alimentos vegetales  probióticosUna dieta basada principalmente en alimentos de origen vegetal se asoció con un menor riesgo de desarrollar trastornos hipertensivos del embarazo, según los resultados de una investigación publicada en American Journal of Obstetrics and Gynecology.

El estudio de cohorte prospectivo dio seguimiento a 11.459 mujeres a lo largo de 18 años (1991-2009) y evaluó la dieta desde el inicio utilizando un cuestionario validado de frecuencia y calidad de los alimentos de origen vegetal. Esta herramienta permitió calcular el índice de dieta basada en plantas (plant-based diet index-PDI) incluso entre los participantes omnívoros. Una puntuación más alta indica una mayor adherencia al PDI.

«Queríamos saber cómo la dieta anterior influye en el embarazo, por lo que dimos seguimiento a las mujeres prácticamente por su vida reproductiva entera, casi 20 años, sabiendo su dieta usual antes de la gestación», comentó a Medscape en español el médico líder del trabajo, Dr. Jorge E. Chavarro, profesor de nutrición, epidemiologia y medicina en las Escuelas de Salud Pública y Medicina de la Universidad de Harvard, en Harvard, Estados Unidos, y su área de investigación es estudiar cómo la nutrición y estilo de vida influencia la salud reproductiva y la salud en general de las mujeres a lo largo de la vida.

El análisis de los datos del Estudio de Salud de Enfermeras II permitió detectar que a medida que cambiaba la proporción de productos la de animales disminuía y la de vegetales aumentaba y el riesgo de que las mujeres tuvieran trastornos hipertensivos del embarazo también disminuía. Las mujeres en el quintil más alto de PDI se asociaron significativamente con un menor riesgo de trastornos hipertensivos del embarazo en comparación con las del quintil más bajo (riesgo relativo [RR]: 0,76; intervalo de confianza de 95 % [IC 95%]: 0,62 a 0,93]). Esta asociación fue ligeramente más fuerte para la enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo (RR: 0,77; IC 95 %: 0,60 a 0,99) que para la preeclampsia (RR: 0,80; IC 95 %: 0,61 a 1,04).

Las mujeres en el quintil más alto de PDI tuvieron un riesgo 24 % menor de trastornos hipertensivos del embarazo que aquellas en el quintil más bajo; el riesgo de enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo disminuyó en un patrón lineal con aumento de PDI, mientras que la relación de PDI con preeclampsia se restringió a mujeres en el quintil más alto de adherencia.

«Fue más claro para la hipertensión del embarazo que para la preeclampsia, pero la dieta basada principalmente en alimentos de origen vegetal parecía ser protectora para ambas», señaló el Dr. Chavarro, añadiendo que además de los problemas que generan en el embarazo, ambas aumentan el riesgo de sufrir otras enfermedades crónicas más adelante. «¿Será que factores de estilo de vida modificables tanto antes como durante el embarazo pueden no solo ayudar a reducir problemas en la gestación, sino también a prevenir problemas de salud de la mujer años más adelante? Esa fue la motivación general del estudio».

Mercedes Sotos-Prieto, Ph. D., que no participó del estudio, manifestó a Medscape en español que la metodología es muy robusta, con técnicas estadísticas adecuadas para lo que analiza y resalta que utiliza un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos validado. Considera al estudio importante, también por enfocarse en ese grupo poblacional. «Siempre se ha tenido mayores reticencias con la dieta de las embarazadas, igual que con la de los adultos de edad avanzada. Pero se ha visto que este tipo de dieta, si es de calidad, se podría asociar con beneficios para la salud».

Sotos-Prieto, doctora en epidemiología nutricional y salud pública, investigadora en la Universidad Autónoma de Madrid y profesora adjunta en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, trabaja con grandes cohortes epidemiológicas, como la de enfermeras estadounidenses sobre la que se basa este artículo y ENRICA, representativa de la población española y de adultos de edad avanzada. Es autora de otros estudios que como este, asociaron una dieta basada en alimentos de origen vegetal saludables con un menor riesgo de fragilidad tanto en el estudio de salud de las enfermeras de Estados Unidos como en un estudio de corte ≥60 años de España (ENRICA-1).

Asimismo, es investigadora principal de un proyecto para valorar el riesgo de enfermedad cardiovascular a partir de estilos de vida modificables que creó una herramienta: Test del corazón saludable, para evaluar la calidad de la dieta «en cinco minutos, porque sabemos que los médicos no tienen tiempo». Lo considera un tipo de prueba que podría implementarse en la práctica clínica para identificar comportamientos del estilo de vida que puedan mejorarse, por ejemplo, sustituir los cereales refinados por cereales integrales o aumentar el consumo de legumbres.

Nadie discute que el tomate es saludable, pero ¿y las papas fritas?

La mayor parte del beneficio se deriva del patrón de dieta de origen vegetal en su conjunto y no en la asociación individual de cualquier alimento. Pero estos estudios utilizan un puntaje de lo que es y no es saludable.

La dieta se evaluó cada cuatro años (a partir de 1991) utilizando un cuestionario semicuantitativo de frecuencia de alimentos (FFQ) que registró el consumo de 131 alimentos y bebidas durante el año anterior, en términos de la frecuencia, en promedio, en que los participantes consumían cada alimento. Se asignaron 18 grupos de alimentos en tres categorías: alimentos vegetales saludables (granos enteros, frutas, verduras, nueces, legumbres, aceites vegetales, té y café), alimentos vegetales poco saludables (jugos de frutas, granos refinados, papas, bebidas azucaradas, dulces y postres) y alimentos de origen animal (lácteos, huevos, pescado o mariscos, carne y alimentos diversos de origen animal.)

Los alimentos vegetales saludables se convirtieron en puntuaciones positivas, mientras que los vegetales menos saludables y los grupos de alimentos de origen animal se tradujeron en puntuaciones inversas. La ingesta de cada grupo de alimentos se clasificó en PDI utilizando quintiles.

Las mujeres en el quintil más alto de PDI se asociaron significativamente con un menor riesgo de trastornos hipertensivos del embarazo en comparación con las mujeres en el quintil más bajo. Hubo una relación dosis-respuesta inversa entre PDI y el riesgo de la enfermedad. «Una dieta vegetariana no tiene por qué ser más saludable que una no vegetariana si está basada en alimentos superfluos como papas fritas y bebidas refrescantes, destacó la Dra. Sotos-Prieto. La diferencia radica en la calidad de los alimentos de origen vegetal, ahí está la diferencia entre la saludable y no saludable».

¿Es preciso abandonar la carne?

El Dr. Chavarro señaló que dejar de cenar con carne fue algo de lo más difícil hace 22 años. «Ahora lo hago sin problema», aseguró. Pero entiende que hay personas para las cuales hacer un cambio de dieta reemplazando productos animales por no animales es difícil. Sin embargo, no se trata de abandonar la carne de forma definitiva.

«En el quintil más alto tampoco son mujeres vegetarianas o veganas, pero comen mucho menos alimentos de origen animal que las otras», puntualizó, agregando que las dietas vegetarianas o veganas no son incompatibles con un embarazo saludable. «Todos los veganos saben cómo encontrar la vitamina B12 en suplementos».

¿Es la dieta o la pérdida de peso?

Gran parte del beneficio observado en el estudio parece estar relacionado con un mejor control del peso.

El índice de masa corporal entre la evaluación dietética y el embarazo explicaba 39 % de la relación entre PDI y trastornos hipertensivos del embarazo, y 48% de la relación entre PDI y enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo.

«Parte de la asociación parece ser explicada por mejor control de peso durante largos periodos», explicó el Dr. Chavarro. Las mujeres que adoptaron la dieta con más alimentos de origen vegetal ganaron peso más lentamente que las que tienen mayor consumo de alimentos de origen animal. «Son diferencias por las trayectorias de peso por muchos años, por lo cual parte de la asociación que vemos tiene que ver con mejor control de peso a largo plazo, pero la otra mitad de la asociación es atribuible a la dieta per se y no necesariamente al peso». En la discusión del artículo los autores sugieren para explicarlo mecanismos de acción en la disfunción endotelial, la inflamación o la presión arterial antes del embarazo.

Sotos-Prieto considera este punto «realmente relevante». En su opinión, pone de manifiesto que para la población de mujeres embarazadas es muy importante controlar el peso al inicio del embarazo, que también puede mejorar otros factores, como la diabetes gestacional. «Creo que las medidas preventivas deberían enfocarse eso y en base a estos resultados se pone en evidencia que tiene que haber intervenciones para aumentar las probabilidades de comenzar un embarazo con un peso adecuado. Y esto incluye la modificación de la dieta».

¿Es extrapolable a otras poblaciones?

Más de 90% de las participantes del Estudio de Salud de Enfermeras era de raza blanca, no hispana. ¿Es extrapolable a otras poblaciones? «La respuesta exige repetir el estudio en otras poblaciones», admitió el Dr. Chavarro «y eso va a tomar tiempo. Pero aun sin esa información, creo que lo podemos utilizar para informar otras poblaciones, independiente de la etnia».

La especialista admitió que esta hipótesis no se ha probado aún en población española, pero ella es autora de un estudio similar que dio seguimiento por una década a casi 12.000 adultos españoles y utilizó el mismo PDI. En su trabajo cada aumento de diez puntos en el PDI se asoció con un riesgo 14 % menor de mortalidad por todas las causas (CRI: 0,86; IC 95%: 0,74 a 0,99) y un riesgo 37 % menor de fallecimiento por enfermedad cardiovascular (CRI: 0,63; IC 95%: 0,46 a 0,85). Asimismo, considera que las recomendaciones derivadas del estudio se podrían generalizar a otras poblaciones «siempre que se tenga en cuenta la cultura de cada de cada país, para ver cómo se puede adaptar culturalmente. Si es una población que tiene un alto consumo de cereales refinados, por ejemplo, hacer pequeños cambios a cereales integrales».

¿Cuál es el peso de las evidencias?

El estudio tiene fortalezas y limitaciones derivadas de la metodología y el propio Dr. Chavarro reconoce que «en cuanto a desórdenes hipertensivos del embarazo específicamente, esta no va a ser la última palabra». Pero la necesidad de encontrar respuestas es importante.

Tanto el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) como la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugieren que las mujeres sigan dietas saludables antes y durante el embarazo. Pero proporcionan poca orientación sobre lo que constituye una dieta saludable en lo que respecta a minimizar los riesgos de resultados adversos del embarazo. «Son bastante ambiguas e inespecíficas», añadió el Dr. Chavarro.

Los nuevos hallazgos indican que las dietas basadas en alimentos de origen vegetal pueden ser una de esas estrategias, en particular porque se encontró alguna evidencia de que pueden ser beneficiosas en las mujeres mayores de 35 años que se consideran un grupo de alto riesgo.

«Sin duda hay muchas formas de comer de forma saludable, pero si pensamos en estas complicaciones del embarazo que pueden tener consecuencias serias tanto para la madre como para el feto, podríamos pensar en esta como una de las posibles dietas saludables», destacó el médico.

¿Pero cuán robusta es la evidencia para recomendar a las pacientes un cambio? «Idealmente faltan más estudios», declaró el Dr.Chavarro. «Hay dos maneras de entender el problema. Una es no hacer recomendaciones hasta no tener tres ensayos clínicos controlados, lo que incluso con voluntad y financiación llevará de 15 a 20 años. Pero si tenemos que dar la mejor información que hay para las personas que hoy lo necesitan, considero que estos resultados son sólidos para guiar el comportamiento».

«Siempre es mejor si podemos tomar decisiones basadas en información solida e incontrovertible, pero no siempre está disponible y debes aprender a vivir en los dos mundos y a tomar decisiones con incertidumbres», concluyó.

Referencia

Mitsunami M, Wang S, Soria-Contreras DC, Minguez-Alarcon L, Ortiz Panazo E, Stuart JJ, et al. Prepregnancy plant-based diets and risk of hypertensive disorders of pregnancy. Am J Obstet Gynecol[Internet]. 2023[citado 2 0ct 2023]:S0002-9378(23)00548-3. doi: 10.1016/j.ajog.2023.07.057. PMID: 37598996.

3 octubre 2023 |Fuente: Medscape en Español ||Tomado de  Noticias y Perspectivas

octubre 3, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Mujer | Etiquetas: , , , , , |

DiabetesInvestigadores británicos explican que no se ha tenido en cuenta el efecto de la pérdida de sangre menstrual al fijar el objetivo, y proponen reducirlo en 2 mmol/mol.

El umbral de hemoglobina glicosilada (HbA1c) para el diagnóstico de la diabetes tipo 2 debería reducirse en mujeres menores de 50 años en favor de su salud a largo plazo. Es la conclusión a la que llegan investigadores de varios hospitales y universidades de Reino Unido que presentarán los resultados de su estudio en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), que se celebra en Hamburgo (Alemania) entre el 2 y el 6 de octubre, y se publicarán en la revista Diabetes Therapy.

Pese a que la edad media de diagnóstico de la diabetes tipo 2 en las mujeres es más alta que en los hombres, la tasa de mortalidad asociada a la enfermedad es más alta sin que se conozcan las causas subyacentes.

El equipo de Adrian Heald, del Hospital Salford Royal (Reino Unido), explica que la menstruación obliga a replantarse este objetivo. Debido al reemplazo de hemoglobina por la pérdida de sangre menstrual, y la consecuente supervivencia más breve de los eritrocitos, la exposición de la hemoglobina a la glucosa es más corta en comparación con las personas que no menstrúan.

Para su estudio los autores recabaron los resultados de las pruebas de HbA1c de siete laboratorios de Reino Unido. En un primer análisis en una cohorte procedente de un laboratorio con datos de 146.907 personas, evaluaron las diferencias de sexo y edad en personas que tuvieron un resultado de HbA1c igual o inferior a 50 mmol/mol. Replicaron el proceso en una segunda cohorte, con los datos de seis laboratorios sobre 938.678 personas.

Metformina, ¿primera línea en diabetes tipo 2?

Luz verde a tirzepatida, el fármaco para diabetes y obesidad más potente hasta la fecha uno de cada tres diabéticos tipo 2 tiene enfermedad cardiovascular asintomática

En menores de 50 años, el valor de HbA1c medio fue de 1,6 mmol/mol menor en las mujeres que en los hombres, mientras que la diferencia en personas de 50 años o más fue menos pronunciada. En menores de 50 años, para que las mujeres presentaran el mismo valor de HbA1c tenían que ser hasta diez años mayores que los varones. Así, con el umbral de 48 mmol/mol, se diagnostica a un 50 % menos de mujeres que hombres entre los menores de 50 años, mientras que a partir de esa edad, el porcentaje de diferencia se reduce al 20 %.

Nuevo objetivo

Los autores evaluaron los efectos de reducir en un 4,2% el umbral de HbA1c para el diagnóstico de diabetes en mujeres menores de 50 años y situarlo en 46 mmol/mol en lugar de 48 mmol/mol. Calcularon que recortar en 2 mmol/mol este límite aumentarían en casi 35.000 los nuevos diagnósticos en mujeres menores de 50 años Inglaterra y Gales, frente a las 208 000 diagnosticadas actualmente. El diagnóstico más temprano permitiría iniciar cambios en su estilo de vida y tratamiento y mejorar sus resultados en salud en el corto y largo plazo.

Según comprenden, el infradiagnóstico de la diabetes tipo 2 en mujeres premenopáusicas como consecuencia de establecer el mismo umbral de hemoglobina glicosilada en ambos sexos contribuye a la diferencia del 64% en la tasa de mortalidad entre mujeres y hombres con diabetes mellitus con edades comprendidas entre 16 y 50 años.

Advierten además de la interrelación entre diabetes y enfermedad cardiovascular aterosclerótica, cuya presencia se duplica en los pacientes con diabetes. Para las mujeres, el peso de la diabetes como factor de riesgo cardiovascular es más importante que en los hombres ya que, entre los 35 y los 59 años, su riesgo relativo de muerte cardiovascular es mayor. Además, mientras que para los hombres se estima que la diabetes recorta en 4,5 años su esperanza de vida, en el caso de las mujeres lo hace en 5,3 años.

Por otra parte hay que tener en cuenta que las mujeres con diabetes están menos y peor tratadas que los hombres frente a la enfermedad cardiovascular, ya que se ha comprobado que reciben menos medicamentos preventivos como estatinas, aspirina y betabloqueantes.

«Es posible que sea necesario reevaluar el punto de corte de la HbA1c para el diagnóstico de diabetes mellitus en mujeres menores de 50 años. La identificación temprana tiene el potencial de mejorar los resultados de salud de las mujeres a largo plazo», escriben los autores.

Reconocen que «la logística para cambiar el límite diagnóstico de HbA1c en este grupo de mujeres puede ser un desafío». En este sentido, proponen que las mujeres con valores de 46 o 77 nmol/mol se sometan a pruebas adiciones de glucosa plasmática en ayunas o tolerancia a la glucosa oral. «Cualquier categorización basada en la HbA1c es siempre una aproximación, pero si el tratamiento dirigido a los factores de riesgo cardiovascular mejora la calidad y la esperanza de vida, la reclasificación habrá valido la pena».

«Gran implicación práctica»

Cristóbal Morales, experto de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y endocrinólogo en los hospitales Virgen Macarena y Vithas Sevilla, destaca que el interés del estudio por «su gran implicación práctica». El especialista indica que «igual que en otras patologías, el abordaje por género de la diabetes es totalmente necesario por las diferencias biológicas».

«Estos datos nos obligan a cambiar las guías para el abordaje de estas personas jóvenes, a las que quedan muchos años de vida, para hacer un diagnóstico temprano y hacer un buen control de la diabetes desde el inicio, que es clave para luego evitar esas complicaciones», comprende Morales.

La realidad, afirma, es que «cuando se hace un diagnóstico de diabetes en mujeres menores de 50 años, tienen muchas más complicaciones. Es problema también social, complejo, multifactorial». En este sentido bajar el umbral del diagnóstico, permitiría «un diagnóstico precoz, para poder instaurar un tratamiento precoz, intensivo y preventivo y evitar esas complicaciones macro y microvasculares de la temida diabetes tipo 2″.

Referencia

Holland D, Fryer AA, Stedman M, Hanna F, Duff Ch, Green L, et al. Is the Current Cut Point for Glycated Haemoglobin (HbA1c) Correct for Diagnosing Diabetes Mellitus in Premenopausal Women? Evidence to Inform Discussion. Diabetes Ther[Internet]. 2023. https://doi.org/10.1007/s13300-023-01482-6

3 0ctubre 2023 |Fuente: Diario Médico| Tomado de Endocrinología 

 

Debe de estar registrado en el sitio 

jengibre1Las muestras de sangre de adultos sanos indican una inhibición de la formación de trampas extracelulares de neutrófilos (NET) después de una semana de suplementos diarios de jengibre.

Metodología

Los investigadores reclutaron a nueve adultos sanos de 18 a 38 años para que recibieran diariamente un suplemento oral de jengibre de 100 mg durante 7 días consecutivos.

Se obtuvieron muestras de sangre al inicio y en los días 7 y 14, con aislamiento de neutrófilos, células mononucleares de sangre periférica y plasma.

Los investigadores midieron la formación de trampas extracelulares de neutrófilos (NETosis) como forma de mostrar el efecto del jengibre sobre la inflamación.

Resultados principales

Las mediciones del adenosín monofosfato cíclico (AMPc) de los neutrófilos fueron significativamente más elevadas tras 7 días de suplementos de jengibre, en comparación con los niveles basales, aunque volvieron a situarse cerca de los basales una semana después de interrumpir el consumo de jengibre.

Los suplementos orales de jengibre redujeron 40 % la actividad de la fosfodiesterasa (PDE) de los neutrófilos respecto al valor inicial, resultados similares a los observados con los inhibidores sintéticos de la fosfodiesterasa 4 (PDE4).

Los resultados se basan en estudios anteriores que demostraron la inhibición de la hiperactividad de los neutrófilos en ratones con síndrome de anticuerpos antifosfolípidos y lupus tras la inyección de un preparado purificado de jengibre.

Los investigadores replicaron los resultados que mostraban los efectos del jengibre oral sobre los neutrófilos en otros ocho adultos sanos que también mostraron una reducción de la formación de trampas extracelulares de neutrófilos y un aumento del adenosín monofosfato cíclico de los neutrófilos tras una semana de suplementos de jengibre.

Limitaciones

Se necesitan más investigaciones en humanos con enfermedades inflamatorias y autoinmunitarias para confirmar los hallazgos y explorar el jengibre como intervención terapéutica complementaria.

Enfoque clínico

Los resultados representan un apoyo biológico al potencial del jengibre para impactar en la función de los neutrófilos en los seres humanos; por lo tanto, «el jengibre puede tener una capacidad real para complementar los programas de tratamiento que ya están actuando», declaró en un comunicado de prensa el autor correspondiente, Dr. Jason Knight, de la University of Michigan, en Ann Arbor, Estados Unidos.

Referencia

Ali RA, Minarchick VC, Zahavi M, Rysenga CE, Sturm KA, Hoy CK, et al. Ginger intake suppresses neutrophil extracellular trap formation in autoimmune mice and healthy humans. JCI Insight[Internet].2023[citado 2 oct 2023];8(18):e172011. doi: 10.1172/jci.insight.172011. PMID: 37737262

2 octubre 2023  |Fuente: Medscape en Español | Tomado de Noticias y Perspectivas

octubre 2, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Medicina Tradicional | Etiquetas: , , |

mamografia-768x508El riesgo a desarrollar cáncer debido a la presencia de mutaciones patogénicas en los genes BRCA es menor cuando no hay antecedentes familiares en primer grado.

Las mujeres portadoras de mutaciones patogénicas en los genes BRCA1 o BRCA2 tienen un riesgo elevado a desarrollar cáncer de mama y ovario. No obstante, es importante considerar la existencia de antecedentes familiares en primer grado, para definir con mayor precisión ese riesgo elevado, según indica un reciente estudio publicado en eClinicalMedicine. En él, los autores estiman que en ausencia de antecedentes familiares, el riesgo aumentado es menor de lo que se pensaba.

“Este hallazgo tiene importantes ramificaciones para el cribado de la población mediante secuenciación genómica”, ha señalado Caroline Wright, investigadora en la Universidad de Exeter y una de las autoras del trabajo. “Tenemos que asegurarnos de que estamos llevando a cabo investigaciones para encontrar el verdadero nivel de riesgo, y también ser responsables en la forma en que comunicamos el riesgo, para evitar el miedo y la angustia innecesarios que pueden conducir a procedimientos evitables.”

El impacto de las mutaciones patogénicas en genes BRCA en población general

En el trabajo, los investigadores buscaban determinar la penetrancia de las mutaciones patogénicas en BRCA1 en la población general, es decir, en qué proporción de casos la presencia de la mutación derivaba en un cáncer.

Hasta hace unos años, el análisis genético de estos genes solo se recomendaba en un contexto clínico a mujeres que con cáncer de mama u ovario y/o historia familiar de cáncer. Esta práctica ha resultado en que la mayor parte de las variantes patogénicas detectadas, identificadas en pacientes ya con cáncer de mama, fueran consideradas como de penetrancia alta (alta probabilidad de derivar en un cáncer). Una situación similar ocurre con el síndrome de Lynch, otro síndrome hereditario de predisposición al cáncer.

Los autores pensaron que podía haber un efecto de sobreestimar el carácter patogénico de las variantes por sí mismas. Con la expansión de las pruebas genéticas directas al consumidor, que consideran únicamente la información genética para elaborar los informes, conocer el impacto real de las variantes patogénicas es especialmente relevante, para informar sobre el riesgo a desarrollar cáncer.

Información genética de más de 450 000 personas

Los investigadores utilizaron los datos de análisis de exomas e historiales clínicos de 454 712 personas para estimar la penetrancia de las variantes genéticas conocidas por su papel en el cáncer de mama y ovario, así como en el síndrome de Lynch (otro síndrome de predisposición al cáncer).

Los resultados indican que las mujeres con una variante en genes BRCA e historia familiar con cáncer en familiares de primer grado tienen un mayor riesgo a desarrollar cáncer de mama que aquellas personas que únicamente son portadoras de las variantes.  Por ejemplo, el equipo ha estimado que, a los 60 años, ser portadora de una variante de BRCA patogénica está asociada a un riesgo del 18% (en el caso de BRCA2) y del 23% (en el caso de BRCA1) de desarrollar cáncer de mama. Sin embargo, si además, la persona portadora tiene un familiar cercano con la enfermedad, el riesgo se eleva a 24 % y 45 % (para BRCA2 y BRCA1, respectivamente).

Diferencias similares se observan en el caso de personas portadoras de variantes genéticas patogénicas relacionadas con el síndrome de Lynch y el riesgo a desarrollar cáncer colorrectal.

Impacto en la comunicación y reacción a resultados de pruebas genéticas

Los resultados muestran que, a la hora de interpretar resultados genéticos relacionados con el cáncer, el contexto importa. Y que gran parte del riesgo que confieren las variantes patogénicas asociadas a formas hereditarias de cáncer proviene de la historia familiar. A nivel biológico, esto implica que el contexto genómico compartido por el parentesco puede influir en el riesgo a desarrollar cáncer.

De los resultados del análisis de los genes BRCA y otros genes de predisposición al cáncer pueden derivar decisiones tan importantes como la cirugía preventiva. El ejemplo más conocido es el de la actriz Angelina Jolie, que por sus antecedentes familiares y prueba positiva para una variante patogénica decidió someterse a una doble mastectomía como medida preventiva al posible desarrollo de un cáncer de mama.

En este contexto y con el mayor acceso a pruebas genéticas fuera de la consulta clínica, estimar de forma precisa el riesgo genético cobra una importancia especial.

“Que te digan que tienes un alto riesgo genético de padecer una enfermedad puede influir realmente en los niveles de miedo a una afección concreta y en las medidas resultantes que puedas tomar”, destaca Leigh Jackson, investigador de la Universidad de Exeter y primer autor del trabajo. “Un riesgo de hasta el 80% de desarrollar cáncer de mama es muy diferente de un 20%. Esta diferencia puede influir en la decisión de someterse o no a una operación invasiva de mama. Algunas mujeres pueden decidir someterse a esa intervención sabiendo que el riesgo es del 20%, pero queremos que tomen una decisión informada. Instamos a que cualquier persona que comunique el riesgo de cáncer lo haga basándose en un historial familiar detallado, no sólo en la genética”.

Referencia

Jackson L, Weedon MN, Green HD, Mallabar Rimmer B, Harrison JW, Wood AR, et al. Influence of family history on penetrance of hereditary cancers in a population setting. EClinicalMedicine[Internet]. 2023[citado 2 oct 2023]. DOI: https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2023.102159

2 octubre 2023 |Fuente: Genotipia| Tomado de Genética Médica

octubre 2, 2023 | gleidishurtado | Filed under: cáncer, Oncología | Etiquetas: , , , , , |

pérdida del apetitoLas hormonas y los metabolitos secretados después de practicar una actividad física actúan como un mecanismo conjunto para suprimir el hambre.

La compleja relación existente entre la actividad física y el equilibrio energético (la ingesta de alimentos versus el gasto calórico) se erige aún como un reto para la ciencia, fundamentalmente frente a los crecientes índices de sobrepeso y obesidad que se registran en el mundo. Algunos medicamentos disponibles en el mercado para el combate contra la obesidad funcionan de manera análoga a las hormonas relacionadas con el control del apetito. En tal sentido, un camino ha venido cobrando relevancia en el área: la comprensión de los procesos ligados a los metabolitos (los productos del metabolismo de las células) en el control del hambre y de la saciedad.

Y es precisamente una posible combinación de mecanismos similares a las funciones hormonales con las de los metabolitos lo que los investigadores Henver Simionato Brunetta, de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil, y Jens Lund, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, señalan como prometedora con la mira puesta en avanzar al respecto de los tratamientos actualmente disponibles. En un editorial publicado en The Journal of Physiology, ambos científicos analizan un estudio aleatorizado dado a conocer en esa misma edición.

En la referida investigación, se analizó la interacción metabólica entre los hidratos de carbono y los ejercicios, y su papel en la regulación aguda del apetito. Encabezado por el profesor James Frampton, del Imperial College de Londres, dicho estudio apuntó dos metabolitos –el acetato y el succinato– como potenciales mediadores del apetito inducido por el ejercicio físico y de las respuestas de la ingestión de energía.

“El punto más interesante de este trabajo −lo que los investigadores observaron− es el que indica que el ejercicio en forma aguda suprime el hambre. Pero solamente el perfil hormonal no es suficiente como para explicar este efecto. Por eso los científicos efectuaron una evaluación de los metabolitos alterados por el ejercicio y por otras condiciones alimentarias, y notaron que algunos de estos, como el acetato y el succinato, actúan como predictores de la saciedad. De alguna manera, los metabolitos están regulando el hambre y la saciedad, aunque todavía no sabemos exactamente cómo lo hacen”, le explica Simionato Brunetta a Agência FAPESP.

En el estudio cruzado aleatorizado, el grupo de Frampton reclutó a 12 participantes de sexo masculino con edades entre los 18 y los 40 años entre los meses de febrero de 2019 y 2020; las mujeres quedaron excluidas a causa de la influencia del ciclo menstrual sobre el apetito. Los participantes realizaron 30 minutos de ejercicios, ya sea en ayunas o tras haber ingerido carbohidratos. Luego de ello, se les ofreció a los participantes un refrigerio que permitió evaluar la ingesta calórica y las sensaciones subjetivas de apetito, aparte de los metabolitos y las hormonas mediante análisis de sangre.

Se descubrió que tanto los hidratos de carbono como los ejercicios elevaron los niveles de GLP-1 (la hormona reductora del hambre) y disminuyeron los de grelina (la hormona que aumenta el hambre). Sin embargo, los metabolitos parecían responder mejor al ejercicio que a la ingestión de hidratos de carbono al producir un conjunto hormonas/metabolitos con potencial para suprimir el apetito, pese al aumento del gasto energético inducido por el ejercicio.

La obesidad está relacionada con la elevación del riesgo de padecer otras enfermedades, tales como las cardíacas, la diabetes y la hipertensión arterial. Para el año 2030 se estima que la misma afectará a 1.000 millones de personas en el mundo, de acuerdo con los datos del Atlas Mundial de la Obesidad de la organización internacional World Obesity Federation. La estimación en Brasil apunta que afectará a alrededor del 30 % de las personas adultas.

Una línea de estudio

Simionato Brunetta lleva adelante actualmente su posdoctorado con el apoyo de la FAPESP (19/21852-1 y 22/00358-1), y forma parte del equipo de Marcelo Mori, docente del Instituto de Biología de la Unicamp. El equipo de Mori fue el primero que demostró –en julio de 2020– que el SARS-CoV-2 poseía la capacidad de infectar a las células de grasa humanas y que sugirió que el tejido adiposo haría las veces de reservorio del virus (lea más en: agencia.fapesp.br/40255).

El científico paulista trabaja desde hace años en investigaciones referentes a la obesidad y al metabolismo. Desde el año 2019, ha venido enfocándose en los factores que secreta el tejido adiposo, tanto hormonas como otras sustancias, entre ellas los metabolitos. “Como el trabajo del equipo de Frampton apuntaba a entender de qué manera controlan el metabolismo las sustancias secretadas, va claramente al encuentro de lo que hago yo. Hoy en día sabemos que los órganos liberan muchas más sustancias que las hormonas. Y estas sustancias son sumamente activas”, añade.

El tejido adiposo, al que inicialmente se consideraba como un reservorio energético, está reconocido ahora como un importante órgano endócrino. Su función de comunicación con otros órganos transcurre mediante la secreción de hormonas denominadas adipocinas y de micro-ARN (mi-ARN). Simionato Brunetta firma también otro artículo científico, aún en versión preprint (sin revisión por pares), en el cual se aborda la adaptación bioenergética adecuada del tejido adiposo marrón.

Referencia

Brunetta HS, Lund J. Chasing the hunger-suppressive signals of human exercise. The Journal of hysiology[Internet].2023[citado 2 oct 2023]; 601( 16): 3439-3686. http://doi.org/10.1113/JP285096open_in_new

2 octubre 2023  |Fuente: Dicyt| Tomado de Ciencias  Sociales

octubre 2, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Endocrinología, Obesidad, Pérdida de Peso | Etiquetas: , , |

celulas verdeUn estudio del laboratorio de Desarrollo y Control del Crecimiento del IRB Barcelona arroja luz sobre el papel del daño al ADN en la invasividad de las células cancerosas.

El descubrimiento desafía la hipótesis comúnmente aceptada de que la maquinaria de muerte celular tiene acción antitumoral.

El trabajo, llevado a cabo en la mosca Drosophila, se ha publicado en la revista Current Biology.

La inestabilidad cromosómica es un fenómeno caracterizado por cambios rápidos en el número y la estructura de los cromosomas durante la división celular. Es muy frecuente en tumores sólidos y está vinculada con la propagación agresiva del cáncer, es decir, con la metástasis. La metástasis es causante del 90% de las muertes relacionadas con el cáncer y por eso es de crucial importancia conocer en detalle este proceso.

Científicos del laboratorio de Desarrollo y Control del Crecimiento del IRB Barcelona, que lidera el investigador ICREA Dr. Marco Milán, han revelado cómo el daño al ADN, provocado por la inestabilidad cromosómica, incrementa la invasividad de las células cancerosas. La investigación detalló cómo la inestabilidad cromosómica activa una vía de señalización conocida como JAK/STAT y promueve la acción de las caspasas, que provocan daño en el ADN. Este daño favorece que las células puedan escapar del tumor primario, dando lugar a la metástasis.

“Durante mucho tiempo hemos considerado a las caspasas como agentes que inducen la muerte celular en respuesta al daño al ADN. Sin embargo, nuestros hallazgos indican que también pueden desempeñar un papel proinvasivo al promover el daño al ADN. Esta investigación amplía nuestro conocimiento de la biología del cáncer, y abre camino a explorar nuevas vías terapéuticas para combatir la metástasis”, explica el Dr. Milán.

La inestabilidad cromosómica en los tumores metastáticos, tres efectos secundarios

La inestabilidad cromosómica, presente en la mayoría de los tumores sólidos, promueve la metástasis del cáncer por tres vías que se dan como efecto secundario de la propia inestabilidad cromosómica. Por una parte, la aneuploidía (o número irregular de cromosomas en una célula, que provoca estrés celular), por otra parte, la formación de micronúcleos (y el proceso inflamatorio que generan) y, por último, el daño en el ADN (causado por rotura de cromosomas).

El laboratorio que lidera el Dr. Milán en el IRB Barcelona lleva años estudiando el papel de la inestabilidad cromosómica en el cáncer y la metástasis. En estudios anteriores, publicados en 2021 y 2018, ya exploraban los efectos de la aneuploidía en este proceso. En este trabajo, describen el tercer eje de acción, la influencia del daño en el ADN en la invasividad de las células cancerosas.

Tres causas para el daño en el ADN

La inestabilidad cromosómica puede inducir daño en el ADN de tres formas diferentes: por un lado, la propia segregación irregular de los cromosomas puede provocar una rotura en la cadena de ADN. En segundo lugar, el desajuste del número de cromosomas provoca un desequilibrio en la maquinaria celular que da lugar a estrés celular en el momento de la replicación del ADN. En tercer lugar, según describen los investigadores en este trabajo, la aneuploidía también activa la vía de señalización, llamada JAK/STAT, que a su vez activa a las caspasas y causa daño en el ADN.

Las caspasas, cuando funcionan adecuadamente, promueven daño en el ADN para que la célula colapse y se desintegre. Sin embargo, los investigadores han detallado ahora cómo niveles más bajos de caspasas promueven un daño en el ADN, que confiere a las células del cáncer de capacidad para hacer metástasis.

Los primeros autores de este trabajo, quienes han llevado a cabo de la mayoría de los experimentos, son las Dras. Lara Barrio, Ana-Elena Gaspar y Mariana Muzzopappa, y el investigador predoctoral Kaustuv Ghosh. Todo el trabajo publicado en este artículo se ha llevado a cabo en el laboratorio de Desarrollo y Control del Crecimiento que lidera el Dr. Milan en el IRB Barcelona.

Este trabajo ha recibido financiación del Ministerio Español de Ciencia e Innovación, los fondos FEDER y el programa Horizon 2020 de la Unión Europea.

Referencia

Barrio L, Gaspar AE, Muzzopappa M, Ghosh K, Romao D, Clemente Ruiz M, et al. Chromosomal Instability-induced Cell Invasion through Caspase-driven DNA Damage. Current Biology [Internet]. 2022[citado 2 oct 2023]. DOI: 10.1016/j.cub.2023.09.004

2 octubre 2023 |Fuente: Genotipia| Tomado de Genética Médica

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