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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó hoy que se investiga la probable transmisión vertical (de madre a hijo antes o inmediatamente después del parto) del virus Oropouche (OROV) en Brasil.
En el gigante sudamericano fueron reportados recientemente varios casos de gestantes infestadas por el virus cuyos fetos murieron y durante su análisis se detectó material genético de OROV en la sangre del cordón umbilical y en tejidos de varios órganos, incluidos el cerebro, hígado, riñones, pulmones, corazón y el bazo, lo cual es un indicativo de transmisión vertical.
La OPS/Organización Mundial de la Salud instó a los Estados Miembros a que se mantengan alerta ante la ocurrencia de eventos similares en sus territorios y a que notifiquen su ocurrencia a través de los canales establecidos en el Reglamento Sanitario Internacional.
Según la alerta epidemiológica de la OPS, hasta el 16 de julio de 2024 han sido notificados 7 688 casos confirmados de Oropouche en cinco países de la Región de las Américas.
Estos son: Bolivia, con 313 casos, Brasil (6 976), Colombia (38), Cuba (74) y Perú (287).
Durante el último trimestre se han notificado casos de OROV en zonas y países donde no se habían registrado casos autóctonos previamente.
OROV se transmite al ser humano principalmente a través de la picadura del jején Culicoides paraensis que está presente en la Región de las Américas, pero también puede ser transmitido por el mosquito Culex quinquefasciatus.
Así, la proximidad de criaderos de los vectores a los lugares de habitación humana es un factor de riesgo importante para la infección.
Las medidas de control vectorial se enfocan en la reducción de las poblaciones de los vectores mediante la identificación y eliminación de los lugares de desarrollo y reposo de ellos.
Estas medidas incluyen: fortalecer la vigilancia entomológica para la detección de especies con potencial vectorial, mapear las áreas urbanas, periurbanas y rurales con condiciones para el desarrollo de los potenciales vectores, y el fomento de buenas prácticas agrícolas para evitar la acumulación de residuos que sirvan de sitios de reproducción y reposo.
Adicionalmente se deben tomar medidas para prevenir la picadura de los vectores, las cuales se refuerzan en el caso de las mujeres embarazadas.
Entre estas se encuentran la protección de viviendas con mosquiteros de malla fina en puertas y ventanas (de esta manera también se previenen otras arbovirosis), y uso de prendas que cubran piernas y brazos, sobre todo en casas donde existe alguien enfermo.
También el empleo de repelentes que contienen DEET, IR3535 o icaridina, los cuales se pueden aplicar en la piel expuesta o en ropa de vestir, y su empleo debe estar en estricta conformidad con las instrucciones de la etiqueta del producto.
Los expertos destacan que en situaciones de brote deben evitarse las actividades al aire libre durante el periodo de mayor actividad de los vectores, es decir, al amanecer y atardecer.
18 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Un grupo de pequeños animales de tamaño microscópico de agua dulce, los rotíferos bdeloideos, son capaces de protegerse de las infecciones con recetas antibióticas ‘robadas’ a las bacterias, según un estudio que publica la revista Nature Communications.
Detrás de la investigación hay un equipo de la Universidad de Oxford y la Universidad de Stirling, ambas en Reino Unido, y del Laboratorio Biológico Marino de Woods Hole, en Estados Unidos.
Estas diminutas criaturas tienen cabeza, boca, intestino, músculos y nervios como los demás animales, aunque son más pequeños que un cabello.
Según el nuevo trabajo, cuando estos rotíferos se exponen a una infección fúngica activan cientos de genes que han adquirido de bacterias y otros microbios. Algunos de estos genes producen en ellos armas de resistencia, como antibióticos y otros agentes antimicrobianos.
«Cuando tradujimos el código del ADN para ver qué hacían los genes robados, nos llevamos una sorpresa», explica Chris Wilson, de la Universidad de Oxford. «Los genes principales eran instrucciones para sustancias químicas que no pensábamos que los animales pudieran fabricar: parecían recetas para antibióticos».
Investigaciones anteriores ya habían constatado que los rotíferos han estado recogiendo ADN de su entorno durante millones de años, pero el nuevo estudio es el primero que los descubre utilizando estos genes contra enfermedades, según los autores, que añaden que no se conoce ningún otro animal que ‘robe’ genes de los microbios a tan gran escala.
Estos genes complejos -algunos de los cuales no se encuentran en ningún otro animal- fueron adquiridos de bacterias pero han sufrido una evolución en los rotíferos, explica por su parte David Mark Welch, del Laboratorio Biológico Marino.
