sep
8
El ministro de Salud Pública, Higiene y Seguridad Social, Roger Kamba, declaró hoy oficialmente el decimosexto brote de la enfermedad del virus del Ébola en República Democrática del Congo (RDC), esta vez en la provincia de Kasai.
En conferencia de prensa, el titular refirió que la declaración se basa en hechos rigurosos, contundencia científica y una completa cadena de investigación que identificó la cepa Zaire del virus en la zona sanitaria de Bulape, en la mencionada provincia.
Hasta el momento se registraron 28 casos sospechosos, incluidos 16 fallecimientos, entre ellos cuatro trabajadores sanitarios, lo que representa una tasa de letalidad del 57 por ciento, informó.
El ministro igualmente dio a conocer la activación del Sistema de Gestión de Incidentes del Centro de Operaciones de Emergencia de Salud Pública, con el despliegue de equipos de respuesta rápida, el fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica y el establecimiento de centros de triaje y aislamiento.
Este trabajo contará con el apoyo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en epidemiología, laboratorio, gestión de casos y prevención de infecciones; además de que la OMS también entregó dos toneladas de suministros, incluidos equipos de protección y equipos móviles de laboratorio, para apoyar la respuesta.
El director regional de la OMS para África, Mohamed Janabi, sostuvo que se actúa con la decisión de detener rápidamente la propagación del virus y proteger a las comunidades, en colaboración con las autoridades sanitarias congoleñas.
Según informaron, la RDC cuenta con una reserva de medicamentos y dos mil dosis de la vacuna Ervebo, las cuales se enviarán a Kasai para vacunar a los contactos y al personal sanitario de primera línea.
“El ébola es una enfermedad grave, pero un tratamiento temprano, gratuito e integral aumenta las probabilidades de supervivencia”, remarcó el ministro Kamba e instó a la población a cumplir con las medidas preventivas, como evitar todo contacto con personas enfermas o cuerpos sin tratar.
También recomendó mantener una higiene estricta y no manipular animales muertos, además de reportar cualquier caso sospechoso a través de una línea directa habilitada al efecto.
Tras la presentación de casos de fiebre, vómitos, diarrea y hemorragia en las zonas sanitarias de Bulape y Mweka, en Kasai, se realizaron pruebas de laboratorio el 3 de septiembre en el Instituto Nacional de Investigación Biomédica de Kinshasa que confirmaron la presencia del virus del Ébola.
El más reciente brote de la enfermedad en la RDC se registró en la provincia de Équateur en abril de 2022 y se controló en menos de tres meses.
4 septiembre 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
sep
4
Un estudio liderado por la Universidad de Berna y la ETH de Zúrich reveló que las tormentas supercelulares podrían aumentar su frecuencia en Europa debido al elevado calor que hoy experimenta el continente.
La investigación, publicada en la revista Science Advances, señala que este fenómeno poco habitual actualmente constituye una amenaza actual prevalente y un peligro futuro creciente en la región.
Las tormentas eléctricas supercelulares se encuentran entre los fenómenos meteorológicos más peligrosos, responsables de fuertes ráfagas de viento, granizo de gran tamaño, lluvias torrenciales y tornados.
Los científicos analizaron durante once años estos eventos y mediante un nuevo modelo climático de alta resolución recrearon la ocurrencia de tormentas.
Compararon estas simulaciones con tormentas reales ocurridas entre 2016 y 2021. La simulación reveló que los Alpes son un «punto caliente de tormentas», con decenas de supercélulas cada temporada.
Las tormentas convectivas severas, incluidas las supercélulas, generaron grandes pérdidas y fueron el peligro natural más costoso en 2023, de acuerdo con la fuente.
Alerta que estas tendencias de daños resaltan la relevancia de comprender la ocurrencia general y el comportamiento cambiante de tales tormentas en un clima en calentamiento.
Dado el contexto, los investigadores subrayan también la necesidad de que los países europeos se alisten para enfrentar un futuro en que los fenómenos meteorológicos graves serán cada vez más frecuentes e intensos.
3 septiembre 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
jul
15
Italia enfrenta una fuerte ola de calor con temperaturas récords para esta época del año de entre 38,0 y 40,0 °C en muchas de sus más importantes ciudades, indica hoy un reporte. De acuerdo con un pronóstico publicado en el sitio digital especializado IlMeteo, esta situación extrema, con 8,0 °C por encima del promedio estacional, persistirá al menos durante la primera quincena de julio.
El meteorólogo Antonio Sanó señaló en un análisis divulgado en ese medio informativo, que la vasta zona de altas presiones que envuelve gran parte de Europa, desde la península ibérica hasta las islas británicas y la región central del continente, también incluye a Italia, «situada justo en el corazón del anticiclón».
Como resultado directo de esta configuración, la actual ola de calor podría superar los niveles del verano de 2003, uno de los peores jamás registrados por sus altas temperaturas.
El especialista consideró, sobre la base de los cálculos realizados, que en la norteña ciudad de Milán los termómetros podrían marcar entre 37 y 38 °C durante cinco días consecutivos, lo que representa un evento sin precedentes en la historia climática de esa urbe.
Una situación similar se presentará en Florencia, Roma y Nápoles, donde se esperan picos de 39 y hasta 40 grados, que afectarán principalmente las llanuras del norte y las zonas del interior del centro de Italia.
Sanó refirió que un aspecto que agravará la situación será la inexistencia de un «alivio nocturno», pues el calor se seguirá sintiendo durante las llamadas «noches tropicales», un término que en climatología indica temperaturas mínimas en esas horas superiores a los 20 °C.
En las grandes ciudades, debido a la humedad, los valores mínimos percibidos en horario nocturno podrían rondar los 30 grados, y será difícil bajar de 28 °C, apuntó Sanó en su estimado.
Por otra parte, debido a la gran cantidad de energía térmica acumulada por estos días, el verdadero peligro en Italia será la probable ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias torrenciales y granizadas, agrega la fuente.
29 junio 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
jun
12
El primer ministro de la India, Narendra Modi, expresó hoy su satisfacción por la incorporación de la Unión Africana a la Conferencia sobre Infraestructura Resiliente ante Desastres 2025 (CDRI).
En un mensaje de video dirigido a la Conferencia Internacional sobre Infraestructura Resiliente ante Desastres 2025, el jefe de gobierno enfatizó la necesidad de diseñar programas viables y garantizar que los países en desarrollo tengan acceso a financiación.
Además, hizo hincapié en considerar a los pequeños Estados insulares en desarrollo como grandes países oceánicos debido a su vulnerabilidad, ya que merecen especial atención; y afirmó que fortalecer los sistemas de alerta temprana y la coordinación es crucial.
Igualmente expresó su deseo de que el debate en esta conferencia considere estos aspectos.
También agradeció al presidente francés, Emmanuel Macron, su apoyo; la CDRI se celebra en Francia por primera vez.
07 junio 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
may
6
Experimentar catástrofes relacionadas con el clima está asociado con un deterioro acumulativo de la salud mental, según un estudio australiano con datos de 5 000 personas que constata que los efectos se agravan con los sucesivos eventos.
Los detalles se publican en la revista The Lancet Public Health, en un artículo en el que los autores subrayan la urgencia de considerar estas exposiciones múltiples a desastres en los servicios de salud pública y bienestar social.
El trabajo se basa en datos longitudinales entre 2009 y 2019 de 5 000 personas que sufrieron daños en su vivienda después de al menos una catástrofe (inundación, incendio forestal o ciclón), a las que se realizó un seguimiento desde los años previos al desastre hasta los posteriores a cada exposición.
Según los autores, adscritos entre otros a la Universidad de Melbourne, experimentar sucesivas catástrofes relacionadas con el clima se asocia a una mayor gravedad del deterioro de la salud mental.
Así, la recuperación a la situación inicial previa al desastre se retrasó más con las repetidas exposiciones. Se observaron mayores deterioros en la salud mental cuando los desastres ocurrieron más cerca de la exposición previa (con una diferencia de uno a dos años) que cuando se produjeron más lejos (con tres o más años de diferencia).
Asimismo, se descubrió que las mujeres, los individuos más jóvenes, las poblaciones indígenas y los habitantes de zonas rurales tenían más probabilidades de experimentar un deterioro de la salud mental después de desastres repetidos.
También que las personas con enfermedades, deficiencias o discapacidades de larga duración, aquellas con escaso apoyo social, así como los propietarios de viviendas con hipotecas y los inquilinos, experimentaron un mayor deterioro de la salud mental entre la primera y las siguientes catástrofes.
Los autores admiten que la investigación tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, la medida de exposición al desastre se basó en los daños a las viviendas causados por un desastre reportados por los propios participantes.
Además, el modesto tamaño de la muestra para tres desastres (o más) introduce incertidumbre y limita la capacidad para extraer inferencias sólidas sobre el efecto.
