Esta-comprobado-las-preocupaciones-y-el-estres-destruyen-nuestro-sistema-inmunitario-3Instruir de nuevo a nuestro sistema inmunitario cuando empieza a fallar en su misión de defensa o editar y reparar el código genético que está en la base de todas las funciones de nuestro organismo cuando se detecta un error, y llevar a cabo, además, ambas estrategias de forma personalizada para responder, no ya a una enfermedad, sino a las necesidades de un paciente en concreto, es una realidad cada vez más instaurada en el día a día de los especialistas y de los propios pacientes. Así son los medicamentos del futuro o lo que técnicamente se conoce como terapias avanzadas o medicina personalizada.

Las terapias avanzadas son fruto de la suma de conocimiento biomédico, avances tecnológicos y explotación de datos, y están otorgando una oportunidad de vida a pacientes hasta ahora con un mal pronóstico a corto plazo por fracaso del resto de tratamientos disponibles. Estas terapias han hecho realidad el sueño de una medicina personalizada, dando un vuelco espectacular al abordaje de algunas enfermedades para casos muy seleccionados de pacientes, hasta el punto de que se habla de una auténtica revolución biomédica.

Y es que las nuevas terapias avanzadas (en concreto las células CAR-T) han cambiado el panorama para pacientes con algunos tumores hematológicos, como leucemias, linfomas o mielomas, que no respondían a los tratamientos convencionales y en los que con estos nuevos tratamientos se han logrado resultados positivos en cuanto a remisión de la enfermedad entre un 50 y un 90 % de los casos, según explica Fermín Sánchez-Guijo, vicepresidente de la Sociedad Internacional de Terapia Celular  y jefe de la Sección de Terapia Celular del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.

También diversas estrategias de terapia génica están ofreciendo resultados prometedores en algunas enfermedades congénitas.

Disponer de fármacos diseñados a la medida de cada paciente era hasta hace unos años una fantasía. Hoy el sueño es ya una realidad clínica, aunque habrá que esperar aún un tiempo para conocer sus beneficios a largo plazo pero los resultados iniciales son muy prometedores.

Primeros beneficiados

Más de 2 500 pacientes se han beneficiado ya en Europa de tratamientos con células CAR-T, y en España, aunque no hay datos públicos actualizados, las solicitudes han superado los 500 pacientes. El concepto de terapias avanzadas no se refiere, como inicialmente se podría interpretar, a la descripción de opciones terapéuticas más o menos modernas o de vanguardia, deja claro Sánchez-Guijo, sino que define a medicamentos y productos sanitarios obtenidos de una manera concreta, cumpliendo unos requerimientos, y cuyo desarrollo ha sido regulado por la Unión Europea a través de una directiva que discrimina qué es y qué no es terapia avanzada.

Por terapias avanzadas se entienden las basadas en el uso de células, genes o tejidos para prevenir o tratar enfermedades

Como terapias avanzadas se describe a los medicamentos basados en el uso de genes (terapia génica), células (terapia celular) o tejidos (ingeniería tisular) para prevenir o tratar diversas enfermedades, pudiendo considerarse también cualquier combinación de estas alternativas, como sucede con las células CAR T, en las que se utiliza terapia génica y celular.

La utilización de terapias celulares en medicina no es una novedad reciente. Un ejemplo es el trasplante de médula ósea (denominado actualmente trasplante de progenitores hematopoyéticos), que ofrece una solución curativa a muchos pacientes con enfermedades de la sangre a través del reemplazo de sus células madre sanguíneas por las de un donante sano. En España se realizan cada año más de 1 300 trasplantes de progenitores hematopoyéticos de un donante sano, tanto de donantes familiares compatibles como de donantes del registro internacional.

Sin embargo, cuando las células que se emplean con fines terapéuticos son sometidas a una «manipulación sustancial» dejan de ser reguladas por la legislación de trasplantes y pasan a definirse como «medicamentos de terapia avanzada» y han de ser reguladas y comercializadas como el resto de fármacos, explica Sánchez-Guijo.

Otro elemento que diferencia a las terapias celulares de otras estrategias terapéuticas es que son «medicamentos vivos», es decir, «las células van multiplicándose y reaccionando de forma diferente en función de las señales que reciben desde la sangre y los tejidos del paciente», precisa el experto.

Esta es una de las razones por las que resulta clave una vigilancia estrecha en las semanas posteriores al tratamiento celular para controlar la posible aparición de complicaciones. Y por eso su desarrollo y administración están concentrados en centros de referencia especializados con equipos humanos muy bien entrenados para actuar ante cualquier complicación. En España, son 15 los hospitales públicos acreditados por el Ministerio de Sanidad para administrar terapias CAR-T.