Los antibióticos son esenciales para la asistencia sanitaria moderna, pero la mayoría de ellos no fueron inventados por científicos. Los producen de forma natural hongos y bacterias en la naturaleza, y los humanos pueden fabricar versiones artificiales para utilizarlas como medicina, detalla un comunicado del citado laboratorio.
La nueva investigación sugiere que los rotíferos podrían estar haciendo algo parecido. «Estos extraños animalitos han copiado el ADN que indica a los microbios cómo fabricar antibióticos», afirma Wilson.
El equipo los observó utilizando uno de estos genes contra una enfermedad causada por un hongo; los animales que sobrevivieron a la infección produjeron 10 veces más de ‘la receta química’ que los que murieron.
Los científicos creen que los rotíferos podrían dar pistas importantes en la búsqueda de fármacos para tratar infecciones humanas causadas por bacterias u hongos.
Enzimas inusuales
Los genes que los rotíferos adquirieron de las bacterias codifican una clase inusual de enzimas que ensamblan aminoácidos en pequeñas moléculas llamadas péptidos no ribosomales.
La siguiente fase de la investigación incluirá la identificación de múltiples de estos péptidos y el establecimiento de las condiciones en las que se puede inducir la síntesis de estos compuestos.
Uno de los problemas que plantea el desarrollo de nuevos fármacos es que muchos antibióticos fabricados por bacterias y hongos son venenosos o tienen efectos secundarios en los animales. Sólo unos pocos pueden convertirse en tratamientos que eliminen los microbios nocivos del cuerpo humano.
Si los rotíferos ya fabrican sustancias químicas similares en sus propias células, podrían abrir el camino a fármacos más seguros para otros animales, incluidas las personas, según los autores.
18 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Un estudio publicado por British Medical Journal descartó que la covid-19 y la vacuna contra el virus que la genera sean causa de malformaciones congénitas en bebés, cuya madre se infectó o inmunizó durante el embarazo.
La investigación no reveló un mayor riesgo de malformaciones congénitas significativas en los hijos de gestantes que durante el primer trimestre enfermaron o se vacunaron contra el SARS-Cov-2.
Sobre la base de que una infección con ese coronavirus se asocia a un mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo o el parto, como el nacimiento prematuro, fueron investigados unos 350 000 bebés nacidos entre 2020 y 2022 en Dinamarca, Noruega y Suecia.
De ellos alrededor del cinco por ciento nacieron con una malformación importante, que abarca una gama muy amplia, desde defectos cardíacos hasta problemas oculares o genitales. Pero aún se desconocen cuáles pueden ser las consecuencias de esos trastornos.
La investigación buscó establecer también las posibles consecuencias de una vacunación anti-covid, ya que esta suele ser ampliamente recomendada a las embarazadas.
Dicha proporción encontrada no parece diferir significativamente en función de si la madre estaba o no infectada o vacunada durante los tres primeros meses de gestación, período que es clave para el desarrollo del feto.
Tales resultados aportaron nuevas pruebas de que la vacunación anticovid en las mujeres embarazadas es segura, concluyeron los investigadores.
18 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Las mordeduras de serpientes se estima que matan a unas 138 000 personas al año, sobre todo en África subsahariana y sur y sudeste de Asia. Ahora, un equipo científico descubrió que un anticoagulante de uso común, la heparina, puede utilizarse como antídoto barato contra el veneno de la cobra.
La prometedora investigación, portada de la revista Science Translational Medicine, se realizó en células y ratones. Detrás hay científicos de la Universidad de Sídney (Australia) y de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool (Inglaterra).
Las cobras matan a miles de personas al año en todo el mundo y muchas más quedan gravemente mutiladas por la necrosis (muerte de tejidos y células) que provoca el veneno, que puede llevar a la amputación. El tratamiento antiveneno actual es caro y no trata eficazmente la necrosis de la carne, señala un comunicado de Sídney.
«Nuestro descubrimiento podría reducir drásticamente las terribles lesiones causadas por la necrosis provocada por las mordeduras de cobra y podría frenar el veneno, lo que mejoraría las tasas de supervivencia», afirma Greg Neely, de la universidad australiana.
La ‘disección’ molecular del veneno
El equipo, en el que también hay científicos de Canadá y Costa Rica, utilizó la tecnología de edición genética CRISPR para identificar formas de bloquear el veneno de la cobra escupidora de cuello rojo y cuello negro y logró reutilizar la heparina y otros fármacos afines, demostrando que pueden detener la necrosis.
Los investigadores usaron CRISPR para encontrar los genes humanos que el veneno de cobra necesita para causar necrosis. Una de las dianas que este necesita son las enzimas necesarias para producir las moléculas heparán y heparina, en muchas células humanas y animales.
El heparán se encuentra en la superficie celular y la heparina se libera durante una respuesta inmunitaria; su estructura similar significa que el veneno puede unirse a ambas. El equipo utilizó estos conocimientos para fabricar un antídoto capaz de detener la necrosis en células humanas y ratones.
A diferencia de los métodos actuales para las mordeduras de cobra, con tecnologías del siglo XIX, los fármacos heparinoides actúan como antídoto ‘señuelo’. Al inundar el lugar de la mordedura con sulfato de heparina (señuelo) o moléculas heparinoides afines, el antídoto puede unirse a las toxinas del veneno que causan daños tisulares y neutralizarlas.
Tres de las heparinas utilizadas en el estudio son los mismos fármacos que se usan actualmente para prevenir los coágulos sanguíneos. Todos están ya autorizados como anticoagulantes, incluida la heparinoide más eficaz probada (tinzaparina), explica a EFE Nicholas Casewell, de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool.
«Los heparinoides están disponibles para uso subcutáneo, por lo que prevemos que estas moléculas se inyecten cerca del lugar de la mordedura en el entorno comunitario, donde se produce la mordedura de serpiente».
En la actualidad, los pacientes tienen que viajar muchas horas para llegar a un hospital donde puedan recibir tratamiento antiveneno; «nuestra esperanza es poder utilizar heparinoides mucho antes, tras una mordedura para reducir la gravedad del envenenamiento», añade Casewell.
Para este investigador, los hallazgos son interesantes porque los antivenenos actuales son en gran medida ineficaces contra el envenenamiento local grave.
Un reto de la OMS
Las mordeduras de serpiente matan hasta 138 000 personas al año y 400 000 más sufren secuelas a largo plazo. Aunque el número de afectados por cobras no está claro, en algunas partes de la India y África, estas representan la mayoría de las mordeduras de serpiente.
La Organización Mundial de la Salud identificó las mordeduras de estos reptiles como una prioridad en su programa de lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas y anunció el ambicioso objetivo de reducir a la mitad la carga mundial de estas mordeduras para 2030.
Los compuestos no requieren refrigeración como la mayoría de los antivenenos basados en anticuerpos, lo que hace que los heparinoides sean particularmente útiles en regiones remotas que carecen de infraestructura médica, resume la revista.
Por ahora no hay previsto un ensayo clínico con humanos. «Esta es nuestra esperanza para la siguiente fase de este trabajo, primero tenemos que conseguir financiación (…)», indica a EFE Casewell, quien no obstante recuerda que las moléculas de heparina ya fueron sometidas en su día a ensayos clínicos para usos distintos de las mordeduras de serpiente.
«Tras el éxito de los ensayos en humanos, podría extenderse con relativa rapidez y convertirse en un fármaco barato, seguro y eficaz para tratar las mordeduras de cobra», concluye Tian Du, de la Universidad de Sídney.
17 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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20
Los ratones viejos mejoran su salud y esperanza de vida, una media de casi un 25 %, al inhibirles la proteína inflamatoria interlucina 11 (IL11), pero aún no se saben sus efectos en humanos, en los que se realizan ensayos clínicos en fase inicial en pacientes con enfermedad pulmonar fibrótica.
Un estudio publicado en Nature señala que el bloqueo de la IL11 con un anticuerpo mejoró, en ratones, el metabolismo y la función muscular, al tiempo que redujo los signos de envejecimiento y fragilidad.
El equipo de investigadores, liderados por la Facultad de Medicina de Duke, en Singapur, considera que los resultados del estudio son los primeros en demostrar que la IL11 es el principal factor de envejecimiento.
Los ratones de 75 semanas de edad (equivalente a unos 55 años en humanos) tratados hasta su muerte con una inyección de un anticuerpo anti-IL-11, vieron prolongada su esperanza media de vida en un 22,4 % en los machos y un 25 % en las hembras.
Los animales vivieron una media de 155 semanas, frente a las 120 semanas de los ratones no tratados, indica el estudio.
Además, el tratamiento redujo, en gran medida, las muertes por cáncer, así como las numerosas enfermedades causadas por la fibrosis, la inflamación crónica y el metabolismo deficiente, características del envejecimiento, con pocos efectos secundarios.
«Los ratones tratados tenían menos cánceres y carecían de los signos habituales de envejecimiento y fragilidad, pero también observaron una reducción del desgaste muscular y una mejora de la fuerza muscular. En otras palabras, los ratones viejos que recibieron anti-IL11 estaban más sanos», dijo uno de los autores Stuart Cook.
El equipo también creó roedores a los que se suprimió el gen productor de IL 11, lo que les protegió contra el deterioro metabólico, múltiples enfermedades y la fragilidad en la vejez, a la vez que prolongó la vida de ambos sexos en un promedio de 24,9 %.
Los científicos advierten de que los resultados de este estudio se obtuvieron en ratones y que la seguridad y eficacia de estos tratamientos en humanos debe establecerse en ensayos clínicos antes de considerar el uso de fármacos anti-IL-11 con este fin.
Sin embargo, Cook indicó que «plantean la tentadora posibilidad de que los fármacos puedan tener un efecto similar en seres humanos de edad avanzada».
Los tratamientos contra el IL-11 se encuentran actualmente en fase de ensayo clínico en humanos para otras afecciones, lo que podría ofrecer interesantes oportunidades para estudiar sus efectos en humanos de edad avanzada en el futuro.
Anteriormente, los científicos habían postulado que la IL-11 es un vestigio evolutivo en las personas y, aunque es vital para la regeneración de las extremidades en algunas especies animales, se cree que es en gran medida redundante en los seres humanos.
A partir de los 55 años, aproximadamente, se produce más IL-11 y las investigaciones anteriores la han relacionado con la inflamación crónica, la fibrosis de los órganos, los trastornos del metabolismo, el desgaste muscular (sarcopenia), la fragilidad y la fibrosis cardíaca.
17 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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20
Un estudio realizado en 130 países demuestra que el cambio climático afecta a los niños y, especialmente, a los de las zonas con ingresos medios y bajos.
Así lo recoge el artículo «Clima, tiempo y salud infantil: cuantificación de los beneficios colaterales para la salud», publicado en Environmental Research Letters que revela una brecha tras combinar amplios datos de salud infantil de varios países con datos climáticos de alta resolución.
La investigación realizada por Shouro Dasgupta, del Centro Euro Mediterráneo sobre el el Cambio Climático (CMCC), y Elizabeth Robinson, directora del Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente, señala que cuantificar los efectos negativos del cambio climático en la salud infantil e identificar las zonas donde los menores corren mayor riesgo puede favorecer la formulación de políticas basadas en la evidencia.
La investigación se centra especialmente en el estudio de los impactos del cambio climático en la salud de los niños en países de ingresos bajos y medios, tras una revisión científica reciente que notó la falta de atención a los efectos en la población infantil en esas naciones.
El cambio climático impacta negativamente la salud de las personas de maneras complejas que varían con el tiempo y entre regiones, dice el estudio, con efectos directos como el aumento de la mortalidad durante las olas de calor y efectos indirectos como cambios en la propagación de enfermedades infecciosas.
Según el análisis de los datos, el cambio climático en esos países influye en la mortalidad, la emaciación (pérdida de masa corporal) y en el retraso del crecimiento en un segmento de la población particularmente vulnerable a los impactos.
El estudio identifica, por ejemplo, una relación compleja y no lineal entre los aumentos de temperatura y los resultados de salud infantil. Sin embargo, los resultados muestran que tanto los aumentos graduales de la temperatura como los impactos climáticos agudos, así como las sequías y las olas de calor, afectan negativamente la salud de los niños.
Dasgupta, primer autor del estudio, precisa que «tanto los impactos climáticos graduales como los agudos empeoran la salud infantil».
En su opinión, «se prevé que estos impactos serán mayores en el futuro a medida que aumente la temperatura y aumente la frecuencia e intensidad de los eventos extremos».
Según los datos, se prevé que Arabia Saudita, Chad, Kuwait y Burkina Faso experimentarán los mayores aumentos de la mortalidad infantil en el mediano plazo, mientras que Sudán, Etiopía, Kenia, Níger, Malí y Mauritania enfrentan los mayores riesgos a largo plazo.
Por ello, el estudio subraya los importantes beneficios para la salud de los niños el alcanzar escenarios de bajas emisiones, recogidos en el Acuerdo de París sobre cambio climático.
El artículo destaca «los claros beneficios colaterales para la salud que se pueden obtener en todo el mundo con mayores esfuerzos tanto para reducir las emisiones como para adaptarse al clima ya cambiante», asegura Robinson, otra autora del estudio.
El estudio resulta crucial para los tomadores de decisiones políticas, según el CMCC que subraya la importancia de la incorporación de datos socioeconómicos con la ciencia climática.
17 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia