hernia inguinal niñosLas hernias inguinales son una afección frecuente que requiere reparación quirúrgica en niños. En pediatría suelen ser indirectas y se caracterizan por la protrusión del contenido intraabdominal a través del proceso vaginal permeable (PVP). La incidencia de hernias inguinales es de aproximadamente 8 a 50 por cada 1.000 nacidos vivos en recién nacidos a término, y aumenta hasta casi el 20% en recién nacidos de peso extremadamente bajo (menos de 1000 gr).

Se calcula que el riesgo de hernia inguinal incarcerada en niños es del 4%, y el riesgo más alto (8%) se observa en los lactantes; por consiguiente, se suelen reparar poco después del diagnóstico.

En este informe se revisan la embriología, la fisiopatología y la historia natural de la PVP, así como la evaluación y el tratamiento contemporáneos de las hernias pediátricas, con especial atención a los riesgos de la anestesia general en niños muy pequeños.

Algunas controversias en el tratamiento de las hernias inguinales incluyen el momento óptimo de la reparación en niños prematuros, quién debe realizar estas reparaciones, el abordaje óptimo, la necesidad de una evaluación contralateral, el abordaje de las hernias recurrentes y el tratamiento de un PVP asintomático identificado durante una exploración del abdomen no relacionada con hernias.

Embriología e historia natural del proceso vaginal

La comprensión completa de las cuestiones relacionadas con la reparación quirúrgica de una hernia inguinal requiere del conocimiento de la embriología y el posterior desarrollo del proceso vaginal.

En los varones, el descenso testicular implica 2 fases: intraabdominal y extraabdominal.5 El testículo en desarrollo está unido inicialmente al diafragma por el ligamento craneosensorial; la regresión de este ligamento provoca la migración transabdominal del testículo. Simultáneamente, a medida que el feto masculino crece y el abdomen se alarga, el testículo queda anclado esencialmente por el gubernáculo engrosado al escroto dependiente.

En el feto femenino, el ligamento craneosensorial se mantiene; por lo tanto, el ovario conserva su localización intraabdominal dorsal (retrocelómica o retroperitoneal). Además, el gubernaculum no se engrosa, sino que persiste como ligamento redondo del ovario.

Durante la fase extraabdominal (25-35 semanas de gestación), el testículo desciende a través del canal inguinal, arrastrando consigo una extensión del revestimiento peritoneal denominada proceso vaginal.7 Normalmente, el proceso vaginal se oblitera y persiste como túnica vaginal, envolviendo al testículo. Tanto los cultivos de tejidos humanos in vitro como los estudios en modelos de roedores implican que la inervación genitofemoral es fundamental para la regulación de la longitud gubernacular, así como para la obliteración del proceso vaginal.

Una involución incompleta da lugar a un PVP que, cuando está lleno de líquido, puede presentarse clínicamente como un hidrocele. Si la comunicación es grande o las presiones intraabdominales son elevadas, las estructuras intraabdominales como el intestino pueden herniarse, dando lugar a una hernia inguinal indirecta. En este trabajo, el PVP indica una comunicación entre los labios/escroto y la cavidad peritoneal, el «hidrocele» indica un PVP que contiene líquido, y la «hernia inguinal» indica un PVP que contiene contenido abdominal.

Se cree que la relación del proceso vaginal con el descenso testicular explica por qué más del 90% de las hernias inguinales pediátricas se producen en varones.11 La involución del proceso vaginal izquierdo precede a la del derecho, lo que concuerda con la observación de que el 60% de las hernias inguinales indirectas se producen en el lado derecho.

La prevalencia de PVP  es mayor durante la infancia (hasta un 47% en recién nacidos y un 27% en niños menores de 2 años) y disminuye con la edad.13 Los hidroceles congénitos, que son esencialmente PVP clínicamente aparentes, suelen resolverse espontáneamente en un plazo de 18 a 24 meses14-16 Sin embargo, estas estimaciones de prevalencia se han extrapolado generalmente a partir de los hallazgos en el momento de la exploración del anillo interno contralateral durante la reparación de una hernia inguinal y posiblemente sobrestiman la prevalencia real de PVP en la población general. Rowe y colaboradores informaron de una tasa del 64% de PVP contralateral identificada en el momento de la reparación de la hernia inguinal en lactantes menores de 2 meses.

