De manera silente e insidiosa, la aterosclerosis vascular se instaura en el árbol arterial durante décadas hasta que no pocas veces termina provocando una enfermedad coronaria, cerebrovascular o vascular periférica. La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en todo el mundo, y dentro de sus factores de riesgo están bien identificados los niveles descontrolados de colesterol LDL (c-LDL).

Los pacientes que han tenido un evento CV se encuentran con un riesgo mayor de sufrir otro; también se engloba como susceptibles de prevención secundaria aquellos con otros factores de riesgo, como diabetes o hipertensión, y con trastornos hereditarios, como hipercolesterolemia familiar o hiperlipemia familiar combinada. Hay herramientas, junto a las imprescindibles y consabidas pautas de estilo de vida saludable, para frenar o minimizar ese peligro asociado a niveles elevados de c-LDL y a la enfermedad vascular aterosclerótica.

Los tratamientos farmacológicos desarrollados en los últimos años ofrecen más oportunidades para aquellos cuyas cifras lipídicas no están bien controladas. Porque, y esto es un clamor entre los especialistas, el control de los pacientes en la prevención secundaria no es suficiente.

Carlos Guijarro, presidente electo de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), y responsable de la consulta de Riesgo Vascular del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, en Madrid, aporta una cifra: “En Europa, más de las dos terceras partes de los pacientes en prevención secundaria no están alcanzando el beneficio que podrían recibir de los tratamientos”, tal como muestra el estudio Santorini, publicado en la edición digital de The Lancet Regional Health – Europe.

Para Estíbaliz Jarauta, coordinadora del grupo de Prevención Secundaria de la SEA e investigadora del Ciber Cardiovascular (CV) en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, “es un problema que se constata estudio tras estudio. Las guías clínicas nos dan unos objetivos claros, pero a la hora de alcanzarlos en la vida real no es así”. Entre las razones esgrimidas se encuentran la inercia terapéutica por parte de los facultativos y la falta de adherencia a los tratamientos de los pacientes.

A ello se suma el hecho de que “históricamente no hemos evaluado bien los niveles de colesterol en el ingreso del paciente”, añade Carlos Guijarro, así como la influencia de un sistema de prescripción de fármacos más centrado en el control del gasto que en el de los resultados en salud: “Una buena valoración del riesgo vascular puede significar dejar de prescribir medicamentos innecesarios en determinados pacientes e intensificar el tratamiento en otros”, apunta el también profesor de Medicina en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid.

Escalones terapéuticos

Entre las herramientas disponibles, se encuentran las estatinas, “fármacos cuyo uso generalizado ha demostrado gran eficacia, aunque, en algunos pacientes, se asocian a ciertos efectos secundarios, sobre todo mialgias y cefaleas”. Jarauta apunta que estos y otros síntomas pueden resultar “bastante invalidantes” para algunas personas. “Son efectos secundarios que, no obstante, no se reflejan ni cuantifican en pruebas, pero muchos los refieren y abandonan la medicación por ese motivo”.

Cuando las estatinas se quedan cortas en la reducción del c-LDL, se puede recurrir a su combinación con ezetimiba, que además también está indicada en los pacientes que no las toleran.

Y sin abandonar el arsenal terapéutico oral, se ha incorporado recientemente el ácido bempedoico, un profármaco que se activa a nivel hepático, a través de la enzima acil-coA sintetasa de cadena larga 1, y cuyo nicho terapéutico se encuentra en aquellos pacientes que no alcanzan los niveles de reducción de c-LDL con los tratamientos orales o que son intolerantes a las estatinas, pero que aún no se consideran candidatos a las moléculas inyectables que integran el siguiente escalón. La enzima activadora no se presenta en el músculo, por lo que este fármaco no produce efectos metabólicos que puedan asociarse a daño muscular.

En este último, se encuentran los inhibidores de la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (iPCSK9), fármacos de administración subcutánea que por sí solos disminuyen el colesterol LDL un 60%, y asociados a estatinas, lo bajan hasta en un 70-80%. “Son tratamientos de uso hospitalario, de administración quincenal, o incluso mensual; con ellos sabemos con seguridad que hay cumplimiento”, señala Estíbaliz Jarauta. Dentro de la vía de acción frente a PCSK9 también se encuentra el inclisirán, un micro-ARN de interferencia que silencia la síntesis de la proteína PCSK9 en los hepatocitos y de esta forma evita a captación del c-LDL. “La gran ventaja es que su efecto persiste varios meses, de forma que tras la primera dosis y una segunda a los tres meses, basta una inyección cada semestre”.