Funcionamiento del sistema inmune

Para entender las terapias CAR-T debe conocerse como funciona el sistema inmune ante una agresión externa. Cada día libra una batalla frente a los ataques del exterior. Es un sistema organizado para mantenernos con vida. Y funciona muy bien… hasta que deja de hacerlo. En ocasiones el fallo se produce por un defecto de fábrica, en otras por daños derivados de nuestros hábitos, y en ocasiones porque los agentes externos, como las células tumorales o los virus, también aprenden a desarrollar estrategias para engañar a nuestro sistema inmunitario.

Este sistema de defensa cuenta con un batallón de células antidisturbios, encargadas de la respuesta rápida, que es a lo que se dedican macrófagos y neutrófilos, entre otros, y unas fuerzas de élite más especializadas, que desarrollan una memoria para actuar en ocasiones especiales, como son los linfocitos T.

Un ejemplo de terapia celular es el trasplante de médula, pero en este caso las células no requieren una manipulación sustancial.

La terapia CAR-T trabaja con estos linfocitos T que se extraen del paciente cuando dejan de ser efectivos en su función de defensa, y entrenados de nuevo en el laboratorio para que recobren la capacidad perdida. Para ello se les introduce por terapia génica un receptor que se llama quimérico (porque combina una estructura de un anticuerpo con el receptor que activa el linfocito T) y se multiplican en el laboratorio. Al ser inyectadas de nuevo al paciente, reconocen selectivamente mediante estos receptores a la célula tumoral y la eliminan, indica Fermín Sánchez-Guijo.

«Estamos consiguiendo unas respuestas no vistas antes, con resultados muy buenos en el 50 al 90 % de los casos».

Algunos de esos pacientes mantienen la respuesta en el tiempo y otros la pierden, pero otro de los beneficios de esta terapia es que cuando el paciente responde puede plantearse la realización de un trasplante de médula ósea, que no está indicado en caso de enfermedad resistente.

Eduardo López-Collazo, director científico del Instituto de Investigación del Hospital La Paz, de Madrid, describe este avance como «increíble» y «uno de los grandes logros de las primeras décadas del siglo XXI«, y subraya que el reto ahora es lograr resultados similares en el abordaje de tumores sólidos, en los que la consecución de resultados va más lenta, entre otras razones porque presentan una mayor dificultad de acceso.

La terapia con células CAR-T se está aplicando, sobre todo, en pacientes con leucemia linfoblástica aguda y linfomas de alto grado, refractarios a otro tipo de terapias, y se espera su pronta aprobación en mieloma múltiple.

La inmunoterapia, «con el uso de anticuerpos que bloquean los inmunocheckpoints«, está dando también grandes alegrías a la investigación, sobre todo por el hallazgo de estrategias contra elementos que dificultan la comunicación entre las células tumorales y las del sistema inmune. «Se trata de levantar una tapia que impida la comunicación para que las células del tumor no puedan hacer llegar el mensaje a las del sistema inmunológico para que dejen de actuar», dice López-Collazo.

Definir las vías de inhibición

Esta estrategia es ya una realidad en el abordaje de tumores de pulmón y en melanoma «y pensamos que en el futuro puede llegar a casi todos los tumores. Para ello, debemos definir las vías exactas de comunicación que queremos inhibir» explica este experto. Y esta línea se está aplicando en otras enfermedades que nada tienen que ver con el cáncer, como la sepsis, en las que se genera una infección y a la vez una respuesta desproporcionada del sistema inmunológico «porque una bacteria consigue que las células de este sistema de defensa dejen de funcionar».

En el caso de la terapia génica, se trata de curar enfermedades mediante la alteración del material genético del paciente, frecuentemente a través de la introducción de una copia sana de un gen defectuoso en las células del paciente que pueda estar haciendo, por ejemplo, que no produzca una proteína esencial para la vida, como la insulina. Esta estrategia está empezando a dar frutos en el tratamiento de enfermedades congénitas como determinadas inmunodeficiencias, trastornos congénitos de la sangre como talasemias y hemofilias y enfermedades del campo visual como distrofias retinianas.

Una última estrategia avanzada es la tecnología CRISPR, que utiliza unas guías y una proteína para dirigirse a zonas elegidas del ADN y cortar y pegar, es decir, editar el material genético. Se está usando para desarrollar modelos de enfermedades que faciliten su estudio y para probar nuevas dianas y fármacos.

Otra cuestión muy importante a tener en cuenta es que el desarrollo de todos estos nuevos medicamentos y productos englobados bajo la consideración de terapias avanzadas suele darse inicialmente en centros de investigación y hospitales de referencia. “Es muy importante el apoyo institucional y la financiación pública o público-privada para el inicio de las investigaciones que luego dan lugar a estos medicamentos, de cuyo desarrollo a gran escala se encarga posteriormente la industria farmacéutica”.

En la aproximación a las terapias avanzadas es necesario también indicar que su desarrollo está asociado a costos elevados y que la selección de los pacientes candidatos a beneficiarse de estos procedimientos debe ser muy rigurosa pero lo que está claro es que representan una realidad ya para muchos pacientes en los que la medicina del futuro se hace presente.

enero 09/2021 (Diario Médico)

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