Las tasas notificadas de PVP contralateral disminuyen a entre el 33% y el 50% en niños menores de 1 año y son tan bajas como el 15% a los 5 años.13,17-20 Centeno-Wolf Weaver y colaboradores notificaron que la tasa de PVP asintomática en niños sometidos a cirugías abdominales no relacionadas con hernia era del 9,1% y el 20%, respectivamente.

La mayoría de los pacientes incluidos en el primer estudio eran mayores de 8 años, lo que podría explicar la menor prevalencia puntual estimada en ese grupo.17 No todos los pacientes con un PVP asintomático desarrollan posteriormente una hernia inguinal. En pacientes sometidos a una intervención por patología inguinal, Toki y colaboradores estimaron que la tasa de regresión espontánea del PVP después de 9 meses de edad oscilaba entre el 67% y el 91%.22

Rowe y colaboradores informaron de que el PVP contralateral se oblitera en aproximadamente el 40% de los pacientes en los primeros meses de vida y en un 20% adicional en los 2 años siguientes, y sólo el 40% permanece presente después de 2 años.17 Entre los que presentan un PVP después de 2 años, aproximadamente la mitad desarrollará una hernia clínica.

Entre los pacientes sin una patología inguinal conocida previamente y un PVP descubierto incidentalmente en los estudios de Centeno-Wolf y Weaver y colaboradores, se desarrolló una hernia inguinal clínicamente evidente en una proporción del 10,5% y el 13,5%, respectivamente, durante un período de seguimiento medio de 10,5 y 8,1 años, respectivamente.16,21 La incidencia de PVP descubierto incidentalmente en adultos se estima de forma similar en un 12%, y la presencia de una de ellas confiere un riesgo del 12% de desarrollar una hernia inguinal indirecta posterior.

Tiempo óptimo de reparación en lactantes pretérminos entre los prematuros

A pesar de ser una de las operaciones más frecuentes en neonatos prematuros, el momento óptimo para la reparación de la hernia inguinal sigue siendo controvertido, como sugiere la significativa variabilidad en la práctica entre los especialistas en cirugía pediátrica. Sulkowski y colaboradores informaron que, aunque los niños tratados en los hospitales participantes en el Sistema de Información de Salud Pediátrica eran en general más propensos (67,1%) a someterse a una reparación antes del alta hospitalaria, existían variaciones notables en la práctica, ya que entre el 3% y el 74% de las reparaciones en centros individuales se realizaban de forma ambulatoria.27 Además, algo más de la mitad (53%) de los especialistas en cirugía infantil, en una encuesta realizada por la Academia Americana de Pediatría, informaron que reparaban las hernias inguinales en neonatos prematuros cuando era conveniente.

Entre las posibles motivaciones para retrasar la reparación de la hernia inguinal en neonatos prematuros se incluyen las dificultades técnicas, la mayor tasa de recurrencia, las comorbilidades asociadas a la prematurez y las preocupaciones relacionadas con la anestesia, incluido el riesgo de apnea postoperatoria y la dependencia prolongada del respirador postoperatorio.

Lautz y colaboradores utilizando la base de datos Kids’ Inpatient Database de 2003 y 2006, demostraron que la tasa de incarceración de hernia inguinal en 49.000 recién nacidos prematuros revisados fue del 16%, con un aumento proporcional de la tasa de incarceración al aumentar la edad gestacional corregida en el momento de la cirugía.31 Dada esta posible mayor incidencia de incarceración en lactantes prematuros, algunos cirujanos pediátricos sostienen que el retraso en la reparación puede aumentar la frecuencia de complicaciones relacionadas con la hernia inguinal, como la incarceración intestinal, la estrangulación y la atrofia testicular.32,33 Además, en caso de incarceración, las reparaciones urgentes en este grupo de pacientes también suponen un mayor riesgo de complicaciones perioperatorias.

Otros plantean la hipótesis de que las reducciones repetidas de la hernia atribuibles a la incarceración intermitente pueden conducir potencialmente a la cicatrización del saco herniario, aumentando así la complejidad de la reparación posterior.34 Un meta-análisis reciente que incluía 7 estudios retrospectivos con un total de 2.024 pacientes intentó identificar el momento óptimo de la reparación.30 En este análisis se incluyeron 1.176 pacientes que se sometieron a reparación antes del alta de la UCIN y 848 pacientes que se sometieron a reparación después del alta de la UCIN, sin que se observaran diferencias en las tasas de incarceración: 18,1% frente a 11,3%, respectivamente.

