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Los mismos tratamientos oncológicos que aumentan la supervivencia también pueden ocasionar toxicidad cardíaca en los pacientes. Preservar la salud cardiovascular de los largos supervivientes del cáncer es el objetivo de la cardio-oncología, un campo en pleno desarrollo.
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, el 4 de febrero, representantes de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) explican a EFE el trabajo de estas dos especialidades para controlar desde el ámbito hospitalario las dolencias cardíacas en los pacientes oncológicos. ‘No hay que lanzar un mensaje de alarma’, pero sí destacar la necesidad de hacer un seguimiento conjunto de estos pacientes, apunta la doctora Cristina Mitroi, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC.
La especialista cita datos del estudio Cardiotox que refleja que, aunque un 37,5 % de los pacientes oncológicos desarrolla cardiotoxicidades, la gran mayoría son leves y solo un 5,9 % son moderadas o graves. Este trabajo, llevado a cabo en cinco hospitales públicos españoles y otros cuatro europeos, se basa en el seguimiento durante dos años de 865 pacientes en tratamiento contra el cáncer. ‘Nos preocupamos porque los pacientes no paguen el peaje de las secuelas cardiológicas a corto plazo, que pueden ser más importantes, pero sobre todo las de medio y largo plazo que antes no se contemplaban’, explica el vicepresidente de la SEOM, el doctor Javier de Castro.
La prevención, el primer paso Los dos especialistas coinciden en señalar que el paso principal es la prevención de esa dolencia cardíaca generada por la toxicidad farmacológica. Pero también preservar la salud cardiovascular de la persona que ya padezca problemas cardíacos o comorbilidades (hipertensión, colesterol, sobrepeso…) en el momento de recibir el diagnóstico de cáncer, algo habitual en casos de tumores de pulmón, próstata o colon que tienden a aparecer entre los 60 y 70 años de edad.
Javier de Castro, también jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, recalca: ‘Nos tenemos que preocupar desde el minuto uno de prevenir no solo la toxicidad, sino la propia salud de la persona’. La prevención primaria consiste en valorar, por parte de las dos especialidades, el riesgo cardiovascular del paciente antes de poner en marcha el tratamiento adoptado por oncología, y hacer un seguimiento posterior del enfermo con diferentes controles, explica Cristina Mitroi, también especialista en el Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid). ‘Durante los primeros años, el superviviente está en conexión con el hospital, por eso donde más tenemos que trabajar es en el largo plazo, una vez superado el cáncer, ver cuál es la mejor estrategia’ de seguimiento, precisa la doctora.
Cardiotoxicidad, un amplio espectro ‘Puede haber muchos tipos de cardiotoxicidad’, indica la cardióloga, quien matiza que cada fármaco oncológico está asociado a determinados efectos secundarios cardíacos y en su interacción influyen las circunstancias de cada paciente (edad, tipo de tumor, otras enfermedades de base…).
La dolencia cardíaca más frecuente es la hipertensión arterial, mientras que la insuficiencia cardíaca no es habitual, pero sí más preocupante. La doctora explica que existe diferencia de género, mientras que las mujeres son más propensas a eventos de insuficiencia cardíaca y arritmias, los varones son más proclives a cardiopatía isquémica, infartos y eventos vasculares. Cardiólogos y oncólogos trabajan en coordinación en sus hospitales para cuadrar los diferentes tratamientos cuando coincidan, que no suelen presentar interferencias, y para hacer el posterior seguimiento del superviviente.
El arranque de la cardio-oncología y su futuro La cardio-oncología surge, sobre todo, por la necesidad de controlar los efectos secundarios cardiológicos que pueden producir los fármacos de oncología, terapias que en las últimas décadas han aumentado la supervivencia del cáncer al lograr la curación o cronificar la enfermedad en algunos casos.
El oncólogo Javier de Castro relata que estas toxicidades ya se evidenciaron hace unos cuarenta años con el uso de las antraciclinas, un tipo de quimioterapia para cáncer de mama y para linfomas y leucemias pediátricos que, en estos últimos, se observó la aparición de consecuencias cardíacas en la edad adulta. ‘Y esto llevó a la reducción de los tratamientos de quimioterapia, a evitar radioterapias torácicas en algunas situaciones. La oncología infantil fue el germen para evitar efectos a largo plazo’, señala el especialista.
