mar
20
El ayuno intermitente consiste en restringir la alimentación diaria a una ventana de 4 a 12 horas y no tomar nada más el resto del día. La mayoría de los que siguen este régimen comen en 8 horas y ayunan 16. Ahora, un estudio realizado con más de 20.000 adultos ha revelado que las personas que limitan su alimentación a menos de 8 horas tienen un 91% más probabilidades de morir de enfermedad cardiovascular en comparación con las que comen entre 12 y 16 horas al día.
Los resultados de esta investigación preliminar han sido presentados este lunes en las Sesiones Científicas 2024 sobre Estilo de Vida y Cardiometabolismo de Epidemiología y Prevención de la Asociación Americana del Corazón, una reunión anual que se celebra esta semana en Chicago y en la que se van a presentar los últimos estudios sobre salud, bienestar y estilo de vida.
Restringir el tiempo diario de comida a un periodo corto, como 8 horas al día, se ha popularizado en los últimos años como una forma de perder peso y mejorar la salud del corazón’ pero lo cierto es que ‘no se conocen los efectos a largo plazo’, advierte Victor Wenze Zhong, autor principal del estudio y jefe de epidemiología de la Escuela de Medicina de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, China. Para averiguarlo, los autores hicieron un estudio con 20.000 adultos, revisaron la información sobre los patrones dietéticos de los participantes en las Encuestas Nacionales de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) anuales de 2003 a 2018 y los compararon con los datos sobre las personas fallecidas en los Estados Unidos entre 2003 y 2019.
El análisis encontró que los que se alimentaban en menos de 8 horas al día tenían un 91% más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y también observó un mayor riesgo de muerte cardiovascular en las personas que padecían una enfermedad cardíaca o cáncer. Entre las personas con enfermedades cardiovasculares, una duración de la alimentación inferior a 10 horas al día se asoció con un 66% más de riesgo de muerte por enfermedad cardíaca o ictus.
Por el contrario, la restricción horaria no redujo el riesgo global de muerte por ninguna causa, mientras que la alimentación superior a 16 horas diarias se asoció a un menor riesgo de mortalidad en las personas con cáncer.
Nos sorprendió descubrir que los que seguían un horario de alimentación restringido a 8 horas tenían más probabilidades de morir de enfermedades cardiovasculares’, reconoce Zhong.
Aunque este tipo de dieta ha sido popular debido a sus posibles beneficios a corto plazo, nuestra investigación muestra claramente que, en comparación con un horario de comidas típico de 12-16 horas al día, una menor duración de las comidas no se asoció con vivir más tiempo’, subraya. A la vista de estos resultados, para Zhong, ‘es esencial que los pacientes, sobre todo los que padecen cardiopatías o cáncer, sean conscientes de la relación entre un intervalo alimentario de 8 horas y un mayor riesgo de muerte cardiovascular’ y que las recomendaciones dietéticas tengan en cuenta la salud de cada individuo.
Detalles del estudio En el estudio participaron aproximadamente 20.000 adultos con una edad media de 49 años (la mitad hombres y la otra mitad mujeres) a los que se les hizo un seguimiento de entre 8 y 17 años. El 73,3% de los participantes eran blancos, el 11% hispanos, el 8% negros y el 6,9% de otra raza, incluidos mestizos.
En general, este estudio sugiere que la restricción horaria puede tener beneficios a corto plazo, pero efectos adversos a largo plazo’, concluye Christopher D. Gardner, profesor de Medicina en la Universidad de Stanford (California). No obstante, los autores reconocen limitaciones al estudio que en el futuro deberían completarse con información adicional sobre la calidad nutricional de las dietas de los distintos subconjuntos de participantes y más información para comparar los datos demográficos y las características basales de los grupos clasificados en los distintos intervalos de restricción alimentaria. Además, los autores advierten de que al incluir información dietética autodeclarada, los participantes del estudio pueden haber cometido errores u omisiones provocados por la memoria.
Redacción Ciencia, 18 marzo 2024|Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
mar
18
HEARTS en las Américas es la adaptación regional de la iniciativa mundial HEARTS, de la Organización Mundial de la Salud, para la prevención y el control de las enfermedades cardiovasculares (ECV). Con el objetivo de impulsar el cambio de la práctica clínica y de la gestión en los entornos de atención primaria, por parte de los servicios de salud, a fin de mejorar el control de la hipertensión y reducir el riesgo de ECV.
En esta revisión se describe la iniciativa HEARTS en las Américas.
En primer lugar, se resume la situación epidemiológica regional en cuanto a la mortalidad por ECV y las tendencias en el control de la hipertensión a nivel poblacional; a continuación, se explica la razón de ser de los principales componentes de la intervención: el sistema de manejo orientado a la atención primaria y la vía clínica de HEARTS. Por último, se examinan los factores clave para acelerar la expansión de HEARTS: los medicamentos, la atención basada en el trabajo en equipo y un sistema de monitoreo y evaluación.
El aumento de la cobertura y del control de la hipertensión en los entornos de atención primaria de salud (en comparación con el modelo tradicional) es prometedor y confirma que las intervenciones que se promueven como parte de HEARTS son factibles y resultan aceptables para las comunidades, los pacientes, los prestadores de servicios de salud, los responsables de la toma de decisiones y los financiadores. En esta revisión se destacan algunos casos de implementación satisfactoria.
Ampliar el uso de un tratamiento eficaz de la hipertensión y optimizar el control del riesgo de ECV es una forma pragmática de acelerar la reducción de la mortalidad por ECV y, al mismo tiempo, de fortalecer los sistemas de atención primaria de salud para responder con calidad y de manera eficaz y equitativa al desafío que entrañan las enfermedades no transmisibles, no solo en los países de ingresos bajos o medianos, sino en todas las comunidades a nivel mundial.
Ver Artículo: Ordunez P, Campbell N, DiPette DJ, Jaffe MG, Rosende A, Martínez R, et al. HEARTS en las Américas: impulsar el cambio en el sistema de salud para mejorar el control de la hipertensión en la población. Rev Panam Salud Publica [Internet];2024[citado 8 mar 2024];48. https://doi.org/10.26633/RPSP.2024.17
12 marzo 2024|Fuente: PAHO
mar
14
Un estudio observacional en población japonesa aporta nuevas evidencias sobre el mayor riesgo en la salud cardiovascular de la depresión entre mujeres.
Es sabido que las personas con depresión tienen más probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares (ECV); un nuevo estudio indica, además, por qué esa relación es aún más estrecha cuando se trata de mujeres diagnosticadas con depresión.
Estudios pangenómicos, como el realizado en el Hospital General de Massachusetts sobre más de 300.000 individuos registrados en el Biobanco de Reino Unido, han demostrado una asociación entre la depresión y su gravedad con mayor riesgo de infarto o de diabetes tipo 2, al margen de otros factores asociados al estilo de vida. El estudio también sugería que la asociación entre trastorno depresivo y riesgo cardiovascular estaba más marcada en las mujeres que en los hombres.
Ahora, un trabajo en JACC: Asia aporta nuevas evidencias que avalan ese hecho de que más mujeres experimentan enfermedades cardiovasculares tras un diagnóstico de depresión. Esta vez la investigación se ha realizado con población asiática, en concreto, se han empleado datos de la cohorte observacional JMDC, en la que se identificaron a 4.125.720 de sujetos que cumplían los criterios del estudio, que evaluaba la aparición de eventos cardiovasculares una vez se había determinado clínicamente la depresión; la mediana de edad fue de 44 años (36-52) y 2.370.986 participantes eran hombres.
Más riesgo de ictus y fibrilación auricular
El índice de riesgo de depresión en la ECV fue de 1,39 en hombres y 1,64 en mujeres, en comparación con los participantes sin depresión. Los modelos del estudio también revelaron que los índices de riesgo de depresión correlacionados con infarto de miocardio, angina de pecho, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular mayores en las mujeres que en los hombres.
«Nuestro estudio encontró que el impacto de las diferencias por sexo en la asociación entre la depresión y los resultados cardiovasculares es consistente», afirma el autor principal del trabajo Hidehiro Kaneko, de la Universidad de Tokio, en Japón.
Ver artículo: Senoo K, Kaneko H, Ueno K, Suzuki Y, Okada A, Fujiu K, et al. Sex Differences in the Association Between Depression and Incident Cardiovascular Disease. JACC[Internet].2024[citado 13 mar 2024]. DOI: 10.1016/j.jacasi.2023.11.015 https://www.jacc.org/doi/10.1016/j.jacasi.2023.11.015
13 marzo 2024| Fuente: Diario Medico| Tomado de| Psiquiatría
feb
13
Un estudio del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III(ISCIII) publicado en ‘Journal of Psyquiatric Research’, evalúa la asociación entre el distrés psicológico y la mortalidad en la población adulta española que el distrés psicológico está asociado a un mayor riesgo de mortalidad, especialmente por enfermedades cardiovasculares y tumores.
Las personas con distrés psicológico que están en tratamiento tienen un riesgo de mortalidad menor.
El estudio, que analizó a 21.003 individuos durante 9 años, concluye que las personas con distrés psicológico que están en tratamiento tienen un riesgo de mortalidad menor.
El estudio está enmarcado en el grupo de trabajo MESES ‘Mortality to Spanish Health Surveys (MESES)’, liderado por el investigador del ISCIII Iñaki Galán, del que forman parte las investigadoras Teresa López-Cuadrado, Cristina Ortiz y Ana Ayuso-Álvarez. Teresa López-Cuadrado e Iñaki Galán señalan que las conclusiones de este trabajo pueden tener importantes implicaciones en salud pública, ya que ‘a pesar de la alta prevalencia de los problemas de salud mental.
Los datos provienen de la Encuesta Nacional de Salud y registros de defunción hasta diciembre de 2020. La variable principal de análisis es el denominado GHQ-12, un instrumento auto-administrado de cribado que tiene por objetivo detectar la prevalencia de casos probables de morbilidad psiquiátrica o de padecimiento psicológico en la población.
Para más detalle, consulte el artículo completo: López Cuadrado T, Ortiz C, Ayuso Álvarez A, Galán I. Impact of psychological distress on mortality in Spain. The importance of early detection and treatment of mental disorders. J Psychiatric Research[Internet]. 2024[citado 13 feb 2024]; 169. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2023.11.045
12 de febrero 2024| Fuente: Europa Press| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
feb
12
La investigadora Candelas Pérez del Villar Moro, investigadora del área de Enfermedades Cardiovasculares del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERCV), ha advertido de que solo el 37 por ciento de los pacientes que se incluyen en los ensayos clínicos de estas enfermedades son mujeres, ‘a pesar de que la prevalencia de estas enfermedades en ellas dobla esa proporción’.
La enfermedad vascular es la más mortífera en las mujeres y cada año mata a más de 60.000. La también cardióloga en el Hospital Universitario de Salamanca ha destacado que las estas ‘se creen protegidas’ de la enfermedad cardiovascular, pero la realidad no es esa. ‘Nos morimos más que los varones’, ha asegurado la cardióloga.
Así se ha pronunciado durante el encuentro ‘Mujeres: diferenciarnos en investigación para igualarnos en salud Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER)’, en el que se ha reivindicado ‘una investigación biomédica con perspectiva de género que promueva la equidad en la salud de la mujer’.
La reunión se ha celebrado con motivo del día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La investigadora de CIBERCV, una de las cuatro médicas que ha participado en el debate, apunta que ‘es vital trasladar las medidas de promoción de la salud a la sociedad y decírselas a las mujeres, que es lo que más impacto puede tener’.
El sentirse ‘falsamente protegidas’ en el área cardiovascular y el hecho de que las mujeres dediquen más tiempo a los cuidados de los demás, está provocando que acudan menos frecuentemente al médico, se realicen menos pruebas y que las mujeres participen menos en los estudios científicos.
En esta misma línea, Lucía Artazcoz, investigadora del área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y de la Agencia Salut Pública Barcelona, ha destacado que ‘la sociedad tiene un marcado orden de género’.
‘Si no introducimos esta lectura en los estudios de salud, estamos dando resultados incorrectos, no solo para las mujeres, sino también para los hombres’, ha añadido.
Solo se tenía en cuenta a la mujer en el estudio de la salud sexual La experta en Salud Pública ha explicado cómo, desde su disciplina, se ha ido aprendiendo a incorporar la perspectiva de género desde 1999. Hasta esa fecha únicamente se abordaba desde la mejora de la salud sexual y reproductiva’, ha señalado.
El tema se ha hecho más complejo, pero somos capaces de entender mejor la realidad, porque no es lo mismo una mujer pobre o inmigrada que una con nivel adquisitivo mayor. Hay que introducir más variables, además del género’, ha apuntado.
En el ámbito de la salud mental, también se disparan estas desigualdades. Así, Carmen Moreno, investigadora del área de Salud Mental (CIBERSAM) y médica del Hospital Gregorio Marañón, ha querido señalar el impacto de las diferencias por sexo en la prevalencia y presentación de trastornos mentales en las mujeres, la disparidad entre la cantidad de datos disponibles sobre psicofarmacología basados en hombres y la mayor frecuencia de tratamiento en mujeres.
‘Cuando nos ponemos a pensar en los determinantes en salud mental, siempre pensamos en las hormonas, pero no sabemos muy bien cuál es el papel de las hormonas en la evolución de los problemas neuropsiquiátricos. Falta mucho estudio en este sentido’, ha destacado la investigadora. Moreno ha explicado que, además de que muchas veces no se tiene en cuenta el sexo en los modelos preclínicos, excluyendo a las hembras en muchos casos, la descripción de algunas enfermedades está sesgada.
En los manuales, a veces se representan solo los comportamientos de chicos porque se han validado únicamente en poblaciones de chicos. Se debe avanzar en medicina personalizada a la hora de entender la enfermedad y su tratamiento. No solo entre hombres y mujeres, es que cada mujer también es muy diferente’ ha destacado la psiquiatra.
‘Si no incorporamos estos aspectos, si no lo estudiamos correctamente, entonces no lo estamos haciendo tan bien en consulta con nuestros y nuestras pacientes’ ha concluido Moreno.
Diabetes y Mujer
La investigadora del área CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), Lía Nattero, ha abordado la influencia del sexo en la respuesta al tratamiento y el desarrollo de complicaciones en la diabetes tipo 1. Nattero, que desarrolla su investigación en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ha insistido igualmente en que las mujeres tienen un mayor riesgo de muerte y eventos vasculares en comparación con los hombres, y el control metabólico de la mujer con diabetes hace que su pronóstico sea peor.
La mujer con diabetes tipo 1 tiene un 37 por ciento más de morbimortalidad cardiovascular que el hombre, lo que contrasta con la infrarrepresentación que tienen las mujeres en los ensayos clínicos’, ha manifestado la especialista en Endocrinología y Nutrición.
En esta línea, ha defendido la necesidad de investigar más sobre cómo el ciclo menstrual afecta al control de la glucosa y cómo estas diferencias pueden ser aprovechadas para desarrollar tecnologías más efectivas en el manejo de la diabetes tipo 1.
La tecnología en diabetes es cada vez más importante, pero se debe tener en cuenta la ciclicidad de la mujer a la hora de mejorar los algoritmos de control’, ha apostillado.
La falta de incorporación de la perspectiva de género en la investigación científica contribuye a continuar con los estereotipos de género y a la ignorancia de las diferencias de género en los resultados de investigación’, ha explicado Elvira Casado, investigadora del CIBERFES (área de Fragilidad y Envejecimiento Saludable del CIBER) en el Instituto de Salud Carlos III (Investén-ISCIII), que ha moderado la sesión.
La investigadora ha expresado cómo esta falta de representación impacta en todos los momentos de los estudios científicos, comenzando por propio el diseño, en los que a menudo no se tienen en cuenta la perspectiva de género. Así, las investigadoras han defendido la importancia de incorporar la perspectiva de género en la investigación para promover la igualdad en salud. Para abordar esta problemática ‘es crucial promover la sensibilidad de género en todas las etapas del proceso de investigación, lo que implica incluir ambos sexos en los estudios, analizar los datos por género y considerar las diferencias de género en la interpretación de los resultados’.
9 de febrero 2024| Fuente: (Europa Press) – | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
feb
6
En las personas que pasan la mayor parte del tiempo sentadas en el trabajo aumenta más de un tercio el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en comparación con sus homólogos que no pasan la mayor parte del tiempo sentados en el trabajo, según muestra una nueva investigación.
Sin embargo, según los investigadores, los descansos diarios y las actividades de ocio pueden ayudar a mitigar los «graves» riesgos asociados a la sedestación prolongada.
«Como parte del estilo de vida moderno, la sedestación laboral prolongada se considera normal y no se le ha prestado la debida atención, a pesar de que se ha demostrado su efecto nocivo sobre la salud», afirman los autores, dirigidos por Wayne Gao, Ph. D., de la Facultad de Salud Pública de la Taipei Medical University, en Taipéi, Taiwán.
«Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la actividad física y de moverse», dijo a Medscape Noticias Médicas la Dra. Michelle Bloom, directora del programa de cardiooncología de la NYU Langone Health de Nueva York, en Nueva York, Estados Unidos, quien no participó en el estudio.
«Como cardióloga, planteo este tema en casi todas las consultas a mis pacientes, independientemente del motivo por el que acudan, porque creo que los pacientes responden mejor cuando se los dice su médico que cuando lo saben en el subconsciente», afirmó la Dra. Bloom, que también es profesora de la División de Cardiología de la Escuela Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York, en Nueva York, Estados Unidos. El estudio fue publicado en revista JAMA Network Open.
La sedestación prolongada afecta al corazón
En 2020, la guía sobre la actividad física de la Organización Mundial de la Salud recomendó por primera vez reducir los comportamientos sedentarios debido a sus consecuencias para la salud. Se sabe menos sobre la asociación específica de la sedestación laboral prolongada con los resultados en cuanto a la salud, especialmente en el contexto de una escasa actividad física.
Para su estudio, Gao y sus colaboradores cuantificaron los riesgos para la salud asociados a permanecer sentado durante mucho tiempo en el trabajo y determinaron si un determinado umbral de actividad física puede atenuar este riesgo.
Participaron 481.688 personas adultas (edad promedio: 39 años; 53% mujeres) en un programa de vigilancia de la salud en Taiwán. Se recopilaron datos sobre el trabajo sentado, la actividad física en el tiempo libre, el estilo de vida y los parámetros metabólicos.
Durante un seguimiento promedio de casi 13 años, murieron 26.257 participantes; más de la mitad (57%) de las muertes se produjeron en personas que trabajaban principalmente sentadas. Hubo 5.371 muertes relacionadas con enfermedad cardiovascular, de las cuales 60% tuvieron lugar en el grupo de personas que trabajaban principalmente sentadas.
En un análisis multivariante ajustado por sexo, edad, nivel educativo, tabaquismo, consumo de alcohol e índice de masa corporal, las personas adultas que se sentaban la mayor parte del tiempo en el trabajo tenían un riesgo 16% mayor de morir por cualquier causa (hazard ratio [HR]: 1,16; intervalo de confianza [IC] de 95%: 1,11 a 1,20) y un riesgo 34% mayor de morir por enfermedad cardiovascular (HR: 1,34; IC de 95%: 1,22 a 1,46) en comparación con quienes que no se sentaban la mayor parte del tiempo en el trabajo.
Las personas adultas que alternaban la mayor parte del tiempo entre sentarse y no sentarse en el trabajo no presentaban un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas que los individuos que no lo hacían la mayor parte del tiempo en el trabajo (HR: 1,01; IC de 95%: 0,97 a 1,05).
Entre Las personas adultas que se sentaban la mayor parte del tiempo en el trabajo y realizaban una escasa actividad de ocio diaria (15-29 minutos) o nula (<15 minutos), el aumento de la actividad 15 y 30 minutos al día, respectivamente, redujo el riesgo de mortalidad a un nivel similar al de las personas inactivas que no se sentaban la mayor parte del tiempo en el trabajo.
«En general, nuestros hallazgos de una gran cohorte prospectiva ayudan a reforzar la evidencia cada vez más acumulada que relaciona un estilo de vida sedentario y los riesgos para la salud», afirman los autores.
«Los cambios sistémicos, como las pausas más frecuentes, los escritorios para trabajar de pie, las zonas designadas para la actividad física en el lugar de trabajo y las ventajas de hacer ejercicio en un gimnasio, pueden ayudar a reducir el riesgo», añaden.
Un mensaje sencillo pero profundo
La Dra. Anu Lala, de la Icahn School of Medicine at Mount Sinai y el Mount Sinai Fuster Heart Hospital de Nueva York, en Nueva York, Estados Unidos, comentó que este estudio ofrece un «mensaje sencillo pero profundo» sobre los peligros de permanecer sentado durante mucho tiempo.
El hallazgo de una mortalidad por todas las causas 16% mayor en quienes se sentaban la mayor parte del tiempo en el trabajo tras el ajuste con respecto a los principales factores de riesgo es «bastante notable». Y en el caso de la mortalidad por enfermedad cardiovascular, es el doble», dijo la Dra. Lala a Medscape Noticias Médicas.
«Creo que infravaloramos la importancia del movimiento, por sencillo que sea. Incluso acciones sencillas, como ponerse en cuclillas o de pie, tienen beneficios para el corazón», añadió la especialista.
La Dra. Bloom comentó que les dice a sus pacientes: «No tiene que salir mañana a correr un maratón. Simplemente levántese unas cuantas veces al día, camine unas cuantas vueltas en su oficina, vaya y venga del buzón, suba y baje sus escalones un par de veces… simplemente haga algo más de lo que ya está haciendo».
Ver artículo completo: Gao W, Sanna M, Hung Chen Y, Kuang Tsai M, Pang Wen C. Occupational Sitting Time, Leisure Physical Activity, and All-Cause and Cardiovascular Disease Mortality. JAMA Netw Open[Internet]. 2024[citado 5 feb 2024];7(1):e2350680. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.50680
5 febrero 2024| Fuente: Medscape.com| Tomado de | Noticias y Perspectivas