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Un nuevo estudio realizado por expertos de la Universidad de Exeter ha descubierto que una prueba ampliamente utilizada para el cáncer de próstata puede dejar a los hombres negros en mayor riesgo de sobrediagnóstico.
La prueba del antígeno prostático específico (PSA) se utiliza de forma rutinaria como primer paso en el Reino Unido para investigar a los hombres con síntomas urinarios, como sangre en la orina u orinar con mucha frecuencia. Los hombres mayores de 50 años sin síntomas también pueden solicitar el análisis de sangre a su médico de cabecera.
El nuevo estudio, publicado en BMC Medicine, buscó investigar el rendimiento de la prueba de PSA en la identificación del cáncer de próstata entre hombres de diferentes grupos étnicos. Es bien sabido que los hombres negros en el Reino Unido tienen más probabilidades de ser diagnosticados con cáncer de próstata; lo que queda menos claro es si los resultados son peores para estos hombres que para sus homólogos blancos británicos.
En un análisis posterior, se encontró que los diagnósticos de cáncer de próstata después del aumento del resultado del PSA fueron más altos en los hombres negros, en comparación con los hombres blancos y los hombres asiáticos. Sin embargo, cuando el equipo observó cuántos hombres en cada grupo tenían cáncer de próstata avanzado, los niveles entre los hombres negros y los hombres blancos fueron muy similares, lo que sugiere que los niveles relativamente más altos de PSA pueden estar influyendo en el diagnóstico de cáncer de próstata en los hombres negros.
El cáncer de próstata representa alrededor de una cuarta parte de los nuevos casos de cáncer en los hombres: aproximadamente 52.000 hombres son diagnosticados por año solo en el Reino Unido. Es la segunda causa más común de muerte por cáncer en hombres en el Reino Unido, y la supervivencia a cinco años se duplica si se diagnostica en la etapa más temprana en comparación con la etapa más avanzada. Los síntomas son comunes y fáciles de diagnosticar, y se estima que el 14 por ciento de las muertes por cáncer de próstata podrían evitarse si se diagnosticaran antes.
Las pruebas de PSA han estado bajo escrutinio antes, ya que solo uno de cada tres hombres con una prueba de PSA positiva tiene cáncer y uno de cada siete hombres con cáncer de próstata no tiene niveles elevados de PSA. Este último estudio sugiere que los hombres negros pueden ser significativamente más propensos a someterse a pruebas diagnósticas, como la resonancia magnética de la próstata y la biopsia, porque sus niveles naturales de PSA son más altos de todos modos.
La Dra. Tanimola Martins, investigadora principal y profesora de la Universidad de Exeter, dijo: «Los británicos negros, asiáticos y otros grupos étnicos minoritarios están históricamente infrarrepresentados en la investigación del cáncer. Por lo tanto, es posible que los hallazgos de investigaciones anteriores, incluidos los que informan las pruebas de PSA y el diagnóstico de cáncer de próstata, no reflejen plenamente sus perspectivas, necesidades o experiencias. Nuestro estudio proporciona un mensaje importante para los proveedores, los legisladores, las organizaciones benéficas y los grupos de defensa que hacen campaña a favor de las pruebas de detección del cáncer de próstata.
«El sobrediagnóstico de cáncer puede no sonar tan preocupante como el infradiagnóstico, pero necesitamos restablecer el equilibrio en la base de evidencia para obtener un diagnóstico más preciso y exacto del cáncer de próstata para evitar biopsias innecesarias que pueden conducir a angustia psicológica y sepsis. Necesitamos más investigación para garantizar que todos obtengan el mejor diagnóstico, independientemente de su origen étnico».
Naser Turabi, Director de Evidencia e Implementación de Cancer Research UK, dijo: «En general, la investigación muestra que el uso de la prueba de PSA en hombres sin síntomas de próstata no reduce el número de muertes por cáncer de próstata. Este estudio destaca que la prueba puede estar causando daño a los hombres negros en particular. Esto puede deberse a que tienen niveles naturalmente más altos de la proteína PSA, lo que hace que la prueba sea aún menos precisa para encontrar cánceres de próstata que necesitan tratamiento.
