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Demuestran que es posible sacar el órgano enfermo y meter el nuevo a través de una incisión de 8 centímetros en la parte inferior del esternón.
Una incisión de ocho centímetros en la parte inferior del esternón y justo por encima del diafragma ha permitido al Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona resolver una dificultad técnica por el cual, hasta ahora, ningún equipo quirúrgico del mundo había podido realizar un trasplante de pulmón totalmente robótico.
Este centro, que también fue pionero nacional en 1990 en realizar un trasplante de pulmón con éxito y que en la actualidad practica una intervención de este tipo cada dos días, ha hecho todo un trasplante unipulmonar (no los dos 2) con el robot Da Vinci a un primer paciente, un hombre de 65 años con fibrosis pulmonar, con ese innovador acceso para poder sacar el órgano enfermo e introducir el nuevo (de donante) sin tener que realizar la convencional y muy invasiva gran apertura en el pecho, separando costillas y abriendo el tórax.
La intervención se realizó el 28 de febrero y el paciente fue dado de alta hace más de una semana, por lo que se ha hecho público hoy el caso, en rueda de prensa, teniendo ya también resultados positivos del seguimiento y recuperación del enfermo.
Albert Jáuregui, jefe del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar del Hospital Universitario Vall d’Hebron, ha explicado a Diario Médico que su equipo y los del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor, Cirugía Cardíaca y Enfermería de trasplantes están muy contentos de haber logrado otro hito para los pacientes que requieren un trasplante pulmonar, la mayoría de los cuales, con el tiempo (ahora falta más experiencia), podrán evitar la invasiva técnica que se usaba hasta ahora, y para el propio centro, que también realizó en 1992 el primer trasplante bilateral de pulmón con éxito en España y en 1998, el primero infantil de este tipo.
Hoy el Vall d’Hebron es con distancia el hospital que más trasplantes de pulmón realiza al año (unos 100) entre los 7 españoles que disponen de un programa específico, que realizan de media unos 40. “A más intervenciones, mejores resultados; y los nuestros son excepcionales”, asegura Jáuregui. En los últimos años, explica, ha mejorado mucho la donación –“España es un lujo en ésto”- pero lo más importante, la cirugía, apenas ha variado desde la década de los noventa; “no acabábamos de entender por qué tantos años después seguimos ofreciendo a pacientes tan delicados una cirugía tan agresiva”.
En cáncer de pulmón sí que se usa la cirugía robótica a nivel mundial, que es algo que ha mejorado la supervivencia de los afectados y permite “una recuperación espectacular”. “Nos preguntábamos por qué utilizábamos la robótica a pacientes con tumor en el pulmón y a los que necesitan un trasplante, que tienen una calidad de vida muy mala, teníamos que abrirles el pecho como el capó de un coche. La técnica convencional va bien pero los pacientes tienen mucho dolor y les cuesta mucho recuperarse”, sigue relatando Jáuregui. También veían con cierta envidia la rápida implantación de la cirugía robótica en trasplante de riñón, que es bastante más pequeño que el pulmón.
Pero el problema no era fácil de resolver: “No sabíamos por dónde sacar el pulmón viejo y entrar el nuevo”. Hace un año cirujanos del Hospital Cedars-Sinai de los Ángeles, en Estados Unidos, anunciaron que habían hecho el primer trasplante pulmonar con robot y el equipo de Barcelona pensó “se nos han adelantado”, pero consideraron que era importante tener en cuenta cómo lo habían hecho los estadounidenses para incorporarlo a su programa. Contactaron con el equipo del Cedars-Sinai, primero telemáticamente y después en una cita presencial que tuvo lugar en París, Francia. “Fueron muy amables pero vimos que en realidad seguían haciendo el mismo corte entre las costillas y usaban el robot solo en un momento concreto de la intervención (en el de suturar el pulmón nuevo en la vía aérea y en los grandes vasos), que no en toda. Es decir, que seguía siendo lo mismo: abrir el tórax, que es justo lo que nosotros no queríamos seguir haciendo”, indica Jáuregui.
Iñigo Royo aportó «la pieza que faltaba»
Volvieron a su laboratorio para buscar la manera de resolverlo y “tuvimos la suerte de que a Iñigo Royo Crespo, un especialista del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar del Vall d’Hebron que ahora ejerce en Zaragoza (en el Hospital Universitario Miguel Servet/Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa), se le ocurrió explorar una vía de acceso que se utiliza para operar el cáncer de pulmón y el timo: la cirugía subxifoide”. Esta es justo “la pieza que nos faltaba”, subraya Jáuregui.
Con la idea clara sobre cómo había que hacerlo el equipo empezó a probarlo durante meses en simulación, con pulmones de plástico que eran intervenidos con el robot Da Vinci. Y de ahí pasaron a la cirugía experimental, que realizaron en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón de Cáceres, una institución multidisciplinar dedicada a la investigación, formación e innovación en el ámbito sanitario. “Hasta allí fuimos todo el equipo y hasta desplazamos un robot Da Vinci para poder experimentar trasplantando ovejas, que son el modelo animal de pulmón más parecido al humano, y comprobar que nuestra idea funcionaba bien”, dice Jáuregui.
Volvieron a Barcelona entusiasmados y se pusieron en contacto con la dirección del Vall d’Hebron, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Organización Catalana de Trasplantes (Ocatt) para recabar su autorización. Una vez lograda empezaron a analizar qué pacientes de los que tenían en lista de espera podían beneficiarse y empezaron a ofrecerles la nueva técnica. “Estaban muy emocionados porque son pacientes que ante una cirugía tan agresiva tienen mucho miedo al dolor; les dimos un rayo de esperanza”, afirma Jáuregui.
El día de la intervención, que duró doce horas entre que el paciente empezó a ser preparado a que comenzó el postoperatorio en la UCI, lo recuerda como una “una situación muy extraña” para todo el equipo, que es muy experto. “Es curioso cómo un equipo tan enorme de gente hizo suya la idea y confió en que podíamos mejorar la calidad de vida de los operados. La intervención fue una fiesta mucho mayor que cuando conseguimos demostrar en Cáceres que la idea funcionaba”.
El equipo del Vall d’Hebron se dispone a operar a más pacientes de esta forma, y a prepararse para realizar el primer trasplante bipulmonar con ella, pero también a divulgar el método; “es importante que no quede solo aquí”. La primera parada, además de la rueda de prensa de hoy, será el XX Congreso de la Sociedad Española de Cirugía Laparoscópica y Robótica, que se celebrará en Bilbao esta misma semana (20 y 21 de abril).
La clave: la xifoide
Los cirujanos del Vall d’Hebron, para hacer el trasplante de pulmón totalmente con robot, realizan manualmente una incisión de ocho centímetros en la piel por debajo de la xifoide, una pequeña extensión cartilaginosa de la parte inferior del esternón, y por encima del diafragma, y en el agujero abierto colocan un separador de partes blandas, que es un utensilio de plástico que permite mantener la incisión abierta y limpia durante la operación para sacar y meter los pulmones. La piel es muy elástica, con lo que los ocho centímetros son suficientes para que pasen uno o dos pulmones (previamente desinflados), a diferencia de la incisión entre dos costillas habitual en los trasplantes, que no es elástica, ha informado el equipo en la rueda de prensa.
A partir de ese punto, se introducen cuatro brazos del robot Da Vinci por cuatro pequeños orificios (de 8 a 12 milímetros de ancho) que se hacen en diferentes partes del tórax. El cirujano torácico se sienta en la consola y mueve los brazos mediante cuatro palancas de control: una palanca mueve un brazo que separa delicadamente el corazón del pulmón, para que no dificulte la operación de salida y entrada de los pulmones; dos brazos llevan los utensilios quirúrgicos como bisturís y pinzas, y el último brazo incorpora una cámara que permite al cirujano tener una visión en 3 dimensiones del interior del cuerpo.
Así, una vez separado el pulmón del corazón, mediante los brazos robóticos, el pulmón enfermo se extrae por la herida subxifoide. Y por la misma incisión se introduce el pulmón nuevo, que se une al cuerpo utilizando los brazos robóticos.
Complicaciones en el primer caso
El paciente, llamado Xavier, según ha indicado el equipo en la rueda de prensa, salió de la intervención con el corazón malfuncionante, por lo que durante unos días necesitó circulación extracorpórea (ECMO). Cuando se la quitaron porque su corazón ya respondía, se despertó con sensación de no tener dolor. Luego, a causa del tratamiento inmunosupresor (para que su organismo no rechace el órgano del donante), sufrió una infección, pero esto suele ser relativamente habitual en trasplantados. La rehabilitación fue bastante rápida.
Él mismo ha explicado en la rueda de prensa, a la que ha asistido el consejero de Salud de la Generalitat, Manel Balcells, que siempre ha trabajado entre máquinas y confió plenamente en el equipo del Vall d’Hebron, por lo que no tuvo miedo por someterse a esta intervención pionera. Lo hizo, además, cuando podía aún pasar uno o dos años más sin trasplante puesto que no necesitaba oxigenoterapia.
Abril 17/2023 (Diario Médico) – Tomado de Transplantes – Innovación Quirúrgica. Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
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Reliquias de virus antiguos -que han pasado millones de años escondidos dentro del ADN humano- ayudan a nuestro cuerpo a combatir el cáncer, según señala un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Francis Crick, en Reino Unido.
La investigación mostró que los restos latentes de estos viejos virus se despiertan cuando las células cancerosas se salen de control.
Y esto ayuda involuntariamente al sistema inmunitario a atacar el tumor.
El equipo quiere ahora aprovechar este descubrimiento para diseñar vacunas que puedan potenciar el tratamiento contra el cáncer, o incluso prevenirlo.
Células B
Los investigadores habían notado un vínculo entre una mejor supervivencia frente al cáncer de pulmón y una parte del sistema inmunológico, llamadas células B, que se agrupan alrededor de los tumores.
Las células B son la parte de nuestro cuerpo que fabrica anticuerpos y son más conocidas por su papel en la lucha contra las infecciones, como la covid.
Qué estaban haciendo exactamente en el cáncer de pulmón era un misterio, pero una serie de intrincados experimentos con muestras de pacientes y pruebas con animales demostraron que todavía estaban intentando combatir virus.
«Resultó que los anticuerpos están reconociendo restos de lo que se denomina retrovirus endógenos«, le explicó a la BBC el profesor Julian Downward, director asociado de investigación en el Instituto Francis Crick.
Los retrovirus se las ingenian para deslizar una copia de sus instrucciones genéticas dentro de las nuestras.
- Más del 8% de lo que consideramos como ADN «humano» tiene en realidad este origen viral.
- Algunos de estos retrovirus se convirtieron en parte integrante de nuestro código genético hace decenas de millones de años y los compartimos con nuestros parientes evolutivos, los grandes simios.
- Otros retrovirus pueden haber entrado en nuestro ADN hace unos miles de años.
Con el tiempo, algunas de estas instrucciones foráneas, han sido cooptadas y tienen propósitos útiles dentro de nuestras células, pero otras están estrictamente controladas para evitar que se propaguen.
Sin embargo, el caos domina dentro de una célula cancerosa cuando crece sin control y el control estricto de estos antiguos virus se pierde.
Engaño
Estas antiguas instrucciones genéticas ya no pueden resucitar virus completos, pero pueden crear fragmentos de virus que son suficientes para que el sistema inmunitario detecte una amenaza viral.
Esto «engaña al sistema inmunitario haciéndole creer que las células tumorales están infectadas y trata de eliminar el virus, por lo que es una especie de sistema de alarma», explica el profesor George Kassiotis, jefe de inmunología retroviral en el centro de investigación biomédica.
Los anticuerpos convocan a otras partes del sistema inmunitario que eliminan las células «infectadas»: el sistema inmunitario está tratando de detener un virus, pero en este caso está eliminando las células cancerosas.
Kassiotis dice que se trata de un cambio de rol notable para los retrovirus.
En su apogeo, «podrían haber estado causando cáncer en nuestros antepasados» debido a la forma en que invaden nuestro ADN, pero ahora nos protegen del cáncer, «lo cual me parece fascinante», añade.
El estudio, publicado en la revista Nature, describe cómo sucede esto naturalmente en el cuerpo, pero los investigadores quieren aumentar ese efecto mediante el desarrollo de vacunas que le enseñen al cuerpo a buscar retrovirus endógenos.
«Si podemos hacer eso, entonces no solo podemos pensar en vacunas terapéuticas, sino también en vacunas preventivas«, señala Kassiotis.
Prevención
La investigación surgió del estudio TracerX que ha estado rastreando los cánceres de pulmón con un detalle sin precedentes, y recientemente mostró la capacidad «casi infinita» de evolución del cáncer.
Esto llevó a los investigadores que hicieron el ensayo a centrar más su atención en la prevención del cáncer, ya que era muy difícil de detener.
«Todos tenemos ADN viral antiguo en nuestros genes, heredado de nuestros antepasados, y esta fascinante investigación ha destacado el papel que desempeña en el cáncer y cómo nuestro sistema inmunológico puede reconocer y destruir células cancerígenas», señaló la doctora Claire Bromley, de Cancer Research UK.
En su opinión, se necesita «más investigación» para desarrollar una vacuna contra el cáncer, pero «no obstante, este estudio se suma al creciente cuerpo de investigación que algún día podría hacer realidad este enfoque innovador para el tratamiento del cáncer».
Abril 15/2023 (BBC) – Tomado de Salud y Ciencia. Copyright 2023 BBC.
abr
14
Ya sea al mover los dedos de los pies o al levantar las bolsas de supermercado, los músculos del cuerpo se expanden y contraen con suavidad. Algunos polímeros pueden hacer lo mismo —actuar como músculos artificiales— pero solo cuando se estimulan con voltajes peligrosamente altos. Ahora, investigadores de ACS Applied Materials & Interfaces informan de una serie de películas finas y elásticas que responden a cargas eléctricas mucho más bajas. Estos materiales representan un paso hacia músculos artificiales que algún día podrían funcionar de forma segura en dispositivos médicos.
Los músculos artificiales podrían convertirse en componentes clave de implantes robóticos blandos móviles y órganos artificiales funcionales. Los elastómeros electroactivos, como los polímeros bottlebrush, son materiales interesantes para este fin porque son blandos al principio, pero se endurecen al estirarlos. Además, pueden cambiar de forma cuando se cargan eléctricamente. Sin embargo, las películas de polímero bottlebrush disponibles actualmente solo se mueven a tensiones superiores a 4000 V, lo que supera el máximo de 50 V que la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de EE.UU. considera seguro. Reducir el espesor de estas películas a menos de 100 µm podría disminuir las tensiones que se requieren, pero esto aún no se ha hecho con éxito en el caso de los polímeros bottlebrush. Por eso, Dorina Opris y sus colegas querían encontrar una forma sencilla de producir películas más finas.
Los investigadores sintetizaron un conjunto de polímeros bottlebrush haciendo reaccionar macromonómeros de polidimetilsiloxano injertados con norborneno y reticulando los productos mediante luz ultravioleta. Un material de 60 µm de grosor fue el más electroactivo, con una expansión superior a la de los elastómeros anteriores y una tensión de funcionamiento de 1000 V. Y un actuador circular fabricado con ese material se expandió y contrajo más de 10 000 veces antes de degradarse. En otra serie de experimentos, los investigadores introdujeron cadenas laterales polares en los polímeros y produjeron materiales que respondían a tensiones tan bajas como 800 V. Sin embargo, no se expandían tanto como la película más electroactiva del equipo. A partir de los resultados, los investigadores afirman que, con algunos retoques, el material podría utilizarse algún día para desarrollar implantes duraderos y otros dispositivos médicos que funcionen a voltajes más seguros.
Los autores agradecen la financiación del Consejo Europeo de Investigación en el marco del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea, la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia, los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales y el Consejo de Becas de China.
American Chemical Society (ACS, por sus siglas en inglés) es una organización sin ánimo de lucro creada por el Congreso de los Estados Unidos. La misión de ACS es promover la química en general y a sus profesionales en beneficio tanto de nuestro planeta como de todos sus habitantes. La Sociedad es líder mundial en la promoción de la excelencia para la enseñanza de las ciencias, y el acceso a la información y la investigación relacionadas con la química a través de sus múltiples soluciones de investigación, publicaciones revisadas por expertos, conferencias científicas, libros electrónicos y el periódico semanal de noticias Chemical & Engineering News. Las revistas de ACS se encuentran entre las más citadas, fiables y leídas de la literatura científica; sin embargo, la propia ACS no realiza ninguna investigación química. Como líder en soluciones de información científica, su división de CAS colabora con innovadores de todo el mundo para acelerar los avances mediante la organización, la conexión y el análisis del conocimiento científico mundial. Las oficinas principales de ACS están en Washington D. C. y en Columbus, Ohio.
(American Chemical Society)
Abril 12/2023 (EurekAlert!) – Tomado de la Selección de Medicine and Health en español. Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS).
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