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La última sesión virtual dirigida al mundo por la Organización Mundial de la Salud desde su sede en Ginebra (Suiza), sirvió para repasar los aspectos más candentes de la salud global en este ya de por sí tórrido verano de 2023.
La conferencia de prensa fue moderada por Tarik Jasarevic, portavoz de la OMS y su responsable de relaciones con los medios de comunicación. Quien dio paso a distintos directivos de la institución supranacional a efectos de prevención y anticipación a crisis sanitarias potencialmente lesivas para el planeta en su conjunto.
En su discurso resumen, el director general de la OMS, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordó que tan sólo hace tres meses él mismo declaró finalizada la emergencia de salud global debida a la Covid-19, sin perjuicio de que esta enfermedad siga suponiendo un desafío para la salud global. Aunque, sí en línea con un progresivo descenso de las hospitalizaciones y defunciones registradas internacionalmente por esta enfermedad. Y con el inconveniente que supone que crezca el número de países que deja de aportar sus datos a la OMS. De forma que, el pasado mes de julio, apenas un 25% de las naciones informó sobre las muertes debidas al SARS-CoV-2 y únicamente un 11 % sobre hospitalizaciones e ingresos en UCI. Fenómenos que presumiblemente siguen acaeciendo y van a más.
Atribuyó el director general a la certeza sobre la caída del riesgo de enfermedad grave a la inmunización generada por la vacunación y la propia infección natural, por separado o combinadas, así como por la rápida detección y los cuidados clínicos más eficaces. Factor que no impide que la OMS mantenga la Covid-19 con la etiqueta de riesgo alto para la salud pública global. Habida cuenta de que el patógeno circula por todos los países y mantiene su capacidad para cambiar y para producir defunciones.
En línea con lo anterior, la OMS anunció en la misma jornada que algunas variantes como la EG.5 están siendo evaluadas en sus actuales riesgos para descartar que pudieran suponer un repunte de la mortalidad. Lo que viene a confirmar lo acertado de haber establecido un comité emisor de recomendaciones el mismo mes de mayo en que finalizó la amenaza global del virus, para mantener una vigilancia de la enfermedad a largo plazo.
Recomendaciones que son válidas y de aplicación para los países de las siete principales regiones del planeta. En consonancia con el plan estratégico de preparación y respuesta ya publicado la pasada primavera. Al que deben contribuir los países con información sobre mortalidad, cambios en los patógenos y niveles de inmunización de sus poblaciones. Para enriquecer la información global sobre enfermedad grave, muerte, secuencias genéticas y efectividad de las vacunas.
Reiteró el doctor Adhanom que es deber de los países seguir vacunando a los colectivos con mayor riesgo de hospitalización y fallecimiento. Así como aportar datos de investigación para una mejor prevención y control de la Covid-19. A la vez que se mejoran los tratamientos con protección al personal asistencial y con adecuado nivel de test diagnósticos y medios clínicos.
Tedros reiteró que no hay que bajar la guardia a pesar de que la mayoría de los países ven la Covid-19 como algo ya del pasado. Olvidando, quizás, que muchas personas que han sufrido la enfermedad tienen que ser tratados cada día de una experiencia especialmente traumática. A lo que sumó que, aunque no es posible predecir el futuro, sí es posible estar preparados para afrontarlo.
Advirtió también el máximo responsable de la OMS que la situación humanitaria y sanitaria empeora en Sudán al iniciarse su cuarto mes en conflicto y mantener al 40% de la población en situación de hambruna y sin suministros médicos y de energía y agua potable. Una situación agravada por las hostilidades desatadas en Amhara, región de Etiopía, además del estado en que se encuentra Sudán. Para lo que la OMS ha dispuesto un centro para el cólera que, sin embargo, se ve dificultado por los problemas de acceso.
Seguidamente, el doctor Preben Aavitsland, responsable del departamento de Salud Pública y Atención Primaria de la Universidad de Bergen (Noruega) confirmó que la infección natural y la vacunación han reducido el daño causado por el patógeno. A pesar de lo cual, muchas personas padecen secuelas después de haber sufrido casos severos de la enfermedad. Una realidad que afecta a millones de personas en el planeta, a la vez que también se mantiene un funcionamiento todavía alterado en múltiples sistemas asistenciales.
Para el profesor vivimos una transición hacia una regulación internacional para la salud a lo que ayuda disponer por primera vez de pautas de alcance global.
Así mismo, reconoció que, gracias a la infección natural y la vacunación, el SARS-CoV-2 representa hoy una amenaza menor para los individuos y los sistemas sanitarios. A pesar de lo cual, el virus no ha desaparecido, como advirtió. Por lo que debe ser un objetivo primario de atención para disminuir la carga de la enfermedad. Al proseguir con la inmunización y la generalización de tratamientos eficaces para la Covid-19. Y sin olvidar el peligro que podría representar las nuevas variantes.
Recordó también el profesor Aavitsland que, de enero de 2020 a mayo de 2023, las recomendaciones de la OMS fueron provisionales. De forma que su actualización y cumplimiento mundial por los países abre una nueva era con una importante tarea a realizar. Esfuerzo al que se aplica el comité designado por la OMS. En el que se incluye instar a vacunar con refuerzo a los ciudadanos más vulnerables, reportar datos de riesgo global, informar sobre bajadas en la inmunidad y atar en corto las variantes desde la Delta.
En el turno de preguntas, María Van Kerkhove, responsable técnica para la Covid-19 dentro del programa de emergencias sanitarias de la OMS, actualizó datos sobre vectores de infección como los mosquitos y sus desplazamientos geográficos. Una amenaza que llega a países que históricamente no están preparados para ella.
Lo que lleva, como explicó, a que la organización supranacional trabaje desde hace años con estrategias específicas frente a peligros como el dengue, el ébola u otros que pudieran surgir.
Fuente: IMMedico
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Esta nueva vacuna ha sido diseñada para atacar las células sobreexpresadas con SAGP y con ello ayudar a eliminar la placa dañina formada por proteínas.
En una investigación presentada en las sesiones científicas de Ciencias Cardiovasculares Básicas 2023 de la American Heart Association (AHA, por sus siglas en inglés), que se celebran en Boston (EEUU), podría estar la clave para cambiar el curso de la enfermedad de Alzheimer.
Se trata de una nueva vacuna que se dirige a las células cerebrales inflamadas asociadas con dicha patología. «La enfermedad de Alzheimer ahora representa entre el 50% y el 70% de los pacientes con demencia en todo el mundo. La nueva prueba de vacuna de nuestro estudio en ratones apunta a una forma potencial de prevenir o modificar la enfermedad», tal como explicó el autor principal del estudio, el prof. Chieh-Lun Hsiao, becario postdoctoral en el departamento de biología y medicina cardiovascular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Juntendo en Tokio (Japón).
En este estudio, el equipo de investigación creó un modelo de ratón con enfermedad de Alzheimer que imita un cerebro humano y simula la patología de la enfermedad de Alzheimer inducida por beta amiloide. Para probar la eficacia de la vacuna SAGP, los ratones fueron tratados con una vacuna de control o la vacuna SAGP a los dos y cuatro meses de edad.
Por lo general, las personas en la última etapa de la enfermedad de Alzheimer carecen de ansiedad, lo que significa que no son conscientes de las cosas que les rodean. Los ratones que recibieron la vacuna tenían ansiedad, lo que significa que eran más cautelosos y más conscientes de las cosas que los rodeaban, una señal que, según los investigadores, podría indicar una disminución de la enfermedad. Además, también se redujeron varios biomarcadores inflamatorios de la enfermedad de Alzheimer.
Principales hallazgos
Según expusieron los investigadores, la vacuna SAGP redujo significativamente los depósitos de amiloide en el tejido cerebral ubicado en la región de la corteza cerebral, que es responsable del procesamiento del lenguaje, la atención y la resolución de problemas.
Se demostró que la célula de astrocito (el tipo más abundante de célula glial en el cerebro y una molécula inflamatoria específica) disminuyó de tamaño en los ratones que recibieron la vacuna. También se observó una reducción en otros biomarcadores inflamatorios, lo que implica que la inflamación en el cerebro mejoró en respuesta a la vacuna SAGP.
Una prueba de comportamiento (dispositivo tipo laberinto) en los ratones a los seis meses de edad reveló que aquellos que recibieron la vacuna SAGP respondieron significativamente mejor a su entorno que aquellos que recibieron la vacuna placebo. Los ratones vacunados con SAGP tendieron a comportarse como ratones sanos normales y mostraron más conciencia de su entorno.
Se demostró que la proteína SAGP está ubicada muy cerca de células cerebrales especializadas llamadas microglía, que desempeñan un papel en la defensa inmunitaria del sistema nervioso central. Microglia ayuda a eliminar la placa dañina formada por proteínas; sin embargo, también desencadenan una inflamación cerebral que puede dañar las neuronas y empeorar el deterioro cognitivo de una persona, lo que podría ser una de las causas del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
«Al eliminar la microglía que está en estado de activación, también se puede controlar la inflamación en el cerebro. Una vacuna podría apuntar a la microglía activada y eliminar estas células tóxicas, reparando en última instancia los déficits en el comportamiento sufridos en la enfermedad de Alzheimer», concluyó el prof. Hsiao.
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De cara a la campaña de vacunación COVID-19 del próximo otoño, el Ministerio de Sanidad apuesta por la vacunación con Hipra, una vacuna adyuvada bivalente (incluye las variantes Alfa y Beta del virus) que fue autorizada a finales de marzo por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como dosis de recuerdo para los mayores de 16 años que han recibido la pauta de primovacunación con una vacuna de ARNm.
Así, el ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, anunció tras el último Consejo de Ministros celebrado el pasado 4 de julio, que se administrará en el próximo mes de octubre una dosis de recuerdo adicional con Hipra para sanitarios y mayores de 60 años.
Sin embargo, dos meses antes del anuncio por parte del Gobierno de España, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó la recomendación de utilizar vacunas COVID-19 que incluyan y protejan de la cepa Ómicron en las próximas estrategias de vacunación a nivel mundial. Una comunicación amparada también por la EMA y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), que también apuntan a la necesidad de actualizar la composición de las vacunas.
Y es que el Grupo Asesor Técnico de la OMS sobre la Composición de la Vacuna contra la COVID-19, después de evaluar las implicaciones de la evolución del SARS-CoV-2 y debatir sobre la composición de las futuras formulaciones de las vacunas contra la COVID-19, concluyó que, a partir de ahora, la vacunación debería llevarse a cabo con vacunas monovalentes que contengan la proteína S de la espícula del linaje XBB.1 (sublinajes XBB.1.5 y XBB. 1.16), pues es probable que puedan dar lugar a las futuras variantes que circularán a corto y medio plazo en todo el mundo.
¿Es acertado vacunar con Hipra?
En los últimos tiempos, la vacunación frente a la COVID-19 se ha basado en las vacunas bivalentes, que contienen la proteína S de la cepa ancestral y de alguna de las variantes Ómicron. Sin embargo, tal y como ha indicado el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), la cepa ancestral ha desaparecido y en la actualidad las variantes que predominan en todos los países son las subvariantes derivadas de la variante Ómicron XBB: la XBB.1.5 y la XBB 1.16.
Ante ello, Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de Microbiología en la Universidad de Valladolid y director emérito en el Centro Nacional de Gripe de Valladolid, se ha pronunciado sobre la conveniencia o no de administrar Hipra en el contexto actual. “Me gustaría ver artículos publicados en revistas científicas de peso sobre la antigenicidad e inmunogenicidad de esta vacuna adyuvada que tiene una cepa Beta de la época pre-Ómicron”, ha expuesto.
Actualmente, hay tres compañías que permanecen en la carrera de vacunas COVID-19 al cumplir los requisitos indicados por la OMS: las vacunas de ARNm de Pfizer (Comirnaty) y Moderna (Spikevax) y la vacuna de proteínas de Novavax (Nuvaxovid).
La vacunación COVID-19 en el plano internacional
A nivel internacional, algunos países del entorno se han alineado con la OMS para recomendar el uso de vacunas COVID-19 que incluyan la protección frente a la variante Ómicron. Es el caso de Alemana Francia o Italia, así como de Estados Unidos.
Alemania
En Alemania, desde principios de 2023, la variante Ómicron XBB.1, considerada variante de interés (VOI) ha determinado la situación epidemiológica del país y se espera que en los próximos meses aumente la incidencia. Ante esta situación, el Comité Permanente de Vacunación de Alemania (STIKO) recomienda administrar dosis de refuerzo a niños con condiciones de riesgo e inmunodeficiencia y, preferiblemente, utilizando vacunas de ARNm adaptadas a esta variante (Pfizer y Moderna).
Francia
La Alta Autoridad de Salud (HAS) de Francia también ha recomendado que, para la campaña de vacunación frente a la COVID-19 de este año, se realice la vacunación de refuerzo preferentemente con una vacuna bivalente de ARNm (Pfizer o Moderna), “independientemente de las vacunas utilizadas previamente”.
Por otro lado, la HAS aconseja el uso de las vacunas VidPrevtyn (Sanofi) y Nuvaxovid en mayores de 18 años vacunados con una vacuna de ARNm o de vector adenoviral, como alternativa a las vacunas bivalentes de ARNm para personas reticentes a dichas vacunas y para aquellas que no puedan beneficiarse de ellas (contraindicaciones).
Italia
En Italia, dos sociedades científicas han publicado un posicionamiento conjunto sobre la protección de las vacunas actuales frente a la variante Ómicro XBB. Así, la Sociedad Italiana de Higiene (SItI) y la Sociedad Italiana de Infecciosas y Tropicales Enfermedades (SIMIT) han expuesto que publicaciones recientes han demostrado que el refuerzo de ARNm bivalente “muestra protección contra la infección sintomática XBB/XBB.1.5 y hospitalización durante al menos los primeros 3 meses después de la vacunación en personas que han recibido previamente 2-4 dosis de una vacuna monovalente”.
De este modo, las sociedades científicas italianas consideran que estos datos “justifican” la necesidad de actualizar la composición de las vacunas COVID-19 para el período 2023-2024, para que la campaña de vacunación “coincida más con las variantes y sublinajes de Ómicron que circulan actualmente”.
Estados Unidos
Finalmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha recomendado a las compañías farmacéuticas fabricantes de vacunas COVID-19 la inclusión de la subvariante de Ómicron XBB.1.5 como integrante exclusiva de la vacuna a utilizar para la próxima temporada 2023/2024, siguiendo las recomendaciones de su comité asesor VRBPAC. Las secuencias proteicas de esta subvariante son bastante similares a las de otras que actualmente circulan como la XBB.1.16 y XBB.2.3.
Gaceta Médica 11 de julio 2023