Un grupo de afroamericanos y africanos a los que se intercambió la dieta durante 2 semanas experimentaron, asimismo, un intercambio de sus respectivos riesgos de cáncer de colon, según un estudio internacional liderado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, cuyos resultados se publican en Nature Communications 

El trabajo sugiere que pasar de una dieta occidentializada a una con alto contenido de fibra y baja en grasas, como es la africana, reduce los biomarcadores del riesgo de cáncer.

El investigador principal, Stephen O’Keefe, profesor de Medicina de la División de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición de la Escuela de Medicina de Pitt, observó,, mientras trabajaba en Sudáfrica, que sus pacientes rurales rara vez tenían cáncer de colon o pólipos intestinales, que pueden ser un precursores del cáncer. En el mundo occidental, el cáncer de colon es la segunda causa de muerte por cáncer y los afroamericanos tienen la mayor carga de la enfermedad en Estados Unidos.

«Se cree que la dieta afroamericana, que contiene más proteína animal y grasa y menos fibra soluble que la dieta africana, aumenta el riesgo de cáncer de colon», explica O’Keefe. «Otros estudios con emigrantes japoneses a Hawai han demostrado que sólo se necesita la occidentalización de una generación para cambiar la baja incidencia de cáncer de colon por las altas tasas observadas en los hawaianos nativos», agrega.

Los autores analizaron el impacto de un cambio de la dieta en un entorno controlado A los participantes, un total de 20 voluntarios afroamericanos y 20 voluntarios de zonas rurales de Sudáfrica de 50 a 65 años, se les ofreció un menú preparado por los investigadores con ingredientes y técnicas culinarias típicas del otro grupo.

El equipo examinó muestras de contenido fecal y de colon obtenidas mediante colonoscopia de cada voluntario al inicio del estudio y después del periodo de análisis, de 2 semanas. Aunque el cambio de dieta fue breve, cada grupo asumió las tasas del otro en lo que se refiere a la renovación de las células de la mucosa intestinal, los niveles de fermentación de la fibra y los marcadores de la actividad metabólica bacteriana y la inflamación asociados con el riesgo de cáncer.

De 10 a 50 gramos de fibra

Los afroamericanos experimentaron un aumento en la producción de butirato, que se cree que desempeña un papel clave en las vías de lucha contra el cáncer. Los investigadores destacaron que eliminaron los pólipos intestinales de nueve de los voluntarios afroamericanos, pero que no había ninguno en los africanos.

«No podemos decir definitivamente de estas medidas que el cambio en su dieta habría dado lugar a más casos de cáncer en el grupo africano o menos en el grupo de América, pero hay buena evidencia de otros estudios de que los cambios que observamos son signos de riesgo de cáncer», señala el coautor Jeremy Nicholson, del Imperial College de Londres, en Reino Unido.

Según el doctor O’Keefe, el aumento de la ingesta de fibra -de aproximadamente 10 gramos a más de 50 para los afroamericanos- condujo a modificaciones de biomarcadores que reflejan la reducción del riesgo de cáncer, pero comer menos grasas animales y proteínas también podría ser útil.

mayo 31/ 2015 (JANO)

 

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