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21
Según el Ministerio de Salud de Brasil, los casos de dengue entre mujeres embarazadas han aumentado significativamente en el 2024, alcanzando los 5.151 en las primeras 6 semanas del año, en comparación con los 1.157 registrados en el mismo período del 2023.
Este aumento preocupa debido a que las mujeres embarazadas y puérperas son especialmente vulnerables a complicaciones asociadas con el dengue. Entre estas complicaciones se incluyen mayor morbimortalidad materna y riesgos perinatales como prematuridad, restricción del crecimiento intrauterino y muerte fetal.
Para abordar esta problemática, se lanzó el «Manual para la prevención, diagnóstico y tratamiento del dengue en el embarazo y el puerperio», que tiene como objetivo proporcionar pautas específicas para el manejo del dengue en mujeres embarazadas y puérperas, con el fin de promover la salud materno-fetal y prevenir complicaciones.
El manual, que se presentó el 1° de marzo en Brasilia, fue elaborado conjuntamente por la Organización Panamericana (OPS), el Ministerio de Salud de Brasil y la Federación Brasileña de Ginecología Obstétrica (FEBRASGO). Del lanzamiento, participó también la Dra. Suzanne Serruya, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología – Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP/SMR).
Durante el evento, la Dra. Maria Celeste Osório Wender, presidenta de FEBRASGO expresó que “Esta guía es extremadamente importante para la salud pública, especialmente ante lo que podría ser la peor pandemia de dengue jamás registrada en Brasil, en la que las embarazadas y potencialmente las puérperas representan un grupo de alto riesgo de mortalidad».
El Dr. Antônio Braga, quien participó en la elaboración de la guía, expresó que “Este protocolo servirá como guía integral para la prevención, el tratamiento y el diagnóstico, contribuyendo significativamente a la seguridad y el bienestar de las mujeres embarazadas y puérperas durante este período crítico».
Por su parte, la directora del CLAP/SMR manifestó que la salud materna es un tema crítico actualmente para Brasil y para la Región de las Américas. “Necesitamos hacer esfuerzos enormes para alcanzar las metas establecidas en los ODS [Objetivos de Desarrollo Sostenible]”, expresó.
Serruya, reflexionó sobre el impacto que han tenido algunas virosis en las mujeres embarazadas durante los últimos años y el aumento de la mortalidad materna en la región y mencionó, a modo de ejemplo, el zika y el Covid 19. “Es por esto que deben ser considerados grupos prioritarios y recibir una atención especializada”, señaló.
Por último, hizo hincapié en la importancia de contar con protocolos y estándares que proporcionen un marco de atención adecuada y basada en evidencia. “Hay acciones concretas que podemos impulsar, pero es fundamental la investigación y la abogacía para que podamos brindar una atención de calidad que permita evitar complicaciones y salvar vidas”, subrayó.
20 marzo 2024| Fuente: OPS| Tomado de | Noticias
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20
Un equipo científico ha desarrollado ‘miniplacentas’ en el laboratorio y las ha utilizado para esclarecer cómo se desarrolla la placenta e interactúa con el revestimiento interno del útero, lo que podría ayudar a comprender mejor la preeclampsia y, en el futuro, a tratarla. El estudio, publicado este miércoles en Cell Stem Cell, demuestra que es posible experimentar con una placenta humana en desarrollo, en lugar de limitarse a observar especímenes, para estudiar los principales trastornos del embarazo. Read more
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18
Un macroestudio, coordinado por BCNatal, avala una prueba que ya usan muchos obstetras para evitar complicaciones e ingresos en UCI.
Muchos obstetras están realizando la prueba Doppler para determinar el flujo de los vasos del cerebro del feto y de la placenta en la ecografía de rutina del tercer trimestre del embarazo normal, para detectar bebés con riesgo de presentar complicaciones posparto y de requerir ingreso en UCI neonatal, pero faltaba disponer de evidencia suficiente como para incorporarla formalmente a los protocolos clínicos de control de la gestación.
Un estudio multicéntrico e internacional llamado RATIO37, coordinado por BCNatal (del Clínic/Idibaps y del Hospital Materno Infantil de Sant Joan de Déu/IRSJD de Barcelona), y publicado en The Lancet , ya no deja lugar a dudas: el Doppler (mide la circulación de la sangre por el cordón umbilical y el cerebro, denominada ratio cerebro-placentario o RCP) en esa última ecografía aportaría información valiosa para poder detectar insuficiencia placentaria, decidir la inducción del parto al término de la gestación en casos de riesgo y, con ello, reducir a la mitad la tasa de ingreso en UCI.
Menos de un 1 % de los bebés de gestaciones normales (de bajo riesgo) presentan en las últimas 2-3 semanas previas al parto o al nacer alguna complicación que requiera su ingreso en UCI. Una causa frecuente de ello es que la placenta envejezca antes de tiempo y no funcione tan bien al final del embarazo (insuficiencia placentaria), con lo cual el bebé puede sufrir falta de oxígeno, especialmente cuando durante las contracciones del útero al final del embarazo y durante el parto.
Con la ecografía del tercer trimestre se observa el bajo peso del bebé, que a menudo se debe a la insuficiencia placentaria, pero no permite detectar la totalidad de los casos de riesgo. Es para evitar que esos casos se escapen que está indicado el uso del Doppler en la tercera ecografía de todos los embarazos normales, con independencia de cuál sea el peso fetal.
El RATIO37 ha sido concebido y codirigido por Francesc Figueras, jefe del servicio de Medicina Fetal del Clínic, y Eduard Gratacós, director de BCNatal, y la primera firmante es Marta Rial Crestelo, del grupo de Medicina Fetal y Perinatal del Idibaps y CIBERER.
En él han participado durante 6 años más de 11 500 mujeres con embarazos de bajo riesgo. En la ecografía de las 36 semanas (tercera de la gestación) se midió el RCP en todas las mujeres, pero las participantes se dividieron en dos grupos: en unas, la prueba se utilizó para cambiar el manejo de la gestación (en caso de salir alterada se propuso a la mujer una inducción precoz del parto al llegar al término); y en las otras, el resultado de la prueba no se comunicaba y se manejaba el embarazo según los protocolos vigentes.
De esa forma se pudieron comparar los casos de muerte del bebé y de complicaciones neonatales graves (problemas neurológicos, intestinales, cardíacos, renales o respiratorios) con una estancia en la UCI de 10 días o más, y el resultado fue este: complicaciones neonatales graves en un 0,38 % de los embarazos con RCP y en un 0,73 % de los de sin él.
El equipo coordinador ha hecho este cálculo: reducir 3,5 casos de complicaciones graves por cada 1 000 embarazos clasificados como de bajo riesgo, teniendo en cuenta el número de partos registrados en España en 2022 (330 000), implicaría evitar al año al menos 1 150 casos de complicaciones neonatales graves.
¿Se puede incorporar ya a protocolos?
Gratacós, consultado por este diario, confirma que es el primer gran estudio al respecto y que, por la contundencia de sus resultados, las sociedades científicas deberían de analizar la posibilidad de incorporar esa prueba adicional a sus respectivos protocolos.
Muchos especialistas lo usan ahora pero, indica el experto, había reticencias acerca de la posibilidad de que hubiese falsos negativos, con todo lo que deriva de ello (incluida la angustia de la embarazada). En su opinión, ahora se va a poder ofrecer la prueba con seguridad.
Sobre la posibilidad de usar el Doppler en ecografías rutinarias previas a la última de la gestación, indica que no tiene sentido porque es en las últimas semanas cuando hay más posibilidades de que la placenta presente fallo subclínico; «a mitad del embarazo funciona muy bien». Precisa que este órgano temporal está programado para sobrevivir unas 50 semanas, muchas más de las que dura la gestación; pero en algunas mujeres envejece prematuramente y presenta fallo subclínico.
También destaca que, en nuestro contexto sanitario, el uso generalizado del Doppler en la tercera ecografía va a reducir los casos de neonatos que requerirán ingreso en UCI tras el parto pero no la tasa de mortalidad infantil, que ya es muy baja: 2 casos por cada mil nacidos. Su aportación en lo tocante a esta tasa sería, desde su punto de vista, mucho más evidente en contextos de control subóptimo de la gestación donde, por ejemplo, se calculen 10 bebés o más fallecidos por cada mil nacidos.
En este estudio han participado la Universidad de Palacky de Olomouc (Marek Lubusky), el Instituto para el cuidado de la Mujer y el Niño de Praga (Ladislav Krofta), y el Hospital Universitario de Hradec de Kralove (Marian Kacerovsky), los tres de la República Checa; el Hospital de Santa Sofía de Varsovia, de Polonia (Anna Kajdy); el Centro Médico Soursaky de Tel Aviv, Israel (Eyal Zohav); el Hospital Universitario de Santiago de Chile (Mauro Parra Cordero); el Hospital del Mar de Barcelona (Elena Ferriols Pérez) y el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer de Querétaro, México (Rogelio Cruz). Y ha contado con el apoyo de la Fundación” la Caixa”, la Fundación Cerebra y los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu.
Referencia: Rial-Crestelo M, Lubusky M, Parra-Cordero M, Krofta L, Kajdy A, Zohav E, et al.ierm planned delivery based on fetal growth assessment with or without the cerebroplacental ratio in low-risk pregnancies (RATIO37): an international, multicentre, open-label, randomised controlled trial. The Lancet[Internet].2024[citado 17 ene 2024]; https://doi.org/10.1016/S0140-6736(23)02228-6
17 enero 2024| Fuente: Diario Médico| Tomado de Ginecología y Obstetricia
nov
6
Una próxima declaración conjunta sobre urgencias hiperglucémicas en adultos con diabetes restará importancia a la glucosa como criterio de diagnóstico para la cetoacidosis diabética, junto con muchas otras actualizaciones de la última declaración sobre el tema, publicada hace 14 años.
Basado en extensas revisiones de la literatura y observaciones de las tendencias actuales, el nuevo documento, que se publicará próximamente, cubrirá el diagnóstico y tratamiento de las dos emergencias hiperglucémicas agudas más graves observadas en adultos, la cetoacidosis diabética y el estado hiperosmolar hiperglucémico.
Una novedad en la versión 2023 será un fuerte énfasis en los riesgos excesivos de morbilidad y mortalidad asociados con la presentación «híbrida» cada vez más frecuente de las dos afecciones juntas, que ahora se observa en aproximadamente un tercio de los casos. El nuevo informe también instará a los médicos a investigar por qué la persona experimentó la emergencia.
Si bien se reconoce que la diabetes de nueva aparición y las infecciones son causas precipitantes de la cetoacidosis diabética, se debe identificar si existe una omisión de insulina relacionada con las finanzas, la salud mental u otros determinantes sociales, y se debe dirigir a los pacientes a los recursos apropiados, dijeron los expertos que anticipan el nuevo informe de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) en el próximo congreso.
«El desafío es que, aunque estuvimos progresando durante mucho tiempo en términos de esas crisis hiperglucémicas, en realidad nos hemos estancado y todavía hay muchas personas siendo hospitalizadas, y cuando miras a escala global, hay aún más», advirtió el Dr. Robert A. Gabbay, Ph. D., director médico y científico de la American Diabetes Association (ADA).
El nuevo informe de consenso contará con el respaldo conjunto de la American Diabetes Association, la European Association for the Study of Diabetes, la American Association of Clinical Endocrinology, la Diabetes Technology Society y las Joint British Diabetes Societies for Inpatient Care. La declaración de consenso anterior sobre el tema fue publicada en 2009 únicamente por la American Diabetes Association.
Las nuevas definiciones de cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico reflejan tendencias emergentes
La declaración revisará la definición de cetoacidosis diabética, en parte impulsada por la creciente aparición y reconocimiento de la cetoacidosis euglucémica que surge del uso de inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2). Para todos los pacientes con crisis hiperglucémica, el límite de hiperglucemia ahora se reduce a 200 mg/dl (11,1 mmol/l) desde los 250 mg/dl anteriores.
Sin embargo, el límite de glucosa se eliminó por completo para las personas con antecedentes de diabetes.
