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Investigadores daneses han descubierto que existe una predisposición genética que puede explicar por qué algunos niños pueden sufrir convulsiones febriles tras haber recibido la vacuna combinada SPR (sarampión, paperas y rubéola).
Las convulsiones febriles se producen en los pequeños con motivo de fiebres altas y pueden durar de uno a cinco minutos, antes de que el niño recupere su estado normal. En general, la crisis no se reproduce ni tiene consecuencias en el cerebro.
Dichas convulsiones no están relacionadas con una crisis de epilepsia, que se produce en ausencia de fiebre.
En un estudio publicado por la revista británcia «Nature Genetics«, los investigadores han mostrado que alrededor de un niño de cada 1000 presentan convulsiones febriles después de recibir esta vacuna triple vírica.
Para Bjarke Feenstra, principal autor del estudio, no se puede cuestionar la eficacia de esta triple vacuna «que evita la muerte de un millón de niños cada año en el mundo».
«Los resultados de los estudios como el nuestro deberían llevar a la creación de vacunas todavía más seguras», exhortó en un correo electrónico a la AFP.
Al estudiar el perfil genético de 1300 niños daneses que han tenido convulsiones febriles tras recibir la triple vacuna y compararlos con 5800 niños que no habían sido vacunados y 2000 que tuvieron convulsiones no vinculadas con la vacuna, los investigadores han identificado varias mutaciones genéticas que favorecen las convulsiones.
Dos de ellas están relacionadas con los genes que desempeñan un papel importante en la manera en que el sistema inmunitario reacciona a los ataques virales.
Otros cuatro afectan a los genes que gobiernan los canales iónicos implicados en el funcionamiento de las neuronas.
Según el estudio, los niños que presentan las cuatro últimas mutaciones tienen cerca de cuatro veces más de riesgo de tener convulsiones febriles que los niños que no los tienen.
No obstante, los investigadores revelan que las seis mutaciones descubiertas hasta ahora solo representan una pequeña parte de causas genéticas susceptibles de favorecer las convulsiones.
Subrayan también que las mutaciones solo se han estudiado en los niños daneses y que no saben si existen los mismos riesgos en otras partes.
En 1998, un estudio publicado en la revista médica británica «The Lancet» había sembrado el pánico en el mundo anglosajón al relacionar la vacuna triple con el autismo.
Aunque el artículo fue retirado después debido a «irregularidades», el temor sobre esta vacuna persiste entre los padres que muchos se niegan a vacunar a sus hijos, sobre todo en Gran Bretaña.
octubre 30/2014 (AFP)
Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2014 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.