Con poco menos de una semana de experiencia frente a ómicron, los expertos empiezan a apuntar patrones repetitivos: pacientes asintomáticos, leves, vacunados sin hospitalización… Pese a que se insiste en que las conclusiones actuales podrían ser prematuras, hay cuestiones clave que invitan a la esperanza. «Exacto, esto una buena señal. Por ahora no parece que Ómicron cause una enfermedad más severa. Eso es algo positivo, hasta cierto punto». Cuenta explica Rafael Bayarri-Olmos, del Laboratorio de Medicina Molecular del Hospital Universitario de Copenhague, aunque más adelante matice ‘hasta’ donde es bueno.

mutaciones SARS-CoV-2,Lo primero es que la inmunización artificial funciona. «Hay que remarcar que las vacunas han mostrado ser muy eficaces contra todas las variantes a las que nos hemos ido enfrentando, y es poco probable que los cambios vistos en ómicron sean capaces de evadir por completo a una robusta respuesta inmune que se ha visto se genera tras la vacunación completa».

Esto sirve para amortiguar las dramáticas previsiones que hizo el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC): la variante ómicron del coronavirus, aparentemente más contagiosa que las anteriores, puede causar la mayoría de los contagios de covid de Europa en los meses venideros. La afirmación se basa en unos cálculos matemáticos, como recoge la agencia sanitaria en un comunicado, «ómicron podría causar más de la mitad de las infecciones provocadas por el virus SARS-CoV-2 en la Unión Europea en los próximos meses».

La explicación científica a este suceso está, como apunta Bayarri-Olmos, «el número de casos ha aumentado dramáticamente en una zona dominada por delta, pero no se pueden descartar cuellos de botella u otros fenómenos, como la presencia de supercontagiadores que expliquen el aumento de infecciones». Pero al tiempo, el experto recuerda que no es la primera vez que pasamos por esta situación, que «ya hemos visto en el pasado otras variantes, como la beta y la gamma, con una combinación preocupante de mutaciones (como la mutación E484K, que confiere una cierta resistencia frente a los anticuerpos, junto con la N501Y que la convierte en más infectiva) que no han llegado a diseminarse significativamente».

Una variante con 32 mutaciones, la más alta hasta la fecha

La concentración de mutaciones fue lo que hizo saltar las alarmas. «Ómicron acumula unas 32 mutaciones en la proteína Spike, que es utilizada por el virus para unirse a las células humanas e infectarlas. Algunas de las mutaciones presentes en la proteína Spike ya se han visto en otras variants of concern (VOC) y han permitido al virus evitar (hasta ciertopunto) ser reconocido por algunos anticuerpos (evasión inmune) o lo ha hecho más infectivo.

También tiene varias mutaciones que no se han visto hasta la fecha. Para algunas de ellas existe evidencia científica que sugiere que esta variante puede ser especialmente infectiva y competente evadiendo la respuesta inmune».

Bayarri-Olmos hace hincapié en que «merece la pena remarcar la parte de que las alarmas saltasen tan rápido. En el caso de Ómicron, las autoridades sanitarias de Sudáfrica detectaron anomalías en resultados de PCR (reacción en cadena de polimerasa) que identifica fragmentos del código genético del patógeno,  en nuevos casos de covid-19, lo que les alerto de que se trataba de una variante distinta de la Delta, e inmediatamente secuenciaron las muestras del virus e hicieron los resultados públicos. Esto ha permitido a la comunidad internacional entrar en alerta y comenzar a tomar medidas de control tan rápidamente».

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Nuevas características, nuevo escenario

Y esto abre la puerta a una nueva situación, un virus más transmisible, pero menos fuerte. «Quizás podemos vernos en la situación en la que una variante menos virulenta se imponga sobre otra, como la delta, al transmitirse de forma más eficiente entre la población. Entonces podríamos ver un alto número de contagios, pero no un incremento acorde en la ocupación hospitalaria. Sin embargo, esto nos deja con el problema de contener a un virus mucho más escurridizo», explica Bayarri-Olmos.

Por ello, la población no debe sorprenderse que para ‘poner muros’ a esta nueva cara del SARS-CoV-2 hay que ir más allá de las vacunas y recuperar lo que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la epidemióloga Maria Van Kerkhove siempre ha denominado back to basics: detectar, rastrear y aislar. «Medidas de contención a nivel local, como confinamientos, distanciamiento social y el uso de mascarillas han demostrado ser muy efectivas y no deberíamos sorprendernos si volvemos a retomar alguna de ellas», apunta el inmunólogo del Laboratorio de Medicina Molecular danés.

Subraya al tiempo la capacidad actual de los laboratorios para ‘perseguir a los virus y cómo las huellas de ómicron son sencillas de ver: «La mejor herramienta que tenemos hoy en día es la NGS, que permite generar una especia de árbol genealógico del virus y hacer un mapa vital de cómo va mutando y porque países ha pasado. Es fácil de detectar porque una de sus mutaciones en el gen que codifica para la proteína Spike hace que puede ser detectado de forma sencilla con una PCR diagnóstica».

La vacunación global, no solo es un acto de solidaridad, sino un acto de responsabilidad para evitar nuevas caras del SARS-CoV-2. Una lección que punta el inmunólogo: «Hasta ahora, una de las mejores medidas es seguir con los esfuerzos de vacunación a nivel global. No sirve que estemos todos vacunados en nuestro pequeño circulo privilegiado, y que una gran parte de países menos afortunados no tengan acceso a las vacunas que han mostrado ser tan efectivas. Con esto lo que conseguimos es generar caldos de cultivos donde el SARS-CoV-2 puede ser mutando y volver a la carga».

Además, pone de manifiesto que todos los países deben tener acceso a los métodos diagnósticos, porque «Sudáfrica tiene los laboratorios, equipamiento, y expertos necesarios para realizar este tipo de análisis. Sin embargo, otros países vecinos no tienen tales recursos, por lo que siempre vamos a tener una imagen incompleta de la evolución y movimientos del virus».

Por todo ello, Bayarri-Olmos concluye que «queda ver cómo evolucionan los casos estos días, esperemos no tener que volver a las dichosas (pero eficaces) medidas de contención».

diciembre 08/2021 (Diario Médico)

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