obesidadEl éxito del abordaje de la obesidad no reside solo en alcanzar un número en una báscula ya que el tratamiento adecuado de esta enfermedad y sus buenos resultados a largo plazo solo pueden conseguirse si se produce una mejoría de la composición corporal, caracterizada por la pérdida de grasa corporal y el mantenimiento de la masa y la función musculares, según han destacado diferentes expertos durante el simposio de PronoKal Group celebrado en el marco del XIX Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), que se ha llevado a cabo en Sevilla.

En esta ponencia científica se ha subrayado la relevancia de la preservación de la masa muscular en cualquiera de las intervenciones actualmente existentes para abordar la obesidad; y, entre otros aspectos, se ha llamado la atención sobre la necesidad de evitar trastornos tales como la sarcopenia
(disminución de la masa y función muscular), situación que puede ocurrir tras la pérdida de peso con distintas intervenciones.

La masa muscular es necesaria para la movilidad, la fuerza y el equilibrio, factores determinantes para la calidad de vida. Además, posee un rol metabólico activo necesario para un metabolismo saludable, algo fundamental para prevenir la recuperación de peso. ‘Mejorar la composición corporal es esencial para lograr un cambio de peso saludable y sostenible.

Esto puede lograrse mediante una intervención multidisciplinar basada en una dieta cetogénica muy baja en calorías (very low-calorie ketogenic diet, VLCKD)’, ha señalado el profesor Emérito de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), el doctor Felipe Casanueva. En este sentido, los expertos han destacado que los beneficios de la intervención nutricional cetogénica baja en grasas van más allá, logrando incluso en algunas personas con diabetes mellitus tipo 2 revertir esta enfermedad. La endocrinóloga y diabetóloga, investigadora y asesora científica en PronoKal Group, Daniela Sofrà, ha mostrado los resultados de un estudio preliminar en el que se determina que ‘la VLCKD es una estrategia médica nutricional eficaz en el tratamiento de pacientes con sobrepeso u obesidad y diabetes mellitus tipo 2, mejorando el control glucémico, lo que permite la retirada de medicamentos hipoglucemiantes en un entorno de la vida real, logrando la remisión de la DM2′. Este hallazgo se explica por la fuerte y clara correlación entre la obesidad y la diabetes (ambas en claro aumento en nuestro país), evidenciando la importancia de la pérdida de grasa corporal y la eficacia conseguida con esta intervención basada en VLCKD.

‘El exceso de tejido adiposo está asociado con el desarrollo y progresión de la DM2, y la pérdida de grasa corporal mejora el control glucémico en la mayoría de los pacientes’, ha subrayado la doctora Sofrà. La obesidad es actualmente considerada como una enfermedad multifactorial, crónica y
recidivante, ‘que es especialmente compleja debido a la variedad de factores que contribuyen a su desarrollo y mantenimiento’, según ha indicado el presidente del Instituto de Endocrinología y Metabolismo de la Cleveland Clinic (EUA), el doctor Barto Burguera, quien defiende ‘el empleo de un
tratamiento holístico e integral de la obesidad’.

‘El enfoque multidisciplinar es parte imprescindible del tratamiento integral del paciente que vive con obesidad para obtener resultados positivos en la prevención y el abordaje de la enfermedad y sus comorbilidades asociadas, mediante cambios en el estilo de vida, como la educación nutricional, la incorporación de actividad física y el cuidado de los aspectos psico-emocionales’, ha señalado el doctor Barto.

28 noviembre 2023 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

noviembre 28, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Endocrinología, Obesidad | Etiquetas: , , |

obesidad y cáncerLa obesidad podría no ser el único factor que vincula el consumo de alimentos ultraprocesados y un mayor riesgo de cáncer de boca, garganta y esófago, según un estudio que publica European Journal of Nutrition.

Investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) quisieron profundizar en los estudios que asocian el consumo de ultraprocesados y los resultados adversos para la salud, en concreto los cánceres del tracto aerodigestivo superior.

El equipo trató de establecer si la asociación entre el consumo de ese tipo de comida y el cáncer de cabeza y cuello y el adenocarcinoma esofágico (un cáncer de esófago) en EPIC podía explicarse por un aumento de la grasa corporal. Para ello, analizaron datos sobre dieta y estilo de vida de 450.111 personas durante 14 años, entre ellos los procedentes del estudio de cohorte Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC), el más grande de Europa.

Los resultados de los análisis del equipo mostraron que consumir un 10 % más de ultraprocesados se asocia con un 23 % más de riesgo de cáncer de cabeza y cuello y un 24 % más de adenocarcinoma de esófago.

Sin embargo, el aumento de la grasa corporal solo explicaba ‘una pequeña proporción de la asociación estadística’ entre el consumo de ultraprocesados y el riesgo de padecer estos cánceres del tracto aerodigestivo superior. En concreto, la relación entre el consumo de ultraprocesados y el cáncer del tracto aerodigestivo superior ‘no parecía explicarse en gran medida por el índice de masa corporal y la relación cintura-cadera’, según la autora principal de la investigación, Fernanda Morales-Berstein, de la Universidad de Bristol. Por ello, los autores sugieren que otros mecanismos podrían explicar esa asociación, por ejemplo, los aditivos, incluidos los emulsionantes y edulcorantes artificiales, que ya se habían vinculado previamente con el riesgo de enfermedades.

De igual manera, los contaminantes de los envases de alimentos y el proceso de fabricación, podrían explicar, en parte, el vínculo entre el consumo de ultraprocesados y el cáncer del tracto aerodigestivo superior.

El equipo advirtió además de que las asociaciones entre el consumo de ultraprocesados y los cánceres del tracto aerodigestivo superior halladas en el estudio podrían verse afectadas por ciertos tipos de sesgo, indicó la Universidad de Bristol.

Esto explicaría por qué encontraron pruebas de una asociación entre un mayor consumo de ultraprocesados y un mayor riesgo de muertes accidentales, algo que es muy poco probable que sea causal.

Los alientos ultraprocesados ‘están claramente asociados con muchos resultados adversos para la salud, pero aún no está claro si realmente los causan o si factores subyacentes como los comportamientos generales relacionados con la salud y la posición socioeconómica son responsables del vínculo’, destacó George Davey Smith, del mismo centro educativo.

Por ello, son necesarios estudios de cohortes con evaluaciones de la ingesta de seguimiento dietético a largo plazo, que tengan en cuenta también los hábitos de consumo contemporáneos, para replicar los resultados de este estudio, ya que los datos dietéticos del EPIC se recogieron en la década de 1990, cuando el uso de ultraprocesados era todavía relativamente bajo. Además, hay que seguir investigando para identificar otros mecanismos, como los aditivos alimentarios y los contaminantes, que puedan explicar los vínculos observados, agrega el estudio.
ver más información:

Morales Berstein F, Biessy C, Viallon V, Goncalves Soares A, Casagrande C, Hémon B, et al. Ultra-processed foods, adiposity and risk of head and neck cancer and oesophageal adenocarcinoma in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition study: a mediation analysis. Eur Nutr[Internet].2023[citado 22 nov 2023]. https://doi.org/10.1007/s00394-023-03270-1

 23 noviembre 2023 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

noviembre 23, 2023 | gleidishurtado | Filed under: alimentación, cáncer, Obesidad, Oncología | Etiquetas: , , |

obesidadLos médicos internistas han incidido en que considerar la obesidad como una enfermedad crónica facilitará un proceso asistencial alrededor y el abordaje de sus comorbilidades.

Es imprescindible en nuestro país catalogar y evaluar a la obesidad como una “enfermedad crónica” -en la UE lo es desde 2021- y considerar que todas las comorbilidades asociadas son una “consecuencia”, ha señalado a DM Juana Carretero, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y moderadora de la mesa redonda “La Obesidad en Medicina Interna en el siglo XXI. Construyendo el Decálogo de las comorbilidades asociadas a la obesidad en Medicina Interna. El experto eres tú”. La mesa se ha celebrado durante el 44º Congreso Nacional de la SEMI, que tiene lugar en el Palacio de Congresos de Valencia esta semana.

La prevalencia de la obesidad en la población adulta española es del 23%, pero se estima que para el año 2030 será del 30% y para 2035, del 37%. Y en niños y adolescentes, la prevalencia de la obesidad aumenta un 2,5% interanual, según diversas sociedades científicas y estamentos dedicados a su manejo.

A ello se suma que las personas con obesidad pueden desarrollar enfermedades metabólicas, como la diabetes y la enfermedad metabólica hepática, enfermedades cardiovasculares (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca con fracción de eyección deprimida, IC con fracción de eyección preservada, o ictus), apnea del sueño, la enfermedad renal crónica, hasta 32 tipos distintos de cáncer, infertilidad y esterilidad, y problemas articulares -artrosis- y tienen mayor riesgo de necesitar prótesis y su recambio para alguna de las articulaciones deterioradas.

A modo de ejemplo, ha explicado la presidenta de la SEMI, “uno de los principales ítems es la IC y, sobre todo en el caso de con fracción de eyección preservada, el principal problema es el exceso de grasa alrededor del corazón, que impide que se expanda y además infiltra en el miocardio”.

Además, otro ejemplo es el impacto en la enfermedad renal crónica: “Dentro de pocos años la obesidad será la principal causa. La grasa se deposita por fuera del riñón y además hace que el órgano filtre más”. ¿Y qué se puede hacer? Carretero ha reiterado que desde Medicina Interna “estamos convencidos de que la obesidad es la causa de todas las comorbilidades asociadas”. Por ello, debe ser el primer punto del decálogo para estudiarla y abordarla de forma completa. Otro aspecto clave, ha reiterado Carretero, es “dibujar cuál es el perfil principal del paciente” y valorar si necesita perder o no peso, ya que “existen pacientes muy mayores y frágiles donde pérdida es contraproducente”.

Interacción con otros tratamientos

Otro aspecto a analizar y estudiar es ver cómo influye el exceso de adiposidad, que es la forma correcta de medir la obesidad, “sobre los tratamientos que ponemos los internistas habitualmente”. En palabras de Carretero, “estamos habituados a tratar con anticoagulantes a personas que tienen un tromboembolismo pulmonar. Es un miligramo de heparina por kg de peso, ¿pero ¿cuánto se administra a alguien con sobrepeso?”.

En esta línea, también se debe analizar cómo interacciona la obesidad con estos tratamientos. Sobre la financiación de los fármacos antiobesidad, la presidenta de la SEMI ha apuntado que no es sostenible que sea a todo, sino que “se debe priorizar para esos pacientes que tienen una enfermedad asociada a la obesidad». También ha hecho hincapié en el estudio de los estilos de vida y su influencia en la salud de estos pacientes, y si todos, sean mayores o jóvenes, deben recibir el mismo tratamiento. En este sentido, ha recordado que las personas mayores necesitan un abordaje diferente “sobre todo para no perder masa muscular”.

No hay “obesos sanos”

En esta línea, Carretero ha insistido en que no hay obesos “sanos”. Hasta ahora, se había postulado que la obesidad es un factor de riesgo para otras enfermedades y que existe el fenotipo obeso metabólicamente sano (FOMS), según el cual hay personas obesas sanas que no tienen más riesgo de desarrollar otras enfermedades. Ahora, se empieza a postular que este fenotipo no existe y que la grasa acumulada en el cuerpo siempre es disfuncional; está formada por moléculas muy grandes y, por tanto, el organismo está inflamado y enfermo.  “No podemos hablar del obeso metabólicamente sano. Debemos considerar la obesidad como una enfermedad crónica, recidivante y multifactorial. La obesidad no es un factor de riesgo para la diabetes y otras enfermedades cardiacas, sino que la obesidad en sí misma es una enfermedad metabólica, de la que derivan otras enfermedades metabólicas”, ha precisado Carretero.

Novedades terapéuticas

Las novedades terapéuticas más destacables para el manejo de la obesidad son los fármacos agonistas del receptor de GLP-1, tratamiento ya en uso, Está pendiente de aprobación para un perfil de paciente obeso la semaglutida a dosis de 2,4 mg. Otros fármacos en investigación son los agonistas del GLP-1 y agonistas del GIP (otra hormona intestinal), la tianeptina, de la que se ha visto en ensayos clínicos que a dosis altas produce pérdidas de peso superiores al 30%, pero también mucha pérdida de masa muscular.

Más adelante podrían añadirse fármacos combinados como los coagonistas del glucagón y GLP-1 o coagonistas del glucagón, GIP y GLP-1. Estos fármacos aumentan la masa muscular y a la par disminuyen la pérdida de peso excesiva. Asimismo, se han ampliado las indicaciones de la cirugía bariátrica de IFSO (guías americanas), que ahora también puede ofrecerse a pacientes con un IMC > 35, independientemente de que se tenga otra comorbilidad asociada, IMC > 30 si se tiene diabetes u otras comorbilidades asociadas (cuando antes era para pacientes con un IMC > 40), también por encima de los 65 años, y en niños y adolescentes.

17 noviembre 2023 | Fuente: Diario Médico| Tomado de Medicina Interna|44 Congreso Nacional de Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI)

obesidad ancianoAGENCIA FAPESP/DICYT – Las personas ancianas obesas que duermen mal poseen menos fuerza y menor masa muscular en los brazos y en las piernas, aparte exhibir un mayor porcentaje de grasa corporal y padecer más síntomas de ansiedad y depresión que aquellas que tienen un sueño de buena calidad. Estos datos surgen de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, y publicado en la revista Scientific Reports.

La cantidad de ancianos obesos ha venido aumentando durante las últimas décadas en todo el mundo. En Brasil, entre los años 2006 y 2019, la prevalencia de sobrepeso entre personas de 60 años o más trepó del 53,7 % al 60,4 % (un 1,16 % al año), y la de obesidad del 16,1 % al 20,8 % (un 2,34 % al año), de acuerdo con un estudio en el cual se analizaron datos del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo y Protección para Enfermedades Crónicas por Sondeo Telefónico (Vigitel), del Ministerio de Salud nacional. El aumento de ambos factores fue mayor entre los varones y entre las personas de 80 años o más para el exceso de peso, y de entre 70 y 79 años para la obesidad.

Estamos ante la tormenta perfecta, que combina el envejecimiento de la población y el aumento de la obesidad en ese público, que históricamente se sabe que padece trastornos del sueño con mayor frecuencia, aparte de experimentar una mengua de la fuerza muscular, de la masa magra y de la salud mental”, comenta el nutricionista y fisiólogo clínico del ejercicio Hamilton Roschel, quien coordinó este trabajo con el apoyo de la FAPESP. “También es importante recordar que incluso en la población en general se considera que la calidad del sueño constituye un determinante crítico de la salud.”

También suscriben el referido artículo Rafael Genário, Saulo GilGersiel Oliveira-Júnior, Alice Erwig Leitão, Tathiane Franco, Ruan Célio dos Santos Sales y Bruno Gualano, del Grupo de Investigaciones en Fisiología Aplicada y Nutrición de la Escuela de Educación Física y Deportes de la USP (EEFE-USP); Alexandre Leopold Busse y Wilson Jacob Filho, de la Facultad de Medicina de la USP (FM-USP), y Eduardo Ferriolli, de la Asignatura de Geriatría de la FM-USP.

Para investigar la asociación entre la calidad del sueño y los parámetros cuantitativos y cualitativos de salud mental y física en ancianos obesos, los investigadores formatearon el estudio de la siguiente manera: les aplicaron cuestionarios validados para diferentes aspectos de la salud a dos grupos de 95 individuos ancianos obesos (varones y mujeres), divididos entre buenos (46) y malos (49) dormidores. También se evaluaron la composición corporal y la funcionalidad de los participantes.

“Descubrimos que los participantes que dormían mal mostraban una salud física y mental en peores condiciones, con menor vitalidad, más dolores musculares y con sus funciones físicas y mentales comprometidas”, comenta Roschel. “Esas personas presentaban también un mayor porcentaje de grasa corporal, menor masa magra y menor fuerza muscular relativa, aparte de peores marcadores de depresión, ansiedad y calidad de vida.”

Reducción de impacto

A juicio de los autores, los resultados de este trabajo sirven como una advertencia acerca de la importancia de cuidar la salud del sueño de esos ancianos, con el fin de revertir o minimizar los impactos que la obesidad y el envejecimiento causan sobre diversos aspectos de su fisiología (tales como la respuesta anabólica y el metabolismo de la glucosa) y su calidad de vida.

La constatación de que la población de ancianos obesos se encuentra sujeta a un mayor riesgo de llegar a peores desenlaces puede ayudarnos a detectar y derivar adecuadamente a los pacientes que utilizan un servicio público tan amplio y abarcador como es el SUS [las siglas con las cuales se la conoce a la red nacional de salud pública brasileña], evitando así un mayor deterioro de su salud en general”, estima Roschel.

Durante los próximos meses, el grupo de la USP publicará un estudio longitudinal complementario referente a terapias de estilo de vida enfocadas en tratar los desenlaces negativos con relación a la composición corporal (la pérdida de masa muscular y la disminución de la adiposidad, por ejemplo) y los trastornos metabólicos (el control de la glucemia y el perfil lipídico, entre otros).

Más información:

Genario R,  Gil S , Oliveira-Júnior G, Erwig Leitão A,  Franco T dos Santos Sales RC , et al. Sleep quality is a predictor of muscle mass, strength, quality of life, anxiety and depression in older adults with obesity.  Scientific Reports[ Internet]. 2023[citado 24 oct 2023]; 11256.   Disponible en: https://www.nature.com/articles/s41598-023-37921-4

26 octubre 2023| Fuente: DICYT| Tomado Salud Brasil

Obesidad en la adolescenciaLa obesidad y el sobrepeso en niños, adolescentes y mujeres en periodo de gestación aumentó en Colombia más de un 20 % en menos de una década, según el informe presentado este jueves por Unicef Colombia y la Fundación Alzak.

‘Tenemos que hablar del exceso de peso en Colombia (…). Seis de cada 100 niños y niñas menores de 5 años tienen exceso de peso en el país’, señaló en una presentación en Bogotá la directora científica de Alzak, Josefina Zakzuk. Estos datos se agravan en otras franjas de edad: 24 de cada 100 niños entre 6 y 11 años tienen obesidad o sobrepeso y 18 de cada 100 adolescentes.

Además, una de cada cuatro embarazadas padece sobrepeso, según el estudio presentado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y Alzak. La obesidad y el sobrepeso, que genera enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, provoca por un lado una esperanza de vida menor por muerte prematura, y por otro una serie de años vividos con estas enfermedades.

‘De cada 100 000 niños, niñas y adolescentes se perdieron anualmente 643 años de vida saludable (entre 2015 y 2020), siendo el grupo más afectado el de seis a once años. En el caso de las mujeres embarazadas, de cada 100 000 hubo una pérdida de 115 años de vida saludable’, señaló el analista y líder de datos de Alzak, Fernando Salcedo.

Por otro lado, estas enfermedades también generan un aumento de los costos económicos en las familias, ya que el sector público colombiano no se hace cargos de todos los pagos y provoca gastos extra en los hogares colombianos. ‘Las familias asumen la mayor parte de la carga económica por las enfermedades, ya que solo el 33 % de la carga económica para combatir el sobrepeso y la obesidad en los niños y adolescentes es asumido por el sistema de salud’, señaló Salcedo, una cifra menor que en el caso de las mujeres gestantes, en las que ‘casi la mitad de los gastos (46 %) están cubiertos por el sistema de salud’.

Los medicamentos, las consultas no incluidas en el plan obligatorio de salud, así como transporte para citas médicas, pago a cuidadores o alojamientos provoca que las familias que sufren de estas enfermedades deben gastar cada año un promedio de 2,5 millones de pesos (unos 588 dólares) de sus propios ingresos.

La publicidad incide en la obesidad Estas organizadores recordaron una investigación de la Universidad EAFIT que reveló que el 80 % de los líderes de ventas en alimentos y bebidas participan en el sector de alimentos hipercalóricos.

Claudia Patricia Moreno, representante del Ministerio de Salud, explicó que su ‘responsabilidad’ se circunscribe a las etiquetas en los productos, que en Colombia deben llevar advertencias por excesos de grasas o azúcares, entre otros, gracias a una ley aprobada el año pasado. Sin embargo, advirtió, ‘los sistemas de publicidad no son competencia de nosotros’. La publicidad de productos comestibles altos en grasa, sodio y azúcar es muy alta en los entornos digitales, donde los niños y las niñas están expuestas a esa influencia, de forma que desde Unicef Colombia piden revisar la legislación de estos productos y promover su control y vigilancia.

Referencia

Unicef, Fundación ALZAK. Carga de enfermedad y económica del sobrepeso y la obesidad en mujeres gestantes, niñas, niños y adolescentes en Colombia [Internet]. Colombia [ citado 21 oct 2023].

Fuente: Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

octubre 22, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Obesidad | Etiquetas: , , , , , , |

obesidad_0Un nuevo estudio unicelular descubre diversas células inmunitarias en ratones obesos.

Un linaje de macrófagos asociados a lípidos reconfigura el paisaje espacial del tejido adiposo en la obesidad temprana

La infiltración de macrófagos del tejido adiposo (ATM) se asocia con disfunción del tejido adiposo y resistencia a la insulina en ratones y humanos. Los datos unicelulares recientes destacan una mayor heterogeneidad de ATM en la obesidad, pero no proporcionan un contexto espacial para la dinámica del fenotipo ATM. Integramos RNA-Seq unicelular, transcriptómica espacial e imágenes de tejido adiposo murino en un estudio temporal de la obesidad inducida por la dieta. En general, las células inmunes proinflamatorias predominaron en la obesidad temprana, mientras que las ATM antiinflamatorias no residentes predominaron en la obesidad crónica. Un subconjunto de estos ATM antiinflamatorios eran transcriptómicamente intermedios entre los monocitos y los macrófagos maduros asociados a lípidos (LAM) y eran consistentes con un precursor de LAM (pre-LAM). Los pre-LAM se asociaron espacialmente con estructuras en forma de corona (CLS) de obesidad temprana, que indican disfunción del tejido adiposo. Los datos espaciales mostraron colocalización de transcripciones de ligando-receptor relacionadas con la señalización de lípidos entre monocitos, pre-LAM y LAM, incluidos Apoe, Lrp1, Lpl y App. La expresión pre-LAM de estos ligandos en la obesidad temprana sugirió señalización a LAM en el microambiente CLS. Nuestros resultados perfeccionan la comprensión de la diversidad macrófagos del tejido adiposo (ATM)  y brindan información sobre la dinámica del linaje LAM durante el desarrollo de la enfermedad metabólica.

Comentarios

El tejido graso, por mucho que haya sido vilipendiado, es un órgano corporal increíblemente complejo y esencial involucrado en el almacenamiento de energía y la producción de hormonas, entre otras funciones. Sin embargo, los estilos de vida modernos han provocado una epidemia mundial de obesidad y el correspondiente aumento de afecciones relacionadas, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

Los investigadores están intentando descubrir los conceptos básicos de cómo se estructura el tejido adiposo y, específicamente, la inflamación asociada con la obesidad, con la esperanza de descubrir la conexión entre la acumulación de grasa y los malos resultados de salud.

Un nuevo estudio de Lindsey Muir, Ph.D., candidato a doctorado Cooper Stansbury y sus colegas utiliza el análisis unicelular de la expresión genética combinado con transcriptómica espacial para revelar tipos e interacciones de células inmunes no reconocidas previamente dentro del tejido adiposo. La transcriptómica espacial es una tecnología más nueva que captura toda la expresión genética en pequeños puntos en una sección delgada completa de tejido.

Estudiar la grasa es más fácil de decir que de hacer. En tejidos que están organizados en capas definidas, por ejemplo la médula espinal o el cerebro, “es más fácil hacer controles con sus datos e identificar esta o aquella capa como un tipo de célula particular y saber que debería expresar los genes X, Y y Z”, dijo Muir, profesor asistente de investigación en el Departamento de Medicina Computacional y Bioinformática.

 

«Con el tejido adiposo, es mucho más difícil porque los tipos de células se distribuyen uniformemente por todo el tejido, sin capas celulares definidas». En la obesidad, las células grasas o adipocitos se expanden y pueden alcanzar un límite que, en última instancia, provoca la muerte celular y conduce a la inflamación.

Para comprender mejor los tipos de células inmunitarias dentro del tejido adiposo y dónde se encuentran entre sí en la obesidad, el equipo alimentó a ratones con una dieta rica en grasas durante 14 semanas, recogió tejido graso y luego utilizó análisis espaciales y de células individuales para producir una lectura de todos los ARNm presentes en la muestra.

Utilizando un proceso computacional conocido como agrupamiento en los datos de células individuales, pudieron agrupar células cuya composición genética se parecía más entre sí que otros grupos o la muestra general.

Descubrieron algo sorprendente sobre la población de macrófagos de las muestras, una célula inmune cuyo trabajo es limpiar las células muertas y los desechos.

«Sabíamos que los macrófagos probablemente tendrían múltiples subtipos, lo que nos sorprendió fue el número que surgió, que era muy diferente entre sí y aparecía en diferentes momentos y se volvía más dominante con el tiempo».

Identificaron cinco tipos, a los que denominaron Mac1, 2, 3, 4 y 5. Los Mac1 residían en el tejido tanto en ratones delgados con una dieta normal como en ratones obesos. Mac2 y Mac3, que fueron identificados por sus genes proinflamatorios, alcanzaron su punto máximo después de 8 semanas de dieta alta en grasas.

Sin embargo, a medida que la dieta alta en grasas avanzaba hasta las 14 semanas, predominaban las células Mac4 y Mac5, que tenían una baja expresión de genes proinflamatorios, mientras que las células proinflamatorias Mac2 y Mac3 disminuían.

“La idea en el campo ha sido que el tipo de macrófagos que se acumulan en la obesidad promueven un estado inflamatorio. Según estos datos, hay mucho más en la historia”, dijo Muir.

Su hipótesis es que Mac4 y Mac5 son los macrófagos asociados a lípidos (LAM) descritos en su propio trabajo anterior y por otros investigadores y pueden ser una señal de que el cuerpo intenta sofocar un nivel dañino de inflamación proveniente de macrófagos proinflamatorios y adipocitos moribundos.

A continuación, la sección minuciosamente cuidadosa del tejido graso fresco congelado permitió el análisis mediante transcriptómica espacial. Cada punto de análisis en el método espacial tiene un código de barras único que se adhiere al ARNm en el tejido encima de ese punto, por lo que la expresión genética se puede mapear posteriormente en ubicaciones específicas del tejido utilizando los códigos de barras como coordenadas. En este método, también se obtienen imágenes de las secciones justo antes de la recolección del ARNm. El estudio examinó estas imágenes en busca de marcadores reveladores llamados estructuras en forma de corona, estructuras que están asociadas con la resistencia a la insulina.

«Una vez que aparecen estructuras en forma de corona, tardan mucho en desaparecer y su apariencia indica disfunción del tejido», señaló Muir. «Utilizando el procesamiento de imágenes, identificamos, en función de la densidad de estas regiones, lo que probablemente sería una estructura similar a una corona y luego verificamos que podíamos verlas visualmente», dijo Muir. Estas estructuras tenían expresión genética que indicaba la presencia de LAM Mac4 y Mac5.

 

Con más información sobre la composición celular y la organización espacial del tejido adiposo en el contexto de la obesidad, el siguiente paso, dijo Muir, es examinar los procesos de señalización y las proteínas asociadas con el desarrollo de LAM y los trastornos metabólicos.

Conclusiones

Nuestros datos revisan la comprensión actual de los cambios fenotípicos ATM en la obesidad. Identificamos hitos importantes en el desarrollo de MN-LAM y proporcionamos un contexto espacial para la señalización mieloide implicada en la disfunción metabólica. Nuestro estudio proporciona claridad sobre los tipos de células y la señalización involucradas en la formación y acumulación de estructuras en forma de corona (CLS), incluida la dinámica espacial del desarrollo de LAM en la obesidad.

Referencia

Stansbury CM, Dotson GA, Pugh H, Rehemtulla A, Rajapakse I, Muir LA. A lipid-associated macrophage lineage rewires the spatial landscape of adipose tissue in early obesity. JCI Insight [Internet].2023[citado 20 oct 2023];8(19): e171701. doi: 10.1172/jci.insight.171701.

21 octubre 2023 | Fuente: IntraMed| Tomado de Noticias médicas 

octubre 21, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Enfermedades metabólicas, Obesidad | Etiquetas: , , |

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