Imagen: Prensa Latina.Los plásticos de colores brillantes como rojo, verde y azul se degradan más rápidamente en comparación con aquellos que son negros, blancos o plateados causando más contaminación a la salud humana y el medio ambiente, se conoció hoy.

Según una investigación de la Universidad de Leicester, los colorantes incorporados a las fórmulas de los plásticos tienen un efecto significativo en su estabilidad, sin embargo, esas mismas sustancias que pueden proteger al plástico o no (según el color de que se trate), de la dañina radiación ultravioleta, promueven su desintegración.

«Es decir, todos los plásticos se degradan, pero la velocidad a la que lo hacen dependerá de la habilidad del aditivo para protegerlos de la oxidación», explicó el autor principal del estudio Andrew Abbott.

Dijo, además, que, con este hallazgo, los productores deben pensar en rediseñar los objetos plásticos y el color que se les dará en función de la durabilidad para la que están elaborados; así como la reciclabilidad del material y la probabilidad de que este se convierta en basura.

Indican que ese mismo esquema debe seguirse en las fabricaciones de marcos de puertas y ventanas, cañerías o cunetas, que son más durables cuando son blancos, negros o plateados.

«Para los plásticos de corta vida como los envoltorios, las tapas de botellas, etc., apunta el estudio, «debe evitarse el negro». Es decir, los colores que hacen que estos objetos sean más perdurables», puntualiza el informe publicado en la revista Environmental Pollution.

Los autores recalcan que los plásticos ya forman parte de la cadena alimentaria y «aunque el impacto en la salud de ingerir microplásticos aún no se comprende en su totalidad, algunas investigaciones indican que puede afectar negativamente el sistema endocrino y las hormonas que regulan el crecimiento y desarrollo».

«Su ingesta también ha sido vinculada a otros problemas de salud incluidos el cáncer, y enfermedades coronarias», detalla el texto.

Para llegar a esas conclusiones los expertos de la Universidad de Leicester en conjunto con sus homólogos de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, realizaron indagaciones complementarias para demostrar la importancia del color en los plásticos.

Por un lado, dejaron tapas de botellas de diferentes colores a la intemperie durante tres años y la otra indagación se centró en los plásticos encontrados en una playa remota.

Ambos arrojaron resultados similares: «las tapas negras, blancas y plateadas, estaban –incluso después de tres años- casi exactamente igual que a cuando salieron de fábrica; mientras que las verdes, rojas y azules estaban bastante rotas, incluso bajo condiciones estáticas», concluyó el estudio.

13 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

junio 14, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Medio ambiente, Toxicología | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo.La contaminación atmosférica, provocada por el ser humano o procedente de otras fuentes como los incendios forestales, está asociada a unas 135 millones de muertes prematuras en el mundo entre 1980 y 2020, según un estudio de una universidad de Singapur publicado el lunes.

Fenómenos meteorológicos como El Niño y el dipolo del océano Índico –otro fenómeno climático natural resultante de una diferencia de temperaturas en la superficie del mar– empeoraron los efectos de los contaminantes al aumentar su concentración en el aire, explicó la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur (NTU, por su siglas en inglés).

El problema de las partículas finas «se asoció a unas 135 millones de muertes prematuras en el mundo» entre 1980 y 2020, precisó la universidad en un comunicado sobre el estudio, publicado por la revista Environment International.

Las partículas finas en suspensión PM 2,5 (de un diámetro inferior a 2,5 micrómetros), son nocivas para la salud en caso de ser inhaladas, pues son suficientemente pequeñas como para alcanzar el sistema sanguíneo. Estas partículas proceden de los vehículos y de las emisiones industriales, así como de fuentes naturales como los incendios o las tormentas de polvo.

El estudio estableció que estas personas murieron más jóvenes, antes de la edad promedio de vida, de enfermedades que podrían haber sido tratadas o evitadas, como los accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas y pulmonares y cánceres.

Los fenómenos meteorológicos contribuyeron a aumentar los fallecimientos en un 14%, según el estudio.

Asia concentra el «mayor número de muertes prematuras atribuibles a la contaminación por PM 2,5″ con más de 98 millones de muertes, principalmente en China e India, precisa la universidad.

Pakistán, Bangladés, Indonesia y Japón presentan también un gran número de decesos prematuros, entre dos y cinco millones de personas.

Se trata de uno de los estudios más completos hasta la fecha sobre la calidad del aire y del clima, basándose en 40 años de datos para dar una visión de conjunto de los efectos de las partículas finas en la salud.

«Nuestros hallazgos muestran que los cambios en los patrones del clima pueden empeorar la contaminación del aire», señaló Steve Yim, profesor asociado en la escuela asiática del medioambiente de la NTU, que dirigió el estudio.

Investigadores de universidades de Hong Kong, Reino Unido y China participaron en el estudio.

Según la Organización Mundial de la Salud, los «efectos combinados de la contaminación del aire ambiente y la del interior de las viviendas» están asociados a 6,7 millones de muertes prematuras cada año en el mundo.

10 junio 2024|Fuente: AFP |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

Imagen: Prensa Latina.El 30 % de la población ecuatoriana vive en zonas expuestas a altos niveles de pesticidas, según estudios de las universidades British Columbia y Stanford, difundidos hoy por medios locales de prensa.

De acuerdo con las investigaciones de esos centros académicos de Canadá y Estados Unidos, respectivamente, son millones los ciudadanos amenazados aquí por el uso de dichas sustancias.

El estudio determinó que las poblaciones son sensibles principalmente al glifosato y clorotalonil, clasificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como probables sustancias cancerígenas.

En 2015, unas 4,55 millones de personas vivían en áreas de riesgo, precisó el estudio. En 2020 pasaron a ser 5,06 millones de habitantes y la proyección para 2025 es que serán unos 5,52 millones de ecuatorianos en riesgo.

Un reporte del canal Ecuavisa reveló que esos datos coinciden con los de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que en 2018 identificó a Ecuador como el segundo país del mundo con el mayor promedio de pesticidas aplicados por cada hectárea de tierra dedicada a la agricultura.

09 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia

junio 11, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Toxicología | Etiquetas: , , , |

Imagen: Archivo. La resistencia a los antibióticos es una de las amenazas a la salud mundial. En la búsqueda de soluciones, un equipo ha identificado, con la ayuda de inteligencia artificial, casi un millón de fuentes potenciales de antibióticos en la naturaleza.

Una investigación que publica Cell extrajo datos genómicos en busca de nuevos antibióticos en el microbioma mundial e identificó 863 498 péptidos antimicrobianos prometedores, pequeñas moléculas que pueden matar o inhibir el crecimiento de microbios infecciosos. El 90 % nunca se había descrito antes.

La resistencia a los antimicrobianos es una de las «principales amenazas para la salud pública, ya que mata a 1,27 millones de personas cada año», destacó el investigador Luis Pedro Coelho, de la Universidad Tecnológica de Queensland (Australia) y uno de los firmantes del artículo.

Sin ninguna intervención se calcula que la resistencia a los antimicrobianos podría causar hasta diez millones de muertes en el año 2050, por lo que hay «una necesidad urgente de nuevos métodos para descubrir antibióticos», agregó.

Los investigadores usaron el aprendizaje automático para analizar más de 60 000 metagenomas (una colección de genomas dentro de un entorno específico) que, en conjunto, contenían la composición genética de más de un millón de organismos. Procedían de fuentes de todo el mundo, incluidos entornos marinos y del suelo, e intestinos humanos y animales.

El resultado fue de casi un millón de posibles compuestos antibióticos, de los que docenas mostraban una actividad prometedora en las pruebas iniciales contra bacterias causantes de enfermedades.

El equipo verificó las predicciones probando 100 péptidos fabricados en laboratorio contra patógenos clínicamente significativos.

Descubrieron que 79 alteraban las membranas bacterianas y 63 atacaban específicamente bacterias resistentes a los antibióticos, como Staphylococcus aureus y Escherichia coli.

En algunos casos esas moléculas eran eficaces contra las bacterias a dosis muy bajas, resaltó otro de los firmantes César de la Fuente, de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.).

En un modelo preclínico, probado en ratones infectados, el tratamiento con esos péptidos produjo resultados similares a los efectos de la polimixina B, un antibiótico comercial que se utiliza para tratar la meningitis, la neumonía, la sepsis y las infecciones del tracto urinario, según un comunicado.

Los compuestos identificados procedían de microbios que vivían en una gran variedad de hábitats, como la saliva humana, las vísceras de cerdo, el suelo y las plantas, los corales y muchos otros organismos terrestres y marinos. Esto valida el amplio enfoque de los investigadores para explorar los datos biológicos del mundo.

La naturaleza siempre ha sido un buen lugar para buscar nuevos medicamentos, especialmente antibióticos. Las bacterias, omnipresentes en nuestro planeta, han desarrollado numerosas defensas antibacterianas, a menudo en forma de proteínas cortas («péptidos») que pueden alterar las membranas celulares bacterianas y otras estructuras críticas.

Además, la inteligencia artificial en el descubrimiento de antibióticos «es ya una realidad y ha acelerado significativamente nuestra capacidad para descubrir nuevos fármacos candidatos. Lo que antes llevaba años ahora se puede conseguir en horas utilizando ordenadores», afirmó De la Fuente.

05 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

junio 8, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Farmacología, Medicina natural y tradicional, Toxicología | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo.El consumo de alcohol durante un vuelo, en combinación con la presión de la cabina, podría suponer un riesgo para la salud cardíaca de los pasajeros que duermen, sobre todo en los trayectos largos, ademas de afectar a la calidad del sueño, sugiere un estudio hecho en laboratorio.

La investigación que publica Thorax, del grupo British Medical Journal, y realizada por investigadores alemanes señala que esa combinación reduce el oxígeno en sangre y aumenta la frecuencia cardíaca, incluso en personas jóvenes y sanas.

Cuanto mayor es el consumo de alcohol, mayores pueden ser estos efectos, sobre todo entre los pasajeros de más edad y los que padecen enfermedades preexistentes, afirmaron los investigadores.

El estudio se realizó en laboratorio, en una cámara de altitud, que asemeja el ambiente en la cabina presurizada de un avión, y en un laboratorio del sueño.

Un ambiente simulado «difiere significativamente de un viaje normal, donde las expectativas y condiciones varían», según el investigador Esteban Ortiz, de la Universidad de las Américas (Ecuador), que no participó en la prueba, citado por Science Media Centre, una plataforma de recursos científicos para periodistas.

Para el estudio, se formaron dos grupos de entre 18 y 40 años. La mitad se asignó a un laboratorio del sueño en condiciones normales de presión atmosférica ambiente (nivel del mar) y la otra a una cámara de altitud que imitaba la presión de cabina a altitud de crucero (2 438 metros sobre el nivel del mar).

Doce personas de cada grupo durmieron durante 4 horas sin haber bebido alcohol y otras tantas habiendo bebido durante una noche, seguida de dos noches de recuperación y otra noche en la que se invirtió el proceso.

Los participantes bebieron una cantidad de vodka puro equivalente a dos latas de cerveza o dos copas de vino en vodka. El ciclo de sueño, la saturación y la frecuencia cardíaca se monitorizaron continuamente durante cuatro horas.

El análisis final incluyó los resultados de 23 personas en el laboratorio del sueño y 17 en la cámara de altitud.

La combinación de alcohol y presión de cabina simulada provocaba una caída de la saturación de oxígeno en sangre a una media de algo más del 85% (para la mayoría de personas el nivel normal es 95 % superior) y un aumento compensatorio de la frecuencia cardíaca a una media de casi 88 latidos por minuto durante el sueño.

Para los que durmieron en cámara de altitud pero sin beber alcohol la saturación media fue del 88 % y algo menos de 73 latidos. Los que permanecieron en el laboratorio del sueño registraron 95 % de saturación y un poco menos de 64 pulsaciones entre los que no habían bebido alcohol.

En cuanto al sueño, el de tipo más profundo se redujo a 46,5 minutos bajo la exposición combinada de alcohol y presión de cabina simulada. En el laboratorio del sueño esa fase duro 84 minutos para los que habían bebido y 67,5 minutos para los que no.

Los investigadores reconocen el pequeño tamaño de la muestra de su estudio y que los participantes eran jóvenes y sanos, por lo que no reflejan a la población general. Además el sueño se hizo decúbito supino, una postura que no es posible para quienes viajan en clase turista.

En todo caso, consideraron que, «en conjunto, estos resultados indican que, incluso en individuos jóvenes y sanos, la combinación de la ingesta de alcohol con dormir en condiciones hipobáricas supone una carga considerable para el sistema cardiaco y podría provocar una exacerbación de los síntomas en pacientes con enfermedades cardiacas o pulmonares».

En su comentario del estudio, Ortiz señaló que el alcohol se consumió tipo chupito, cuya ingesta puede ser más brusca que una copa de vino o una cerveza a lo largo de un vuelo, generalmente más prolongado, además, excluyó el factor de la alimentación, que puede influir considerablemente en los resultados.

04 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

junio 7, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Cardiología, Medio ambiente, Toxicología | Etiquetas: , |

Imagen: Archivo.Los efectos adictivos del fentanilo pueden estar controlados por dos vías neuronales diferentes en el cerebro, una que tiene que ver con la recompensa y la otra que promueve la búsqueda de alivio de los síntomas de la abstinencia, según un estudio con ratones.

Este avance podría ayudar al desarrollo de tratamientos para reducción de la adicción a ese opioide, un potente analgésico que está en el centro de las preocupaciones de salud pública en muchos países como Estados Unidos.

Una combinación de efectos eufóricos provocados por la liberación de dopamina (refuerzo positivo) y graves síntomas de abstinencia (refuerzo negativo) hace que la droga sea adictiva para alrededor de una cuarta parte de los consumidores, señala un estudio que publica hoy Nature.

Un equipo liderado por la Universidad de Ginebra investigó los efectos del fentanilo en el cerebro de ratones, a los que administraron esa droga e indujeron el síndrome de abstinencia para identificar las regiones cerebrales que se activan durante el refuerzo positivo y negativo.

Aunque se ha sugerido que los receptores mu opioides del cerebro están relacionados con este comportamiento, aún no se han definido con precisión los circuitos neuronales implicados.

Los investigadores vieron que el fentanilo inducía actividad en el área ventral del cerebro, la región donde se libera la dopamina. Además, la reducción de la actividad del receptor mu opioide en esa zona provocó una menor liberación de dopamina y menos signos de refuerzo positivo en los ratones.

Sin embargo, inhibir el receptor mu opioide no alteró los efectos de la abstinencia, lo que sugiere que puede haber otra vía implicada en la mediación del refuerzo negativo.

Los autores identificaron en la amígdala central, otra región del cerebro, neuronas que también expresaban receptores mu opioides y cuya actividad aumentaba durante el síndrome de abstinencia.

La desactivación de estos receptores eliminó los síntomas de abstinencia en ratones, lo que sugiere que tiene un papel en la mediación del refuerzo negativo del fentanilo.

Estos resultados podrían contribuir al desarrollo de intervenciones y medicamentos para reducir la adicción al fentanilo y ayudar a la recuperación, proponen los autores.

En un artículo que acompaña al estudio y lo comenta, Markus Heilig y Michele Petrella de la Universidad Linköping (Suecia) consideraron que estos hallazgos «representan un gran avance en la comprensión de cómo los opioides promueven la adicción».

Los autores del comentario recuerdan que en 2022, los opioides representaron alrededor de tres cuartas partes de las 108 000 muertes asociadas a sobredosis de drogas en Estados Unidos.

22 mayo 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

mayo 24, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Farmacología, Psiquiatría, Toxicología | Etiquetas: , |

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