Ahora, los tratamientos innovadores, como la inmunoterapia y las terapias diana, fundamentales en prolongar la supervivencia, también provocan ciertas toxicidades que se están investigando más en profundidad.
En concreto, una veintena de hospitales, entre ellos La Paz, y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC) colaboran en un programa piloto para identificar los parámetros que producen los daños a nivel cardíaco relacionados con la inmunoterapia.
Otro de los objetivos de la investigación en cardio-oncología es buscar más biomarcadores que ayuden a predecir las posibles dolencias cardíacas La alianza entre SEOM y SEC trabaja para avanzar en la cardio-oncología también de la mano de la oncología radioterápica y la hematología (para los cánceres de la sangre), así como de la Atención Primaria, importante para orientar al paciente cardio-oncológico en un estilo de vida saludable, ya que los factores de riesgo (tabaquismo, sedentarismo, hipertensión, sobrepeso…) son los mismos para las dos enfermedades.
Pero los cardiólogos van más allá al querer promover la subespecialidad de cardio-oncología en los hospitales y el desarrollo de programas oficiales que conlleven recursos que permitan avanzar en este campo de la Medicina. En el día a día, se siguen las guías de la Sociedad Internacional de Cardio-Oncología y cada hospital se organiza en función de sus disponibilidades para coordinar la atención de los largos supervivientes del cáncer.
2 febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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En vísperas del Día Mundial contra el Cáncer, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado las últimas estimaciones (en inglés) de la carga mundial de esta enfermedad. La OMS también ha publicado los resultados de una encuesta realizada en 115 países, que muestran que la mayoría de los países no financian adecuadamente los servicios prioritarios de atención oncológica y cuidados paliativos como parte de la cobertura sanitaria universal (CSU). Read more
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Realizar ejercicio físico en todas las etapas del cáncer no solo es seguro, sino que es recomendable, ya que reduce un 30 % el riesgo de desarrollar un tumor, mejora la calidad de vida de los pacientes, disminuye los efectos secundarios derivados de los tratamientos y aumenta la respuesta a los mismos.
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha lanzado la campaña ‘Ejercicio contra el cáncer’ para concienciar a la sociedad del valor del ejercicio físico en todas las etapas del cáncer, desde la prevención, durante el tratamiento y en los supervivientes.
Lo ha hecho en el pabellón del Club de Baloncesto Estudiantes, donde dos de los embajadores de la campaña, Carlos Suárez, jugador de la Liga LEB ORO, y Gracia Alonso, jugadora de la Liga femenina ENDESA, han puesto voz a los beneficios que reporta la práctica de alguna actividad física.
Así, la joven jugadora, que también es enfermera, ha animado a quien no hace deporte a ‘ponerse las pilas en su día a día para mejorar su salud, sus sensaciones a nivel laboral y reducir la ansiedad y la depresión’. ‘El deporte es vida’, ha resumido su compañero. Prevenir un tumor empieza por 30 minutos de actividad física regular: la práctica de actividad puede reducir hasta un 30 % el riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga urinaria, endometrio, esófago y estómago, y casi el 20 % el riesgo de mortalidad específica por cáncer. Sin embargo, sólo el 37,7 % de la población adulta realiza actividad física regular mientras que el 27,4 % de la población se declara sedentaria, según el INE.
Los datos más sólidos hasta la fecha se centran en cáncer de mama y colorrectal, pero los beneficios del deporte se extienden a otros tumores como el de próstata y pulmón, ha explicado el presidente de la sociedad científica, César A. Rodríguez, durante la presentación del informe ‘Las cifras del cáncer en España 2024′. Además, el ejercicio físico ha demostrado mejorar la calidad de vida y disminuir los efectos secundarios derivados de os tratamientos, al aumentar la capacidad cardiorrespiratoria de los pacientes y reducir la fatiga.
