estornudo-shutter-3-860Científicos estadounidenses analizaron más de 30 estudios entre 2020 y 2023 para conocer el vínculo entre el aumento de temperaturas y la intensificación de las alergias, las cuales son cada día más intensos, publica hoy la revista The Laryngoscope.

Con la llegada de la primavera, la rinitis alérgica se extiende entre las personas que la sufren año tras año. Esta reacción inflamatoria de la mucosa nasal se produce por una hipersensibilidad del sistema inmunitario a sustancias ambientales, destaca el artículo.

Liderado por Alisha R. Pershad y Neelima Tummala, científicas de la Universidad de Washington, el estudio analiza que de esos 30, 17 comprueban que las temporadas de polen son cada vez más largas o presentan mayores concentraciones de polen como consecuencia del cambio climático.

Una de las razones es que el dióxido de carbono atmosférico favorece el crecimiento de ciertas plantas y árboles, lo que les permite producir más polen mientras que plantas como la ambrosía permanecen activas más tiempo en otoño, subraya la especialista.

Precisa el artículo que se prevé un aumento en la duración de la temporada de polen de un 19 % y un incremento en la concentración total anual de entre un 16 y un 40 %.

Los estudios retrospectivos mostraron un aumento en la gravedad y la duración de los periodos de alergias. Dos de ellos desarrollaron modelos de proyección sobre cómo se espera que cambie el polen en el futuro.

«Aunque no podemos predecir con exactitud lo que ocurrirá en cada época del año, sí podemos observar las tendencias en las temporadas de alergias», subrayan las autoras.

Estas cifras nos ayudan a identificar que la variación en las temporadas de polen no es pequeña y puede tener consecuencias continuas para los pacientes con rinitis alérgica, agregaron.

16 abril 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

abril 23, 2025 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Alergias, Alergología, Cambio climático, Enfermedades inmunológicas, Tiempo, clima y salud | Etiquetas: |

Imagen: Archivo.Migración, sistemas alimentarios e hídricos, salud y biodiversidad fueron algunos de los temas debatidos en la Segunda Conferencia de Investigación y Resiliencia sobre el Cambio Climático (2CR2) que concluyó este martes en Djibouti.

Paneles de discusión abordaron el impacto del cambio climático en los recursos hídricos, incluyendo la gestión de los acuíferos costeros y las estrategias de adaptación ante la escasez de agua.

Asimismo, analizaron los desafíos de la migración climática, con ejemplos de resiliencia en África y Somalia.

Los investigadores destacaron el aumento de enfermedades como la malaria en Djibouti y los riesgos para la salud mental, al tiempo que enfatizaron la importancia de proteger la biodiversidad y desarrollar estrategias de adaptación para las comunidades vulnerables.

Otro panel compuesto exclusivamente por mujeres y titulado «Mujeres y cambio climático» subrayó el papel esencial de ese sector poblacional en la resiliencia climática, a través de enriquecedores debates sobre cuestiones de equidad, liderazgo y acción ambiental.

La Conferencia 2CR2 celebrada del 14 al 16 de abril en Djibouti se posiciona como un punto de encuentro entre ciencia, resiliencia y cooperación regional, con la ambición de generar soluciones concretas, sostenibles e inclusivas para las comunidades más expuestas a los efectos del cambio climático.

Organizada por el Ministerio de Educación Superior e Investigación Científica, convocó a 400 participantes, entre ellos investigadores, tomadores de decisiones, instituciones y actores de la sociedad civil para discutir los principales problemas climáticos en África Oriental y más allá.

15 abril 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

abril 22, 2025 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Cambio climático, Tiempo, clima y salud | Etiquetas: |

Imagen: Prensa Latina.En los meses más calientes de 2024, un año en el que México y el mundo alcanzaron temperaturas récord, Yanine Quiroz empezó a sentir una fatiga y una angustia que le impedía trabajar por el día.

«Sentí mucho miedo de ver esa escasez de agua y cómo toda mi familia y mis amigos estábamos sufriendo», cuenta esta periodista de 33 años de Ecatepec, uno de los municipios que más padece la sequía del Estado de México, aledaño a la capital, donde el año pasado se temió por la llegada del inminente «día cero», en el que se acabaran las reservas de agua potable.

Diversos estudios han confirmado que la exposición prolongada al calor afecta a la salud física y mental, aumenta el riesgo de agotamiento, insolación, trastornos del estado de ánimo, ansiedad e incluso provoca pensamientos suicidas.

En el caso de Quiroz, a las preocupaciones relacionadas con el clima se sumó un episodio de ansiedad aguda que ya padecía, y comenzó a tener ataques de pánico, que le llevaron a solicitar un permiso por incapacidad en su trabajo. También buscó ayuda profesional que le ha ayudado a hablar más abiertamente sobre su salud mental.

Quiroz cree que estaba sufriendo lo que se ha denominado ecoansiedad, un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo frente a la crisis climática.

Aunque todavía no se reconoce formalmente como una afección médica, este concepto, popularizado por la Asociación Americana de Psicología (APA) en 2017 en su informe Salud mental y Nuestro Clima Cambiante, se refiere a la angustia y el malestar emocional que una persona experimenta debido a la preocupación por el estado del medioambiente y los desastres climáticos.

Es una sensación que, según se ha observado, afecta principalmente a las nuevas generaciones y a quienes trabajan en temas ambientales. Un estudio de 2021 publicado en la revista médica The Lancet arrojó que más de la mitad de sus 10 000 encuestados, todos jóvenes de entre 16 y 25 años y de diez países diferentes, experimentaron emociones negativas como ansiedad e impotencia ante el cambio climático.

Con desastres más potentes y frecuentes, y un clima más errático que amenaza con sequías, inundaciones y olas de calor a las comunidades, es urgente que los profesionales de la salud comprendan el impacto del cambio climático en la salud mental, explica la doctora Ana Laura Torlaschi, asesora de la Organización Panamericana de Salud (OPS) para proyectos sobre salud y cambio climático.

«Puedes tener un profundo conocimiento sobre enfermedades, pero si no reconoces que una persona está expuesta a factores ambientales que la afectan, no podrás ofrecer la ayuda adecuada», afirma.

La salud mental en los desastres climáticos

Estudios han demostrado que las personas que viven un desastre natural de primera mano están expuestas a sufrir impactos agudos en su salud mental. Ese fue el caso de Diana Ruiz, de 35 años, y su madre, que no alcanzaron a prepararse para la llegada del huracán Otis en 2023, la peor tormenta en golpear el Pacífico mexicano en más de tres décadas, que arrasó con el balneario turístico de Acapulco.

Otis solo tardó 12 horas en pasar de tormenta tropical a un huracán categoría cinco, la mayor posible, algo inédito. Ante el rápido fortalecimiento del ciclón, madre e hija no alcanzaron a evacuar, y no les quedó más remedio que encerrarse en el baño de su casa en la ciudad balneario de Acapulco con su gato a la espera de que pasara.

«Fue un shock. Estábamos asustadas. Intentamos dormir, pero había un ruido muy extraño del viento», recuerda Diana. Por la mañana, ilesas, pudieron hacer recuento de daños: su casa estaba muy dañada y habían perdido el local en el que vendían accesorios y ropa.

En las siguientes semanas, el reto fue conseguir comida y evitar que los ladrones entraran a su casa, ya que los robos se hicieron frecuentes tras la tormenta. «Mi mamá se aguantaba muchas cosas, dolor. No lloramos», recuerda la hija. «Tiempo después, te empiezan a caer las cosas y te das cuenta de cómo pasaron», añade.

Tras ese huracán, psicólogos de Médicos Sin Fronteras (MSF) y del Estado de Guerrero llegaron para atender la salud mental de las personas en Acapulco y Coyuca de Benítez, dos de los municipios más afectados.

«Llegamos dentro de lo que se considera la fase inmediata posterior al desastr», explica Berzaida López, encargada de la intervención en salud mental de MSF tras Otis. Según detalla, en esa etapa prevalece la sensación de incredulidad, y los afectados sienten como si estuvieran viviendo una pesadilla.

«El estrés está muy elevado en esos primeros días. Las personas hablan de dificultad para dormir, de tener sobresaltos o estar en constante vigilancia», dice López. «Si venía un viento fuerte que provocaba ruidos que se asocian con el huracán, la gente volvía a experimentar el trauma», agrega. Estos flashbacks, revivir el huracán, son señales de estrés agudo.

La importancia que se le da a la salud mental y el hecho de que existan profesionales que atiendan a las personas en desastres es relativamente nuevo.

En 2011, después del terremoto de Sendai, Japón, que dejó más de 18 000 muertos y problemas agudos de salud mental a los supervivientes, se creó el Marco de Sendai para la reducción del Riesgo de la ONU, que recomienda mejorar los planes de recuperación y ofrecer apoyo psicosocial a los afectados.

Aunque es emergente, especialmente en América Latina, la evidencia de que estos eventos pueden aumentar los riesgos de depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, abuso de sustancias y comportamiento suicida resalta su importancia. La organización de Médicos sin Fronteras, por ejemplo, lleva desde la década de 1990 implementando intervenciones de salud mental como parte de su labor de emergencia.

A más de dos años de Otis, la salud mental todavía es un reto para Diana y su mamá. Ella tiene secuelas por el dengue que sufrió tras Otis, una enfermedad que se disparó tras el desastre, que también infligió un golpe a la economía local y que llevó a Diana a trasladarse a la Ciudad de México.

Más allá del desastre: el dolor de perder el paisaje

La ecoansiedad también le afectó a Regeane Oliveira Suares, una joven indígena terena que dejó su comunidad en Nioaque, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul hace más de cinco años para estudiar medicina en la capital del estado Campo Grande.

Para muchos de los pueblos indígenas latinoamericanos, cuyas tradiciones, culturas y medios de vida suelen basarse en una estrecha relación con su entorno, la ecoansiedad también puede ser una respuesta a un paisaje y un clima cambiantes.

«Salí de un pequeño municipio donde todos se conocían y la rutina era diferente. Cuando comencé a vivir en la ciudad, mi salud mental sufrió mucho. Empecé a desarrollar depresión y ansiedad», recuerda.

En su aldea, todo le daba sensación de libertad. Podía caminar o montar en bicicleta sin peligro. Pero si dejar su comunidad fue un reto, describe que también lo fue volver a Nioaque y ver que la tierra y el paisaje habían cambiado.

«Noté cambios drásticos en los cultivos, la falta de lluvias empobreció el suelo y el fuerte sol acabó con la mayor parte de lo que se sembraba para comer o vender», dice. El río cada vez estaba más seco y muchas veces incluso desviado, generando un paisaje que describe como «triste».

Tanto Mato Grosso como su vecino del sur, Mato Grosso do Sul, se encuentran entre los estados agrícolas más importantes de Brasil por sus productos como cereales, caña de azúcar, ganado y soja.

Sin embargo, en las últimas décadas, esta posición también ha llevado a los estados a situarse entre los diez primeros estados líderes en deforestación ―en parte ilegal―, lo que ha provocado cambios en el paisaje y otros impactos en los ecosistemas.

Al desarraigo, a Oliveira se le sumó lo que el filósofo Glenn Albrecht bautizó en 2005 como solastalgia, «un dolor que se experimenta cuando se reconoce que el lugar en el que se reside y se ama está sometido a un asalto». Es una especie de duelo por la pérdida del lugar conocido y un fenómeno que varios estudios, incluida la investigación de Albrecht, han tratado de explorar más a fondo.

«Pienso que mis hijos tal vez no verán de qué fui parte, en dónde crecí. Esto me deprime aún más, porque, poco a poco, vi que ese lugar se estaba desmoronando ante nuestros ojos», comenta.

En 2021, Oliveira participó en una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Mato Grosso do Sul (UEMS), donde ella misma estudia, liderada por el profesor Antonio Grande que buscaba explorar las acciones que se necesitan para mejorar la salud mental de los indígenas en relación con el cambio climático.

«Estos pueblos están perdiendo su perspectiva de vida, la esperanza, así que, para ellos, todo lo que sucede tiene un significado más profundo», asegura Grande en una videollamada. «En este punto, todo tiene que ver con el cambio climático. Las tierras han sido devastadas y ellos ya no se pueden comunicar con la naturaleza. Incluso algunos hablan de que ya no la pueden escuchar», detalla.

Estudios y organizaciones internacionales, incluidas la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Panamericana de la Salud, han puesto de relieve el aumento de los problemas de salud mental en las comunidades indígenas de todo el mundo, a menudo relacionados con la expropiación de tierras y los cambios medioambientales.

La investigación de Grande y su equipo propone preservar su territorio, respetar sus formas de vida y romper el tabú sobre la enfermedad mental que existe en estas comunidades. «Es algo político, que empieza por no destruir sus tierras», comenta Grande.

El que lidera es uno de los pocos estudios sobre salud mental y cambio climático hechos en América Latina y da pistas de la transformación que necesita la región para empezar a abordar un tema que ha sido estigmatizado históricamente.

Oliveira, por su parte, arroja sus percepciones como mujer indígena que también está a punto de graduarse de médica.

Las facultades de medicina, dice, deben trabajar en esta relación entre la salud mental indígena y el cambio climático, pero la clave está en abordar las causas fundamentales de los factores que generan ansiedad y presiones en las comunidades.

«Los gobiernos deben garantizar el derecho a la tierra ancestral y a la asistencia financiera, y en las escuelas se debe educar sobre nuestros orígenes, nuestros derechos y nuestros valores como seres humanos en la sociedad», asegura.

La acción: un camino para trabajar la salud mental

Mientras se prevé que los eventos climáticos adversos aumenten, es probable que más personas sientan su salud mental afectada.

La doctora Nora Leal Marchena, psiquiatra que en 2023 impulsó la creación del Capítulo de Salud Mental Ambiental y Urbana de la Asociación de Psiquiatras de Argentina, subraya la importancia de trabajar con acciones concretas para manejar estas emociones. «Cuando se empieza a trabajar por un tema, las acciones motorizan respuestas positivas que ayudan a mitigar la preocupación», dice.

Estudios como el de The Lancet sobre la ecoansiedad juvenil han demostrado que la magnitud de la crisis climática, de escala global, puede llevar a caer en el apocalíptico «ya es muy tarde».

Pero por lo menos a nivel mental, actuar salva. Marchena lo ve sobre todo con los niños y adolescentes, en cuya salud mental se ha especializado. «Hay que llevarlos a tomar acción, porque si no, les generas impotencia», afirma.

Alice Poma, doctora en ciencias sociales e investigación de emociones y movimientos sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México, lo corrobora. «Uno de los resultados de las investigaciones es que el activismo es casi terapéutico en tema de emociones climáticas,» explica. «Porque, al organizarte, al participar, consigues manejar algunas de las emociones climáticas», prosigue.

Tener esperanza en la acción colectiva, en crear espacios de discusión, permite pensar en un futuro diferente, explica Poma. «El cariño o los vínculos afectivos que se forman en la colaboración ayudan a no tenerle tanto miedo al futuro distópico que nos imaginamos», concluye.

Por eso, personas como Yanine Quiroz, buscan estrategias para afrontar el impacto emocional del clima extremo. «Tengo algunas ideas en mente para responder a corto plazo a esas futuras situaciones que podrían desencadenar la ecoansiedad otra vez», dice.

Sus estrategias van desde soluciones individuales, como climatizar sus espacios, hasta acciones colectivas, como participar en reforestaciones con ONG. «Pero definitivamente el miedo aparece cada vez que el calor se vuelve más intenso», reconoce.

14 abril 2025 | Fuente: IPS | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

autismoLas autoridades de Estados Unidos están realizando un estudio a gran escala para determinar las causas de la «epidemia» de autismo y el resultado se divulgará en los próximos meses, anunció el jueves el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. «Hemos puesto en marcha un esfuerzo masivo de pruebas e investigación que involucrará a cientos de científicos de todo el mundo», dijo Kennedy en una reunión televisada del gabinete presidida por el presidente Donald Trump.

«Para septiembre sabremos qué ha causado la epidemia de autismo. Y podremos eliminar esas exposiciones», agregó. Kennedy afirmó que la prevalencia del autismo ha aumentado drásticamente en las últimas décadas.

«Las tasas de autismo han aumentado, según nuestras cifras más recientes, creemos que serán de uno por cada 31, en comparación con uno por cada 10 000 cuando yo era niño», declaró, sin ofrecer más detalles ni citar la fuente de las cifras. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos estiman actualmente que la tasa de autismo infantil en Estados Unidos es de uno por 36. «Esa es una estadística horrible y tiene que haber algo artificial que esté causando esto», comentó Trump.

En otra época, célebre abogado ambientalista que acusaba de traidores a quienes negaban el cambio climático, en las últimas dos décadas Kennedy ha promovido teorías conspirativas que vinculan las vacunas infantiles con el autismo e incluso cuestionan si los gérmenes causan estas enfermedades.

11 abril 2025 | Fuente: AFP | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

abril 16, 2025 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Autismo, Cambio climático, Neurología, Pediatría, Psiquiatría, Trastornos mentales, Vigilancia en salud | Etiquetas: |

Imagen: OMSA.La Organización Colegial Veterinaria (OCV) de España ha resaltado la importancia de aumentar la conciencia sobre los riesgos que suponen las enfermedades infecciosas y las pandemias para la salud humana, animal y ambiental.

«La preparación, la colaboración entre diferentes profesiones y los planes preventivos son factores decisivos para agilizar el tiempo de respuesta a la hora de enfrentar cualquier amenaza epidémica», ha destacado la OCV en el marco del Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias.

Para prevenir brotes y minimizar las consecuencias de futuras epidemias y pandemias, la OCV subraya la importancia de contar con equipos multidisciplinares y de trabajar desde un enfoque integrado One Health-Una Sola Salud. «La interconexión entre la salud de las personas, los animales y el medio ambiente es incuestionable, y los veterinarios tenemos un rol clave en esta estrategia global», apuntan desde la Organización.

En este sentido, la OCV lamenta que «solo el 1 % del gasto sanitario en España se destina a prevención, lo que limita la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias». «Es crucial destinar más recursos a planes de vigilancia y contingencia, así como a la investigación en zoonosis y enfermedades emergentes», añade la OCV.

El cambio climático, la globalización y el aumento de la movilidad de personas y animales incrementan el riesgo de aparición de nuevas enfermedades. «El 60 % de las enfermedades infecciosas en humanos son de origen animal, por lo que proteger la salud animal es una acción directa para proteger la salud humana», recalca la OCV.

Asimismo, los veterinarios también instan a fortalecer la colaboración entre sectores, promover el intercambio de información y concienciar a la población sobre la importancia de las medidas preventivas. «Los veterinarios, por nuestra experiencia en zoonosis y microbiología, somos actores indispensables en esta estrategia», concluyen.

27 diciembre 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

diciembre 30, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Cambio climático, Higiene y epidemiología, Medicina del trabajo, Medicina familiar y comunitaria, Microbiología | Etiquetas: , , , |

Eventos climáticos severos como tormentas, deslizamientos de tierra e inundaciones pueden tener una mayor prevalencia de violencia contra las mujeres, según un estudio realizado por la University College London y publicado en PLOS Climate.

Los investigadores recopilaron datos sobre violencia de pareja —física y/o sexual—a partir de 363 encuestas realizadas en 156 países entre 1993 y 2019, centrándose en mujeres que actualmente tenían una pareja.

El equipo también acopió información sobre eventos hidrometeorológicos y climáticos de 1920 a 2022 en 190 naciones y analizó la relación entre estos y la violencia de pareja, al tiempo que consideraban la situación económica del país.

Hallaron un vínculo significativo entre la violencia de pareja y ciertos fenómenos hidrometeorológicos (como tormentas, deslizamientos de tierra e inundaciones), mientras que con otros tipos de eventos, como terremotos e incendios forestales, no mostraron una conexión clara.

Otro aspecto destacado en el estudio es que los países con un Producto Interno Bruto más alto tenían tasas más bajas de violencia de pareja.

La autora principal, la profesora Jenevieve Mannell, detalló que un pequeño conjunto de evidencia muestra que el calor y la humedad aumentan los comportamientos agresivos, incluida la violencia.

«Los desastres relacionados con el clima aumentan el estrés y la inseguridad alimentaria en las familias de formas que pueden conducir a un aumento de la violencia; también reducen los servicios sociales que suelen estar disponibles para hacer frente a la violencia de pareja, como la policía y la sociedad civil», comentó.

Añadió que todo esto sucede con mayor frecuencia y gravedad en países que tienen normas de género patriarcales y donde el uso de la violencia contra las mujeres se acepta ampliamente como un comportamiento normal.

Los expertos advierten que la violencia contra las mujeres debe ser una consideración en los procesos de planificación de los países para casos de desastres.

02 octubre 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia

octubre 5, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Cambio climático, Medicina familiar y comunitaria, Medio ambiente, Psicología, Tiempo, clima y salud | Etiquetas: |

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