«La prueba de PSA no es adecuada para los hombres que no tienen síntomas de cáncer de próstata, y se necesita más investigación para encontrar una prueba efectiva y precisa que salve vidas de la enfermedad y reduzca el tratamiento innecesario».
El estudio incluyó a 649.445 hombres blancos, 37.827 hombres negros y 31.053 hombres asiáticos. En los hombres asiáticos, el estudio encontró resultados consistentes de que los niveles más bajos de PSA, los diagnósticos de cáncer más bajos y también las tasas más bajas de cáncer de próstata avanzado.
El estudio utilizó datos de pacientes registrados en consultorios generales en Inglaterra que contribuyeron al conjunto de datos de Clinical Practice Research Datalink Aurum. Los elegibles eran hombres de 40 años o más con antecedentes étnicos y un resultado de la prueba de PSA registrado entre 2010 y 2017 sin diagnóstico previo de cáncer.
Ver articulo: Down R, Barlow M, Bailey SE, Maunce LT, Merriel S, Watsom J, et al. Association between patient ethnicity and prostate cancer diagnosis following a prostate-specific antigen test: a cohort study of 730,000 men in primary care in the UK. BMC Med [Internet]. 2024[citado 03 mar 2024]; 82. https://doi.org/10.1186/s12916-024-03283-5
29 febrero 2024| Fuente: EureKalert| Tomado de | Comunicado de prensa
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29
La prevalencia del Virus del Papiloma Humano (VPH) es mayor en hombres que en mujeres. Mientras en ellas baja con la edad, en ellos permanece estable a lo largo de toda su vida, motivo por el que nunca ‘existe el riesgo cero’ de contagiarse, incluso entre parejas estables, pero sí de prevenir sus estragos vacunándose.
Este virus, que es la infección de transmisión sexual (ITS) más común, es responsable del 5 % de todos los tumores a nivel mundial; está detrás del 100 % de los cánceres escamosos anales y de la práctica totalidad de los de cuello de cérvix, del 78 % de los de vagina, del 25 % de los de vulva y del 90 % de las verrugas genitales.
No existe el riesgo cero, y con cada relación sexual, existe la posibilidad de transmisión, incluso en los casos de parejas estables, ha enfatizado Jesús de la Fuente, coordinador de la Unidad de Patología de Tracto Genital Inferior-VPH del Hospital Infanta Leonor de Madrid.
La ausencia de riesgo cero se explica por dos motivos:
La falta de síntomas y la latencia del virus, que hace que una persona que se infectó en un momento determinado mantenga el virus en estado de reposo y pueda a su vez transmitirlo posteriormente. Se da la circunstancia que, en el caso de los hombres, la cantidad de VPH que mantienen es mayor: las mujeres alcanzan su mayor prevalencia entre los 25 y los 30 años, pero va cayendo hasta quedarse entre el 8 y el 10 % a los 50.
La prevalencia de los hombres es de entre un 35 % y un 50 % de media, y se mantiene estable a lo largo de toda la vida’. En 2007 se recomendó la vacunación en chicas adolescentes; en 2018 se aprobó en población con condiciones de riesgo de ambos sexos y desde 2022 se aconseja a los adolescentes varones a los 12 años.
Con esta vacuna, se puede lograr que enfermedades como el cáncer de cérvix ‘pasen a la historia de la medicina’, ha subrayado el presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Jaime Pérez.
Pero es importante que lo hagan no solo las chicas: la vacunación universal permite no solo la protección directa de los chicos, ya que hay cánceres que se dan también en hombres, sino también disminuir la circulación del virus, con lo que se logra la protección pasiva de las chicas; y llegar a colectivos a los que no es fácil, como los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH). La cobertura vacunal en chicas es buena, alcanzando en primera dosis el 91 % y del 83 % en segunda; aunque no hay datos de todo el territorio de la vacunación en chicos, en algunas comunidades se ha observado un porcentaje algo menor, de hasta un 5 % menos.
En España no hay datos aún sobre la incidencia de la vacuna en el desarrollo de cáncer, aunque algunos internacionales apuntan a que ninguna chica inmunizada desarrolló después un tumor de este tipo.