Pese a ello, pocos pacientes con cáncer se mantienen físicamente activos por la falta de información por parte de los profesionales sanitarios, así como de sus propias reticencias por el miedo a nuevos efectos adversos, a la falta de motivación o a las dificultades en el acceso al ejercicio. ‘Realizar ejercicio físico es seguro durante todas las tapas asistenciales del cáncer, incluso durante los tratamientos activos como la quimioterapia, ya que se asocia con una mejor tolerancia a los mismos, e incluso podría aumentar las respuestas’, ha garantizado el experto. Junto al deporte, el oncólogo médico ha destacado la importancia de abandonar factores de riesgo, principalmente el tabaco, y ha advertido de que también los vapeadores generan sustancias carcinógenas, aunque de ellos hay menos evidencia científica acumulada porque son más recientes. ‘Las cifras de su impacto las sabremos con el tiempo’, ha concluido.
29 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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Este año se diagnosticarán 286.664 nuevos casos de cáncer, un 2,6 % más que en 2023, con una mayoría de tumores colorrectales, de mama y de pulmón, el cual se consolida además como el tercero más frecuente en mujeres al haberse triplicado su incidencia en los últimos 20 años a causa del tabaco. Son las estimaciones que la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y Redecan (Red Española de Registros de Cáncer) hacen en el informe ‘Las cifras del cáncer en España 2024′ presentado este jueves, que pronostica que, en España, al igual que en todo el mundo, los casos aumentarán progresivamente hasta alcanzar los 341.000 en 2040.
Paralelamente, se espera un aumento de la mortalidad, que pasará de las 113.000 defunciones en 2020 a más de 150.000 en 2040, al igual que la supervivencia, que se ha duplicado en los últimos 40 años y seguirá subiendo, aunque lentamente, gracias a los nuevos tratamientos y una mayor implantación del cribado, ha señalado el presidente de SEOM, César A. Rodríguez. Más población y más envejecida Las causas de que el cáncer lleve ya décadas al alza son varias, empezando por el aumento poblacional y el envejecimiento, ha apuntado el presidente de Redecan, Jaume Galceran; de hecho, un 5 % aparece en menores de 45; un 35 % entre los 45 y 64 y un 60 % en los de más de 65, mientras que el infantil apenas representa el 0,5 %.
También los factores de riesgo, como el tabaco, el alcohol, la contaminación, la obesidad o el sedentarismo, y la generalización de los programas de cribado de algunos tumores como el colorrectal, los de mama, cérvix o próstata, influyen en ese incremento. En los últimos años, se ha constatado una subida constante de tumores de mama en mujeres, de colon en hombres, y de los cánceres de páncreas, riñón, tiroides -en este caso, probablemente, por el sobrediagnóstico- y linfomas no hodgkinianos en ambos sexos. Los más diagnosticados en 2024 seguirán siendo los de colon y recto (44.294), mama (36.395), pulmón (32.768), próstata (30.316) y vejiga urinaria (22.097). Muy por detrás, se detectarán linfomas no hodgkinianos (10.706), tumores de páncreas (9.986), riñón (9.208), el melanoma maligno cutáneo (7.881), cánceres de cavidad oral y faringe (7.603), de cuerpo uterino (7.305), estómago (6.868) e hígado (6.856). En los hombres, predominarán los de próstata (30.316) y colon y recto (27.009). También de pulmón (22.483) y vejiga urinaria (18.247), aunque de estos se aprecia ‘un claro descenso’ por el abandono paulatino del tabaco por parte de los varones, aunque ellos siguen fumando más que ellas (un 20,2 % fuman a diario frente al 13,9 % de las mujeres). Por el contrario, el cáncer de pulmón, que hace 15 años ‘no estaba ni en los diez primeros’ en mujeres, ha proseguido Galcerán, se confirmará como el tercero más común en ellas; la incidencia se ha triplicado ‘de forma alarmante’ desde 2003 debido al hábito tabáquico que iniciaron en los años 70. Por delante, se situarán los de mama (36.395) y los de colon y recto (17.285). Con todo, los cánceres relacionados con el tabaco son todavía muy superiores en los hombres; sin embargo, ‘es muy probable’ que en mujeres ‘sigan incrementándose en los próximos años’.
Un tercio son evitables El informe anual de SEOM apunta que la supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados entre 2008-2013 fue del 55,3 % en hombres y del 61,7 % en mujeres, una diferencia que se explica en las distintas incidencias que presentan unos y otras de determinados tumores, por ejemplo, los de pulmón, más habitual en ellos, y mama, casi exclusivo de ellas y con mucho mejor pronóstico. A más incidencia, más mortalidad: en 2022 murieron 1.200 personas más por cáncer que en 2021, un total de 121.341, casi un cuarto del total; este incremento global fue a expensas del aumento de la mortalidad femenina, con 1.000 fallecimientos más que un año antes. El cáncer fue la principal causa de muerte en hombres (29 %), por delante de las enfermedades cardiovasculares (24,4 %) y respiratorias (10,2 %), pero no en mujeres, en las que las que los tumores ocuparon el segundo lugar (20,4 %) tras las enfermedades cardiovasculares (27,9 %). Los tumores más letales continuaron siendo los de pulmón, colon, páncreas, mama y próstata; en el caso de ellos, el de pulmón, seguido del de colon, próstata, páncreas, tumores hepáticos y de vías biliares y vejiga urinaria, mientras que en ellas el cáncer de mama fue el responsable de una mayor mortalidad, seguido por los de pulmón, colon y páncreas. A pesar de ello, la mortalidad por cáncer en España ha caído en las últimas décadas, aunque no por igual en todos los tumores ni por sexo, como demuestra el caso del de pulmón.
Un tercio de esas muertes, no obstante, son debidas a factores evitables: el principal es con diferencia el tabaco, responsable de más del 90 % de los tumores de pulmón y agente causal de otros como los de cabeza y cuello, vejiga urinaria, riñón, esófago, páncreas, estómago, colon y recto, entre otros. Cuando además de fumar, se bebe alcohol, se multiplica hasta por 30 el riesgo. No existe un nivel de consumo seguro de alcohol. La obesidad, por su parte, es el segundo factor de riesgo responsable de más cánceres en Estados Unidos, y se asocia al menos a nueve tipos. El sedentarismo y las dietas inadecuadas (insuficiente cantidad de fruta y verdura) también influyen, pese a lo cual el consumo de estos alimentos se ha venido reduciendo desde 2017. Aunque muy lejos de EEUU, en España la obesidad afecta al 13,7 % de los adultos y el sobrepeso al 33,6 %, aunque preocupan las cifras infantiles, que llegan al 30 %.
29 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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La mayoría de las oncoproteínas humanas pertenecen a una clase de proteínas llamadas “factores de transcripción”, pero hasta ahora no se había conseguido diseñar medicamentos para bloquear o amplificar su efecto.
Un equipo internacional de investigadores, liderado por el IRB Barcelona, ha descubierto un nuevo enfoque para dirigirse al receptor de andrógenos, un factor de transcripción clave en el cáncer de próstata, basado en su propensión a formar condensados.
Los resultados descritos en esta publicación sentaron las bases para la creación de Nuage Therapeutics, spin-off de IRB Barcelona e ICREA.
Los resultados se publican en Nature Structural & Molecular Biology.
Barcelona, 4 de diciembre de 2023 – Los factores de transcripción son proteínas reguladoras que se unen al ADN, activan o desactivan genes y controlan la velocidad a la que se transcribe el ADN en ARN mensajero, necesario para la síntesis de proteínas. Debido a su papel central en el control de la formación de nuevas proteínas, muchas enfermedades pueden atribuirse a factores de transcripción desregulados.
Inhibir su actividad, especialmente en el cáncer, ofrece un potencial terapéutico, pero muchos factores de transcripción esconden un as bajo la manga. Sus dominios de activación son intrínsecamente desordenados, lo que significa que carecen de una estructura tridimensional clara. La falta de una estructura 3D estable hace prácticamente imposible diseñar medicamentos que se unan a los dominios de activación.
Un equipo liderado por los investigadores del IRB Barcelona, Dr. Xavier Salvatella (Profesor de Investigación ICREA) y Dr. Antoni Riera (Profesor de la Universidad de Barcelona), y por el Dr. Denes Hnisz del Instituto Max Planck de Genética Molecular, y la Dra. Marianne D. Sadar del BC Cancer (Universidad de British Columbia, Canadá) se centró en la tendencia de las proteínas intrínsecamente desordenadas a formar condensados moleculares. Descubrieron que los mecanismos involucrados en la condensación podrían ser utilizados para inhibir la actividad del receptor de andrógenos en el cáncer de próstata.