No obstante, los inyectables están reservados para aquellos enfermos considerados de muy alto riesgo, que deben mantener sus niveles c-LDL por debajo de 55 mg/dL y parten de 100 mg/dL, pues su ficha técnica reconoce la financiación si el paciente supera esa cifra a pesar de tratamiento óptimo con estatinas.

Queda así una zona gris, reconoce Jarauta, para aquellos que se mueven entre esa cifra pero no bajan de 100, o de 70 mg/dL, donde aún no se indican las moléculas inyectables, pero para los que la terapia hipolipemiante oral con estatinas y ezetimiba resulta insuficiente.

El ácido bempedoico se aprobó el año pasado por el Ministro de Sanidad por primera vez en condiciones restrictivas de no financiación, porque entonces no contaba con estudios de eficacia en prevención cardiovascular.

Ahora ese aval es notorio, con la reciente publicación del estudio Clear Outcomes en The New England Journal of Medicine (NEJM), así como su presentación en el congreso anual de la Asociación Americana de Cardiología (ACC).

Sobre esa reciente publicación, Carlos Guijarro destaca que respalda, “con la máxima calidad que aporta un ensayo aleatorizado, ciego y controlado con placebo”, la disponibilidad de “una nueva molécula oral y bien tolerada que ha demostrado reducir complicaciones cardiovasculares, y que puede administrarse en pacientes intolerantes a las estatinas”, población para la que “es importante tener una alternativa”, recuerda.

El profármaco confirma en este trabajo que “la reducción proporcional de colesterol se traduce en un beneficio en la prevención cardiovascular”.

 

Abril 26/2023 (Diario Médico) – Tomado de Medicina Interna – Tratamientos hipolipemiantes  Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U. 

Científicos del Instituto de Medicina Regenerativa Wake Forest (WFIRM) han creado una prometedora terapia celular inyectable para tratar la artrosis que reduce la inflamación y regenera el cartílago articular.

Recientemente identificada por la Food and Drug Administration como una crisis de salud pública, la artrosis afecta a más de 520 millones de personas en todo el mundo que sufren dolor e inflamación. La artrosis suele estar inducida por una tensión mecánica o traumática en la articulación, que da lugar a un cartílago dañado que no puede repararse de forma natural.

«Sin una mejor comprensión de lo que impulsa el inicio y la progresión de la osteoartritis, el tratamiento eficaz ha sido limitado», dijo la autora principal Johanna Bolander de WFIRM. «Inicialmente, estudiamos lo que va mal en las articulaciones osteoartríticas, comparamos estos procesos con entornos funcionales y utilizamos esta información para desarrollar un tratamiento celular inmunoterápico».

La artrosis es una enfermedad del sistema articular. La articulación incluye una membrana sinovial, un tejido conectivo que recubre la superficie interna de la articulación. La membrana protege la articulación y segrega un líquido lubricante lleno de elementos celulares necesarios para mantener un entorno sano y proporcionar un movimiento sin fricción.

En las articulaciones sanas, cuando se produce una lesión, el cuerpo recluta un ejército de células inflamatorias y las envía al lugar de la lesión para contribuir a la limpieza de los tejidos dañados. En la articulación artrósica, sin embargo, una lesión traumática provoca la inflamación de la membrana sinovial y daños en el cartílago.

«Con el tiempo, la inflamación empeora, lo que conduce a la degradación del cartílago que recubre los huesos de la articulación y a la inflamación crónica de los tejidos circundantes. Para los pacientes, esto causa dolor intenso, hinchazón y a menudo limita las actividades diarias», dijo el coautor Gary Poehling, MD, cirujano ortopédico en Atrium Health Wake Forest Baptist.

Para este estudio, publicado en Science Advances, la revista de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, el equipo de investigadores se propuso investigar qué ocurre en el entorno de la articulación osteoartrítica que impide que se produzca el proceso de curación.

«Evaluamos si la población celular presente en el entorno del líquido articular carecía de capacidad para contribuir a la reparación funcional del tejido, o si hay algo en el entorno que merma su capacidad para hacerlo», explica el doctor Gustavo Moviglia, investigador del WFIRM.

El equipo aisló células del líquido articular de pacientes con osteoartritis, las separó del líquido y las investigó solas, pero también en presencia del líquido autólogo. Separadas del fluido, vieron que las células tenían la capacidad de someterse a los procesos necesarios para la reparación funcional del tejido. Cuando volvieron a añadir un pequeño porcentaje del líquido al ensayo de cultivo celular, las capacidades de las células se vieron mermadas -no pudieron realizar su trabajo-, lo que sugiere que el entorno osteoartrítico específico las detiene.

