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13
Un nuevo estudio de la Universidad Privada del Danubio (DPU), en Austria, vincula la reducción del consumo de bebidas envasadas en plástico con una disminución y mejora de la presión arterial, especialmente entre las mujeres.
La investigación, publicada en la revista científica Microplastics, es la primera en examinar los posibles efectos de evitar el uso diario de estos envases en la salud cardiovascular.
El estudio incluyó a ocho adultos sanos que, durante un período de cuatro semanas, se abstuvieron de consumir bebidas embotelladas en plástico, limitando su ingesta de líquidos exclusivamente a agua de grifo.
Los resultados mostraron una notable disminución de la presión arterial en las mujeres, especialmente en la presión sistólica del brazo derecho en un período de dos a cuatro semanas de observación.
La presión arterial sistólica o máxima, considerada elevada si supera los 140 milímetros de mercurio (mmHg), es la medida de las arterias cuando el corazón se contrae para bombear sangre.
La diastólica, con un valor normal por debajo de los 90 mmHg, es la presión en las arterias cuando el corazón está en reposo entre latidos.
En contraste, no se observaron cambios significativos en la presión arterial sistólica de los varones, lo que los investigadores atribuyen a la gran variabilidad entre los sujetos.
Según el equipo de investigación, liderados por Maja Henjakovic, profesora en fisiología de la Universidad Privada del Danubio, se indica por primera vez que una reducción en el uso de plástico estaría asociada a una disminución de la presión arterial.
Esto es, según los científicos, debido a un menor volumen de partículas de plástico en el torrente sanguíneo, lo que sugiere una relación entre su consumo y la salud.
«Mientras que la forma física, la dieta, la edad, el sexo y la genética son factores reconocidos que influyen en el desarrollo de la hipertensión, las nuevas pruebas sugieren que las partículas de plástico también pueden influir en estos valores», añaden.
Estas partículas, de acuerdo con Henjakovic y su equipo, tienen el potencial de interactuar con las células sanguíneas, desencadenando respuestas inflamatorias y promoviendo la formación de placas en las arterias.
Aunque los investigadores aún no conocen del todo la relación causal, enfatizan la urgencia de evitar el consumo de bebidas envasadas en plástico para prevenir efectos adversos en la salud.
12 agosto 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
14
Los plásticos de colores brillantes como rojo, verde y azul se degradan más rápidamente en comparación con aquellos que son negros, blancos o plateados causando más contaminación a la salud humana y el medio ambiente, se conoció hoy.
Según una investigación de la Universidad de Leicester, los colorantes incorporados a las fórmulas de los plásticos tienen un efecto significativo en su estabilidad, sin embargo, esas mismas sustancias que pueden proteger al plástico o no (según el color de que se trate), de la dañina radiación ultravioleta, promueven su desintegración.
«Es decir, todos los plásticos se degradan, pero la velocidad a la que lo hacen dependerá de la habilidad del aditivo para protegerlos de la oxidación», explicó el autor principal del estudio Andrew Abbott.
Dijo, además, que, con este hallazgo, los productores deben pensar en rediseñar los objetos plásticos y el color que se les dará en función de la durabilidad para la que están elaborados; así como la reciclabilidad del material y la probabilidad de que este se convierta en basura.
Indican que ese mismo esquema debe seguirse en las fabricaciones de marcos de puertas y ventanas, cañerías o cunetas, que son más durables cuando son blancos, negros o plateados.
«Para los plásticos de corta vida como los envoltorios, las tapas de botellas, etc., apunta el estudio, «debe evitarse el negro». Es decir, los colores que hacen que estos objetos sean más perdurables», puntualiza el informe publicado en la revista Environmental Pollution.
Los autores recalcan que los plásticos ya forman parte de la cadena alimentaria y «aunque el impacto en la salud de ingerir microplásticos aún no se comprende en su totalidad, algunas investigaciones indican que puede afectar negativamente el sistema endocrino y las hormonas que regulan el crecimiento y desarrollo».
«Su ingesta también ha sido vinculada a otros problemas de salud incluidos el cáncer, y enfermedades coronarias», detalla el texto.
Para llegar a esas conclusiones los expertos de la Universidad de Leicester en conjunto con sus homólogos de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, realizaron indagaciones complementarias para demostrar la importancia del color en los plásticos.
Por un lado, dejaron tapas de botellas de diferentes colores a la intemperie durante tres años y la otra indagación se centró en los plásticos encontrados en una playa remota.
Ambos arrojaron resultados similares: «las tapas negras, blancas y plateadas, estaban –incluso después de tres años- casi exactamente igual que a cuando salieron de fábrica; mientras que las verdes, rojas y azules estaban bastante rotas, incluso bajo condiciones estáticas», concluyó el estudio.
13 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
10
Algunas de las nanopartículas presentes en la contaminación ambiental y en multitud de productos que consumimos podrían alterar la función protectora de la placenta durante el embarazo, con daños indirectos en el desarrollo embrionario, advierte un estudio.
La investigación, llevada a cabo por el equipo del Laboratorio Federal Suizo de Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA), sostiene que las nanopartículas presentes en el tejido placentario interrumpen la producción de una gran cantidad de hormonas del embarazo, impidiendo la formación de los vasos sanguíneos del óvulo.
«Estas sustancias las absorbemos del medio ambiente a través de nuestros alimentos y cosméticos o del aire que respiramos», aseguró la experta de la EMPA y responsable del estudio, Tina Bürki.
Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron las consecuencias de nanopartículas comunes como el dióxido de titanio, utilizado como colorante alimentario, en placentas humanas completamente funcionales desechadas tras cesáreas planificadas.
Así, las placentas contaminadas por nanopartículas demostraron tener posibles consecuencias nocivas para el embrión como el bajo peso al nacer, el desarrollo de autismo o de enfermedades respiratorias.
El equipo también analizó estos efectos en modelos de laboratorio con huevos de gallina y observó que, mientras que en los huevos no contaminados los vasos sanguíneos del óvulo crecieron a gran velocidad y densidad para permitir el desarrollo del embrión, en los contaminados los vasos presentaban anomalías que les impidieron crecer.
No obstante, el estudio advirtió que, a pesar de que la comunicación entre la placenta y el feto se puede ver alterada por la presencia de nanopartículas, el desarrollo del sistema nervioso del embrión, sin embargo, no parece verse afectado.
Por ello, los expertos recordaron que es fundamental que los análisis futuros muestren ahora qué otros trastornos pueden provocar indirectamente las nanopartículas en el desarrollo embrionario.
«Dado que los efectos pueden tener repercusiones en la salud de la mujer embarazada y en el desarrollo del niño, este conocimiento debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar los riesgos asociados a los nanomateriales», concluyó Bürki.
06 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
may
24
Científicos de la Universidad de Nuevo México, Estados Unidos, hallaron concentraciones significativas de microplásticos en el tejido testicular de humanos, lo que podría reducir la fertilidad y perjudicar la salud reproductiva.
Los microplásticos son fragmentos diminutos (menores de cinco milímetros) y casi indestructibles que se desprenden de los productos de plástico cotidianos, los cuales se acumulan en el medioambiente y pueden pasar al interior de seres vivos, ya sea a través de la cadena alimentaria, por inhalación o de otras maneras.
En los últimos años se ha constatado que diversos metales pesados, pesticidas y sustancias químicas que alteran el sistema endocrino están implicados en la disminución de la cantidad y calidad de los espermatozoides de la población masculina mundial.
Los investigadores analizaron 23 testículos humanos y también 47 de perros, y en ellos encontraron microplásticos de 12 tipos.
También pudieron cuantificar la cantidad de microplásticos en las muestras de tejido, mediante un novedoso método analítico que reveló correlaciones entre determinados tipos de plástico y un menor recuento de espermatozoides en las muestras caninas.
Los investigadores descubrieron que el polímero más prevalente en los tejidos humanos y caninos analizados era el polietileno, que se utiliza para fabricar bolsas y botellas de plástico.
En los perros, le seguía el PVC, empleado en fontanería industrial y doméstica y en muchas otras aplicaciones, según publicó la revista académica Toxicological Sciences.
22 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
abr
15
Investigadores del Instituto Indio de Ciencias diseñaron un hidrogel sostenible para eliminar los microplásticos del agua, publicó hoy la revista Nanoscale.
Según los expertos, los microplásticos suponen una gran amenaza para la salud y pueden ingresar al cuerpo humano a través del agua que bebemos y aumentar el riesgo de enfermedades, a la par de constituir un peligro para el medio ambiente.
El novedoso material tiene una red de polímeros entrelazados única que puede unir los contaminantes y degradarlos mediante irradiación de luz ultravioleta.
Este hidrogel consta de tres capas de polímeros diferentes (quitosano, alcohol polivinílico y polianilina) entrelazadas, formando una arquitectura de red de polímeros interpenetrantes.
El equipo infundió en esta matriz nanoclusters (que son catalizadores que pueden utilizar luz ultravioleta para degradar los microplásticos) de un material llamado polioxometalato sustituto de cobre.
La combinación de polímeros y nanoclusters dio como resultado un hidrogel fuerte con la capacidad de adsorber y degradar grandes cantidades de microplásticos.
La mayoría de los microplásticos son producto de la degradación incompleta de los plásticos y fibras domésticos, subrayaron los expertos.
Para imitar esto en el laboratorio, el equipo trituró tapas de contenedores de alimentos y otros productos plásticos de uso diario para crear dos de los microplásticos más comunes que existen en la naturaleza: cloruro de polivinilo y polipropileno.
«Junto al tratamiento o eliminación de los microplásticos, otro problema importante es la detección. Como se trata de partículas muy pequeñas, no se pueden ver a simple vista», explicó Soumi Dutta, primer autor del estudio.
Para resolver este problema, los investigadores agregaron un tinte fluorescente a los microplásticos para rastrear cuánto absorbía y degradaba el hidrogel en diferentes condiciones.
Comprobamos la eliminación de microplásticos a diferentes niveles de pH del agua, diferentes temperaturas y diferentes concentraciones de microplásticos, comentó Dutta.
Se descubrió que el hidrogel era muy eficiente: podía eliminar alrededor del 95 y 93 por ciento de los dos tipos diferentes de microplásticos en agua a un pH casi neutro.
El equipo también llevó a cabo varios experimentos para comprobar la durabilidad y resistencia del material, y halló que la combinación de los tres polímeros lo hacía estable a diversas temperaturas.
12 abril 2024|Fuente: Prensa Latina|Tomado de|Noticia
abr
13
La acumulación de las diminutas partículas de plástico en los vasos sanguíneos está relacionada hoy con un mayor riesgo de infarto, ictus y muerte, indicó un nuevo estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine.
Según esta indagación, que analizó a unas 300 personas con aterosclerosis, también descubrieron que tenían diminutas partículas de plástico (microplásticos y nanoplásticos) incrustadas en placas de la arteria carótida, un vaso sanguíneo importante del cuello que suministra sangre al cerebro
«Los pacientes con placas de plástico tenían más de cuatro veces más probabilidades de sufrir un infarto de miocardio o un ictus o de morir por cualquier causa en los tres años siguientes», puntualizó el informe.
A decir de los expertos, cuando la placa se acumula en las arterias, la conocida aterosclerosis, el engrosamiento de las paredes de los vasos reduce el flujo sanguíneo a partes del cuerpo, lo que aumenta el riesgo de ictus, angina de pecho e infarto de miocardio.
Dichas placas suelen ser una mezcla de colesterol, sustancias grasas, desechos celulares, calcio y una proteína coagulante de la sangre llamada fibrina o fibrinógeno.
Los microplásticos son diminutos trozos de plástico que no superan los cinco milímetros y se forman cuando los plásticos de mayor tamaño se descomponen, a través de procesos de degradación química o por desgaste físico.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada año se generan más de 430 millones de toneladas de este material.
Recientemente, el asesor regional de salud, ambiente y cambio climático de la Organización Panamericana de la Salud, Luis Francisco Sánchez, dijo que estas sustancias también pueden afectar a las personas a través de la inhalación.
«Los microplásticos pueden ser liberadas por la abrasión de neumáticos, desgaste de textiles sintéticos, la quema de basuras y otros procesos. Su impacto sobre el bienestar humano va a depender del grado y tipo de exposición, la ruta de ingreso al organismo y también de factores como estado de salud, nutrición, consumo de tabaco, entre otros», advirtió.
12 abril 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia