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La University College London Hospitals NHS Foundation Trust tiene en marcha un ensayo final de fase tres de la primera vacuna de ARN contra el cáncer de piel, informaron especialistas de esa institución.
Los médicos iniciaron las pruebas en cientos de pacientes con unas inyecciones nuevas, diseñadas a la medida de cada uno, que le dicen a su cuerpo que busque células cancerosas para evitar que la enfermedad reaparezca.
«Esta es una de las cosas más emocionantes que hemos visto en mucho tiempo», declaró la doctora Heather Shaw, investigadora y coordinadora nacional del ensayo, quien agregó que esta es una herramienta realmente perfeccionada y con la cual los pacientes están realmente entusiasmados.
Señaló que la ARNm-4157 (V940) cuenta con el potencial de curar a personas que tengan melanoma, pero también se prueba en otros tipos de cáncer, inclusive los de pulmón, vejiga y riñón.
Según la Sociedad Americana del Cáncer, el melanoma es mucho menos frecuente que otros tipos de cáncer de piel, pero es el más peligroso porque es más probable que se propague a otras partes del cuerpo si no se descubre y se trata a tiempo.
De acuerdo con los especialistas, los melanomas en etapas iniciales se pueden tratar sólo con cirugía, aunque los más avanzados a menudo requieren de otros tratamientos, por ejemplo, inmunoterapia, medicamentos de terapia dirigida, quimioterapia y radioterapia.
La vacuna es una terapia neoantígena individualizada, diseñada para activar el sistema inmunológico y que pueda luchar contra el tipo específico de cáncer y tumor de un paciente.
Conocida como ARNm-4157 (V940), la vacuna se dirige a los neoantígenos tumorales, que son expresados por tumores.
El ensayo global de fase tres incluirá ahora una gama más amplia de pacientes y pretende reclutar a unas 1 100 personas.
01 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
abr
30
Aunque la terapia celular con CAR-T lleva décadas investigándose, los medicamentos se administran en España desde hace apenas cuatro años, abriendo horizontes para atacar enfermedades como el cáncer, ganar en supervivencia y mejorar la vida del paciente, en un campo todavía incipiente, muy prometedor y en el que aún se afronta una «curva de aprendizaje».
Las terapias avanzadas suponen un gran paso en el sistema sanitario y una «ventana de oportunidad» en patologías y situaciones donde otros tratamientos no llegan. Ese nuevo camino está en la terapia génica, regenerativa o celular, como las CAR-T, explica a EFE la hematóloga del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, Lucrecia Yáñez.
Estas terapias tienen un gran potencial para desarrollar tratamientos personalizados y representan una perspectiva de revolución en la medicina.
En el otro lado de la balanza está su elevado coste: el tratamiento de cada paciente con CAR-T puede superar los 300 000 euros.
Una de las funciones de nuestro sistema inmunológico es eliminar las células tumorales. Pero esta función se puede perder y desarrollar una formación anormal en alguna parte del cuerpo de tejido en forma de tumor. Ahí entrarían en juego las CAR-T, «un linfocito, modificado genéticamente, que reconoce específicamente a las células que tiene que matar», detalla la doctora Yáñez.
Esta terapia consiste, básicamente, en extraer linfocitos T de la propia persona, modificarlos genéticamente, e introducirlos posteriormente como un medicamento. «Pero primero hay que evaluar al paciente, porque no todos los pacientes van a poder recibir esta terapia», advierte la hematóloga de Valdecilla.
Viaje a Ámsterdam e infusión
El primer paso es la extracción de linfocitos de esa persona, que posteriormente se envían a Ámsterdam, donde se realiza la modificación genética. Esos linfocitos son «la materia prima» con la que se van a desarrollar las células CAR-T para que después vuelvan a infundirse en ese paciente.
El proceso para crear esas células se prolonga dos o tres semanas y, una vez concluido, son necesarios controles. Cuando hay una validación, se devuelven las células criopreservadas y cuando retornan al lugar de origen, donde está el paciente, se le ingresa y se le administra una linfodepleción, que es un tipo de quimioterapia que se aplica para preparar al organismo.
Ya por fin, el CAR-T se descongela y se infunde. »
Durante los primeros días pueden aparecer complicaciones, que son variables dependiendo en parte del paciente y de cómo esté controlada la enfermedad», señala la doctora Yáñez.
Tras los primeros días, y si no aparecen más complicaciones, el paciente es dado de alta y tiene un seguimiento de consulta externa, para monitorizar la enfermedad.
Éste es un procedimiento complejo y que justifica que el Ministerio de Sanidad haya seleccionado para la administración de la terapia CAR-T a centros con gran experiencia en el uso de terapias antitumorales complejas, incluyendo el trasplante de progenitores hematopoyéticos, como es el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
Veinte pacientes en dos años
Valdecilla fue designado en junio de 2022 centro infusor de CAR-T, junto a otros trece más dentro de la geografía nacional, en un movimiento del Ministerio que supuso duplicar la red de terapias avanzadas en España.
Yáñez explica que realmente había una necesidad de ampliar esa red, ya que cuando se decidieron los primeros centros en todo el país no se designó ninguno en el norte, «desde Galicia hasta el País Vasco», de forma que los pacientes tenían que trasladarse a Madrid o Barcelona.
El primer paciente al que se infundió terapia CAR-T en Valdecilla fue en agosto de 2022. Hasta hoy ha habido 20 beneficiados de esta terapia y hay dos en espera de que se les administre en las próximas semanas.
De los veinte, además, tres han llegado de otras comunidades autónomas, el País Vasco y La Rioja.
La puesta en marcha y la administración de esta terapia ha requerido el trabajo de un equipo multidisciplinar de profesionales, e involucra al Hospital Marqués de Valdecilla y al Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria. «El proceso es muy complejo y se necesita a muchas personas para llevarlo a cabo», destaca la doctora Yáñez.
28 abril 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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20
Investigadores del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas (Estados Unidos) han construido un nuevo atlas de células pulmonares, descubriendo nuevas vías celulares y precursores en el desarrollo del adenocarcinoma de pulmón, el tipo más común de cáncer de pulmón. Estos hallazgos, publicados en Nature abren la puerta al desarrollo de nuevas estrategias para detectar o interceptar la enfermedad en sus primeras etapas.
En concreto, el equipo generó un atlas de alrededor de 250 000 células epiteliales normales y cancerosas que recubren los pulmones estudiando los cambios genéticos en cada una de estas células individualmente utilizando una tecnología llamada secuenciación unicelular.
Entre los hallazgos clave de este esfuerzo multidisciplinario estuvo el descubrimiento y la validación de un estado de células alveolares de transición que alberga mutaciones de KRAS, incluso en células pulmonares normales, y, en última instancia transiciones a adenocarcinoma de pulmón.
Las células alveolares, que son células epiteliales cruciales para el intercambio de gases dentro del pulmón, se pueden agrupar en dos tipos de células. Las celdas de tipo I son más comunes y funcionan principalmente en el intercambio de gases, mientras que las celdas de tipo II son menos nuemrosas y brindan apoyo a este proceso. En caso de lesión del pulmón las células de tipo II tienen propiedades inherentes que les permiten diferenciarse en células de tipo I para reemplazar las células dañadas.
La gran cantidad de células epiteliales que estudiadas junto con las nuevas tecnologías, permitieron identificar dos destinos distintos para las células tipo II. Ambas comparten un estado intermedio común, pero un camino conduce a células tipo I y el otro progresa a tumores. Curiosamente, incluso encontraron estas células intermedias en el tejido pulmonar normal y en las regiones normales que rodean los cánceres de pulmón, y están atrapadas allí.
Los investigadores también descubrieron que estas células intermedias en el tejido normal, que aún no eran cancerosas o incluso precancerosas, tenían mutaciones impulsoras de KRAS que no se encontraron en otros tipos de células pero que coincidían con las de los tumores de los mismos pacientes.
Según los autores, la secuenciación masiva estableció previamente mutaciones de KRAS en tejido normal. Pero utilizando este nuevo enfoque y otras herramientas computacionales, los investigadores establecieron que estas mutaciones provenían de un tipo de célula específico e infirieron que podrían ser precursoras del adenocarcinoma. Se necesita un análisis más profundo de este proceso de transición para comprender completamente los mecanismos de funcionamiento.
De esta forma, el estudio proporciona evidencia inequívoca de que, de hecho, las células tumorales surgen de estas células intermedias, lo que abre la puerta a nuevas vías de investigación. Así los hallazgos sugieren que los inhibidores de KRAS podrían ser clínicamente beneficiosos para el tratamiento o incluso la interceptación de las etapas primitivas del adenocarcinoma de pulmón.
19 abril 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de |Noticia
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17
Investigadores de la UNC-Chapel Hill han descubierto que los tardígrados -animales microscópicos famosos por sobrevivir a condiciones extremas- tienen una respuesta inusual a la radiación.
Dirigido por el laboratorio de Bob Goldstein, el nuevo artículo de investigación publicado en Current Biology revela nuevos detalles sobre las respuestas de los tardígrados a la radiación. Se sabe desde hace mucho tiempo que la radiación daña el ADN y, en los seres humanos, el daño del ADN debido a una exposición excesiva a la radiación puede provocar enfermedades. Pero los tardígrados tienen una forma inesperada de corregir el daño.
«Lo que vimos nos sorprendió», dijo Goldstein. «Los tardígrados están haciendo algo que no esperábamos». Su laboratorio ha desarrollado métodos de laboratorio para estudiar tardígrados durante los últimos 25 años. Ha identificado varios trucos que tienen los tardígrados para sobrevivir en condiciones que pondrían en peligro la vida de los humanos y de la mayoría de los animales.
Hace sesenta años, los investigadores descubrieron que los tardígrados podían sobrevivir a una radiación aproximadamente 1 000 veces más intensa que la que se sabe que sobreviven los humanos. Courtney Clark-Hachtel, ex becaria postdoctoral en el laboratorio, se unió al grupo para examinar cómo los tardígrados pueden sobrevivir a la radiación intensa. Descubrió que una especie de tardígrados no es inmune al daño en el ADN (la irradiación daña su ADN), pero los tardígrados pueden reparar daños importantes.
Clark-Hachtel y Goldstein se sorprendieron al descubrir que los tardígrados pueden aumentar el volumen de producción de genes reparadores del ADN. A diferencia de los humanos, los tardígrados pueden aumentar el nivel de productos de los genes de reparación del ADN hasta tal punto que se convierten en algunos de los productos genéticos más abundantes en los animales.
«Estos animales están desarrollando una respuesta increíble a la radiación, y eso parece ser un secreto de sus extremas capacidades de supervivencia», dijo Clark-Hachtel. «Lo que estamos aprendiendo sobre cómo los tardígrados superan el estrés por radiación puede conducir a nuevas ideas sobre cómo podríamos intentar proteger a otros animales y microorganismos de la radiación dañina».
Mientras los científicos de la UNC-Chapel Hill completaban el trabajo, investigadores en Francia encontraron resultados similares en experimentos independientes. Los investigadores del Museo de Historia Natural de París, Jean-Paul Concordet y Anne de Cian, y sus compañeros de trabajo también encontraron una nueva proteína tardígrada que podría proteger el ADN. Sus resultados se publican en la revista eLife .
16 abril 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
abr
16
El científico franco-canadiense Michel Sadelain recibió el sábado en Los Ángeles el «Óscar de la ciencia» por su investigación sobre la modificación genética de las células inmunitarias para combatir el cáncer.
El ingeniero genético obtuvo el Premio Revelación en una ostentosa ceremonia a la que asistieron gigantes tecnológicos como Elon Musk y Bill Gates, y celebridades como Jessica Chastain, Robert Downey Jr. y Bradley Cooper.
Su trabajo llevó al desarrollo de una nueva forma de terapia llamada CAR-T, que ha demostrado una eficacia excepcional contra ciertos cánceres de la sangre.
«Es un reconocimiento extraordinario», dijo Sadelain a la AFP en la alfombra roja del Museo de los Óscar. «Es un honor aún mayor porque (…) mis colegas científicos me dijeron durante mucho tiempo que nunca funcionaría».
Lanzado en 2010, el Premio Breakthrough recompensa a «las mentes más brillantes del mundo» en campos que incluyen las ciencias de la vida, la física fundamental y las matemáticas, y se presenta como la respuesta a los Nobel respaldada por Silicon Valley. Entre sus patrocinadores fundadores figuran Sergey Brin, Priscilla Chan y Mark Zuckerberg.
Sadelain compartirá el premio de 3 millones de dólares con el inmunólogo estadounidense Carl June, quien también dirigió una investigación innovadora en este campo, independientemente de su coganador.
«El mayor placer, sin embargo, es ver a los pacientes (…) que ya no tenían ninguna oportunidad y que nos lo agradecen porque hoy están vivos gracias a las células CAR-T», afirmó Sadelain.
Sadelain estudió medicina en París y luego inmunología en Canadá, antes de emprender una investigación postdoctoral en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en 1989.
Tras instalarse en el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering de Nueva York, desarrolló una forma de utilizar un virus desactivado para reprogramar genéticamente las células T humanas de modo que desarrollaran estructuras en forma de garras llamadas receptoras de antígenos y pudieran atacar a células cancerígenas específicas.
Más allá de reconocer el cáncer, estas células T receptoras de antígeno quimérico (CAR), como las nombró Sadelain, recibieron instrucciones genéticas para armar un ejército dentro del cuerpo que permitiera eliminar al enemigo.
Hay actualmente disponibles media docena de terapias con células CAR-T aprobadas en Estados Unidos y cientos de ensayos más están en marcha.
El tratamiento ha demostrado ser eficaz contra el linfoma, determinadas leucemias y el mieloma, un cáncer de la sangre grave y complejo. Sadelain espera que la investigación permita «aplicar este tratamiento a otros cánceres».
Uno de los principales desafíos es reducir el costo del tratamiento, de más de 500 000 dólares.
Otros 20 científicos fueron distinguidos el sábado con el Premio Breakthrough por investigaciones que incluyeron fármacos para tratar la causa subyacente de la fibrosis quística, un trastorno genético que afecta a los pulmones, y el descubrimiento de las causas genéticas más comunes de la enfermedad de Parkinson.
14 abril 2024|Fuente: AFP |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
abr
15
¿Qué material hay en la Tierra que sea capaz de emplearse en alta cocina, arte contemporáneo, en tratamientos contra el cáncer o en reconstruir o regenerar piel, córneas, tendones, ligamentos, tejido óseo o nervioso? La respuesta la tienen en un instituto científico murciano.
Lo que hace un siglo era una estación dedicada a la cría del gusano de seda surgida tras la prebina, una enfermedad epidémica que casi elimina esta especie en Europa, es hoy un centro de referencia en «ingeniería de tejidos» obtenidos de ese insecto.
Los investigadores Antonio Abel Lozano, Ana Pagán y Salvador Aznar explican, en una entrevista a EFE, cómo su trabajo en el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA) pasa por obtener un material conocido como fibroína que se extrae del capullo de seda, lograda tras años de investigación y del que han desarrollado últimamente varias formas a la hora de su aplicación práctica, que van desde una película transparente, a mallas, pasando por estructuras tubulares y esponja.
El paso de Salvador Aznar en el Instituto de Nanotecnología del Ejército Americano durante una estancia en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) «con infinitud de equipos de última generación» le llevó a experimentar con otra forma más de esa fibroína, la de nanopartículas para lo que se conoce como nanomedicina.
El doctor Antonio Abel Lozano ha logrado producir nanopartículas biodegradables que transportan y liberan moléculas terapéuticas, y ha demostrado que las partículas de seda tienen efecto antiinflamatorio y cicatrizante. Una de los proyectos está dirigido a mejorar los tratamientos de quimioterapia para tratar el cáncer de mama, en colaboración con la Universidad Nacional de Irlanda.
Este material de origen biológico, la fibroína, está destacando en la investigación médica porque en contacto directo con tejidos humanos no es tóxico ni genera rechazo, como es el caso de la sutura de una herida con seda.
A diferencia de otros materiales empleados en este campo, este material extraído del capullo del gusano de seda tiene grandes propiedades mecánicas.
Los doctores Aznar y Pagán han conseguido avances en el campo de la medicina regenerativa y, en concreto, llegaron a experimentar su potencial aplicación con unas estructuras de fibroína y grafeno que podrían ser empleadas en lesiones de tejido nervioso.
Asimismo, con fibroína y grafeno estos investigadores murcianos trabajan con el doctor Francisco Rodríguez Lozano para regenerar tejido dental en el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB), explica Pagán.
Han logrado incluso regenerar el radio de un conejo y la mandíbula de una oveja en estudios experimentales de fibroína en forma de esponja muy porosa.
En los últimos años han colaborado con el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega de Oviedo ensayando con fibroína en formato de film transparente que permitió la regeneración de córneas dañadas en conejos, y con la universidad Politécnica de Madrid colaboran sembrando células de epitelio pigmentario para intentar hacer un sustituto de la retina, comenta Salvador Aznar.
Además, trabajan con el doctor del IMIB José Nicolás Villaescusa en un proyecto de regeneración de grandes úlceras empleando un material muy parecido estructuralmente al colágeno humano, «generando unas mallas de nanofibras mediante una técnica denominada electrohilatura» explica.
Otro proyecto de colaboración con las universidades UCAM y UPM obtuvo resultados prometedores tras crear un armazón tridimensional trenzado que se siembra con células madre de médula ósea en un intento de reparar tendones y ligamentos.
Con el Instituto de Microelectrónica de Barcelona han diseñado biosensores de lactato o glucosa, cuya vida útil es prolongada por la fibroína, hasta un año a temperatura ambiente, mucho mas tiempo de lo que duran actualmente los sensores comerciales que emplean las personas con diabetes.
En colaboración con el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJU) y el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS) lograron un avance en el tratamiento de cáncer de tracto urinario superior.
Se trata de un trenzado en forma de ‘stent’ provisto de una cobertura de fibroína de seda que contiene quimioterapia que favorece la actuación localizada del fármaco, de otro modo sería de difícil aplicación puesto que sería lavado rápidamente hacia la vejiga por el continuo flujo de orina, pero al llevar esa cobertura de ‘fibroína’ se sortea ese problema. Por primera vez se ha implantado exitosamente en modelo animal porcino.
Además trabajan en colaboración con la farmacéutica Inves Biofarm en la producción de proteínas humanas en gusanos para reparar úlceras de piel.
La gastronomía y el arte
En el campo de la gastronomía destaca la colaboración con el chef Pablo González, poseedor de dos estrellas Michelín con quien presentaron en Madrid Fusión los primeros crujientes elaborados con film de fibroína de seda con distintos sabores, así como estructuras fibrilares que contenían callos a la madrileña.
En el arte también la fibroína está comenzando a aplicarse como es el caso de la artista alicantina Maloles Antignac para una serie artística que estaba diseñando y el murciano Eduardo Balanza, que se interesó también por la tradición sedera y sus implicaciones en la arquitectura industrial.
El investigador responsable del Equipo de Biotecnología del IMIDA Salvador Aznar confiesa a EFE que no paran de establecer lazos y colaboraciones «maravillosas» con un abanico «brutal» de gran potencial.
Por desgracia, hay vías de investigación que se quedan en ‘stand-by’ por falta de financiación, pero de lo que se trata es de compartir conocimiento con su trabajo plasmado en decenas de artículos constantemente citados por otros colegas de varios campos científicos.
12 abril 2024|Fuente: EFE|Tomado de|Noticia