A partir de estos resultados y de lo que se sabe sobre la reparación funcional de los tejidos, se diseñó una terapia celular capaz de superar el entorno inflamatorio y, además, regenerar el cartílago.

«Las células inmunitarias activadas por el cartílago que atacan la inflamación, combinadas con células progenitoras, ayudan a la regeneración tisular», explica el Dr. Anthony Atala, autor principal y director del WFIRM. «Es realmente una comunicación dinámica entre estas dos poblaciones celulares que son cruciales para la eficacia del tratamiento».

La combinación de células permite tratar simultáneamente varios de los aspectos implicados en la artrosis: inflamación sinovial, degradación del cartílago, esclerosis del hueso subcondral e inervación de las neuronas sensoriales del dolor.

La terapia se ensayó en un modelo preclínico y se comprobó que tenía capacidad para revertir el daño del cartílago en la membrana sinovial y disminuir también la inflamación. Para evaluar la eficacia clínica, se realizó un estudio de uso compasivo en nueve pacientes con osteoartritis confirmada que recibieron una o dos inyecciones cada uno. La eficacia se evaluó mediante la puntuación del dolor y la vida funcional, resonancias magnéticas antes y después del tratamiento y se obtuvo una biopsia de un paciente.

Una vez tratados, los pacientes experimentaron una mejora de su calidad de vida, de su capacidad para participar en actividades recreativas y una reducción del dolor. Además, los estudios de resonancia magnética confirmaron la regeneración del cartílago. Se requieren estudios clínicos adicionales para evaluar los resultados en una población de pacientes más amplia, así como para evaluar las posibles diferencias en pacientes de subgrupos específicos.

 

Abril 22/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Arthritis & Rheumatism https://medicalxpress.com/news/2023-04-cell-therapy-osteoarthritis.html Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network.

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La artritis es la principal causa de discapacidad y la más frecuente en las mujeres, pero ¿es igual para todos?

En absoluto. Hay más de 100 formas distintas de artritis y no todas se tratan igual, según la Arthritis Foundation.

Estos son los cuatro tipos de artritis principales e información sobre sus distintos síntomas y tratamientos:

  1. Osteoartritis
  2. Artritis inflamatoria autoinmune
  3. Artritis infecciosa (reactiva)
  4. Gota (artritis metabólica)

Osteoartritis

El Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS) afirma que la artrosis es el tipo más común de artritis, especialmente en personas mayores. Los tejidos de la articulación se rompen y, a medida que la enfermedad se desarrolla, puede dañar toda la articulación. Las articulaciones más comúnmente afectadas son:

  • Manos (extremos de los dedos y base del pulgar), Rodillas, Caderas, Cuello, Parte baja de la espalda
  • Los síntomas más comunes de la artrosis son:
  • Dolor en la articulación
  • Rigidez articular
  • Rango de movimiento limitado en la articulación
  • Hinchazón dentro y alrededor de la articulación
  • Sensación de que la articulación está floja o inestable

Tratamientos para la artrosis:

Según la Clínica Mayo, los siguientes tratamientos para la artrosis no pueden revertir la enfermedad, pero pueden ayudar a reducir el dolor y mejorar el movimiento:

  • Paracetamol (Tylenol).
  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB y otros) y el naproxeno sódico (Aleve). Tenga precaución con los AINE; su uso prolongado puede causar problemas hemorrágicos o daños hepáticos y renales.
  • La duloxetina (Cymbalta) es un antidepresivo también aprobado para tratar el dolor de la artrosis.
  • La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden ayudar a controlar la artritis.
  • La estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (ENET) utiliza una dosis baja de corriente eléctrica y puede proporcionar alivio a corto plazo a las personas con artrosis.
  • La cirugía y otros procedimientos pueden ser útiles.
  • Las inyecciones de cortisona o lubricantes pueden ayudar.
  • Actividad física: Según Susan Bartlett, profesora de medicina en la división de reumatología del Centro de Artritis de Johns Hopkins en Baltimore, el ejercicio ayuda. «La actividad física es esencial para optimizar la salud tanto física como mental, y puede desempeñar un papel vital en el tratamiento de la artritis», señaló en un artículo reciente. «La actividad física regular puede mantener fuertes los músculos que rodean las articulaciones afectadas, disminuir la pérdida ósea y ayudar a controlar la hinchazón y el dolor articular. La actividad regular repone la lubricación del cartílago de la articulación y reduce la rigidez y el dolor.»

Artritis inflamatoria autoinmune

Según la Arthritis Foundation, cuando se padece artritis inflamatoria autoinmune, el sistema inmunitario ataca el tejido sano, incluidas las articulaciones de la columna vertebral, las manos y los pies. Puede llegar a ser sistémica y afectar a los ojos, la piel, el corazón y otros órganos. La artritis reumatoide es la forma más común; también existe la artritis psoriásica, la espondiloartritis axial y la artritis juvenil.

Los síntomas más comunes de la artritis autoinmune son:

  • Artritis reumatoide: Dolor, sensibilidad o rigidez articular que dura más de seis semanas. Rigidez matutina que dura 30 minutos o más. Afectación de más de una articulación y de las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo. La fatiga también es un síntoma.
  • Artritis psoriásica: Picazón, dolor, manchas rojas o una acumulación plateada de células muertas de la piel. Grietas, picaduras y manchas blancas en el lecho ungueal. Fatiga, inflamación e hinchazón en las zonas donde los tendones y ligamentos conectan con el hueso.
  • Espondiloartritis axial: Dolor y rigidez que comienzan gradualmente y duran tres meses. El dolor mejora con el ejercicio y los estiramientos, pero empeora en reposo: rigidez matutina.
  • Artritis reumatoide juvenil: Articulaciones hinchadas, rígidas y dolorosas, sensibilidad a la luz, erupción cutánea, fatiga, endurecimiento de la piel.

Los tratamientos para la artritis inflamatoria autoinmune incluyen:

  • Corticosteroides
  • FAME: fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad que reducen la inflamación y previenen el empeoramiento de la enfermedad. Los fármacos biológicos y los inhibidores de la Janus quinasa (JAK) son tipos especiales de DMARD.
  • Cirugía
  • Fisioterapia y terapia ocupacional

Artritis infecciosa (reactiva)

El NIAMS afirma que la artritis reactiva se produce tras una infección bacteriana. Los síntomas de la artritis suelen comenzar tras la recuperación de la enfermedad inicial. Suelen afectar a las articulaciones de la rodilla y el tobillo, así como a la zona lumbar.

Los síntomas incluyen:

  • Dolor y rigidez articular, dedos de manos o pies inflamados, dolor en el talón o el pie
  • Rigidez matutina
  • Inflamación de las vías urinarias tras una infección de las vías urinarias o los genitales
  • Inflamación de los ojos
  • Fatiga
  • Fiebre
  • Diarrea y dolor abdominal
  • Úlceras en la boca
  • Erupción cutánea
  • Uñas engrosadas

Según la Clínica Mayo, el tratamiento suele incluir

  • AINE
  • Inyecciones de esteroides
  • Medicamentos para la artritis reumatoide
  • Fisioterapia

Gota

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. definen la gota como una forma extremadamente dolorosa de artritis. Los cristales de ácido úrico se acumulan en la articulación afectada, afectando normalmente a una articulación cada vez, por lo general el dedo gordo del pie. Puede remitir o reagudizarse. Si no se trata, puede provocar artritis gotosa.

Los síntomas de la gota en la articulación afectada son:

  • Dolor intenso
  • Hinchazón
  • Enrojecimiento
  • Calor

El tratamiento de la gota incluye

  • AINE
  • Limitar los alimentos ricos en purinas (el cuerpo las descompone en ácido úrico), como las carnes rojas o las vísceras
  • Si es posible, cambiar o suspender los medicamentos asociados a la hiperuricemia (niveles elevados de ácido úrico en la sangre)
  • Medicamentos para reducir los niveles de ácido úrico, como alopurinol, febuxostat y pegloticasa.

Abril 20/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Arthritis & Rheumatism https://medicalxpress.com/news/2023-04-major-arthritis.html Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network.

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Un fármaco denominado teriflunomida podría retrasar los primeros síntomas en personas cuyos escáneres de resonancia magnética (RM) muestran signos de esclerosis múltiple (EM) aunque aún no presenten síntomas de la enfermedad. El estudio preliminar, publicado el 19 de abril de 2023, se presentará en la 75ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología, que se celebra en persona en Boston y en directo por Internet del 22 al 27 de abril de 2023. Esta enfermedad, denominada síndrome radiológicamente aislado, se diagnostica en personas que no presentan síntomas de EM pero que presentan anomalías en el cerebro o la médula espinal denominadas lesiones, similares a las que se observan en la EM.

La EM es una enfermedad en la que el sistema inmunitario del organismo ataca la mielina, la sustancia blanca grasa que aísla y protege los nervios. Los síntomas de la EM pueden incluir fatiga, entumecimiento, hormigueo o dificultad para caminar.

