oct
23
Tras evaluar los escáneres cerebrales de 27 000 personas de mediana edad y adultos mayores y someterlos a encuestas sobre el sueño, investigadores hallaron que el mal dormir podría acelerar el envejecimiento del cerebro.
«La brecha entre la edad cerebral y la edad cronológica se amplió en unos seis meses por cada reducción de un punto en la puntuación de sueño saludable», señaló la autora principal Abigail Dove, investigadora postdoctoral en neurobiología, ciencias de la atención y sociedad del Instituto Karolinska, en Suecia.
«Las personas con un sueño deficiente tenían cerebros que parecían en promedio un año más viejos que su edad real», dijo en un artículo publicado en la revista eBioMedicine.
Los escáneres mostraron que los cerebros de las personas envejecían más rápido a medida que disminuía su calidad de sueño.
Además, la inflamación explicó alrededor del 10% del vínculo entre la falta de sueño y el envejecimiento cerebral acelerado, señalaron los expertos.
Nuestros hallazgos proporcionan evidencia de que dormir mal puede contribuir al envejecimiento cerebral acelerado y apuntan a la inflamación como uno de los mecanismos subyacentes, subrayó Dove.
Añadió que “dado que el sueño es modificable, puede ser posible prevenir el envejecimiento cerebral acelerado y quizás incluso el deterioro cognitivo a través de un sueño más saludable».
Dormir mal también podría impedir el sistema de eliminación de desechos del cerebro, que está activo principalmente mientras una persona duerme, comentaron los especialistas.
Esto podría conducir a un aumento de los niveles de sustancias tóxicas en el cerebro, incluidas las proteínas beta amiloide y tau que se han asociado con la enfermedad de Alzheimer.
Apuntaron que otra forma en que dormir mal podría dañar la salud del cerebro es a través de sus efectos sobre la salud cardiaca.
07 octubre 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
jun
17
Los adolescentes con hábitos de sueño más saludables disfrutan de una mejor salud cardiovascular en la adultez temprana, según un nuevo estudio publicado en la revista Sleep.
Los resultados de la investigación mostraron que varios hábitos de sueño saludables a los 15 años predijeron una puntuación más alta en salud cardiovascular a los 22 años: conciliar el sueño y despertarse más temprano, pasar un menor porcentaje de tiempo despierto en la cama y tener una menor variabilidad en el tiempo total y el inicio del sueño.
«Dada la importancia de la salud del sueño para la salud física y el bienestar a corto plazo, no nos sorprendió observar una asociación duradera entre el horario de sueño en la adolescencia, la eficiencia del mantenimiento del sueño y la variabilidad del sueño con la salud cardiovascular en la adultez temprana», afirmó la doctora en salud bioconductual Gina Marie Mathew, analista principal de datos y autora del estudio.
La Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda que los adolescentes de 13 a 18 años duerman de ocho a 10 horas regularmente para promover una salud óptima.
Además de una duración adecuada, un sueño saludable requiere un horario adecuado, buena calidad, regularidad y ausencia de alteraciones o trastornos del sueño, afirman los expertos.
09 junio 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
oct
12
La nutricionista y doctora en Farmacia, Amil López Viéitez, ha asegurado, en su último libro titulado Tu última Dieta, que pequeñas variaciones en el horario de las comidas, pueden mejorar el control del peso, la composición corporal y la evolución de muchas enfermedades. Read more
sep
5
Los resultados de un pequeño estudio sugieren que las personas con un mayor riesgo de sufrir enfermedad de Alzheimer (EA) y que tenían una peor calidad de sueño, más problemas para dormir y somnolencia diurna, presentaban más marcadores de EA en el líquido cefalorraquídeo en comparación con las que no mostraban problemas de sueño. Los marcadores que encontraron los investigadores incluyeron señales de las proteínas β-amiloide 42 y tau, y daño e inflamación en las células cerebrales, todos asociados con el potencial de padecer EA. Read more