Las tasas de recidiva (5,7% frente a 1,8%), reintervención (5,7% frente a 3,3%), complicaciones respiratorias (odds ratio 5 4,9) y duración de la intervención quirúrgica fueron significativamente superiores en los que se sometieron a reparación antes del alta de la UCIN. Además, un estudio retrospectivo de 263 recién nacidos prematuros reveló una duración de la estancia hospitalaria tras la reparación considerablemente inferior en la cohorte que se sometió a la reparación después del alta de la UCIN (11,75 frente a 1,02 días).

Los autores concluyeron que existían pruebas de calidad moderada que apoyaban postergar la reparación de la hernia inguinal hasta después del alta de la UCIN en los recién nacidos prematuros, porque esto puede reducir el riesgo de dificultades respiratorias sin aumentar el riesgo de incarceración y reintervención.30 El ensayo Timing of Inguinal Hernia Repair in Premature Infants (#NCT01678638) finalizó recientemente el reclutamiento de pacientes. Se está a la espera de los resultados de este ensayo y se espera que ayuden a determinar si un enfoque de reparación precoz o tardía es óptimo en lactantes prematuros.

¿Quién debe realizar las reparaciones de hernias inguinales pediátricas?

Varios estudios previos han demostrado que el volumen de formación en subespecialidades y el volumen de especialistas en cirugía general pediátrica pueden conducir a mejores resultados quirúrgicos.36,37 Cuando los especialistas en cirugía pediátrica con formación de becarios atienden determinadas afecciones quirúrgicas, como la piloromiotomía y la apendicitis aguda, se han demostrado previamente mejores resultados.

Borenstein y colaboradores 41 utilizaron el Canadian Institute for Health Information para revisar 20.545 reparaciones de hernia inguinal pediátricas y demostraron que, a pesar de que los especialistas en cirugía pediátrica atendían a una mayor proporción de pacientes menores de 1 año, el riesgo global de recurrencia de la hernia era 2,4 veces mayor entre los pacientes tratados por cirujanos generales.

Entre los especialistas en cirugía pediátrica, el riesgo estimado de recurrencia fue independiente de los volúmenes quirúrgicos. Sin embargo, existía una relación inversa significativa entre las tasas de recurrencia y el volumen de casos del cirujano general: los cirujanos generales que realizaban menos de 10 hernias inguinales pediátricas al año tenían la mayor incidencia de recurrencia, y los cirujanos generales de mayor volumen alcanzaban tasas de recurrencia similares a las de los especialistas en cirugía pediátrica.

Los especialistas en cirugía pediátrica con formación académica tienen la tasa más baja de recidivas de hernias. Sin embargo, si el acceso a un especialista en cirugía pediátrica es difícil debido a limitaciones geográficas, los cirujanos generales que realizan un número razonable de reparaciones de hernias pediátricas pueden lograr resultados similares. Del mismo modo, se ha demostrado que los urólogos pediátricos logran tasas muy bajas de recidivas de hernia inguinal.  Otro recurso necesario para la atención óptima de un lactante sometido a una reparación de hernia inguinal es la atención prestada bajo la dirección de un anestesiólogo especialista en pediatría.

Ver más información:

Khan FA, Jancelewicz T, Kieran K, Islam S, Committee on Fetus and Newborn, Section Surgery, et al.  Assessment and Management of Inguinal Hernias in Children. Pediatrics[Internet].2023[citado 24 nov 2023]: 152 (1): e2023062510.

24 noviembre 2023 |Fuente: IntraMed|  Tomado de Evaluación y tratamiento 

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noviembre 24, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Cirugía, Pediatría, Riesgo a la Salud | Etiquetas: , , |

bebesUna investigación puntera en terapia génica, basada en el sistema de edición genética CRISPR-Cas9, permite insertar genes con precisión, lo que ofrece esperanzas para muchos trastornos genéticos como la inmunodeficiencia combinada grave (IDCG), que afecta a los lactantes. La investigación, cuyos detalles se publican este viernes en la revista Nature Communications, ha sido realizada por científicos de la Universidad Bar-Ilan de Israel.

