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Guatemala figura cuarta en Latinoamérica por su alto nivel de contaminación del aire, por detrás de Bolivia, El Salvador y Honduras, divulgó hoy un medio periodístico local basado en un informe.
La cercanía de las dos naciones vecinas también se considera una afectación, subrayó el diario Prensa Libre, en un texto relacionado con un programa del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago, Estados Unidos.
El Índice de Calidad del Aire y de Vida de ese centro de altos estudios expuso que en esta ciudad capital se encuentran cuatro de los 10 puntos con más contaminación de la región.
Estos son la zona 8, 9 y 10 que se encuentran entre el tercer, cuarto y quinto puesto respectivamente, y la zona 11 en el séptimo, añadió el reporte.
En la parte más contaminada, los residentes podrían vivir cuatro años más -si la calidad del aire fuera óptima, según los autores de la evaluación.
Las consecuencias son 2,1 años menos en la esperanza de vida, además de enfermedades respiratorias y cardíacas, subrayaron.
La medición enfatizó que la tierra del quetzal tiene una concentración de 26.44 microgramos de partículas finas tóxicas por metro cúbico, cuando lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud son cinco.
La directora del programa de la Universidad de Chicago, Christa Hasenkopf, explicó que a corto plazo las consecuencias son enfermedades como el asma o síntomas como irritaciones de garganta, lagrimeo constante y dolores de cabeza.
En marzo pasado y en abril del 2024 las autoridades de este país suspendieron por varios días las clases presenciales en varios departamentos por idéntico factor, producto de un incendio en un basurero de la urbe.
Guatemala convocó tiempo atrás a científicos especializados para implementar soluciones y coordinar acciones ante la contaminación del aire, sin que hasta la fecha sobresalgan las acciones concretadas.
29 agosto 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
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La exposición repetida a olas de calor no solo aumenta la mortalidad a corto plazo, también acelera el envejecimiento biológico, concluye un estudio de 2008 a 2022 con casi 25 mil personas, publicado hoy en Nature Climate Change.
La investigación advierte que sus efectos pueden acumularse y acompañarnos toda la vida, y los más afectados son los trabajadores manuales y las personas que viven en zonas rurales.
Según cifras oficiales, en 35 países europeos, murieron más de 61 mil personas en 2022 y cerca de 47 mil en 2023 por causas relacionadas con el calor.
Asimismo, la mortalidad por altas temperaturas ha aumentado un 30 por ciento en dos décadas, según el informe «Cambio climático y salud» publicado por la Organización Mundial de la Salud en mayo de este año.
Hasta ahora, las investigaciones sobre sus consecuencias indicaban que el calor extremo afecta de manera negativa a la salud, sobre todo en personas mayores, pero estos estudios se habían centrado principalmente en exposiciones a corto plazo.
Un nuevo trabajo, liderado por la científica Cui Guo, de la Universidad de Hong Kong (China), analizó los datos de 24 922 adultos en Taiwán, recogidos entre 2008 y 2022, con una edad biológica promedio de 46,3 años, para estudiar cómo las olas de calor impactan en el envejecimiento.
Hallamos efectos adversos de las olas de calor sobre el envejecimiento biológico estadísticamente significativos y que pueden persistir durante décadas. Al mismo tiempo, observamos que los valores estimados disminuyeron gradualmente a lo largo del periodo de estudio, lo que probablemente refleja una adaptación a escala poblacional.
A partir de pruebas médicas —como función hepática, presión arterial, inflamación o colesterol— se calculó la edad biológica de cada persona y se comparó con su edad cronológica.
Los resultados muestran que quienes habían estado más expuestos a olas de calor presentaban un mayor grado de envejecimiento acelerado. La exposición acumulada al calor se asoció con un incremento de entre 0,023 y 0,031 años en la aceleración de la edad.
Aunque los participantes parecían adaptarse al calor a lo largo de los 15 años analizados, los efectos perjudiciales para la salud persistieron. “Las personas pueden adaptarse en cierta medida —posiblemente a través de mecanismos biológicos, conductuales o tecnológicos—, pero los riesgos subyacentes para la salud derivados de las olas de calor permanecen y no deben pasarse por alto”, explicó la investigadora.
Reconocemos que la aceleración estimada del envejecimiento asociada a las olas de calor es relativamente pequeña en individuos, pero esta estimación se basa principalmente en una exposición de dos años. A pesar de lo reducido de los valores, creemos que nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud, añadió Guo.
29 agosto 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
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Los analgésicos comunes de venta libre podrían estar alimentando silenciosamente la resistencia a los antibióticos, advierte un estudio reciente.
El ibuprofeno y el acetaminofén parecen mejorar las mutaciones en E. coli, haciendo que las bacterias comunes sean más resistentes al antibiótico de amplio espectro ciprofloxacina, informaron los investigadores en la revista Antimicrobials and Resistance.
Además, los dos medicamentos amplifican este efecto cuando se usan juntos, encontraron los investigadores.
«La resistencia a los antibióticos ya no se trata solo de antibióticos», dijo la investigadora principal, Henrietta Venter, profesora asociada de la Universidad de Australia del Sur.
«Este estudio es un claro recordatorio de que debemos considerar cuidadosamente los riesgos de usar múltiples medicamentos, sobre todo en los cuidados de la tercera edad, donde a los residentes con frecuencia se les receta una combinación de tratamientos a largo plazo», dijo en un comunicado de prensa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que la resistencia a los antibióticos es una amenaza para la salud pública, dijeron los investigadores en notas de respaldo.
En los Estados Unidos, cada año ocurren más de 2.8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos, y más de 35,000 personas mueren como resultado, dicen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
«Los antibióticos han sido vitales durante mucho tiempo en el tratamiento de enfermedades infecciosas, pero su uso excesivo y mal uso generalizado han impulsado un aumento global en las bacterias resistentes a los antibióticos», dijo Venter.
«Esto es especialmente frecuente en los centros residenciales de atención a la tercera edad, donde es más probable que a las personas mayores se les receten múltiples medicamentos, no solo antibióticos, sino también medicamentos para el dolor, el sueño o la presión arterial, lo que lo convierte en un caldo de cultivo ideal para que las bacterias intestinales se vuelvan resistentes a los antibióticos», dijo.
Para el nuevo estudio, los investigadores realizaron experimentos de laboratorio con nueve medicamentos que se usan comúnmente en los hogares de ancianos, incluidos el ibuprofeno (Advil) y el acetaminofén (Tylenol).
Las cepas de E. coli se expusieron a los medicamentos y a la ciprofloxacina, para ver si los medicamentos no antibióticos influían en la capacidad de las bacterias para resistir el antibiótico.
La E. coli provoca infecciones intestinales y del tracto urinario, anotaron los investigadores. Las infecciones pueden causar diarrea acuosa que a veces es sanguinolenta, náuseas, vómitos, dolor de estómago y calambres.
«Cuando las bacterias se expusieron a la ciprofloxacina junto con el ibuprofeno y el paracetamol, desarrollaron más mutaciones genéticas que con el antibiótico solo, lo que las ayudó a crecer más rápido y volverse altamente resistentes», dijo Venter.
«Es preocupante que las bacterias no solo fueran resistentes al antibiótico ciprofloxacina, sino que también se observó una mayor resistencia a muchos otros antibióticos de diferentes clases», agregó.
Los investigadores también creen que han descubierto los mecanismos genéticos detrás de la resistencia a los antibióticos.
«Tanto el ibuprofeno como el acetaminofén parecen activar la capacidad de la E. coli para expulsar los antibióticos, lo que hace que los medicamentos sean menos efectivos», dijo Venter.
De hecho, al mejorar la capacidad de las bacterias para resistir los antibióticos, los analgésicos en realidad le brindan más tiempo para mutar en formas aún más resistentes, dijeron los investigadores en su artículo.
Se necesita más investigación para confirmar estas interacciones farmacológicas, y para obtener más conciencia sobre cómo los medicamentos comunes podrían estar contribuyendo a la resistencia a los antibióticos, dijeron los investigadores.
«Esto no significa que debamos dejar de usar estos medicamentos, pero sí debemos ser más conscientes de cómo interactúan con los antibióticos, y eso incluye mirar más allá de las combinaciones de dos medicamentos», dijo Venter.
29 agosto 2025 | Fuente: HealthDay News | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