Resultan fundamentales los programas de cribado, que han tenido un gran impacto en países como España; sin embargo, no hay que olvidar que el cáncer de cervix es la cuarta causa de muerte de las mujeres en el mundo, ha puntualizado Ana Santaballa, jefa de la sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos del Hospital La Fe de Valencia. Esta experta ha querido hacer hincapié en la importancia de la detección precoz, pues en sus primeras fases, el cáncer de cérvix puede ser curado con cirugía; cuando ya es metastásico o en recaída, ‘el tratamiento es mucho más complejo’ y los síntomas de la enfermedad ‘son devastadores’ para la mujer.
28 febrero 2024 | Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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La epidemia de sífilis en Estados Unidos no cede y, al contrario, la tasa de casos infecciosos aumentó en un 9% durante 2022, según un nuevo informe del gobierno federal sobre enfermedades de transmisión sexual (ETS) en adultos. Pero hay algunas buenas e inesperadas noticias: La tasa de casos nuevos de gonorrea descendió por primera vez en una década. No está claro por qué los casos de sífilis aumentaron en un 9% mientras que los de gonorrea descendieron un 9%, señalaron funcionarios de los Centros para el Control y la prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés). Añadieron que es demasiado pronto para determinar si existe una nueva tendencia a la baja para esta última.
Están más concentrados en la sífilis, la cual es menos frecuente que la gonorrea o la clamidia, pero es considerada más peligrosa. El total de casos superó los 207.000 en 2022, el mayor registro en Estados Unidos desde 1950, según los datos publicados el martes. Y aunque sigue teniendo un impacto desproporcionado en los hombres homosexuales y bisexuales, la enfermedad se está extendiendo a hombres y mujeres heterosexuales, y también afecta cada vez con mayor frecuencia a recién nacidos, según los funcionarios de los CDC.
La sífilis es una enfermedad bacteriana que puede manifestarse en forma de úlceras genitales que no producen dolor pero, en caso de no ser atendida, puede causar parálisis, pérdida de audición, demencia e incluso la muerte.
El número de nuevas infecciones en Estados Unidos comenzó a caer a partir de la década de 1940, cuando se generalizó la disponibilidad de antibióticos, y alcanzó su nivel más bajo en 1998. Alrededor de 59.000 d e los casos de 2022 involucran una de las formas más infecciosas de sífilis.
De ellos, aproximadamente una cuarta parte fueron en mujeres y una proporción similar en hombres heterosexuales. ‘Creo que se está propagando sin saberlo entre la población heterosexual cisgénero, porque en realidad no estamos haciendo pruebas para detectarla. Realmente no la estamos buscando’ en esa población, dijo el doctor Philip Chan, profesor en la Universidad Brown y director de medicina en Open Door Health, un centro de salud para pacientes gays, lesbianas y transexuales en Providence, Rhode Island.
El informe también muestra que las tasas de los tipos más infecciosos de sífilis no sólo aumentaron en todo el país, sino también entre los distintos grupos raciales y étnicos, siendo los indígenas estadounidenses y los nativos de Alaska los que registraron la tasa más alta. Dakota del Sur fue el estado con la tasa más elevada de sífilis infecciosa, con 84 casos por cada 100.000 habitantes,
más del doble que el siguiente estado en la lista, Nuevo México.
El incremento en Dakota del Sur se debió a un brote en la comunidad nativa estadounidense, dijo la doctora Meghan O’Connell, directora de salud pública de la Junta de Salud de Líderes Tribales de las Grandes Llanuras, con sede en Rapid City, Dakota del Sur. Casi todos los casos fueron en personas heterosexuales, y O’Connell afirmó que las pruebas diagnósticas y el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual ya era limitados en las comunidades tribales aisladas y la situación únicamente empeoró durante la pandemia.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos convocó el año pasado a un grupo de trabajo sobre la sífilis centrado en detener la propagación de esta ETS, haciendo hincapié en los lugares con las tasas más elevadas: Dakota del Sur, otros 12 estados y el Distrito de Columbia. El informe también analizó las ETS más comunes como la clamidia y la gonorrea. Los casos de clamidia se mantuvieron relativamente estables entre 2021 y 2022, con una tasa de alrededor de 495 por 100.000, aunque se observaron declives en hombres y, especialmente, en mujeres de entre 20 y 30 años. En el caso de la gonorrea, el descenso más pronunciado también se registró en mujeres dentro de ese mismo rango de edad. Los expertos dicen que no están seguros de por qué los índices de gonorrea disminuyeron.
Esto ocurrió en unos 40 estados, así que lo que sea que explique el descenso parece haber ocurrido en la mayor parte del país. Las pruebas diagnósticas a ETS se interrumpieron durante la pandemia de COVID-19, y los funcionarios creen que esa es la razón por la que la tasa de clamidia se redujo en 2020.
Es posible que las pruebas y los diagnósticos siguieran ajustándose en 2022, afirmó el doctor Jonathan Mermin, director del Centro Nacional para la Prevención del VIH, la Hepatitis Viral, las ETS y la Tuberculosis de los CDC. ‘Nos anima la magnitud del descenso’, dijo Mermin, aunque la tasa de gonorrea sigue siendo más elevada ahora que antes de la pandemia. ‘Tenemos que examinar qué ha ocurrido y si va a seguir ocurriendo’.
31 enero 2024| Fuente: Nueva York (AP) | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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23
La esperanza de vida de los hombres está más próxima a la de las mujeres, debido al descenso del tabaquismo y de las muertes relacionadas con el alcohol, indicó hoy el portal NewScientist Un nuevo estudio, publicado por ese medio digital, señaló que históricamente las féminas han vivido más que los varones, pero los cambios en los estilos de vida están ayudando a disminuir esa diferencia.
El estudio concuerda con las tendencias epidemiológicas que sugieren un aumento de la esperanza de vida en el mundo y una reducción de las diferencias entre hombres y mujeres a lo largo del tiempo, afirmó Brandon Yan, de la Universidad de California en San Francisco. Para esa conclusión fueron analizados los datos de mortalidad de 194 países desde 1990 hasta 2020, con los cuales se comprobó que, en líneas generales, la longevidad aumenta en prácticamente todos los países mientras la brecha que existe entre la esperanza de vida entre ambos sexos se estrecha, aunque las diferencias entre países y continentes continúa siendo abismal.
Entre las naciones con una mayor longevidad (Europa, Japón y Norteamérica), la esperanza de vida supera ya los 80 años, mientras que donde esa expectativa es más exigua (Guinea Bissau, la República Centroafricana o Uganda) apenas alcanza los 60 años. No obstante, en esos lugares también se registran mejorías en sus indicadores durante las últimas décadas y continuarán durante los próximos 10 años, confían los investigadores.
Los expertos hicieron además una prospección para 2030, a partir de ese aumento de la longevidad, a pesar de algunos fenómenos concretos, como la crisis del sida en el África subsahariana o las sucesivas epidemias y pandemias. En tal sentido, advirtieron tomar con cautela los resultados, pues acontecimientos inesperados podrían cambiar drásticamente las proyecciones. Y aunque la brecha entre hombres y mujeres en cuanto a esperanza de vida se reduce, ese indicador nunca llegará a igualarse, porque la ciencia ha demostrado las diferencias físicas y fisiológicas entre ellos y ellas, que hacen que el varón sea más propenso a padecer algunas enfermedades, aseguraron.
Enero 18|2024 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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18
Un nuevo estudio sugiere que la esperanza de vida de los hombres está cada vez más próxima a la de las mujeres. Entre las causas, un descenso del tabaquismo y de las muertes relacionadas con el alcohol.
Históricamente, las mujeres han vivido más que los hombres, pero los cambios en los estilos de vida pueden estar ayudando a los hombres a alcanzarlas. Ahora, un estudio publicado este miércoles (17.01.2024) en la revista Plos ONE, desgrana los países con mayor y menor longevidad, así como el aumento de la esperanza de vida tanto para mujeres y hombres.
«Este estudio concuerda con las tendencias epidemiológicas que sugieren un aumento de la esperanza de vida en el mundo y una reducción de las diferencias entre hombres y mujeres a lo largo del tiempo», afirma Brandon Yan, de la Universidad de California en San Francisco, en declaraciones recogidas por el portal NewScientist.
El estudio analizó los datos de mortalidad de 194 países desde 1990 hasta 2020. Los investigadores constataron que, en líneas generales, la longevidad aumenta en prácticamente todos los países del mundo mientras la brecha que existe entre la esperanza de vida de los hombres y las mujeres (siempre mayor) se va estrechando, aunque las diferencias entre países y continentes continúa siendo abismal.
La longevidad, tendencia al alza
Así, entre los países con una mayor longevidad (Europa, Japón o Norteamérica), la esperanza de vida supera ya los 80 años, mientras que en los lugares donde esa esperanza es más exigua (Guinea-Bisáu, la República Centroafricana o Uganda) apenas alcanza los 60 años, aunque también estos han registrado mejorías en sus indicadores durante las últimas décadas y continuarán haciéndolo durante los próximos diez años, confían los investigadores.
El estudio fue realizado por un equipo internacional de economistas y demógrafos en el que han participado investigadores de España y Reino Unido, concretamente de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), de la Universidad de Barcelona, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres o de la Universidad de Oxford.
Los investigadores también hicieron una prospección para 2030, corroborado ese aumento de la longevidad en todo el mundo, a pesar de algunos fenómenos concretos, como la crisis del sida en el África subsahariana o las sucesivas epidemias y pandemias. En este sentido, han advertido de tomar con cautela los resultados, pues acontecimientos inesperados podrían cambiar drásticamente las proyecciones.
Un grupo de hombres de avanzada edad en Millesimo, Italia.Un grupo de hombres de avanzada edad en Millesimo, Italia.
Cinco grandes grupos de países
El estudió clasificó 194 países en cinco grandes grupos en función de esa longevidad; a la cabeza se sitúan los países desarrollados, entre ellos Europa, Norteamérica, Japón, Australia o Nueva Zelanda.
En el segundo grupo están los países en vías de desarrollo, como Rusia, China, algunos de los países más ricos de América Latina y el norte de África.
En un tercero han incluido a la mayoría de los países latinoamericanos, Siria o los países del sudeste asiático.
En el cuarto conjunto han incorporado a la mayoría de los países africanos. Y al final un grupo de países donde la esperanza de vida es muy corta en comparación con el primer grupo, entre los cuales está Ruanda, Guinea-Bisáu, la República Centroafricana, Uganda o Lesoto.
Hombres y mujeres, más cerca
En declaraciones a la agencia Efe, el investigador principal del estudio, David Atance, economista y profesor en la Universidad de Alcalá de Henares (España), ha subrayado que todos los indicadores mejoran en todos los grupos, aunque entre el 2000 y 2020 se ha observado un estrechamiento de la brecha entre hombres y mujeres.
Principalmente, porque ambos se han beneficiado de los avances sanitarios y de una mayor concienciación sobre enfermedades como el sida, dice Atance. También han disminuido las muertes relacionadas con el tabaquismo y el alcohol, que afectan desproporcionadamente más a los hombres, lo que puede haber contribuido a reducir la diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres, añade.
Los datos muestran una evidencia
En el primer grupo (los países más desarrollados), la longevidad se situaba en el año 1990 en 72 años para los hombres y 77 para las mujeres; en el año 2010 se avanzó hasta 78 años para los hombres y 83 las mujeres; y la prospección que hacen los investigadores es que en 2030 esa esperanza de vida se sitúe en 83 y 86 años, respectivamente. Y dos países (España y Japón) se sitúan siempre por encima de la media en este grupo.
En el lado opuesto de la tabla, el de los países con una longevidad más corta, la esperanza de vida en el año 1990 era de 44 años para los hombres y 50 para las mujeres; en el 2010 avanzaron hasta 57 y 61, respectivamente. Los investigadores han calculado que en el año 2030 los hombres vivirán en esos países una media de 61 años y las mujeres 62.
Atance ha explicado que el proceso que siguen todos los países para mejorar sus cifras es casi siempre el mismo: primero se reduce la mortalidad infantil; después se mejora la calidad de vida en la edad adulta gracias sobre todo a los avances médicos, y finalmente se introducen medidas que mejoran y alargan el envejecimiento.
Y aunque la brecha entre hombres y mujeres en cuanto a esperanza de vida se va reduciendo, Atance ha observado que ese indicador «nunca llegará a igualarse, porque la ciencia ha demostrado ya las diferencias físicas y fisiológicas entre ellos y algunas de esas diferencias hacen que el hombre sea más propenso a padecer algunas enfermedades», subraya.
No obstante, los investigadores reconocen que el covid-19 puede haber afectado a la esperanza de vida de los seres humanos en general y de los hombres en particular.
Referencia: Atance D, Mercè Claramunt M, Varea X, Aburto JM. Convergence and divergence in mortality: A global study from 1990 to 2030. PLOS ONE[Internet].2024[citado 17 enero 2024]. doi.org/10.1371/journal.pone.0295842
17 enero 2024| Fuente: DW.com| tomado de Ciencia
oct
10
Los autores recuerdan que investigaciones anteriores también han asociado el uso de hormonas como la testosterona con un mayor riesgo cardiovascular.
La evidencia científica de que los hombres y las mujeres trans enfrentan tasas más altas de enfermedades cardiovasculares continúa en aumento, informó la doctora Dorte Glintborg, del Departamento de Endocrinología en el Hospital Universitario de Odense (Dinamarca), en la reciente reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.
Enfermedades cardiovasculares en la población trans
Un estudio de Glintborg y sus colegas, recientemente publicado en The European Journal of Endocrinology, demostró que en comparación con las personas cisgénero (conformes con su sexo biológico), los hombres y mujeres transgénero tenían un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Para ello, los científicos utilizaron registros sanitarios daneses para acceder a los resultados cardiovasculares de un grupo de estudio que incluyó a 1 270 hombres transgénero (mujeres al nacer) y 1 401 mujeres transgénero (hombres al nacer), cuyos datos se compararon con una población control de 26 710 personas cisgénero.
Así, los hombres transgénero tenían un riesgo 2,2 veces mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares en comparación con los hombres de control y un riesgo 63 % mayor en comparación con las mujeres de control. Por su parte las mujeres transgénero tenían un 93 % más de riesgo de sufrir cualquier enfermedad cardiovascular en comparación con los hombres de control, y un 73 % más de riesgo en comparación con las mujeres de control.
Las posibles causas
Los investigadores concluyeron que la exposición a la terapia hormonal de afirmación de género (GAHT, por sus siglas en inglés) podría contribuir al elevado riesgo cardiovascular en hombres transgénero. En este sentido, recordaron que investigaciones anteriores también han asociado el uso de hormonas como la testosterona con un mayor riesgo cardiovascular.
Sin embargo, en mujeres transgénero, el uso de GAHT (estrógeno en combinación con un bloqueador de testosterona) no pudo explicar el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Al respecto, los autores consideran que «los estudios futuros podrán aportar más conocimientos sobre los mecanismos de mayor riesgo cardiovascular en hombres y mujeres transgénero».
Glintborg cree que existen algunos beneficios de la terapia hormonal de reafirmación de género en relación con la salud mental que podrían compensar los efectos negativos sobre los marcadores cardiovasculares, debido a su efecto en la disminución del estrés causado por ser parte de este grupo minoritario. Asimismo, señala que los médicos deben discutir con sus pacientes transgénero «la importancia de la actividad física, evitar el aumento de peso y dejar o evitar fumar».
Referencia
Dorte Glintborg, Guy T’Sjoen, Pernille Ravn, Marianne Skovsager Andersen, MANAGEMENT OF ENDOCRINE DISEASE: Optimal feminizing hormone treatment in transgender people, European Journal of Endocrinology[Internet].2021[citado 9 0ct 2023]; 185(2): R49–R63, https://doi.org/10.1530/EJE-21-0059
10 octubre 2023 | Fuente: esrt.press| Tomado de Actualidad