La IDCG es un grupo de enfermedades hereditarias del sistema inmunitario causadas por mutaciones genéticas que provocan anomalías en los linfocitos T y linfocitos B, dos tipos de glóbulos blancos necesarios para que el sistema inmune proteja al cuerpo de las infecciones. Si no se trata, la IDCG resulta mortal en el primer año de vida.

El tratamiento convencional consiste en un trasplante de sangre o de células madre hematopoyéticas (TCMH) para reconstruir el sistema sanguíneo del bebé, pero la dificultad de encontrar donantes compatibles y algunas complicaciones, como la enfermedad de injerto contra huésped (EICH), son importantes obstáculos.

Una solución innovadora ha surgido con la llegada de la edición del genoma mediante el uso de la tecnología CRISPR-Cas9, que ofrece esperanzas para muchos trastornos genéticos como la IDCG. El sistema CRISPR-Cas9 crea roturas de doble cadena específicas en el ADN, lo que permite la edición precisa de genes.

Este sistema de reparación puede alterar un gen específico o corregirlo, lo que permite atacar casi cualquier gen del genoma. Este avance abre la puerta a intervenciones terapéuticas para una amplia gama de enfermedades genómicas. El nuevo estudio presenta una prometedora técnica de edición genómica, la GE mediada por reparación homológica CRISPR-Cas9 (HDR), que ofrece la posibilidad de insertar genes con precisión. En ciertos subtipos de IDCG, una alternativa al tratamiento convencional (trasplante) puede ser la inserción genética convencional CRISPR-Cas9 mediada por HDR, pero conlleva riesgos inherentes, especialmente en los casos de IDCG causados RAG2.

RAG2 es una nucleasa que interviene en el corte del ADN durante el desarrollo de los linfocitos, y la inserción génica mediada por HDR CRISPR-Cas9 puede dar lugar a una actividad descontrolada de la nucleasa RAG2 y a variaciones estructurales perjudiciales. Para evitarlo, investigadores de la Universidad Bar-Ilan de Israel han propuesto una novedosa estrategia de sustitución, denominada ‘GE x HDR 2.0: Buscar y reemplazar’.

Este enfoque combina la edición del genoma mediada por CRISPR-Cas9 con vectores donantes de ADN adenoasociado recombinante de serotipo 6 (rAAV6) para sustituir con precisión la secuencia codificante de RAG2 y preservar los elementos reguladores. Esta estrategia puede aplicarse también a otros genes causantes de enfermedades. Para Ayal Hendel, de la Facultad de Ciencias de la Vida Goodman de la Universidad Bar-Ilan, esta técnica innovadora ‘aporta esperanza a los pacientes con RAG2-SCID y es prometedora para el tratamiento de otros trastornos genéticos’.

Referencia

Allen D, Knop O, Itkowitz B, Kalter N, Rosenberg M, Lancu O, et al. CRISPR-Cas9 engineering of the RAG2 locus via complete coding sequence replacement for therapeutic applications. Nat Commun[Internet]. 2023[citado 2 nov 2023]; 14(1): 6771. https://doi.org/10.1038/s41467-023-42036-5

2 noviembre 2023 |Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

DengueLa mayoría de los pacientes cursaron la fiebre dengue de manera leve; solo uno de los descritos por el artículo requirió ingreso a la unidad de terapia intensiva pediátrica.

El exantema, los vómitos y la irritabilidad, además de la fiebre, constituyen las manifestaciones habituales de la fiebre dengue en lactantes. La investigación destaca que no ocurrieron fallecimientos.

El ensayo Características de la Fiebre Dengue en niños menores de 6 meses… que publica la revista Pediatría (Asunción) evalúa las características clínicas y epidemiológicas de los lactantes menores de 6 meses con diagnóstico de fiebre dengue.

La Nación / Hospital Acosta Ñu inaugura importantes mejoras con G. 34 mil  millones de inversión.

Las autoras informan que  la institución recibe aproximadamente 110 000 pacientes al año.

Descripción de la enfermedad

El dengue aparece en picos epidémicos cada 3 o 4 años debido a los nuevos serotipos que reinstalan la infección. Después de la pandemia recobró a su prevalencia anterior con más de 2 millones y medio de casos reportados en América, con un millón de fallecidos y una cifra de graves que superó los cuatro mil.

La enfermedad causada por un arbovirus, el virus del dengue, presenta cuatro serotipos DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Es transmitido por la picadura del mosquito hembra Aedes aegypti.

El dengue puede cursar con formas subclínicas o leves, o presentarse con formas graves hasta llegar al shock o falla multiorgánica.

Si bien la presentación asintomática puede darse en un 50 a 80% de los casos, en el algoritmo de manejo se distinguen formas clínicas del dengue:

la clásica, o fiebre dengue, sin signos de alarma, caracterizada por fiebre brusca, escalofríos, mialgias, artralgias, anorexia, cefalea y dolor retro orbitario;

dengue con signos de alarma como dolor abdominal intenso y sostenido, vómitos persistentes, ascitis, derrames serosos, sangrado de mucosas, letargo, irritabilidad, hepatomegalia, hipotensión postural, hematocrito aumentado y

dengue grave que implica shock o dificultad respiratoria, sangrado y daño orgánico grave.

La gran mayoría de los casos de dengue se registran en niños menores de 15 años. Las diferencias clínicas de su manisfestación en niños y en adultos indican que en los primeros se presenta con más vómitos y rash cutáneo, mientras en los adultos predominan artralgias, dolor retro orbital y mialgias.

Los datos de laboratorio encuentran más casos de trombocitopenia, hemoconcentración y elevada ALT (alanina aminotransferasa).

Experiencias descritas

Las características del dengue también fueron cambiando en las últimas décadas, tanto en la forma de presentación, como en la severidad y el riesgo vital.

De acuerdo a un informe nicaragüense publicado en 2005, un mayor porcentaje de dengue grave se vio en lactantes de 4 a 9 meses.

Un estudio de Brasil fechado en 2018 reportó que en los mayores de 5 años el dolor abdominal y la hepatoesplenomegalia fueron factores asociados a la severidad del dengue. Otro trabajo -en este caso de Paraguay- con un grupo pequeño de lactantes, mostró que presentaban menos leucopenia que los demás grupos etarios sin observarse incrementos de la gravedad.

Diseño y población del estudio

Ensayo observacional, descriptivo, de corte transversal, retrospectivo comprendido entre enero de 2017 y diciembre del 2021.

De los 48 869 pacientes menores de 6 meses que consultaron el servicio de urgencias del Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu, el estudio incluyó 172 lactantes con diagnóstico de fiebre dengue, equivalentes al 0,35 % de la población consultante total.

Las autoras consideran como posible que la baja cantidad esté relacionada con la situación epidemiológica de la infección, ya que tanto en las epidemias periódicas de dengue, como en los periodos de endemia, la afectación de mujeres embarazadas en ocasiones conduce a la infección del feto, por transmisión vertical o al neonato. En este último caso, los anticuerpos maternos pueden tener efectos protectores para el lactante durante un periodo de 6 a 12 meses.

Consecuencias de la investigación

Un escaso porcentaje de la población estudiada presentó signos de alarma, siendo los más frecuentes, vómitos e irritabilidad. Según el artículo, estos hallazgos difieren de manera notable con los registrados por el estudio del 2013 a 60 pacientes del mismo hospital que encontró signos de alarma en el 56,6 % de los lactantes. La diferencia, aclaran, podría deberse al escaso número de participantes del anterior estudio, es decir a un error aleatorio.

Con relación a los métodos auxiliares de diagnóstico, la mayoría de los pacientes presentaron una prueba positiva, ya sea NS1 o serología, datos similares a una investigación de 156 pacientes realizada en la Argentina, en que el 52,5 % fue diagnosticado por virología.

Estos reactivos para antígeno viral NS1 pueden arrojar resultados rápidos, con baja sensibilidad, pero con elevado valor predictivo positivo. Por tanto, un resultado negativo, no descarta la enfermedad, sin embargo, si es positivo, prácticamente la confirma, en atención a la elevada prevalencia del dengue en el país.

En lactantes con 5 meses de edad media, los síntomas predominantes de la fiebre dengue, además de la fiebre misma, fueron exantema, vómitos e irritabilidad. El estudio no observó marcada leucopenia ni plaquetopenia. La mayoría curso levemente la enfermedad y solo un paciente requirió ingreso a la unidad de terapia intensiva pediátrica. No se registraron fallecidos.

Referencia

Casartelli Vall D, Godoy Sánchez L, Mesquita Ramírez M. Características de la Fiebre Dengue en niños menores de 6 meses, un estudio retrospectivo. Pediatría (Asunción), 50(1), 20 – 26.  https://doi.org/10.31698/ped.50012023005

https://www.revistaspp.org/index.php/pediatria/article/view/743

 

01/09/2023(Siic Salud) Tomado- Noticias biomédicas Pediatría 

septiembre 4, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Dengue, Fiebre, Pediatría, Problemas de Salud, Riesgo a la Salud | Etiquetas: , , , |

Inhibidores1Investigadores franceses advirtieron sobre el uso excesivo de fármacos supresores de la acidez en lactantes tras descubrir que están asociados a un aumento del riesgo de infecciones graves a una edad posterior.

La atención prestada al uso de inhibidores de la bomba de protones durante la lactancia se debe a que está aumentando el uso de estos fármacos en niños pequeños en Francia, Nueva Zelanda, Escandinavia y Estados Unidos. Gran parte de este uso no es para tratar casos confirmados de reflujo gastroesofágico, sino más bien para calmar el nerviosismo de los padres de bebés con molestias, según los investigadores, que han estudiado los patrones nacionales de prescripción. Además de la preocupación por las infecciones, el uso inadecuado o prolongado de los supresores de la acidez también se asocia a un aumento del riesgo de afecciones como la lesión renal aguda intrahospitalaria y las enfermedades inflamatorias intestinales en los niños.

Los inhibidores de la bomba de protones como omeprazol son eficaces para reducir el ácido gástrico en lactantes con enfermedad por reflujo gastroesofágico, pero los investigadores advierten contra el uso de los fármacos para controlar la regurgitación y el babeo normales que se habrían resuelto por sí solos de todos modos.

«En este estudio, el uso de inhibidores de la bomba de protones en niños pequeños se relacionó con un mayor riesgo de infecciones graves, en general y para diversos sitios y patógenos. En esta población, los inhibidores de la bomba de protones no deberían utilizarse sin una indicación clara», informaron en JAMA Pediatrics la epidemióloga Marion Lassalle, doctora en farmacia, Ph. D., de EPI-PHARE en Saint-Denis, Francia, quien dirigió el estudio, y sus colaboradores.

A partir de los datos de un registro nacional de nacimientos, Lassalle y sus colaboradores compararon las tasas de infección en más de 1,2 millones de lactantes que recibieron un inhibidor de la bomba de protones a una edad promedio de 88 días con las tasas de infección en los niños que recibieron otro tipo de supresor de la acidez (un antagonista de los receptores de histamina o un antiácido) a una edad promedio de 82 días. Más de 600.000 niños formaron parte de cada grupo.

Algo más de la mitad de los participantes eran de sexo masculino y se realizó un seguimiento de los niños hasta una edad máxima de 9 años. Para los que utilizaron un inhibidor de la bomba de protones en lugar de otro supresor de la acidez hubo una tasa global más alta de infecciones graves que requirieron hospitalización (hazard ratio ajustado [HRa]: 1,34; IC de 95 %: 1,32 a 1,36). Hubo mayores tasas de infecciones en el tubo digestivo; oído, nariz y garganta; riñones o vías urinarias; vías respiratorias bajas, y sistema nervioso.

Las infecciones graves aparecieron por primera vez 9,7 meses (intervalo: 3,9 a 21,3) después de que un niño dejara de utilizar un inhibidor de la bomba de protones, un lapso que el grupo de Lassalle determinó basándose en que había un retraso de al menos 90 días en surtir una receta de inhibidores de la bomba de protones.

Posibles factores de confusión

«El estudio muestra asociación, no causalidad», afirmó la Dra. Rina Sanghavi, gastroenteróloga pediátrica del UT Southwestern Medical Center de Dallas, Estados Unidos. La Dra. Sanghavi observó que los niños que siguieron tomando inhibidores de la bomba de protones estaban por lo general más enfermos en su primer año de vida, como demuestran las mayores tasas de enfermedades respiratorias y de uso de corticoesteroides. Esto podría significar que las infecciones que acabaron padeciendo tenían muchas causas y no necesariamente el inhibidor de la bomba de protones.

Del mismo modo, la Dra. Sophia Patel, gastroenteróloga pediátrica de la Cleveland Clinic de Ohio, señaló el intervalo promedio de casi diez meses entre la interrupción de un inhibidor de la bomba de protones y la aparición de una primera infección grave. Ese intervalo es tan largo que es posible que la infección se haya debido a otra cosa, apuntó la Dra. Patel .

A pesar de las limitaciones del estudio, las doctoras Sanghavi y Patel afirmaron que los hallazgos son un buen recordatorio para que los médicos utilicen los inhibidores de la bomba de protones solo cuando sea necesario y limiten su uso una vez iniciado. La base general de evidencia para limitar el uso de inhibidores de la bomba de protones es sólida, señalaron ambas médicas, aunque este estudio no demuestre una causalidad directa entre el uso de inhibidores de la bomba de protones y las tasas de infección.

«Preguntese: ‘¿Necesita este niño un inhibidor de la bomba de protones?'», recomendó dijo la Dra. Sanghavi. Si es así, dijo, ella suele recetarlo durante un periodo de 2 semanas a un máximo de 2 meses y nunca autoriza surtidos automáticos. Con este enfoque, los padres y el niño volverán a la clínica con frecuencia, lo que en la mayoría de los casos permite una reducción más rápida del fármaco.

Lassalle, Ph. D., y las doctoras Sanghavi, y Patel han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Referencia

Lassalle M, Zureik M, Dray-Spira R. Proton Pump Inhibitor Use and Risk of Serious Infections in Young Children. JAMA Pediatr. 2023; e232900. doi: 10.1001/jamapediatrics.2023.2900. PMID: 37578761.       https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37578761/

01/09/2023 (Medscape en Español) Tomado- Noticias y Perspectivas  Copyright © 1994-2023 by WebMD LLC.

Una canción de cuna compuesta por el músico austriaco sirvió para tranquilizar a los bebés durante la prueba del talón, un pequeño examen de sangre que se realiza a los lactantes para detectar algunas enfermedades.

musica mozartCantar canciones de cuna tranquiliza a los recién nacidos, pero si estas piezas musicales las compuso Wolfgang Amadeus Mozart pueden además ayudar a aliviar el dolor que siente el bebé cuando se le somete a un análisis de sangre por punción en el talón, según se detalla en un estudio que publica este martes (29.08.2023) la revista Pediatric Research.

Ese es el resultado de un estudio realizado con cien lactantes, en el cual se señala que los recién nacidos que escucharon solamente una de las canciones de cuna compuestas por Mozart antes, durante y después del pinchazo registraron menos dolor y se calmaron antes.

Un pequeño examen para detectar enfermedades

Un equipo encabezado por el Centro Médico Lincoln de Nueva York desarrolló su investigación mientras los bebés se sometían a la llamada prueba del talón, un análisis de sangre en el pie que sirve para detectar algunas enfermedades como el hipotiroidismo congénito o la fenilcentonuria.

Los lactantes tenían una media de dos días de vida y habían nacido con 39 semanas de gestación. Como parte de los cuidados estándar, se administró a todos 0,5 mililitros de solución azucarada dos minutos antes de realizar la punción del talón. Los padres no podían abrazar físicamente al bebé para calmarlo durante el ensayo.

Más de la mitad escuchó a Mozart

54 de los 100 lactantes escucharon una canción de cuna instrumental de Mozart durante 20 minutos antes y durante la punción del talón y durante cinco minutos después, mientras que los restantes no escucharon música. Antes de recibir el pequeño pinchazo, los autores observaron niveles de dolor similares en ambos grupos de bebés, que eran de una media de cero.

Sin embargo, la puntuación media de dolor de los bebés que escucharon la canción de cuna fue significativamente menor durante e inmediatamente después del procedimiento, en comparación con los que no escucharon música.

Diferencias de dolor entre quienes escucharon la melodía

En concreto, las puntuaciones de dolor de los bebés que oyeron la melodía musical fueron de 4 durante la punción; 0 un minuto después y 0 dos minutos después. En cambio, en el grupo de los 46 restantes que no oyeron música, las puntuaciones de dolor fueron de 7; 5,5 y 2 en los mismos puntos temporales, según el estudio.

Tres minutos después del procedimiento, el equipo no observó diferencias significativas en las puntuaciones medias de dolor de los lactantes de ambos grupos.

«La intervención musical es una herramienta fácil, reproducible y barata para aliviar el dolor de procedimientos menores en recién nacidos sanos y a término», proponen los investigadores.

¿Cómo se sabe si un niño siente dolor?

Los niveles de dolor se determinaron en función de las expresiones faciales de los niños, el grado de llanto, los patrones de respiración, los movimientos de las extremidades y los niveles de alerta.

Los autores, que entre sus filas contaban con un investigador que llevaba auriculares con cancelación de ruido, tuvieron en cuenta la posible influencia de otros estímulos sensoriales en los niveles de dolor, realizando el procedimiento en una habitación silenciosa, poco iluminada y a temperatura ambiente, y no proporcionando a los recién nacidos chupetes ni consuelo físico.

Los autores sugieren que los próximos estudios podrían enfocarse en las grabaciones de las voces de los padres, que también pueden reducir el dolor en los recién nacidos durante procedimientos menores, así como explorar la influencia del consuelo físico de los cuidadores, además de la música, en los niveles de dolor.

Referencia

Anbalagan, S., Velasquez, J.H., Staufert Gutierrez, D. et al. Music for pain relief of minor procedures in term neonates. Pediatr Res (2023). https://doi.org/10.1038/s41390-023-02746-4.

https://www.nature.com/articles/s41390-023-02746-4

 

29/08/2023 (DW.com) Tomado   Ciencia Estados Unidos © 2023 Deutsche Welle


 

Una investigación dirigida por el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt ha buscado una conexión entre el virus respiratorio VRS en lactantes y el asma en niños de 5 años. El trabajo, «Respiratory syncytial virus infection during infancy and asthma during childhood in the U.S. (INSPIRE): a population-based, prospective birth cohort study», se publica en The Lancet. En el mismo número de la revista se ha publicado un comentario de Marie-Noëlle Billard y Louis J Bont.

Según el estudio, permanecer libre del VRS durante el primer año de vida se asoció a un riesgo sustancialmente menor de desarrollar asma infantil.

De los 1.741 niños incluidos en el estudio, 944 (54%) presentaron infección por VRS durante la infancia. La proporción de niños con asma a la edad de 5 años (91/587, 16%) era menor entre los que no tenían infección por VRS durante la infancia que entre los que sí la tenían (139/670, 21%).

En su análisis, estar infectado por el VRS durante el primer año se asoció con un riesgo un 26% mayor de padecer asma a los 5 años que estar infectado más tarde en la infancia. La proporción estimada de casos de asma a los 5 años que los investigadores sugieren que podría prevenirse evitando la infección por VRS durante la infancia es del 15%.

Los resultados muestran una asociación dependiente de la edad entre la infección por VRS declarada durante la infancia y la presentación posterior de asma infantil. Los autores afirman que, para establecer definitivamente la causalidad, será necesario estudiar el efecto de las intervenciones que previenen, retrasan o disminuyen la gravedad de la infección inicial por VRS sobre el asma infantil.

Aunque los resultados del estudio apuntan a la posible relación causal entre el VRS y el asma infantil, también podrían haber sugerido que las infecciones por VRS son más graves (menos propensas a ser asintomáticas) en los lactantes propensos al asma, lo que se traduce en un aumento de las interacciones sanitarias por infecciones respiratorias. Sin embargo, los investigadores evitaron esta doble interpretación al no basarse únicamente en las interacciones asistenciales en sus cohortes, sino que utilizaron muestras de sangre a la edad de 1 año para determinar la contracción previa del VRS. De este modo, se mide una población más específica, no simplemente los casos graves comparados con los casos asintomáticos y sin VRS.

En el estudio también se hallaron intrigantes asociaciones dependientes de la gravedad entre la infección por VRS durante la infancia en todo el espectro de gravedad de la enfermedad y el riesgo de asma infantil, lo que podría apoyar una asociación dosis-respuesta. Además, hubo asociaciones dependientes de la edad entre la infección por VRS y el riesgo de asma.

Como siempre, la correlación no implica causalidad, pero es un excelente punto de partida. Futuras investigaciones basadas en este trabajo pueden investigar los mecanismos potenciales, causales o correlativos, de los resultados de este estudio.

 

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