No obstante, defienden sus conclusiones y afirman que los hallazgos ponen de relieve los efectos acumulativos en la salud mental de la exposición a múltiples catástrofes relacionadas con el clima, lo que debe tenerse en cuenta y abordarse urgentemente en los servicios de salud pública.
Los investigadores afirman que por primera vez han demostrado estadísticamente que la acumulación de dos o tres catástrofes naturales, especialmente entre personas vulnerables, provoca con más frecuencia trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión que la ocurrencia de una sola catástrofe o ninguna, explica el psiquiatra Paul Valent.
Con el cambio climático produciendo más catástrofes naturales, advierten de que la salud mental de la población empeorará. «Su lógica, respaldada por abundantes estadísticas, parece inatacable», señala el investigador que no participa en el estudio.
Sin embargo, este se limita a «un pequeño puñado» de síntomas medibles que -dicen- representan la salud mental, describe Valent, presidente jubilado de la Sociedad para estudios sobre el estrés traumático de Australasia, en declaraciones recogidas por la plataforma de recursos científicos Science Media Centre.
«Este supuesto es cuestionable». Los síntomas no incluyen una amplia gama de otros síntomas psicológicos como el duelo, la ira, la culpa, la vergüenza e injusticia. Y no dicen nada de las consecuencias psicosomáticas de las catástrofes, como infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y una gran variedad de síntomas físicos.
30 abril 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
abr
21
En los meses más calientes de 2024, un año en el que México y el mundo alcanzaron temperaturas récord, Yanine Quiroz empezó a sentir una fatiga y una angustia que le impedía trabajar por el día.
«Sentí mucho miedo de ver esa escasez de agua y cómo toda mi familia y mis amigos estábamos sufriendo», cuenta esta periodista de 33 años de Ecatepec, uno de los municipios que más padece la sequía del Estado de México, aledaño a la capital, donde el año pasado se temió por la llegada del inminente «día cero», en el que se acabaran las reservas de agua potable.
Diversos estudios han confirmado que la exposición prolongada al calor afecta a la salud física y mental, aumenta el riesgo de agotamiento, insolación, trastornos del estado de ánimo, ansiedad e incluso provoca pensamientos suicidas.
En el caso de Quiroz, a las preocupaciones relacionadas con el clima se sumó un episodio de ansiedad aguda que ya padecía, y comenzó a tener ataques de pánico, que le llevaron a solicitar un permiso por incapacidad en su trabajo. También buscó ayuda profesional que le ha ayudado a hablar más abiertamente sobre su salud mental.
Quiroz cree que estaba sufriendo lo que se ha denominado ecoansiedad, un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo frente a la crisis climática.
Aunque todavía no se reconoce formalmente como una afección médica, este concepto, popularizado por la Asociación Americana de Psicología (APA) en 2017 en su informe Salud mental y Nuestro Clima Cambiante, se refiere a la angustia y el malestar emocional que una persona experimenta debido a la preocupación por el estado del medioambiente y los desastres climáticos.
Es una sensación que, según se ha observado, afecta principalmente a las nuevas generaciones y a quienes trabajan en temas ambientales. Un estudio de 2021 publicado en la revista médica The Lancet arrojó que más de la mitad de sus 10 000 encuestados, todos jóvenes de entre 16 y 25 años y de diez países diferentes, experimentaron emociones negativas como ansiedad e impotencia ante el cambio climático.
Con desastres más potentes y frecuentes, y un clima más errático que amenaza con sequías, inundaciones y olas de calor a las comunidades, es urgente que los profesionales de la salud comprendan el impacto del cambio climático en la salud mental, explica la doctora Ana Laura Torlaschi, asesora de la Organización Panamericana de Salud (OPS) para proyectos sobre salud y cambio climático.
«Puedes tener un profundo conocimiento sobre enfermedades, pero si no reconoces que una persona está expuesta a factores ambientales que la afectan, no podrás ofrecer la ayuda adecuada», afirma.
La salud mental en los desastres climáticos
Estudios han demostrado que las personas que viven un desastre natural de primera mano están expuestas a sufrir impactos agudos en su salud mental. Ese fue el caso de Diana Ruiz, de 35 años, y su madre, que no alcanzaron a prepararse para la llegada del huracán Otis en 2023, la peor tormenta en golpear el Pacífico mexicano en más de tres décadas, que arrasó con el balneario turístico de Acapulco.
Otis solo tardó 12 horas en pasar de tormenta tropical a un huracán categoría cinco, la mayor posible, algo inédito. Ante el rápido fortalecimiento del ciclón, madre e hija no alcanzaron a evacuar, y no les quedó más remedio que encerrarse en el baño de su casa en la ciudad balneario de Acapulco con su gato a la espera de que pasara.
«Fue un shock. Estábamos asustadas. Intentamos dormir, pero había un ruido muy extraño del viento», recuerda Diana. Por la mañana, ilesas, pudieron hacer recuento de daños: su casa estaba muy dañada y habían perdido el local en el que vendían accesorios y ropa.
En las siguientes semanas, el reto fue conseguir comida y evitar que los ladrones entraran a su casa, ya que los robos se hicieron frecuentes tras la tormenta. «Mi mamá se aguantaba muchas cosas, dolor. No lloramos», recuerda la hija. «Tiempo después, te empiezan a caer las cosas y te das cuenta de cómo pasaron», añade.
Tras ese huracán, psicólogos de Médicos Sin Fronteras (MSF) y del Estado de Guerrero llegaron para atender la salud mental de las personas en Acapulco y Coyuca de Benítez, dos de los municipios más afectados.
«Llegamos dentro de lo que se considera la fase inmediata posterior al desastr», explica Berzaida López, encargada de la intervención en salud mental de MSF tras Otis. Según detalla, en esa etapa prevalece la sensación de incredulidad, y los afectados sienten como si estuvieran viviendo una pesadilla.
«El estrés está muy elevado en esos primeros días. Las personas hablan de dificultad para dormir, de tener sobresaltos o estar en constante vigilancia», dice López. «Si venía un viento fuerte que provocaba ruidos que se asocian con el huracán, la gente volvía a experimentar el trauma», agrega. Estos flashbacks, revivir el huracán, son señales de estrés agudo.
La importancia que se le da a la salud mental y el hecho de que existan profesionales que atiendan a las personas en desastres es relativamente nuevo.
En 2011, después del terremoto de Sendai, Japón, que dejó más de 18 000 muertos y problemas agudos de salud mental a los supervivientes, se creó el Marco de Sendai para la reducción del Riesgo de la ONU, que recomienda mejorar los planes de recuperación y ofrecer apoyo psicosocial a los afectados.
Aunque es emergente, especialmente en América Latina, la evidencia de que estos eventos pueden aumentar los riesgos de depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, abuso de sustancias y comportamiento suicida resalta su importancia. La organización de Médicos sin Fronteras, por ejemplo, lleva desde la década de 1990 implementando intervenciones de salud mental como parte de su labor de emergencia.
A más de dos años de Otis, la salud mental todavía es un reto para Diana y su mamá. Ella tiene secuelas por el dengue que sufrió tras Otis, una enfermedad que se disparó tras el desastre, que también infligió un golpe a la economía local y que llevó a Diana a trasladarse a la Ciudad de México.
Más allá del desastre: el dolor de perder el paisaje
La ecoansiedad también le afectó a Regeane Oliveira Suares, una joven indígena terena que dejó su comunidad en Nioaque, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul hace más de cinco años para estudiar medicina en la capital del estado Campo Grande.
Para muchos de los pueblos indígenas latinoamericanos, cuyas tradiciones, culturas y medios de vida suelen basarse en una estrecha relación con su entorno, la ecoansiedad también puede ser una respuesta a un paisaje y un clima cambiantes.
«Salí de un pequeño municipio donde todos se conocían y la rutina era diferente. Cuando comencé a vivir en la ciudad, mi salud mental sufrió mucho. Empecé a desarrollar depresión y ansiedad», recuerda.
En su aldea, todo le daba sensación de libertad. Podía caminar o montar en bicicleta sin peligro. Pero si dejar su comunidad fue un reto, describe que también lo fue volver a Nioaque y ver que la tierra y el paisaje habían cambiado.
«Noté cambios drásticos en los cultivos, la falta de lluvias empobreció el suelo y el fuerte sol acabó con la mayor parte de lo que se sembraba para comer o vender», dice. El río cada vez estaba más seco y muchas veces incluso desviado, generando un paisaje que describe como «triste».
Tanto Mato Grosso como su vecino del sur, Mato Grosso do Sul, se encuentran entre los estados agrícolas más importantes de Brasil por sus productos como cereales, caña de azúcar, ganado y soja.
Sin embargo, en las últimas décadas, esta posición también ha llevado a los estados a situarse entre los diez primeros estados líderes en deforestación ―en parte ilegal―, lo que ha provocado cambios en el paisaje y otros impactos en los ecosistemas.
Al desarraigo, a Oliveira se le sumó lo que el filósofo Glenn Albrecht bautizó en 2005 como solastalgia, «un dolor que se experimenta cuando se reconoce que el lugar en el que se reside y se ama está sometido a un asalto». Es una especie de duelo por la pérdida del lugar conocido y un fenómeno que varios estudios, incluida la investigación de Albrecht, han tratado de explorar más a fondo.
«Pienso que mis hijos tal vez no verán de qué fui parte, en dónde crecí. Esto me deprime aún más, porque, poco a poco, vi que ese lugar se estaba desmoronando ante nuestros ojos», comenta.
En 2021, Oliveira participó en una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Mato Grosso do Sul (UEMS), donde ella misma estudia, liderada por el profesor Antonio Grande que buscaba explorar las acciones que se necesitan para mejorar la salud mental de los indígenas en relación con el cambio climático.
«Estos pueblos están perdiendo su perspectiva de vida, la esperanza, así que, para ellos, todo lo que sucede tiene un significado más profundo», asegura Grande en una videollamada. «En este punto, todo tiene que ver con el cambio climático. Las tierras han sido devastadas y ellos ya no se pueden comunicar con la naturaleza. Incluso algunos hablan de que ya no la pueden escuchar», detalla.
Estudios y organizaciones internacionales, incluidas la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Panamericana de la Salud, han puesto de relieve el aumento de los problemas de salud mental en las comunidades indígenas de todo el mundo, a menudo relacionados con la expropiación de tierras y los cambios medioambientales.
La investigación de Grande y su equipo propone preservar su territorio, respetar sus formas de vida y romper el tabú sobre la enfermedad mental que existe en estas comunidades. «Es algo político, que empieza por no destruir sus tierras», comenta Grande.
El que lidera es uno de los pocos estudios sobre salud mental y cambio climático hechos en América Latina y da pistas de la transformación que necesita la región para empezar a abordar un tema que ha sido estigmatizado históricamente.
Oliveira, por su parte, arroja sus percepciones como mujer indígena que también está a punto de graduarse de médica.
Las facultades de medicina, dice, deben trabajar en esta relación entre la salud mental indígena y el cambio climático, pero la clave está en abordar las causas fundamentales de los factores que generan ansiedad y presiones en las comunidades.
«Los gobiernos deben garantizar el derecho a la tierra ancestral y a la asistencia financiera, y en las escuelas se debe educar sobre nuestros orígenes, nuestros derechos y nuestros valores como seres humanos en la sociedad», asegura.
La acción: un camino para trabajar la salud mental
Mientras se prevé que los eventos climáticos adversos aumenten, es probable que más personas sientan su salud mental afectada.
La doctora Nora Leal Marchena, psiquiatra que en 2023 impulsó la creación del Capítulo de Salud Mental Ambiental y Urbana de la Asociación de Psiquiatras de Argentina, subraya la importancia de trabajar con acciones concretas para manejar estas emociones. «Cuando se empieza a trabajar por un tema, las acciones motorizan respuestas positivas que ayudan a mitigar la preocupación», dice.
Estudios como el de The Lancet sobre la ecoansiedad juvenil han demostrado que la magnitud de la crisis climática, de escala global, puede llevar a caer en el apocalíptico «ya es muy tarde».
Pero por lo menos a nivel mental, actuar salva. Marchena lo ve sobre todo con los niños y adolescentes, en cuya salud mental se ha especializado. «Hay que llevarlos a tomar acción, porque si no, les generas impotencia», afirma.
Alice Poma, doctora en ciencias sociales e investigación de emociones y movimientos sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México, lo corrobora. «Uno de los resultados de las investigaciones es que el activismo es casi terapéutico en tema de emociones climáticas,» explica. «Porque, al organizarte, al participar, consigues manejar algunas de las emociones climáticas», prosigue.
Tener esperanza en la acción colectiva, en crear espacios de discusión, permite pensar en un futuro diferente, explica Poma. «El cariño o los vínculos afectivos que se forman en la colaboración ayudan a no tenerle tanto miedo al futuro distópico que nos imaginamos», concluye.
Por eso, personas como Yanine Quiroz, buscan estrategias para afrontar el impacto emocional del clima extremo. «Tengo algunas ideas en mente para responder a corto plazo a esas futuras situaciones que podrían desencadenar la ecoansiedad otra vez», dice.
Sus estrategias van desde soluciones individuales, como climatizar sus espacios, hasta acciones colectivas, como participar en reforestaciones con ONG. «Pero definitivamente el miedo aparece cada vez que el calor se vuelve más intenso», reconoce.
14 abril 2025 | Fuente: IPS | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
