La migraña, enfermedad neurológica que causa un dolor intenso de cabeza que llega a inhabilitar a quien lo padece, puede mitigarse con unos hábitos de vida saludables, en especial con ejercicio físico, y con un cambio de la conducta que pase por conocer cómo actúa el dolor.

Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Pain Medicine en el que han participado tres fisioterapeutas y un psicólogo del Hospital Universitario La Paz de Madrid y de su instituto de investigación sanitaria, IdiPAZ, que se ha convertido en el más compartido del año 2014 de esta publicación de la Academia Americana del Dolor.

El informe consiste en una revisión sistemática y un meta-análisis de todos los estudios clínicos que existen hasta el momento relacionados con la efectividad de la educación en los pacientes adultos con migraña.

Esta educación terapéutica pretende facilitar al afectado armas contra las que él mismo pueda combatir la migraña, una dolencia que en España afecta a 3, 5 millones de personas y que se debe a la interacción de factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales. Es episódica cuando aparece entre 1 y 9 días al mes y crónica cuando lo hace durante más de 15 días en ese mismo periodo de tiempo.

La terapia educacional contra la migraña “consiste en modificar determinados hábitos de vida evitando factores de riesgo y aprendiendo medidas saludables”, un proceso de aprendizaje que empieza a dar resultados a medio plazo, explica el fisioterapeuta de La Paz, Alfonso Gil, uno de los autores del estudio.

Un pilar de ese aprendizaje es el ejercicio físico mediante el cual “se generan una serie de sustancias analgésicas que provienen del sistema nervioso central” que ayudan a suavizar cualquier dolor del organismo, como las cefaléas o dolores de cabeza, explica el especialista.

La fisioterapia también trata la migraña desde las cervicales altas y los músculos de la cara y cuello, el núcleo trigeminal que modula la sensibilidad de la cara.

Mirar de frente al dolor

La vertiente psicológica ayuda al paciente a cambiar de conducta para afrontar las distintas situaciones.

“También lo enfocamos desde el conocimiento de la fisiología del dolor, solo con que el paciente sepa cómo funciona el dolor hace que baje su percepción del miedo y descienda  su intensidad”, señala el fisioterapeuta.

“Todo el cambio de conductas -añade- intentamos integrarlo desde la fisioterapia y desde la psicología para que el modelo sea bioconductual, que afecte a la esfera social, psicológica y anatómica”.

Los resultados del estudio, que analiza los datos clínicos de adultos, refleja que si se lleva a la práctica esta terapia educacional a medio plazo (entre seis meses y un año, tiempo mínimo para que haya un aprendizaje) baja la frecuencia (número de días al mes con migraña); mejora la calidad de vida, se mitiga la intensidad del dolor y aumenta la autoeficacia.

mayo 19/ 2015 (EFE)

 

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