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13
Un estudio del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III(ISCIII) publicado en ‘Journal of Psyquiatric Research’, evalúa la asociación entre el distrés psicológico y la mortalidad en la población adulta española que el distrés psicológico está asociado a un mayor riesgo de mortalidad, especialmente por enfermedades cardiovasculares y tumores.
Las personas con distrés psicológico que están en tratamiento tienen un riesgo de mortalidad menor.
El estudio, que analizó a 21.003 individuos durante 9 años, concluye que las personas con distrés psicológico que están en tratamiento tienen un riesgo de mortalidad menor.
El estudio está enmarcado en el grupo de trabajo MESES ‘Mortality to Spanish Health Surveys (MESES)’, liderado por el investigador del ISCIII Iñaki Galán, del que forman parte las investigadoras Teresa López-Cuadrado, Cristina Ortiz y Ana Ayuso-Álvarez. Teresa López-Cuadrado e Iñaki Galán señalan que las conclusiones de este trabajo pueden tener importantes implicaciones en salud pública, ya que ‘a pesar de la alta prevalencia de los problemas de salud mental.
Los datos provienen de la Encuesta Nacional de Salud y registros de defunción hasta diciembre de 2020. La variable principal de análisis es el denominado GHQ-12, un instrumento auto-administrado de cribado que tiene por objetivo detectar la prevalencia de casos probables de morbilidad psiquiátrica o de padecimiento psicológico en la población.
Para más detalle, consulte el artículo completo: López Cuadrado T, Ortiz C, Ayuso Álvarez A, Galán I. Impact of psychological distress on mortality in Spain. The importance of early detection and treatment of mental disorders. J Psychiatric Research[Internet]. 2024[citado 13 feb 2024]; 169. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2023.11.045
12 de febrero 2024| Fuente: Europa Press| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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13
La Universidad de Barcelona (UB) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) han identificado un nuevo mecanismo que podría mejorar la eficiencia de los tratamientos disponibles contra la diabetes.
Este estudio, publicado en la revista científica ‘Metabolism’, ha revelado nuevas estrategias para inhibir la síntesis de glucosa en el hígado y reducir sus niveles en pacientes con patologías metabólicas, lo que podría posibilitar nuevas vías de abordaje de esta tipología de enfermedades como: la insuficiencia cardíaca, el cáncer o el hígado graso. La investigación estudia cómo la proteína GDF15 podría ayudar a combatir la diabetes tipo 2 y problemas en el hígado, y concluye que podría ser útil para este fin, ya que puede detener la producción excesiva de azúcar en el hígado y prevenir que el hígado se dañe. Los científicos observaron que los ratones que no tenían un nivel suficiente de esta proteína tenían problemas con el azúcar en sangre y como consecuencia, sufrían daños hepáticos.
Por contra, cuando los niveles de GDF15 aumentaron, el hígado funcionaba mejor, con lo cual, se concluyó que aumentar la cantidad de GDF15 podría ayudar a tratar la diabetes tipo 2 y mantener el hígado en buen estado. ‘La modulación de los niveles de la proteína GDF15 podría ser útil para mejorar la efectividad de los tratamientos antidiabéticos actuales, puesto que la gluconeogénesis hepática es clave en la hiperglucemia en pacientes con diabetes mellitus de tipo 2, y los niveles séricos de TGF- ß1 también están aumentados en estos pacientes’, explica técnicamente el catedrático Manuel Vázquez-Carrera.
Este catedrático de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la UB, el Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB), del Instituto de Investigación San Juan de Dios (IRSJD) y el CIBERDEM ha dirigido este estudio, y con la participación de las investigadoras Patricia Rada y Ángela M. Valverde (CIBERDEM/CSIC/UAM) y del profesor Walter Wahli, de la Universidad de Lausana (Suiza), entre otros expertos.
Para más detalle, consulte el artículo completo: Jurado Aguilar J, Barroso E, Bernard M, Zhang M, Peyman M, Rada P, Vet al. GDF15 activates AMPK and inhibits gluconeogenesis and fibrosis in the liver by attenuating the TGF-β1/SMAD3 pathway. Metabolism[Internet].2024[citado 12 feb 2024]; 152. https://doi.org/10.1016/j.metabol.2023.155772
12 de febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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La desnutrición en personas que sufren algún cáncer oscila entre el 15 y 40 %, es decir que llega a afectar a 4 de cada 10 enfermos, e incluso puede alcanzar al 80 % en fases avanzadas, una situación que perjudica el sistema inmune, favorece infecciones, empeora la respuesta a los tratamientos y provoca deterioro funcional, factores asociados a menor supervivencia.
La desnutrición o mal nutrición asociada a la enfermedad es una cuestión que afecta a hospitalizados, principalmente a personas con edad avanzada, y para hacer frente a ello existen muchas barreras, que van desde una legislación obsoleta, hasta notables diferencias en los recursos de los hospitales de cada comunidad autónoma, principalmente en lo referente a profesionales que puedan aplicar la mejor terapia nutricional a cada paciente.
Existe, por tanto, una relación directa entre una mala nutrición y la vida media del paciente con cáncer:
hasta un 20 % de los enfermos, es decir 2 de cada 10, fallecen por problemas nutricionales ya que responden mal a los tratamientos y enfrentan peor su enfermedad. Lo ponen de manifiesto especialistas en endocrinología y nutrición, así como oncólogos consultados por EFE, que puntualizan que los problemas nutricionales también dependen mucho del tipo de cáncer y del estadio de la enfermedad.
Se da una prevalencia mayor en pacientes con tumores del tracto digestivo, los sometidos a una cirugía mayor y los que reciben quimioterapia o radioterapia ya que puede afectar a la ingesta, digestión o absorción de los alimentos.
Las estadísticas médicas apuntan también que 1 de cada 3 pacientes con cáncer, un dato que podría ser mayor, llega a perder hasta 10 kilos como consecuencia de su tumor tras ser diagnosticado y más de la mitad pierden un 10 % de su peso, una merma que impacta negativamente en el índice de masa muscular (sarcopenia), un factor asociado a la supervivencia y calidad de vida del paciente.
En una entrevista con EFE, Yolanda Escobar, coordinadora de la sección de Cuidados Continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), explica que es importante desde el punto de vista clínico percibir la mal nutrición antes de que se someta al paciente a procesos quirúrgicos o tratamiento y remarca que los comités de tumores en los hospitales deben contar con al menos un profesional para clasificar el riesgo nutricional, en caso de que exista.
Indica que hay un déficit de profesionales en nutrición y endocrinología para personalizar las necesidades de cada persona y cita como ejemplo que un paciente puede estar mal nutrido y ‘sarcopénico’ (es decir tendente a la pérdida de masa muscular) incluso siendo obeso y son perfiles, advierte, que a veces ‘son difíciles de detectar’ por los profesionales oncológicos.
Aumentan las estimaciones de cáncer para 2024 Según estimaciones de SEOM, este año se diagnosticarán 286.664 nuevos casos de cáncer, un 2,6 % más que en 2023, principalmente tumores colorrectales, de mama y de pulmón.
Mientras que la Sociedad Española de Patología Digestiva estima que más del 25% de los nuevos casos de cáncer diagnosticados en España afectarán al aparato digestivo. La desnutrición ensombrece el pronóstico ‘La desnutrición asociada al cáncer ensombrece el pronóstico, empeora la calidad de vida, aumenta las complicaciones de la cirugía, disminuye la tolerancia a la quimio y radioterapia, aumenta la tasa de abandono de tratamientos, aumenta los días de ingreso hospitalario, los reingresos y encarece muy significativamente el coste del proceso’, cuenta a EFE Francisco Botella Romero, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Comenta, al igual que la coordinadora de SEOM, que la dieta es un tratamiento médico que debe ser adaptado a cada caso y aclara que para algunos se recomienda una dieta densa en calorías y para otros una rica en proteínas, pero, en resumen, dicen ambos, la mediterránea ofrece un amplio abanico de opciones para cubrir requerimientos nutricionales.
Ambos expertos advierten sobre las modas del ayuno o dietas como la cetogénica (baja en carbohidratos y rica en grasas, vegetales y proteínas) ya que no se recomiendan en la gran mayoría de pacientes con cáncer y menos si hay riesgo de desnutrición.
Ojo a los suplementos nutricionales ‘milagro’ Desde la SEOM, Escobar precisa que los suplementos nutricionales se suelen prescribir si el paciente no puede llegar a los requerimientos nutricionales habituales como consecuencia de su enfermedad o factores previos y, en la misma línea que la SEEN, apuesta por los que tengan evidencia científica contrastada y puedan ser una opción terapéutica.
La mayoría de los suplementos de venta libre o los denominados ‘milagro’ no tienen eficacia demostrada, advierte el profesional de la SEEN.
El ayuno puede ser perjudicial Sobre el ayuno intermitente, un hábito de moda y muy promovido en las redes sociales por los denominados gurús de la salud y el bienestar, la experta de la SEOM lo ve contraproducente en la gran mayoría de los casos y apunta que aún no hay una evidencia científica sólida que respalde sus beneficios en enfermos con cáncer.
Es más, señala que no tiene sentido en pacientes con mal nutrición ya que cuando pierden hasta un 30% de su composición corporal se observa una mayor toxicidad asociada a los fármacos contra el cáncer, así como peor respuesta a los tratamientos. Por su parte, Botella aclara que un ayuno de ‘corto periodo’ puede ayudar a tolerar los efectos secundarios de algunos quimioterápicos, pero no se recomienda por ‘el gravísimo riesgo de desnutrición’ que conllevan algunos tipos de cáncer: solo debería realizarse bajo control médico y en casos muy seleccionados, concluye.
2 febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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Los mismos tratamientos oncológicos que aumentan la supervivencia también pueden ocasionar toxicidad cardíaca en los pacientes. Preservar la salud cardiovascular de los largos supervivientes del cáncer es el objetivo de la cardio-oncología, un campo en pleno desarrollo.
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, el 4 de febrero, representantes de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) explican a EFE el trabajo de estas dos especialidades para controlar desde el ámbito hospitalario las dolencias cardíacas en los pacientes oncológicos. ‘No hay que lanzar un mensaje de alarma’, pero sí destacar la necesidad de hacer un seguimiento conjunto de estos pacientes, apunta la doctora Cristina Mitroi, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC.
La especialista cita datos del estudio Cardiotox que refleja que, aunque un 37,5 % de los pacientes oncológicos desarrolla cardiotoxicidades, la gran mayoría son leves y solo un 5,9 % son moderadas o graves. Este trabajo, llevado a cabo en cinco hospitales públicos españoles y otros cuatro europeos, se basa en el seguimiento durante dos años de 865 pacientes en tratamiento contra el cáncer. ‘Nos preocupamos porque los pacientes no paguen el peaje de las secuelas cardiológicas a corto plazo, que pueden ser más importantes, pero sobre todo las de medio y largo plazo que antes no se contemplaban’, explica el vicepresidente de la SEOM, el doctor Javier de Castro.
La prevención, el primer paso Los dos especialistas coinciden en señalar que el paso principal es la prevención de esa dolencia cardíaca generada por la toxicidad farmacológica. Pero también preservar la salud cardiovascular de la persona que ya padezca problemas cardíacos o comorbilidades (hipertensión, colesterol, sobrepeso…) en el momento de recibir el diagnóstico de cáncer, algo habitual en casos de tumores de pulmón, próstata o colon que tienden a aparecer entre los 60 y 70 años de edad.
Javier de Castro, también jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, recalca: ‘Nos tenemos que preocupar desde el minuto uno de prevenir no solo la toxicidad, sino la propia salud de la persona’. La prevención primaria consiste en valorar, por parte de las dos especialidades, el riesgo cardiovascular del paciente antes de poner en marcha el tratamiento adoptado por oncología, y hacer un seguimiento posterior del enfermo con diferentes controles, explica Cristina Mitroi, también especialista en el Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid). ‘Durante los primeros años, el superviviente está en conexión con el hospital, por eso donde más tenemos que trabajar es en el largo plazo, una vez superado el cáncer, ver cuál es la mejor estrategia’ de seguimiento, precisa la doctora.
Cardiotoxicidad, un amplio espectro ‘Puede haber muchos tipos de cardiotoxicidad’, indica la cardióloga, quien matiza que cada fármaco oncológico está asociado a determinados efectos secundarios cardíacos y en su interacción influyen las circunstancias de cada paciente (edad, tipo de tumor, otras enfermedades de base…).
La dolencia cardíaca más frecuente es la hipertensión arterial, mientras que la insuficiencia cardíaca no es habitual, pero sí más preocupante. La doctora explica que existe diferencia de género, mientras que las mujeres son más propensas a eventos de insuficiencia cardíaca y arritmias, los varones son más proclives a cardiopatía isquémica, infartos y eventos vasculares. Cardiólogos y oncólogos trabajan en coordinación en sus hospitales para cuadrar los diferentes tratamientos cuando coincidan, que no suelen presentar interferencias, y para hacer el posterior seguimiento del superviviente.
El arranque de la cardio-oncología y su futuro La cardio-oncología surge, sobre todo, por la necesidad de controlar los efectos secundarios cardiológicos que pueden producir los fármacos de oncología, terapias que en las últimas décadas han aumentado la supervivencia del cáncer al lograr la curación o cronificar la enfermedad en algunos casos.
El oncólogo Javier de Castro relata que estas toxicidades ya se evidenciaron hace unos cuarenta años con el uso de las antraciclinas, un tipo de quimioterapia para cáncer de mama y para linfomas y leucemias pediátricos que, en estos últimos, se observó la aparición de consecuencias cardíacas en la edad adulta. ‘Y esto llevó a la reducción de los tratamientos de quimioterapia, a evitar radioterapias torácicas en algunas situaciones. La oncología infantil fue el germen para evitar efectos a largo plazo’, señala el especialista.
Ahora, los tratamientos innovadores, como la inmunoterapia y las terapias diana, fundamentales en prolongar la supervivencia, también provocan ciertas toxicidades que se están investigando más en profundidad.
En concreto, una veintena de hospitales, entre ellos La Paz, y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC) colaboran en un programa piloto para identificar los parámetros que producen los daños a nivel cardíaco relacionados con la inmunoterapia.
Otro de los objetivos de la investigación en cardio-oncología es buscar más biomarcadores que ayuden a predecir las posibles dolencias cardíacas La alianza entre SEOM y SEC trabaja para avanzar en la cardio-oncología también de la mano de la oncología radioterápica y la hematología (para los cánceres de la sangre), así como de la Atención Primaria, importante para orientar al paciente cardio-oncológico en un estilo de vida saludable, ya que los factores de riesgo (tabaquismo, sedentarismo, hipertensión, sobrepeso…) son los mismos para las dos enfermedades.
Pero los cardiólogos van más allá al querer promover la subespecialidad de cardio-oncología en los hospitales y el desarrollo de programas oficiales que conlleven recursos que permitan avanzar en este campo de la Medicina. En el día a día, se siguen las guías de la Sociedad Internacional de Cardio-Oncología y cada hospital se organiza en función de sus disponibilidades para coordinar la atención de los largos supervivientes del cáncer.
2 febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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Los virus de las hepatitis C y B son una de las causas de este tipo de cáncer, uno de los más frecuentes en la sangre, y de las patologías que lo preceden, las gammapatías monoclonales
Identificar precozmente una infección por esos virus puede ayudar a prescribir el tratamiento adecuado y evitar que derive en patologías malignas
El trabajo ha merecido un editorial en la revista Haematologica.
Hace unos años la curación de un paciente de mieloma múltiple tras haber sido tratado de una hepatitis C sorprendió a los investigadores del grupo de Joaquín Martínez, de la Unidad de Investigación Clínica de Tumores Hematológicos H12O-CNIO, una colaboración del Hospital 12 de Octubre (H12O) y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). El mieloma múltiple es uno de los cánceres de la sangre más frecuentes.
El deseo de entender la curación de ese paciente ha llevado a descubrir que los virus de las hepatitis B y C son una de las causas del mieloma múltiple, y que eliminar la infección con antivirales es la vía para combatir muchos casos de este tipo de cáncer.
El hallazgo del grupo del CNIO y el Hospital 12 de Octubre, realizado en colaboración con Sylvie Hermouet, de la Universidad de Nantes (Francia), ha merecido un reciente editorial en la revista Haematologica. “El reconocimiento de esta asociación entre la hepatitis vírica y el mieloma múltiple, así como con las patologías que se sabe que anteceden a la aparición del mieloma, las gammapatías monoclonales, tiene importantes implicaciones clínicas”, señala Haematologica.
Y añade: “Identificar precozmente una infección por el virus de hepatitis B o C en estos individuos puede conducir al tratamiento antiviral adecuado y la consiguiente mejora de los resultados”.
Se desconoce qué causa el mieloma múltiple, y aunque se sospecha hace tiempo que tiene relación con patógenos infecciosos, nunca se había comprobado esta conexión ni entendido la razón.
Las investigadoras María Linares y Alba Rodríguez-García, de la Unidad Clínica de Cáncer Hematológico H12O-CNIO y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), decidieron estudiar la sorprendente curación del paciente con hepatitis. Para ello recurrieron a la teoría que atribuye la causa del mieloma múltiple a la exposición crónica del organismo a un agente infeccioso.
Un exceso de anticuerpos frenado por antivirales
El mieloma múltiple (MM) consiste en una proliferación excesiva de las células de la sangre que generan los anticuerpos (también llamados inmunoglobulinas), las proteínas que defienden al organismo de infecciones. En el mieloma, un determinando anticuerpo –distinto en cada caso, en función del agente infeccioso— es producido de manera continua y excesiva. Una teoría propone que esta anomalía se debe a la exposición crónica al agente infeccioso, que altera las señales bioquímicas implicadas en la producción del anticuerpo específico contra ese agente.
La curación del paciente con mieloma y hepatitis C tras haber sido tratado de esta enfermedad infecciosa parece apoyar esa teoría. Linares y Rodríguez-García conjeturaron que el organismo dejó de estar crónicamente expuesto al virus de la hepatitis porque el fármaco antiviral lo eliminó, y por eso el mieloma desapareció –las células que fabrican anticuerpos anti-hepatitis C dejaron de reproducirse en exceso–.
Para investigar si en efecto había ocurrido así se realizaron 2 estudios en los que se incluyeron 54 pacientes con gammapatía monoclonal (la patología que antecede al mieloma múltiple) y hepatitis: 9 pacientes con hepatitis C, en un primer trabajo, y 45 pacientes con hepatitis B, en el trabajo publicado en Haematologica. En gran parte de ellos comprobaron que el anticuerpo que estaban produciendo de manera constante y excesiva era, efectivamente, contra el virus de la hepatitis.
Después pasaron a analizar una cohorte mucho más amplia de pacientes de mieloma múltiple (más de 1.300) infectados de hepatitis B, y de hepatitis C (más de 1.200). En ambas cohortes concluyeron que en quienes recibieron tratamiento con antiviral “la probabilidad de supervivencia fue significativamente mayor”.
Nuevas opciones para detección temprana y tratamientos
Los autores, que también publican sus resultados en Haematologica, aseguran que, “en pacientes infectados por el virus de las hepatitis B o de la hepatitis C el mieloma múltiple o la gammapatía pueden estar causadas por estos virus, y el estudio demuestra la importancia del tratamiento antivírico en estos pacientes”.
El editorial de la revista concluye: “La asociación entre la hepatitis vírica y el desarrollo de mieloma múltiple y otras gammapatías monoclonales se ha convertido en un importante campo de investigación. Las infecciones crónicas por el virus de las hepatitis B o de la hepatitis C contribuyen a la patogénesis de estas neoplasias hematológicas, lo que justifica un aumento de las estrategias de concienciación, detección y tratamiento”, concluye Haematologica.
Añade que en pacientes de gammapatías dirigidos por estas hepatitis –que pueden ser identificados tras el análisis del anticuerpo que están produciendo en exceso–, “la terapia antiviral debe ser prescrita lo antes posible”.
Referencia: Rodríguez García A, Mennesson N, Hernandez Ibarburu G, Luz Morales M, Garderet L, Bouchereau L, et al. Impact of viral hepatitis therapy in multiple myeloma and other monoclonal gammopathies linked to hepatitis B or C viruses. Haematologica[Internet].2024[citado 21 ene 2024]; 109(1). https://doi.org/10.3324/haematol.2023.283096
18 enero 2024| Fuente: EurekaAlert| Tomado de | Comunicado de Prensa
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Las infecciones representan casi la mitad de todas las muertes no causadas por una recaída de la enfermedad entre pacientes con cánceres sanguíneos avanzados después del tratamiento con terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR), según muestra un nuevo metanálisis de ensayos clínicos y estudios del mundo real. Read more