«Cada vez más personas se someten a escáneres cerebrales por diversos motivos, como cefaleas o traumatismos craneales, por lo que se descubren más casos de este tipo, y muchas de estas personas acaban desarrollando EM», afirma la doctora Christine Lebrun Frenay, autora del estudio, del Hospital Universitario de Niza (Francia) y miembro de la Academia Americana de Neurología. «Cuanto antes pueda tratarse la EM de una persona, mayores serán las posibilidades de retrasar el daño a la mielina, lo que disminuye el riesgo de deterioro neurológico permanente y síntomas debilitantes».

En el estudio participaron 89 personas con síndrome radiológicamente aislado. A la mitad de las personas se les administró 14 miligramos (mg) diarios de teriflunomida y a la otra mitad, un placebo. Se les hizo un seguimiento de hasta dos años.

Durante el estudio, ocho personas que tomaron el fármaco desarrollaron síntomas de EM, frente a 20 que tomaron el placebo.

Tras ajustar otros factores que podrían afectar al riesgo de desarrollar síntomas, los investigadores descubrieron que las personas que tomaban teriflunomida tenían un riesgo un 72% menor de experimentar los primeros síntomas que las que tomaban el placebo.

«Nuestros resultados sugieren que la intervención precoz con teriflunomida puede ser beneficiosa para los diagnosticados de síndrome radiológicamente aislado, la fase presintomática de la EM», afirmó Lebrun Frenay. «Sin embargo, se necesitan más investigaciones en grupos más amplios de personas para confirmar nuestros hallazgos. Además, es importante que los profesionales médicos sean cautelosos a la hora de utilizar la experiencia de la RM para diagnosticar esta enfermedad, seleccionando sólo a los pacientes con riesgo de desarrollar EM y no aumentando los diagnósticos erróneos por RM.»

El estudio contó con el apoyo de Sanofi, la empresa que fabrica la teriflunomida.

 

Abril 19/2023 (EurekaAlert!) – Tomado de News Release: https://www.eurekalert.org/news-releases/986186 Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS).

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

La aterosclerosis o enfermedad de las arterias coronarias está considerada un importante problema de salud pública y una de las principales causas de muerte en todo el mundo a nivel mundial, dado que puede desembocar en un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular a medida que avanza la patología.

Relacionado con ello, un nuevo estudio de la Universidad del Este de Finlandia ha podido identificar hasta 12 tipos de células diferentes involucradas en la patogenia de la enfermedad de las arterias coronarias.

Los autores investigaron sobre la diversidad biológica de los estados celulares asociados con la aterosclerosis y analizaron su contribución al riesgo genético de enfermedad arterial mediante el uso de secuenciación de ARN unicelular y masivo (RNA-seq) de lesiones humanas y de ratón.

Estos expertos pudieron demostrar que los factores de riesgo genéticos en esta patología tienen su efecto, especialmente, a través de las células del músculo vascular liso, que cambian su fenotipo a medida que avanza la enfermedad.

Con base en los hallazgos, publicados en el ´American Journal of Human Genetics´, los investigadores idearon un sistema de puntaje de riesgo que podría ayudar a predecir el riesgo individual de patología arterial e identificar el curso de tratamiento más apropiado en el futuro.

Los tipos de células asociados con la enfermedad de las arterias coronarias se identificaron utilizando la última tecnología de células individuales.

Según el profesor Kaikkonen-Määttä, los hallazgos aumentan significativamente nuestra comprensión de la patogenia de la enfermedad de las arterias coronarias:

«La forma en que la enfermedad progresa en diferentes personas puede verse afectada, en parte, por diferentes factores de riesgo genéticos que están mediados por diferentes tipos y mecanismos de células. Esta comprensión puede ayudar a prevenir la enfermedad de manera más efectiva en el futuro, al mismo tiempo que permite el desarrollo de mejores tratamientos personalizados», concluyó.

Abril 19/2023 (IMmédico) – Tomado de Noticias Atención primaria. Copyright2023: Publimas Digital.

Usar inhaladores o tabletas de esteroides para tratar el asma o controlar los brotes está relacionado con un mayor riesgo de huesos frágiles (osteoporosis) y una mayor vulnerabilidad a los huesos rotos (fracturas por fragilidad), según una investigación publicada en línea en la revista Thorax. Además, cuanto mayor es la dosis acumulada y más largo es el período de tratamiento, mayores parecen ser estos riesgos. Read more

octubre 24, 2020 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Enfermedades óseas, Enfermedades Respiratorias | Etiquetas: , , , , |

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