico, reduciendo la infección en ratones. El método podría adaptarse para combatir muchos virus y tratar diversas enfermedades.

Las vacunas y los fármacos antivirales suelen dirigirse a proteínas críticas para la infección y replicación virales. Sin embargo, esta orientación induce una presión evolutiva para que el virus mute, lo que reduce la eficacia de los tratamientos existentes y exige el desarrollo de nuevas vacunas y fármacos. Para evitar este problema, los investigadores han recurrido a estructuras muy conservadas dentro del genoma del ARN vírico. Otros grupos han vinculado pequeñas moléculas ligadoras de ARN a ligandos de ribonucleasas L (RIBOTAC), creando degradadores que dependen de la expresión de ribonucleasas en las células, que varía según los tejidos. Para evitar esta dependencia, Gonçalo J. L. Bernardes, Konstantinos Tzelepis, Sigitas Mikutis y sus colegas demostraron que la unión de imidazol a ARN podía degradar el ácido nucleico, por lo que se preguntaron si la unión de imidazol a una molécula de unión a ARN produciría una degradación selectiva.

Para ello, el equipo utilizó piridostatina (PDS), que se une a estructuras de ARN G-cuadruplex (G4), y MTDB, que se une a pseudoknots betacoronavirales, como moléculas de unión al ARN. A continuación, los investigadores añadieron a cada compuesto un enlazador flexible e imidazol y denominaron a estas moléculas degradadores de ácido nucleico inducidos por proximidad (PINAD). Al acercar el imidazol al ARN, ambos PINAD degradaron el ARN del SARS-CoV-2. Además, los compuestos resultaron eficaces para la degradación del ARN del SARS-CoV-2. Además, los compuestos fueron eficaces cuando se probaron en células infectadas con el SARS-CoV-2 y sus variantes alfa y delta. Y lo que es más importante, cuando los investigadores administraron el degradador MTDB a ratones infectados con SARS-CoV-2, la carga viral se redujo, al igual que los niveles de un biomarcador de infección y replicación viral. Los investigadores afirman que su sistema debería permitir convertir cualquier molécula pequeña de unión a ARN en un PINAD, de modo que algún día podría utilizarse para atacar y destruir otros ARN relacionados con enfermedades. Esta lista podría incluir trastornos como la enfermedad de Alzheimer o la de Huntington, apuntando a los ARNm de proteínas mal plegadas que de otro modo han resultado difíciles de atacar.

El resumen del trabajo estará disponible a través de este enlace: http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/acscentsci.3c00015. 

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La secuenciación metagenómica (mNGS) es una poderosa herramienta de diagnóstico para detectar patógenos causantes en pruebas microbiológicas clínicas. La clasificación rápida y precisa de las secuencias metagenómicas es un procedimiento crítico para la identificación de patógenos en el paso de laboratorio seco de las pruebas mNGS. Sin embargo, este paso crucial puede mejorarse clasificando las secuencias en un plazo clínicamente relevante.

Para hacer frente a este reto, un equipo de BGI Genomics dirigido por Xuebin Wang ha lanzado recientemente GPMeta, un método ultrarrápido de detección de patógenos, y ha publicado estos aspectos destacados en Briefings in Bioinformatics.

GPMeta puede identificar patógenos de forma rápida y precisa a través de datos de secuenciación mNGS complejos y masivos. Utilizando conjuntos de datos simulados y conjuntos de datos de secuenciación metagenómica de muestras clínicas, los resultados se compararon con herramientas utilizadas por la comunidad de investigadores bioinformáticos como Bowtie2, Bwa, Kraken2 y Centrifuge.

Los resultados muestran que GPMeta no sólo tiene una mayor precisión, sino que también exhibe una velocidad con un incremento de velocidad significativo. Además, GPMeta ofrece un algoritmo de agrupamiento GPMetaC, un modelo estadístico para agrupar y volver a puntuar alineaciones ambiguas con el fin de mejorar la discriminación de secuencias altamente homólogas de genomas microbianos con una identidad nucleotídica media >95%. Estos resultados subrayan el papel clave de GPMeta en el desarrollo de la prueba mNGS en enfermedades infecciosas que requieren tiempos de respuesta rápidos.

Antecedentes

La detección más rápida y temprana de los patógenos causantes es fundamental para una terapia antibiótica precisa en lugar de un tratamiento empírico. Puede detectar simultáneamente casi todos los microorganismos patógenos nuevos y conocidos en el cuerpo del paciente en una sola prueba y tiene enormes aplicaciones potenciales en el diagnóstico de infecciones.

La detección de mNGS consta de dos componentes: las manipulaciones experimentales en laboratorio húmedo, que incluyen el preprocesamiento de muestras clínicas, la extracción de ácido nucleico total, la preparación de bibliotecas y la secuenciación, y el análisis bioinformático en laboratorio seco, que incluye el preprocesamiento de datos de secuenciación brutos, la eliminación de secuencias de huéspedes humanos, la alineación de secuencias con la base de datos curada de patógenos y la clasificación taxonómica de secuencias microbianas.

El análisis bioinformático es el último paso crucial en la detección de mNGS, que debe completarse con rapidez y precisión para acelerar todo el proceso de detección. Sin embargo, existe una necesidad urgente de nuevas estrategias para acelerar el análisis bioinformático de la identificación de patógenos.

Para hacer frente a este reto, GPMeta utiliza un esquema de índice hash sucinto y admite múltiples GPU para llevar a cabo en bases de datos divididas de forma simultánea, lo que satisface una necesidad creciente de la capacidad para hacer frente a un número cada vez mayor de genomas microbianos.

En el conjunto de datos de 25 millones de lecturas, GPMeta y GPMetaC sólo necesitan menos de 3 minutos para completar todo el análisis de detección.

En el conjunto de datos de 110 millones de lecturas (volumen de datos de detección mNGS convencional), GPMeta y GPMetaC sólo necesitan 4 minutos para completar todo el análisis de detección.

Cuando se aplicó a la biblioteca completa de patógenos de 190Gb, GPMeta y GPMetaC la aceleraron 39-50 y 12-35 veces respectivamente en comparación con Bwa y Bowtie2.

La detección completa y el análisis GPMeta son 18 veces y 12 veces más rápidos que Bwa y Bowtie2 respectivamente.

GPMeta admite múltiples GPUs para realizar el alineamiento y la clasificación taxonómica de secuencias microbianas en bases de datos divididas simultáneamente y fusiona automáticamente los resultados de múltiples sub-bases de datos, lo que resulta significativo para mantenerse al día con la rápida expansión de la base de datos de genomas microbianos. Para sacar el máximo partido de GPMeta, es necesario estudiar más a fondo cómo integrarla mejor y con mayor facilidad en las prácticas clínicas.

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De manera silente e insidiosa, la aterosclerosis vascular se instaura en el árbol arterial durante décadas hasta que no pocas veces termina provocando una enfermedad coronaria, cerebrovascular o vascular periférica. La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en todo el mundo, y dentro de sus factores de riesgo están bien identificados los niveles descontrolados de colesterol LDL (c-LDL).

Los pacientes que han tenido un evento CV se encuentran con un riesgo mayor de sufrir otro; también se engloba como susceptibles de prevención secundaria aquellos con otros factores de riesgo, como diabetes o hipertensión, y con trastornos hereditarios, como hipercolesterolemia familiar o hiperlipemia familiar combinada. Hay herramientas, junto a las imprescindibles y consabidas pautas de estilo de vida saludable, para frenar o minimizar ese peligro asociado a niveles elevados de c-LDL y a la enfermedad vascular aterosclerótica.

Los tratamientos farmacológicos desarrollados en los últimos años ofrecen más oportunidades para aquellos cuyas cifras lipídicas no están bien controladas. Porque, y esto es un clamor entre los especialistas, el control de los pacientes en la prevención secundaria no es suficiente.

Carlos Guijarro, presidente electo de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), y responsable de la consulta de Riesgo Vascular del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, en Madrid, aporta una cifra: “En Europa, más de las dos terceras partes de los pacientes en prevención secundaria no están alcanzando el beneficio que podrían recibir de los tratamientos”, tal como muestra el estudio Santorini, publicado en la edición digital de The Lancet Regional Health – Europe.

Para Estíbaliz Jarauta, coordinadora del grupo de Prevención Secundaria de la SEA e investigadora del Ciber Cardiovascular (CV) en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, “es un problema que se constata estudio tras estudio. Las guías clínicas nos dan unos objetivos claros, pero a la hora de alcanzarlos en la vida real no es así”. Entre las razones esgrimidas se encuentran la inercia terapéutica por parte de los facultativos y la falta de adherencia a los tratamientos de los pacientes.

A ello se suma el hecho de que “históricamente no hemos evaluado bien los niveles de colesterol en el ingreso del paciente”, añade Carlos Guijarro, así como la influencia de un sistema de prescripción de fármacos más centrado en el control del gasto que en el de los resultados en salud: “Una buena valoración del riesgo vascular puede significar dejar de prescribir medicamentos innecesarios en determinados pacientes e intensificar el tratamiento en otros”, apunta el también profesor de Medicina en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid.

Escalones terapéuticos

Entre las herramientas disponibles, se encuentran las estatinas, “fármacos cuyo uso generalizado ha demostrado gran eficacia, aunque, en algunos pacientes, se asocian a ciertos efectos secundarios, sobre todo mialgias y cefaleas”. Jarauta apunta que estos y otros síntomas pueden resultar “bastante invalidantes” para algunas personas. “Son efectos secundarios que, no obstante, no se reflejan ni cuantifican en pruebas, pero muchos los refieren y abandonan la medicación por ese motivo”.

Cuando las estatinas se quedan cortas en la reducción del c-LDL, se puede recurrir a su combinación con ezetimiba, que además también está indicada en los pacientes que no las toleran.

Y sin abandonar el arsenal terapéutico oral, se ha incorporado recientemente el ácido bempedoico, un profármaco que se activa a nivel hepático, a través de la enzima acil-coA sintetasa de cadena larga 1, y cuyo nicho terapéutico se encuentra en aquellos pacientes que no alcanzan los niveles de reducción de c-LDL con los tratamientos orales o que son intolerantes a las estatinas, pero que aún no se consideran candidatos a las moléculas inyectables que integran el siguiente escalón. La enzima activadora no se presenta en el músculo, por lo que este fármaco no produce efectos metabólicos que puedan asociarse a daño muscular.

En este último, se encuentran los inhibidores de la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (iPCSK9), fármacos de administración subcutánea que por sí solos disminuyen el colesterol LDL un 60%, y asociados a estatinas, lo bajan hasta en un 70-80%. “Son tratamientos de uso hospitalario, de administración quincenal, o incluso mensual; con ellos sabemos con seguridad que hay cumplimiento”, señala Estíbaliz Jarauta. Dentro de la vía de acción frente a PCSK9 también se encuentra el inclisirán, un micro-ARN de interferencia que silencia la síntesis de la proteína PCSK9 en los hepatocitos y de esta forma evita a captación del c-LDL. “La gran ventaja es que su efecto persiste varios meses, de forma que tras la primera dosis y una segunda a los tres meses, basta una inyección cada semestre”.

No obstante, los inyectables están reservados para aquellos enfermos considerados de muy alto riesgo, que deben mantener sus niveles c-LDL por debajo de 55 mg/dL y parten de 100 mg/dL, pues su ficha técnica reconoce la financiación si el paciente supera esa cifra a pesar de tratamiento óptimo con estatinas.

Queda así una zona gris, reconoce Jarauta, para aquellos que se mueven entre esa cifra pero no bajan de 100, o de 70 mg/dL, donde aún no se indican las moléculas inyectables, pero para los que la terapia hipolipemiante oral con estatinas y ezetimiba resulta insuficiente.

El ácido bempedoico se aprobó el año pasado por el Ministro de Sanidad por primera vez en condiciones restrictivas de no financiación, porque entonces no contaba con estudios de eficacia en prevención cardiovascular.

Ahora ese aval es notorio, con la reciente publicación del estudio Clear Outcomes en The New England Journal of Medicine (NEJM), así como su presentación en el congreso anual de la Asociación Americana de Cardiología (ACC).

Sobre esa reciente publicación, Carlos Guijarro destaca que respalda, “con la máxima calidad que aporta un ensayo aleatorizado, ciego y controlado con placebo”, la disponibilidad de “una nueva molécula oral y bien tolerada que ha demostrado reducir complicaciones cardiovasculares, y que puede administrarse en pacientes intolerantes a las estatinas”, población para la que “es importante tener una alternativa”, recuerda.

El profármaco confirma en este trabajo que “la reducción proporcional de colesterol se traduce en un beneficio en la prevención cardiovascular”.

 

Abril 26/2023 (Diario Médico) – Tomado de Medicina Interna – Tratamientos hipolipemiantes  Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U. 

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