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La duración de los tratamientos con antibióticos se podría reducir en la mayoría de infecciones respiratorias, adoptándolos a las necesidades de los pacientes, según un trabajo liderado por el investigador Carl Llor, del Instituto de Investigación en Atención Primaria (IDIAP) JGol.
El IDIAP JGol ha informado este lunes en un comunicado de las conclusiones del trabajo de Llor, que es una revisión de estudios sobre este tema publicados anteriormente.
Carl Llor, primer firmante del trabajo y líder del Grupo de Investigación en Infecciones en Atención Primaria del IDIAP JGol, ha destacado que cada persona metaboliza los medicamentos de manera diferente, lo que hace que el tratamiento antibiótico estándar no sea adecuado para todas.
Factores como la edad, las comorbilidades (presencia de una o más enfermedades), otras enfermedades debilitantes o el estado del sistema inmunitario del individuo influyen en la duración del tratamiento para cada persona, según el investigador.
En algunos casos, bastaría con prescribir antibiótico una semana o incluso tres días de tratamiento para ser efectivos, ha precisado.
En los hospitales se pueden usar biomarcadores para determinar la duración óptima del tratamiento con antibióticos, pero estos recursos a menudo no están disponibles en la atención primaria.
En este trabajo, que ha sido publicado en la revista eClinicalMedicine, del grupo The Lancet, se explica que se podría reducir la duración del tratamiento antibiótico cuando mejoran los síntomas sin perder efectividad.
«Aún así, antes de recomendar esta práctica en el ámbito clínico, sería necesario realizar un ensayo clínico aleatorizado que permitiera comparar la individualización de la duración del tratamiento antibiótico con las necesidades de cada paciente», se afirma en el comunicado.
Está previsto que el IDIAP JGol lleve a cabo próximamente este estudio clínico, en una fecha que, por ahora, no se ha concretado.
Llor ha destacado que «sustituir la práctica tradicional de tratamientos de duración fija por un enfoque individualizado y centrado en el paciente podría mejorar la atención, reducir la exposición de los pacientes a los antibióticos, disminuir los efectos secundarios y ayudar a reducir la resistencia antimicrobiana, algo que ahora tendremos que valorar en un ensayo clínico».
El IDIAP JGol ha recordado que los antibióticos han sido fundamentales para salvar vidas y prevenir infecciones, pero que su efectividad está en riesgo a causa del aumento de la resistencia a los antimicrobianos, provocado por el abuso de estos medicamentos.
Aproximadamente el 80 % de los antibióticos se prescriben en la Atención Primaria, una gran mayoría de los cuales tratan infecciones del tracto respiratorio, que son muy frecuentes.
En los últimos años, las autoridades sanitarias han insistido en la necesidad de reducir el uso excesivo de los antibióticos, pero solo ha disminuido un 4 % la media de exposición de la población a los antibióticos, se asegura en la nota.
16 septiembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Hace 30 años que la ciencia no descubre un antibiótico nuevo, por eso, señala el investigador César de la Fuente, hay que buscar moléculas «en todas partes», incluso en nuestros parientes más cercanos, como los neandertales, y en otros organismos extintos, como el mamut: «Queremos explorar todo el árbol de la vida».
De la Fuente trabaja en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, y lleva casi una década aplicando herramientas de inteligencia artificial (IA) para rebuscar, en cada rincón de la biología -viva y extinta-, moléculas con potencial antibiótico, para frenar lo que cada vez más es un problema de salud mundial: las bacterias resistentes.
«Hemos logrado acelerar dramáticamente nuestra capacidad para descubrir nuevos antibióticos», indica en entrevista telemática con EFE el investigador español; a día de hoy, forman parte de su ‘biblioteca molecular’ más de un millón de péptidos -cadenas cortas de aminoácidos conocidas por su potencial como antibióticos innovadores-.
Que él y su equipo han encontrado en neandertales, denisovanos, mamuts lanudos, elefantes de colmillos rectos y perezosos gigantes, todas ellas extintas, y en la saliva y el microbioma humano, en vísceras de cerdo, plantas y muchos otros organismos marinos y terrestres.
¿Por qué no hay nuevos antibióticos?
De la Fuente, quien ha recibido numerosos galardones, como el Premio Princesa de Girona de Investigación en 2021 o el premio Langer, explica que son múltiples los factores que han entorpecido el hallazgo de antibióticos totalmente nuevos -solo se han «modificado mínimamente» las estructuras de algunos-.
Cada vez, dice, hay menos inversión y no hay incentivos a nivel de mercado. Además, durante mucho tiempo se pensó que el problema -combatir bacterias- estaba resuelto porque existían fármacos que funcionaban, lo que «desincentivó» a científicos y compañías, que dirigieron su mirada al cáncer y otras enfermedades.
Pero con el tiempo, como ya advirtió Alexander Fleming -descubridor de la penicilina- en su discurso de aceptación del Nobel, las bacterias se han ido haciendo cada vez más resistentes: existe una brecha de muchos años sin innovación en nuevos antibióticos.
A esto, añade el investigador de A Coruña, hay que sumar que los métodos tradicionales de muestreo y laboratorio para hallar moléculas novedosas «están un poquito obsoletos. Descubrir algo interesante puede llevar entre 6 y 7 años, más tiempo del que se tarda en completar un doctorado, y ni siquiera está garantizado».
Aquí, asevera, es donde entran en juego las máquinas: «los algoritmos pueden acelerar el proceso».
Se trata de aprovechar varias décadas de información biológica disponible en forma de secuenciación de proteomas -el conjunto de proteínas producidas por un organismo y codificadas en su genoma-; genomas -todos los genes de un organismo-; y metagenomas -el conjunto completo de material genético presente en una comunidad microbiana en un entorno específico-.
Y aplicar luego los algoritmos adecuados para encontrar, en esa inmensidad de datos, moléculas escondidas. «Es hacer ciencia a velocidad digital», declara el investigador, quien subraya que siempre, para verificar que lo identificado por la IA es correcto, hay que sintetizar en el laboratorio algunos péptidos.
Además, es fundamental probar su actividad antimicrobiana ‘in vitro’ y en modelos animales, lo que De la Fuente ha logrado.
La ‘desextinción molecular’
El primer paso de esta aventura científica fue escudriñar el proteoma humano; gracias a la IA, se identificaron por primera vez miles de péptidos ocultos con potencial antibiótico. Eso hizo plantearse al equipo que quizás no solo estuvieran ahí, sino también conservados a lo largo de la evolución, del árbol de la vida.
Comenzaron a explorar moléculas similares en neandertales y denisovanos y a desarrollar un nuevo paradigma, la «desextinción molecular», que se refiere al proceso de resucitar moléculas de especies extintas para «hacer frente a problemas de hoy en día».
La primera de estas moléculas extintas reconocida -hubo que inventarse un nombre- fue la ‘neandertalina-1′; «fue emocionante», admite el científico. Después vinieron otras y la idea de ir más allá de los antepasados humanos, ampliando la búsqueda a todas las especies extintas conocidas por la ciencia.
Para lograrlo, De la Fuente y su equipo desarrollaron un nuevo modelo de aprendizaje profundo, denominado APEX, entrenado con bases de datos de ADN arcaico de diversos organismos. Este modelo se enfocó en el «extintoma», la información genética de organismos extintos.
Descubrieron la ‘mamutusina-2′ del mamut lanudo, la ‘elefasina-2′ del elefante de colmillos rectos o la ‘hidrodamina-1′ de la antigua vaca marina. Algunas moléculas mostraron en ratones una eficacia comparable a la del antibiótico polimixina B, comúnmente usado en hospitales, afirma De la Fuente, para quien aún faltan datos para saber si las moléculas extintas tienen mayor potencial que las de organismos vivos.
Cuestiones bioéticas
El equipo está pensando ahora los siguientes pasos, porque el objetivo final es desarrollar antibióticos nuevos. Una opción es crear ellos mismos una empresa (‘spin-off’) para explotar los resultados y diseñar nuevos mecanismos para implementar ensayos clínicos, quizás a través de una fundación sin ánimo de lucro. «El mercado está roto y hay que explorar nuevas vías».
La desextinción es un campo nuevo y su desarrollo ha abierto un debate ético y sobre cómo patentar estas moléculas.
«Al abordar el concepto de resucitar moléculas del pasado, nos enfrentamos a profundas cuestiones éticas sobre nuestra relación con la naturaleza, los límites de la intervención humana y nuestras responsabilidades como administradores del mundo biológico», escribió recientemente en la revista Nature Biotechnology el científico gallego junto al experto en patentes y bioética Andrew W. Torrance.
En las conversaciones mantenidas hasta ahora, «no vemos grandes problemáticas porque son moléculas que no son capaces de autoreplicarse. Son cosas inertes en un tubito con agua», indica a EFE De la Fuente.
Aclara que esto no tiene nada que ver con la resurrección de organismos completos, pero reconoce que el debate sobre la desextinción molecular es necesario y debería involucrar a gobiernos y sociedad.
30 agosto 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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El Ministerio de Salud de Indonesia y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han establecido la Estrategia Nacional 2025-2029 para prevenir las muertes por Resistencia a los Antimicrobianos (RAM).
El viceministro de Salud, Dante Saksono Harbuwono, declaró la víspera que la estrategia comprende cuatro pilares que abarcan la prevención de enfermedades infecciosas, el acceso a servicios de salud esenciales, el diagnóstico oportuno y preciso y el tratamiento adecuado con alta calidad.
Además, destacó que la estrategia adopta los tres conceptos de gobernanza eficaz, información estratégica y evaluación externa.
Harbuwono señaló que la estrategia nacional es una forma de aprender del pasado y esforzarse por hacer mejores esfuerzos para prevenir más casos de RAM.
El funcionario dijo que la coordinación intersectorial para abordar los casos de RAM se inició con base en el Reglamento Número 07 de 2021 del Ministerio Coordinador de Desarrollo Humano y Asuntos Culturales sobre el Plan de Acción Nacional 2020-2024 para el Control de la Resistencia a los Antimicrobianos.
Manifestó el deseo de que la nueva iniciativa salve la vida de muchas personas en el futuro.
El director general de servicios de salud del ministerio, Azhar Jaya, afirmó que a escala mundial, alrededor de 1,27 millones de muertes fueron causadas en 2019 por RAM.
Subrayó que el número de fallecimientos sigue aumentando y se proyectan 10 millones de muertes por RAM en 2050. La estrategia nacional es una medida preventiva ante el preocupante fenómeno mundial.
21 agosto 2024|Fuente: VNA |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Investigadores advirtieron del aumento del Vibrio, bacterias acuáticas que habitan en los mariscos debido al cambio climático, por lo que se cree que los casos crezcan mundialmente y en Europa, reveló la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA.
Los científicos temen que esto podría provocar un incremento de las bacterias en aguas de baja salinidad o salobres, y aseguraron que en algunas especies ya se observa resistencia a los antimicrobianos de último recurso.
La EFSA llevó a cabo una evaluación de la bacteria y lo relacionó con el consumo de mariscos, además analizaron los efectos que podría tener el cambio climático en relación con la seguridad alimentaria.
En Europa, los fenómenos meteorológicos como las olas de calor provocan un incremento de las infecciones de esta bacteria, ya que las Vibrio pueden multiplicarse en zonas donde se expanden debido a que las aguas costeras están más cálidas, lo que genera un mayor riesgo de infecciones debido al consumo de mariscos.
Según un informe de esa institución las regiones más amenazadas por esas bacterias son las aguas salobres o de baja salinidad y las zonas costeras con afluencias fluviales.
Las bacterias Vibrio crecen en condiciones cálidas y las altas temperaturas favorecen su presencia, pueden sobrevivir en entornos acuáticos y requieren de concentración de sal para crecer de forma óptima. Algunas cepas son patógenas, por lo que pueden causar gastroenteritis o infecciones graves.
Para controlar la presencia de esos organismos, es importante mantener la cadena del frío durante la transformación, el transporte y el almacenamiento, mientras a los consumidores se les recomienda garantizar una manipulación y cocción correcta de los mariscos, además de evitar el consumo de productos crudos.
09 agosto 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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El número de agentes antibacterianos en fase de desarrollo clínico se incrementó de 80 en 2021 a 97 en 2023, pero hoy se necesitan urgentemente otros nuevos e innovadores contra las infecciones graves, afirmó la OMS.
El nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la investigación de antibacterianos muestra que no se progresa a la velocidad necesaria para combatirlos y sustituir a los que han perdido eficacia debido a un uso generalizado.
Ante el imparable avance de las resistencias a los antimicrobianos (RAM) de bacterias, virus, hongos y parásitos, las que acarrean día a día un mayor número de infecciones difíciles de controlar, la propagación de enfermedades contagiosas y muertes anticipadas, es cada vez más acuciante el desarrollo de nuevos antibióticos que las detengan, precisa el texto.
De no ocurrir, y según el pronóstico de un estudio publicado en The Lancet en 2022, las superbacterias matarán en 2050 a 10 millones de seres humanos anualmente, una cifra que será superior a la pérdida de vidas ocasionadas por el sida, la malaria y algunos cánceres.
La resistencia a los antimicrobianos es una emergencia para la salud mundial que comprometerá gravemente el avance de la medicina moderna, por lo que es urgente aumentar la inversión en investigación y desarrollo (I+D) para luchar contra las infecciones resistentes a los antibióticos, entre ellas la tuberculosis.
De otro modo, volveremos a los tiempos en los que la gente temía contraer infecciones habituales y ponía en riesgo su vida si se sometía a intervenciones quirúrgicas sencillas, argumentó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El informe asegura categóricamente: «No solo hay pocos antibacterianos en fase de desarrollo, teniendo en cuenta el tiempo que requiere la I+D y la probabilidad de fracaso, sino que no se innova lo suficiente».
De los 32 antibióticos en fase de desarrollo contra las infecciones de la Lista OMS de patógenos bacterianos prioritarios, solo 12 pueden considerarse innovadores, y de esos cuatro son eficaces contra al menos un patógeno considerado crítico por la OMS.
Hay lagunas en toda la fase de desarrollo, en particular en productos para niños, formulaciones orales más convenientes para pacientes ambulatorios y agentes contra el aumento de la farmacorresistencia, aseveración sumamente alarmante emitida por la agencia sanitaria de la ONU.
04 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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18
El mal uso y abuso de los antibióticos es una de las posibles causas de que las bacterias se adapten y sean cada vez «más resistentes y virulentas», una «pandemia silenciosa» que debería abordarse con un buen diagnóstico al paciente, para determinar si es necesario o no administrar ese fármaco, e impulsando la investigación para conseguir nuevos medicamentos antibacterianos.
«Puede llegar a ser un problema gravísimo pero a día de hoy no lo es. Todavía hay muchas cosas que no entendemos y es difícil poderlo manejar», asegura en una entrevista con EFE José Rafael Penadés, catedrático de Microbiología del Imperial College London y profesor investigador de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia, que acaba de ser nombrado miembro o «Fellow» de la Royal Society británica.
Uno de sus logros es el descubrimiento de una nueva vía de transferencia de información genética entre bacterias, la «transducción lateral», que ayuda a comprender cómo las bacterias más peligrosas por su resistencia a los antibióticos se adaptan y evolucionan rápidamente, se vuelven más virulentas y van a hospedadores a los que antes no podían infectar o se adaptan a sitios donde antes no podían vivir.
«Lo más llamativo es la parte en la que estos mecanismos pueden hacer que bacterias que no eran resistentes a los antibióticos lo hagan y se transformen en patógenas de una manera rápida», señala Penadés, que inició su trayectoria académica y científica en Valencia, en 2013 se incorporó al Institute of Infection, Inmmunity and Inflammation de la Univesity de Glasgow, y desde 2020 dirige el Centre for Bacterial Resistence Biology del Imperial College de Londres.
La bacteria Staphylococcus aureus
Penadés, que es veterinario de formación aunque la investigación básica que realiza se aplica tanto en humanos como en animales, centra su interés en Staphylococcus aureus, una bacteria que vive en la nariz sin producir ningún tipo de enfermedad pero puede llegar a ser una de las «mayores causas de muerte» en hospitales por ser uno de los principales agentes implicados en las infecciones nosocomiales.
Señala que esta bacteria, con tres millones de bases genéticas, tiene la «habilidad» de infectar a muchos hospederos diferentes, tanto a humanos como a perros, ovejas, cabras, caballos, gallinas, conejos o delfines.
«Queremos entender qué mecanismos hacen que una cosa aparentemente tan insignificante tenga la habilidad de haber evolucionado para poder infectar a tantos hospederos diferentes», indica.
Según matiza, «pequeños cambios en las bacterias producen consecuencias importantes y hacen que tengan la capacidad de producir algún tipo de enfermedad», y pone como ejemplo que aunque la mayoría de las bacterias que tenemos en el intestino son benignas y solo unas pocas patogénicas, el consumo de antibióticos mata a las buenas y hace que las resistentes se expandan.
«Los antibióticos no han creado las resistencias, ha habido bacterias durante la evolución que utilizan esos fármacos para eliminar a sus competidores. Es un mecanismo muy antiguo, pero al estar seleccionando constantemente esas bacterias resistentes, estamos generando un problema», explica.
Aumento de muertes asociadas a bacterias resistentes
Ha crecido el número de muertes asociadas a bacterias que son resistentes a los fármacos y se prevé que siga aumentando, advierte Penadés, que indica que hay países preocupados porque en algunos pacientes los procedimientos quirúrgicos podrían estar comprometidos por la posibilidad de una infección en el hospital, «cuando debería ser el lugar más seguro».
Aunque de momento hay tratamientos para la mayor parte de las bacterias, advierte de que se debería disminuir el uso de antibióticos para evitar ese incremento de las resistencias, así como impulsar más investigación para conseguir nuevos medicamentos que permitan abordar esta «pandemia silenciosa».
En este último aspecto, señala que las empresas farmacéuticas han decidido, y «están en su derecho», que el desarrollo de nuevos antibióticos no es tan rentable como el de fármacos contra la diabetes o contra otras enfermedades crónicas de larga duración, ya que su comercialización sería limitada y al poco tiempo aparecerían resistencias. «No hay muchos nuevos antibióticos recientemente», lamenta.
El tercer mundo, origen de bacterias multirresistentes
Considera que el tercer mundo podría ser el origen de muchas bacterias multirresistentes por la «masificación» en la que viven y el «uso indiscriminado y sin control» de antibióticos, un problema que distintos organismos intentan paliar con diagnósticos rápidos y sencillos y controlando la administración de esos fármacos.
«Hay muchas cosas que no sabemos pero debemos estar preparados para intentar minimizar la parte negativa de lo que pueda ocurrir, tener mejores tratamientos, mejores diagnósticos para administrar los antibióticos a quien realmente los necesite y poder hacer frente a lo que pueda venir en mejores condiciones», asevera.
Preguntado por si esa resistencia de las bacterias a los antibióticos podría derivar en una zoonosis, un contagio de animal a humano, afirma que las pandemias «van en las dos direcciones» y tanto humanos como animales pueden ser el origen de una infección vírica o bacteriana.
«Todos esos procesos de salto de especies o de zoonosis vienen asociados a procesos de masificación, en granjas donde hay muchos animales o en ciudades donde vive mucha gente», indica para aclarar que el sistema inmune elimina la mayoría de esas bacterias o virus.
16 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia