Con la decisión de los CDC estadounidenses de reducir las cuarentenas en asintomáticos, el debate se ha extendido a otros países y a España. Los expertos señalan que es fundamental que haya base científica.

imagen real del coronavirus SARS-CoV-2 visto por fueraÓmicron sigue desatada en Europa y en Estados Unidos, donde es dominante hace días. En ese país, los hospitales comienzan a estar desbordados, con unidades de cuidados intensivos al 90 % de capacidad en varios estados. «La variante ómicron se está propagando deprisa y tiene el potencial de impactar todas las facetas de nuestra sociedad», subrayó Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

Los expertos creen que esto solo es el principio de una ola que ha disparado los casos un 105 % en los últimos 14 días, por encima de los 243 000 positivos diarios, y que podría superar el millón antes incluso de que termine el año. Según los datos de la Universidad Johns Hopkins, el lunes se registraron 512 553 casos en un solo día, un nuevo récord desde que comenzó la pandemia. En España, este mismo martes alcanzamos el récord de incidencia de toda la pandemia (por ahora), con 1 360,es decir 62 casos por cada 100 000 habitantes.

En las redes se bromea con aquello de que no tiene en este momento un amigo infectado de covid es que no tiene amigos’, pero más allá de las chanzas la realidad es que eso empieza a tener efectos económicos: el domingo se cancelaron en Estados Unidos más de 1 200 vuelos y hasta 5 000 sufrieron retrasos, una situación que se espera golpee también a otras industrias como comercios y restaurantes. Puede que eso esté llevando, una vez más en esta pandemia, a tomar decisiones al margen de la evidencia científica.

Así, a pesar de las cifras, los CDC han recomendado reducir las cuarentenas a la mitad, de 10 a 5 días, para los contagiados asintomáticos. Lo curioso es que recomienda prácticamente lo mismo para personas vacunadas con refuerzo, vacunadas sin refuerzo y no vacunadas: si no hay síntomas cinco días después de dar positivo, puede salir de casa usando mascarilla durante cinco días más, «un mecanismo por el que podamos mantener la sociedad en funcionamiento mientras hacemos caso de la ciencia», recalcó Walensky.

La decisión, según los CDC, está motivada por la menor amenaza que parece representar la nueva variante respecto a variantes previas, ya que según el organismo los positivos por covid-19 sólo transmiten la enfermedad en una ventana temporal de entre uno y dos días antes de presentar síntomas y entre dos y tres días después de presentarlos.

Cada autonomía actúa por su cuenta

Otros países estudian también esta medida, por ejemplo, Italia, donde el Comité Técnico Científico (CTS) de seguimiento de la pandemia estudiará, a petición de las regiones, la reducción a partir de enero de la actual cuarentena de entre 7 y 10 días (según el nivel de vacunación y otros aspectos) a entre 3 y 5 días para los vacunados con la dosis de refuerzo.

En España, el martes de la semana pasada la Comisión de Salud Pública ya acordó que los contactos estrechos de un positivo no necesitaban realizar una cuarentena de 10 días si han recibido la pauta de vacunación completa. Y con la decisión de los CDC este mismo martes el diputado de Ciudadanos, Guillermo Díaz Gómez, preguntó al Gobierno, en la Mesa del Congreso de los Diputados, si tiene previsto actualizar el protocolo de cuarentena y reducir el número de días de aislamiento en caso de positivo. Pero al margen cada comunidad autónoma, como viene sucediendo, actúa y opina por su cuenta.

En este sentido, Madrid ve razonable esta reducción de la cuarentena. El viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, señalaba que estamos «en un momento de transición» en la forma de afrontar la pandemia y resaltaba la decisión de los CDC estadounidenses, mientras la directora general de Salud Pública, Elena Andradas, opinaba que hay que dar «un paso más, incluso modificar el sistema de vigilancia epidemiológica» y que ómicron empieza a parecerse a «un virus infeccioso de épocas invernales».

El consejero andaluz de Salud, Jesús Aguirre, informó que su comunidad también está estudiando reducir las cuarentenas en los contactos estrechos sin síntomas. Aguirre indicó que se está analizando si es necesario que un contacto estrecho asintomático haga cuarentena de 10 días, si hay que hacer PCR o test de antígenos a todos los contactos, o si la trazabilidad de los casos se debería quedar sólo en los no vacunados o que tengan síntomas. Y añadió que solo esta semana en Andalucía se han hecho 250 000 pruebas, que suponen un millón en un mes, «un volumen muy grande de personal» dentro del Servicio Andaluz de Salud, por lo que «hay que valorar si ha sido eficiente».

Efectivamente los servicios sanitarios están desbordados en muchas regiones. País Vasco decidió recientemente que se va a restringir el seguimiento «proactivo» de los contagios a cuatro colectivos vulnerables debido al aluvión de positivos que ha desbordado su sistema de rastreo y amenaza con colapsar la atención primaria, informa Josean Izarra. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, anunció que los casos leves tendrán que limitarse a permanecer en cuarentena, reposar y tomar antitérmicos y sólo en el caso de que sus síntomas empeoren podrán ponerse en contacto con centros de salud ya saturados.

Así pues, ómicron está colapsando el sistema sanitario -quizá no tanto aún los hospitales, pero si la atención primaria- y la falta de trabajadores afecta a ciertos sectores con consecuencias en la actividad económica. Cuestiones, como vemos, políticas y logísticas, fundamentalmente, que podrían justificar esa reducción de las cuarentenas, pero desde el punto de vista epidemiológico ¿es una medida correcta o responsable?

«No hay evidencia perfecta ni se puede asegurar taxativamente ni una cosa ni la contraria. Los análisis de los CDC decían que el riesgo se va reduciendo en los siguientes días, pero persiste tras el quinto día. En cualquier caso, si los técnicos de las consejerías de Salud de Andalucía y Madrid creen que hay fundamentos una vez examinados todos los documentos de los CDC, lo que deben hacer esas comunidades es comunicarlo a la Comisión de Salud Pública y proponerlo para que se debata en la Ponencia de Vigilancia, que es como funcionan nuestras instituciones en el tema de manejo de casos y eso sería lo conveniente», asegura Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, evitó confirmar nada sobre este asunto este martes y remitió a la reunión que tiene lugar este miércoles del Consejo Interterritorial. En caso de que el tema se aborde y se apruebe mañana no habrá pasado previamente por la Comisión de Salud Pública que indicaba Hernández, que no se ha reunido esta semana.

El catedrático de Salud Pública explica que cuando empieza a haber colapso de todo tipo (en referencia a la situación del País Vasco), «puede ser que se adopten decisiones para maximizar algunas cosas y en ese contexto pues no queda más remedio que tomar algunas decisiones más o menos difíciles o más o menos fundamentadas». Hernández hace hincapié en que, si todo se desborda y «hay que cambiar los protocolos de detección de casos, de seguimiento, de manejo de casos, de manejo de contactos… propóngase en la Comisión de Salud Pública, se examina, si ven motivos, que hay motivos que pueden ser científicos, otros pueden ser organizativos, etc., en conjunto para nuestro contexto actual sanitario puede ser conveniente adoptar esa medida, que podría serlo».

En ese sentido, Hernández explica que las decisiones no solo se basan en la evidencia. «Puede ser que reducir las cuarentenas a los 5 días no elimine totalmente el riesgo o no elimine del todo el riesgo de que se produzca transmisión, pero puede ser que desde el punto de vista logístico se piense que esa podría ser una medida que facilitaría la toma de decisiones y el manejo de la situación y también el manejo de los recursos, etc. Es decir, las evidencias se aplican en cada contexto sanitario, obviamente en un país sin ningún recurso las medidas que se adoptan no tienen nada que ver con un país que tiene los test super rápidos, la atención primaria perfecta, etc. porque así sería mucho más fácil todo. Si creen realmente que la situación es tan difícil como para cambiar las cosas por cuestiones logísticas, hágase, pero hágase proponiéndolo, usando los marcos que tenemos de coordinación. Es normal que las medidas de control puedan ser heterogéneas porque cada contexto es distinto, pero las de vigilancia es mejor que sean muy homogéneas porque estamos hablando de la inteligencia de la salud pública, es decir, del sistema de monitorización y seguimiento de los casos dentro del Estado. Por tanto, es bueno que el Ministerio también haga la consulta al Centro Europeo de Control de Enfermedades».

Parece que casi dos años después de que empezara la pandemia, seguimos como el primer día, con el debate economía frente a salud. Estas reducciones de cuarentenas, especialmente en los asintomáticos, podrían llevar a un contagio masivo de la población, ‘vía rápida’ para obtener inmunidad de rebaño, que fue la controvertida estrategia que adoptó en los primeros meses de pandemia Reino Unido y Suecia, por ejemplo.

«Me parece fatal, si recordamos qué pasó con los experimentos en Suecia y Reino Unido veremos que fueron muy mal. Es cierto que la situación ahora es diferente porque hay mucha gente vacunada, pero precisamente hacemos las cuarentenas para proteger a aquellos que puedan ser más vulnerables ante la enfermedad. Evidentemente los jóvenes, las personas con la pauta completa o la tercera dosis tienen menos riesgo, pero algunos de ellos acabarán en la UCI si se infectan, por lo que me parece difícil de justificar adoptar estas medidas sin evidencias científicas que las avalen y yo no he visto todavía ningún estudio que diga que a partir del quinto día las personas infectadas con ómicron dejan de ser infecciosas. Si hay evidencia científica que apoye esto claramente entonces sí se puede plantear, pero no la hay. Me resulta más una decisión por saturación del sistema y por presión social, y porque hay algunas profesiones esenciales que se están viendo muy perjudicadas como los profesionales de las compañías aéreas en EEUU, por ejemplo, que están paralizando el país porque se están cancelando tantos vuelos, pero no porque realmente haya una base técnica o científica que avale esta decisión, al revés, creo que no la hay», recalca Quique Bassat, investigador ICREA en ISGlobal, centro impulsado por Fundación La Caixa.

Este epidemiólogo incide en que todavía «sabemos menos aún de los asintomáticos, durante cuánto tiempo son infecciosos los asintomáticos. Yo creo que es más una decisión de cara a la galería porque hay que tomar decisiones ágiles en un momento de máxima crisis de números, aunque haya menos presión asistencial que en otras olas, por eso creo que se ha avanzado con estas soluciones porque resuelven un problema y más durante las fiestas y en esos momentos tan complicados. Si es cierto que dejas de ser infeccioso 2-3 días después de empezar con los síntomas, como dicen los CDC, esto te resuelve los casos de los sintomáticos, pero no te resuelve todas esas infecciones que ocurren y que no tienen síntomas, y estás asumiendo que son menos infecciosos esos casos, que podría ser, pero no lo sabemos. Yo creo que reducir las cuarentenas es precipitado y se debería hacer con una base un poco más seria de datos y no con un análisis rápido y con prisas de lo que sabemos hasta ahora de ómicron».

Bassat cree que probablemente no estamos viendo toda la situación real. No hay test en las farmacias, no se pueden confirmar los contagios en los centros de salud porque están saturados y todas las personas en casa pasando sus síntomas (cuando los hay, al margen de los asintomáticos) no aparecen reflejados en los datos. «Tenemos unas cifras espantosas pero si le añadimos que quizá sean la punta del iceberg porque no estamos viendo la realidad, muchos casos son autodiagnósticos con test rápido o son supuestos diagnósticos por sospecha clínica, pues no estamos viendo lo que está pasando realmente. Al final es ‘ojos que no ven, corazón que no siente'».

Este epidemiólogo concluye: «Estamos retransmitiendo esto a tiempo real y es muy difícil interpretar todas las claves y tener una respuesta correcta, pero yo solo me quejo de la falta de evidencia científica para tomar ciertas decisiones que tendrán repercusiones y puede ser que sea lo correcto, pero no tenemos la suficiente información ahora mismo como para valorarlo y, por lo tanto, deberíamos ser cautos y más en el momento epidemiológico tan nefasto en que estamos».

diciembre 29/2021 (Diario Médico)

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