«La lógica que hemos seguido para optimizar un inhibidor del receptor de andrógenos podría ser explotada para inhibir otros factores de transcripción, lo que abre nuevas posibilidades para abordar necesidades médicas no cubiertas», explica el Dr. Salvatella, jefe del laboratorio de Biofísica Molecular del IRB Barcelona.
Los condensados, un nuevo enfoque para dirigirse a los factores de transcripción
En el microscopio, los condensados moleculares parecen manchas de proteína flotando en agua. Los condensados se forman en un proceso llamado “separación de fases líquido-líquido”, similar a cómo las gotas de aceite se fusionan cuando se mezclan en agua.
«Habíamos observado anteriormente que el receptor de andrógenos forma condensados moleculares cuando se agrega incluso una pequeña cantidad de una molécula activadora, como la testosterona, a las células», explica el Dr. Shaon Basu, actualmente biólogo computacional en Charité en Berlín, y uno de los primeros autores del estudio junto con la Dra. Paula Martínez-Cristóbal del IRB Barcelona.
Los científicos plantearon la hipótesis de que podría haber una conexión entre la activación del receptor de andrógenos y su propensión a formar condensados. En el laboratorio del Dr. Salvatella, se utilizaron técnicas de resonancia magnética nuclear para identificar varios fragmentos cortos dentro del dominio de activación intrínsecamente desordenado que son esenciales para la separación de fases.
Además, estos fragmentos cortos resultaron ser también necesarios para la función de activación génica del receptor. «Descubrimos secuencias cortas en el dominio de activación que tienden a estar desordenadas cuando la proteína es soluble, y sorprendentemente, estas regiones parecen formar hélices más estables cuando la proteína se concentra en condensados», añade el Dr. Hnisz. Las hélices cortas crean puntos de unión transitoria que pueden ser el objetivo de inhibidores cuando, el receptor está en forma de condensados.
Mejora de los compuestos para el tratamiento del cáncer de próstata
Trabajando con los laboratorios del Dr. Antoni Riera y la Dra. Marianne Sadar, el equipo mejoró un inhibidor experimental de molécula pequeña para adaptarse casi perfectamente a estos puntos transitorios. Luego, probaron en modelos celulares y de ratones si estos cambios aumentarían la eficacia en una forma agresiva y en una etapa avanzada de cáncer de próstata.
«Modificamos las características químicas del compuesto para que coincidan con las características de la condensación del receptor de andrógenos, lo que resultó en un aumento diez veces mayor en la potencia de la molécula en el cáncer de próstata resistente a la castración», explica la Dra. Paula Martínez-Cristóbal, también primera autora del estudio. «Esto es realmente importante, porque el cáncer de próstata resistente a la castración es extremadamente agresivo y es resistente a los tratamientos actuales», añade.
Sin embargo, los autores coinciden en que se necesita más investigación antes de que estos hallazgos se traduzcan en terapias nuevas y seguras. El equipo espera que los mecanismos básicos que han descubierto puedan aplicarse a otros factores de transcripción, abriendo la puerta a dirigirse a estas importantes moléculas en muchas enfermedades. «Creemos que la idea de que ciertas secuencias dentro de los dominios de proteínas intrínsecamente desordenadas adopten una estructura transitoria estable en forma de condensados es probablemente generalizable a otros factores de transcripción», concluye el Dr. Hnisz.
La empresa biotecnológica Nuage Therapeutics
Fundada por el Dr. Xavier Salvatella, el Dr. Mateusz Biesaga, Denes Hnisz y la Dra. Judit Anido, la empresa biotecnológica Nuage Therapeutics desarrolla ensayos de cribado de fármacos dirigidos a proteínas intrínsecamente desordenadas que experimentan condensación biomolecular, proporcionando así nuevos tratamientos para enfermedades que actualmente se consideran difíciles de tratar.
Los hallazgos publicados en Nature Structural & Molecular Biology sentaron las bases para la fundación de esta empresa en septiembre de 2021. El potencial de su ciencia llevó a una ronda de financiación inicial de 12 millones de euros en junio de 2023.
Ver más información: Basu S, Martínez Cristóbal P, Frigolé Vivas M, Pesarrodona M, Lewis M, Szulc E, et al. Rational optimization of a transcription factor activation domain inhibitor. Nature Structural & Molecular Biology [Internet].2023[citado 4 dic 2023]; DOI 10.1038/s41594-023-01159-5
6 diciembre 2023|Fuente: EurekAlert| Tomado de | Comunicado de Prensa
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La obesidad podría no ser el único factor que vincula el consumo de alimentos ultraprocesados y un mayor riesgo de cáncer de boca, garganta y esófago, según un estudio que publica European Journal of Nutrition.
Investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) quisieron profundizar en los estudios que asocian el consumo de ultraprocesados y los resultados adversos para la salud, en concreto los cánceres del tracto aerodigestivo superior.
El equipo trató de establecer si la asociación entre el consumo de ese tipo de comida y el cáncer de cabeza y cuello y el adenocarcinoma esofágico (un cáncer de esófago) en EPIC podía explicarse por un aumento de la grasa corporal. Para ello, analizaron datos sobre dieta y estilo de vida de 450.111 personas durante 14 años, entre ellos los procedentes del estudio de cohorte Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC), el más grande de Europa.
Los resultados de los análisis del equipo mostraron que consumir un 10 % más de ultraprocesados se asocia con un 23 % más de riesgo de cáncer de cabeza y cuello y un 24 % más de adenocarcinoma de esófago.
Sin embargo, el aumento de la grasa corporal solo explicaba ‘una pequeña proporción de la asociación estadística’ entre el consumo de ultraprocesados y el riesgo de padecer estos cánceres del tracto aerodigestivo superior. En concreto, la relación entre el consumo de ultraprocesados y el cáncer del tracto aerodigestivo superior ‘no parecía explicarse en gran medida por el índice de masa corporal y la relación cintura-cadera’, según la autora principal de la investigación, Fernanda Morales-Berstein, de la Universidad de Bristol. Por ello, los autores sugieren que otros mecanismos podrían explicar esa asociación, por ejemplo, los aditivos, incluidos los emulsionantes y edulcorantes artificiales, que ya se habían vinculado previamente con el riesgo de enfermedades.
De igual manera, los contaminantes de los envases de alimentos y el proceso de fabricación, podrían explicar, en parte, el vínculo entre el consumo de ultraprocesados y el cáncer del tracto aerodigestivo superior.
El equipo advirtió además de que las asociaciones entre el consumo de ultraprocesados y los cánceres del tracto aerodigestivo superior halladas en el estudio podrían verse afectadas por ciertos tipos de sesgo, indicó la Universidad de Bristol.
Esto explicaría por qué encontraron pruebas de una asociación entre un mayor consumo de ultraprocesados y un mayor riesgo de muertes accidentales, algo que es muy poco probable que sea causal.
Los alientos ultraprocesados ‘están claramente asociados con muchos resultados adversos para la salud, pero aún no está claro si realmente los causan o si factores subyacentes como los comportamientos generales relacionados con la salud y la posición socioeconómica son responsables del vínculo’, destacó George Davey Smith, del mismo centro educativo.
Por ello, son necesarios estudios de cohortes con evaluaciones de la ingesta de seguimiento dietético a largo plazo, que tengan en cuenta también los hábitos de consumo contemporáneos, para replicar los resultados de este estudio, ya que los datos dietéticos del EPIC se recogieron en la década de 1990, cuando el uso de ultraprocesados era todavía relativamente bajo. Además, hay que seguir investigando para identificar otros mecanismos, como los aditivos alimentarios y los contaminantes, que puedan explicar los vínculos observados, agrega el estudio.
ver más información:
Morales Berstein F, Biessy C, Viallon V, Goncalves Soares A, Casagrande C, Hémon B, et al. Ultra-processed foods, adiposity and risk of head and neck cancer and oesophageal adenocarcinoma in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition study: a mediation analysis. Eur Nutr[Internet].2023[citado 22 nov 2023]. https://doi.org/10.1007/s00394-023-03270-1
23 noviembre 2023 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.