Los niños suelen tener un curso de infección por el nuevo coronavirus más leve que los adultos, según aprecian los pediatras en la consulta y se ha demostrado en diversos estudios. En general, los pequeños que contraen el SARS-CoV-2 tienen un buen pronóstico; muchos son asintomáticos –un brote en un campamento en Estados Unidos registró una tasa de infección asintomática del 26 % entre los chavales con el coronavirus-. No obstante, hay menos datos sobre cómo las enfermedades subyacentes influyen en el proceso de la infección.

niño obesoEn un metanálisis realizado por un grupo de pediatras del Hospital Infantil de Vancouver, en Canadá, que incluye a 42 estudios (275 661 niños sin comorbilidades y otros 9 353 sanos), se encuentra que los niños con comorbilidades tienen un mayor riesgo de manifestaciones graves de la COVID y mortalidad asociada en comparación con los niños que no tenían ninguna enfermedad subyacente. En concreto, la COVID grave se detecta en el 5,1 % de los niños con comorbilidades, y en el 0,2 % de los que no las tienen.

El trabajo, que se publica en International Journal of Infectious Diseases, destaca especialmente que la obesidad infantil puede conducir a un peor pronóstico de la COVID.

Esta asociación ya se había observado en los pacientes adultos con la COVID, en los que se han identificado como factores de riesgo de mal pronóstico, además de la obesidad, otras comorbilidades como la diabetes, la hipertensión, las neoplasias malignas y las enfermedades respiratorias crónicas, junto con la edad avanzada.

En cambio, los primeros estudios epidemiológicos de poblaciones pediátricas apuntaban a un predominio de infección leve y asintomática. Los resultados de nuestro estudio sugieren que los niños con comorbilidades específicas son una población vulnerable con alto riesgo de sufrir consecuencias potencialmente mortales de la infección por la COVID-19, escriben los autores, cuyas firmas encabeza Boyan K. Tsankov.

El hallazgo de que la obesidad infantil potencia el riesgo de la COVID grave que refleja esta revisión no es una sorpresa: concuerda con lo desvelado en varios estudios sobre pacientes adultos que señalan que aquellos con un IMC mayor o igual a 35 kg/m² requirieron ventilación mecánica invasiva debido a la infección por SARS-CoV-2 con más frecuencia que otros más delgados.

Además, apuntan los investigadores, “se sabe que la alta adiposidad visceral presente en los individuos obesos induce niveles más elevados de citocinas inflamatorias locales y sistémicas como la interleucina-6 (IL-6) y la proteína C reactiva (PCR). Los aumentos iniciales de esas citocinas en la obesidad también son probablemente el resultado del aumento de las poblaciones de macrófagos pro inflamatorios que se han observado en esta población. Estas citocinas se han correlacionado positivamente con la gravedad de la COVID-19 y sus niveles basales más altos en individuos obesos pueden contribuir a la mayor susceptibilidad a infecciones graves. Sin embargo, la obesidad infantil probablemente contribuya a la infección grave por la COVID-19 de formas adicionales”.

Obesidad infantil en la pandemia

La tasa de obesidad y sobrepeso entre los niños en España es del 30-40 %, y la tendencia es que siga aumentado, advierte el pediatra Iván Carabaño: “Aquí sí se va a construir una nueva normalidad; puesto que la forma de medir la obesidad y el sobrepeso es comparar datos con un estándar, si éste crece progresivamente, afectará a las medidas de referencia”.

El profesor asociado de Pediatría de la Universidad Complutense de Madrid destaca que la situación actual no favorece que los niños jueguen al aire libre. “Al hecho de que los niños se mueven menos, se une el que ha disminuido el poder adquisitivo, lo que suele repercutir negativamente en la alimentación”. Por ejemplo, en la consulta, Carabaño ya ha detectado un empeoramiento de los casos de esteatohepatitis.

Trastornos digestivos

El pediatra ha participado, junto a otros autores, en una guía elaborada por la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP),  dirigida a las familias sobre los síntomas digestivos, que pueden estar o no asociados a la COVID.

Los síntomas digestivos mas frecuentes son náuseas y vómitos, falta de apetito y diarrea

La guía, coordinada por Raquel Vecino, del Hospital Universitario Clínico San Carlos, y por María del Carmen Miranda, del Hospital Universitario Gregorio Marañón, busca facilitar a los pacientes y a sus familias la interpretación de los signos y síntomas digestivos más frecuentes y que pueden ser confundidos con síntomas de la COVID-19. También quiere facilitar la valoración de esos signos y síntomas en las enfermedades gastroenterológicas y hepáticas más frecuentes.

Los síntomas digestivos se han revelado como algunos de los más comunes entre la población infantil infectada por el SARS-CoV-2. En concreto, los que se observan con más frecuencia son “náuseas y vómitos, la falta de apetito y la diarrea. Con menor frecuencia se observan también dolor abdominal, sangrado digestivo y datos de inflamación hepática leve y transitoria en los análisis de sangre”, escriben en la guía Juan José Díaz, del Hospital Central de Asturias, en Oviedo, y David  González, del Hospital Universitario San Agustín, en Avilés.

Los pediatras afirman que los síntomas digestivos “generalmente aparecen al inicio de la enfermedad en el contexto de cuadros leves, pero pueden asociarse con otros síntomas en el contexto de cuadros graves”. Por ello, “si un niño que ha pasado la COVID-19 inicia síntomas digestivos junto a signos de alarma como son la fiebre persistente, manchas en la piel o conjuntivitis, debemos sospechar que pueda desarrollar un cuadro de reacción tardía del sistema inmune, por lo que hay que consultar de forma urgente”.

Estudio nacional

En la guía se exponen algunos resultados de un estudio realizado entre marzo y junio de 2020, en el que participaron pediatras gastroenterólogos miembros de la SEGHNP, de 15 hospitales españoles. Tras analizar los síntomas de 101 niños ingresados por la COVID-19 moderada-grave, “se observó que los síntomas digestivos estaban presentes en algo más de la mitad de los participantes. Además, fueron la primera manifestación de la enfermedad en uno de cada seis casos y en una cuarta parte presentaban síntomas digestivos sin presentar síntomas respiratorios asociados”.

El estudio también revelaba una asociación de estos síntomas con el síndrome inflamatorio sistémico (también conocido por el acrónimo PIMS o MIS-C), que en diversas series internacionales se establece en un 1-3 % de los niños con la COVID. “La mayoría de casos que presentaron la forma excepcional de reacción tardía grave (el síndrome conocido como PIMS) presentaron síntomas digestivos”, indican los especialistas en la guía.

enero 08/2021 Diario Médico)

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