«Ambos cambios reconocen el amplio rango de niveles de glucosa en presencia de cetoacidosis diabética. Aproximadamente 10 % de la cetoacidosis diabética ocurre con euglucemia o casi normoglucemia», señaló la coautora, Dra. Shivani Misra, Ph. D., profesora clínica y consultora honoraria de medicina metabólica en el Imperial College, en Londres, Reino Unido.
Para evaluar la cetosis en la cetoacidosis diabética, la nueva declaración recomienda encarecidamente el uso de beta-hidroxibutirato, ya sea mediante una prueba en el lugar de atención o mediante una medición del nivel sérico en un laboratorio, con un límite bajo de ≥ 3,0 mmol/l. Alternativamente, se puede utilizar un valor de tira de cetonas en orina de 2+ o mayor.
Sin embargo, la prueba de beta-hidroxibutirato está más disponible ahora que en 2009 y se prefiere mucho a la medición de cetonas en orina, porque es la cetona predominante durante la acidosis. Además, el acetoacetato en orina (medido con las tiras) aumenta paradójicamente durante la resolución de la cetoacidosis diabética y pueden producirse interferencias farmacológicas con la medición de cetonas en orina, señaló la Dra. Misra.
La acidosis metabólica ahora se define como un pH <7,3 o una concentración de bicarbonato <18 mmol/l, frente a 15 en algunas directrices anteriores, incluida la del Reino Unido. Además, la brecha aniónica se eliminó de la definición principal, pero, según el documento, aún se puede utilizar en entornos donde las pruebas de cetonas no están disponibles.
Al igual que antes, la nueva declaración clasificará la cetoacidosis diabética en leve, moderada y grave, pero ahora, por primera vez, hay recomendaciones de atención para cada uno de esos niveles, así como para el estado hiperosmolar hiperglucémico.
Para el estado hiperosmolar hiperglucémico, el límite de glucosa de ≥ 600 mg/dl seguirá siendo el mismo. Pero ahora, la osmolalidad sérica efectiva se ha reducido de >320 a >300 mOsm/l para tener en cuenta el efecto de la deshidratación, junto con un criterio alternativo de osmolalidad sérica total > 320 mOsm/l. Los mismos dos cambios que con la cetoacidosis diabética tanto para las cetonas como para la acidosis también se han incluido para el estado hiperosmolar hiperglucémico.
Cuando se le solicitaron sus comentarios, el Dr. Charles Alexander, miembro de la audiencia en la sesión y consultor independiente de la industria de la diabetes, dijo a Medscape Noticias Médicas: «Me gustó la propuesta de eliminar la brecha aniónica en la toma de decisiones y centrarme en la medición de las cetonas en sangre, principalmente el betahidroxibutirato, en el diagnóstico de cetoacidosis diabética y seguimiento del efecto del tratamiento.
«Si alguien se encuentra bajo tratamiento con un inhibidor de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 (SGLT2), no es necesario vigilar los niveles de glucosa en sangre, que pueden ser normales o casi normales en el caso de la cetoacidosis diabética».
Pero el Dr. Alexander piensa que deberían haber eliminado los niveles de glucosa por completo como parte de la definición de cetoacidosis diabética/estado hiperosmolar hiperglucémico, incluso para personas sin diabetes.
«El problema es que la educación médica durante muchos años nos ha enseñado que la cetoacidosis diabética es una condición de nivel alto de glucosa en sangre, pero puede que no lo sea. Es bueno que dijeran que los niveles de glucosa en sangre no eran importantes si el paciente tenía antecedentes de diabetes. Sin embargo, una glucosa de 200 mg/dl puede no ser lo suficientemente baja si alguien está bajo tratamiento con un inhibidor de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2. Es necesario que haya un umbral mucho más bajo para medir las cetonas en sangre en cualquier persona con náusea, vómito y dolor abdominal, independientemente del nivel de glucosa en sangre».
Manejo agudo: líquidos intravenosos, insulina y potasio
Al igual que la declaración de 2009, la nueva incluirá diagramas de flujo de manejo detallado para cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, pero esta vez en color. Esta nueva declaración incluye algoritmos individuales para el manejo con líquidos intravenosos, insulina y potasio. El bicarbonato se eliminó y se relegó a una nota a pie que indica que solo debe considerarse si el pH es <7,0.
En cuanto al tratamiento con líquidos, la nueva declaración ofrece más información sobre el uso de cristaloides para la deshidratación y la recomendación de agregar dextrosa al tratamiento con líquidos por vía intravenosa como sustrato cuando la glucosa cae por debajo de 250 mg/dl, para prevenir la hipoglucemia. Para la cetoacidosis diabética euglucémica, la recomendación es incluir simultáneamente dextrosa y solución salina normal.
Y, por primera vez, la insulina subcutánea en lugar de la intravenosa se considera aceptable para la cetoacidosis diabética leve, pero no para la moderada o grave.
Se sugieren dos opciones para la insulina intravenosa en el estado hiperosmolar hiperglucémico: se puede administrar primero el líquido y agregar una infusión de insulina de dosis fija y baja, o se pueden administrar líquidos e insulina al mismo tiempo.
Los criterios para la resolución de la cetoacidosis diabética son un pH venoso ≥ 7,3 o bicarbonato > 18 mmol/l, cetonas < 0,6 mmol/l y glucosa idealmente < 200 mg/dl (11,0 mmol/l). Para el estado hiperosmolar hiperglucémico, se sugiere resolución cuando la osmolalidad sérica medida o calculada cae a < 300 mosm/kg, la glucosa en sangre es < 250 mg/dl (13,9 mmol/l), la producción de orina > 0,5 ml/kg/hora y el estado cognitivo mejora.
La declaración también proporcionará opciones recomendadas detalladas para la transición de insulina intravenosa a insulina subcutánea, pero deja al criterio clínico la decisión de cuándo se puede dar de alta al paciente. No se recomienda el inicio o la continuación de inhibidores de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 en ningún momento durante la hospitalización por crisis de hiperglucemia.
Mitigar las complicaciones, prevenir la recurrencia
Además de enumerar las posibles complicaciones del tratamiento de las crisis hiperglucémicas, tal como lo hacía la declaración de 2009, la nueva ofrecerá estrategias de mitigación para algunas de las más frecuentes. Para prevenir la hipoglucemia, se recomienda monitorear frecuentemente la glucosa en sangre además de agregar dextrosa a los líquidos intravenosos cuando la glucosa cae por debajo de 250 mg/dl.
Para la prevención de la hipopotasemia, que ocurre en aproximadamente la mitad de los pacientes tratados por cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, el consenso recomienda monitorear el potasio cada cuatro horas y reponerlo añadiendo líquidos.
La lesión renal aguda, que también ocurre en aproximadamente la mitad de las personas tratadas por cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico, generalmente se resuelve con hidratación. Se recomienda monitorear diariamente la función renal.
Prevención de la recurrencia: muchos factores más allá de los clínicos
La prevención de la recurrencia con reingreso por cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico, que ocurre en hasta 22 % de los pacientes estadounidenses dentro de los 30 días, implica un seguimiento estrecho dentro de las dos a cuatro semanas posteriores al alta (incluso a través de telemedicina) y la evaluación de las posibles causas, incluyendo trastornos de salud mental y determinantes sociales de la salud.
Se debe proporcionar una educación adecuada, incluida una «educación estructurada» que incluya la resolución de problemas, reglas para los días de enfermedad, técnicas de inyección, revisión de las dosis de insulina, consideración del monitoreo continuo de la glucosa y pruebas caseras de cetonas.
Los pacientes deben recibir un suministro adecuado de insulina y equipo duradero para la diabetes, junto con información de contacto de los profesionales de la salud que puedan ayudarlos. Los profesionales de servicios sociales pueden ser útiles para los pacientes que carecen de un acceso confiable.
El Dr. Gabbay dijo a Medscape Noticias Médicas: «Lo revelador es que normalmente tendemos a pensar en la cetoacidosis diabética como la forma en que las personas tienden a ser diagnosticadas con diabetes y, sí, es cierto, pero eso es solo una minoría de personas. Esos síntomas podrían prevenirse mediante pruebas de detección, pero todas estas otras personas y la cantidad de episodios recurrentes es un área que de verdad implica que existe una falla del sistema y podemos hacerlo mejor para garantizar que no suceda».
La educación es solo una parte de ello, subrayó. «No es solo una cuestión de inteligencia. Son factores sociales, y puede haber problemas psicológicos complejos y problemas de salud mental. Necesitamos detectar esas cosas cuando vemos que alguien regresa por segunda, tercera, quinta o sexta vez. Todos lo hemos visto. Educarlos para que simplemente tomen insulina no es la respuesta… Hay que hacer preguntas e involucrarlos para que profundicen un poco más».
El Dr. Gabbay es empleado de la American Diabetes Association. El Dr. Alexander ha informado que es asesor no remunerado de diaTribe y consultor de Kinexum. La Dra. Misra ha recibido honorarios como oradora de Sanofi y ABCD y una subvención de investigación iniciada por investigadores de Dexcom, y es fideicomisaria de la Diabetes Research and Wellness Foundation en el Reino Unido.
Referencias
Umpierrez G, Hirsch IB, Dhatariya K, Misra S, Galindo RJ, Fadini GP, Gabbay RA. EASD/ADA Symposium: Hyperglycaemic crises in adult patients with diabetes consensus report. European Association for the Study of Diabetes Annual Meeting. Hamburgo: Alemania; 2023.
Kitabchi AE, Umpierrez GE, Miles JM, Fisher JN. Hyperglycemic crises in adult patients with diabetes. Diabetes Care[Internet]. 2009[citado 4 nov 2023];32(7):1335-43. doi: 10.2337/dc09-9032. PMID: 19564476.
6 noviembre 2023 | Fuente: Medscape| Tomado de Noticias Médicas
nov
6
Las manifestaciones urológicas y complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podrían agravarse en asociación con infecciones de Covid-19 (incluídas las asintomáticas), con la provocación de una mayor incidencia de retención urinaria, hematuria y necesidad de tratamiento combinado.
El artículo SARS-CoV-2 infection correlates… publicado por la revista Journal of Internal Medicine, explora la correlación entre la infección por coronavirus y la evolución de los síntomas de la vía urinaria inferior asociados con la hiperplasia prostática benigna. Aborda la brecha de investigación actual con datos del mundo real a gran escala.
Alcances de la Covid-19
El virus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) puede afectar numerosos sistemas extrarrespiratorios.
La fisiopatología subyacente implica el ingreso del virus a las células mediante la participación de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) como receptor de entrada cuando también se expresa la proteasa de superficie TMPRSS2.
Diversos trabajos informaron que, entre muchos sistemas orgánicos, las células epiteliales de la próstata expresan ACE2 y TMPRSS2, por lo que la vía urinaria inferior de los hombres sería uno de los objetivos del SARS-CoV-2. Otras vías fisiopatológicas de la afección prostática serían la expresión de TMPRSS2 dependiente de los andrógenos, la cascada de la inflamación y la alteración de la regulación metabólica asociada con el coronavirus.
Detalles del estudio
Los autores realizaron un estudio retrospectivo de cohortes para comparar las incidencias de síntomas urológicos y de complicaciones en pacientes con resultados positivos para SARS-CoV-2 en la reacción en cadena de polimerasa (PCR) y en un grupo de control de pacientes comparables no infectados.
Sobre una población total de 176 006 pacientes que recibían monoterapia con bloqueadores de adrenorreceptores alfa 1 para el tratamiento de síntomas del tracto urinario inferior, se analizaron 17 986 (8 993 con PCR positiva para SARS-CoV2 y la misma cantidad con resultados negativos que integraron el grupo de control).
La investigación determinó las tasas de incidencia de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriuria, así como de la necesidad de agregar un inhibidor de 5-alfa reductasa para el tratamiento combinado de los síntomas del tracto urinario inferior. Incluyó también análisis de subgrupos por edad y gravedad de la infección por coronavirus.
Diferencias entre los grupos
Entre ambos grupos las diferencias fueron considerables en la incidencia de las principales variables analizadas, con tasas de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriurias significativamente más altas en los pacientes infectados por SARS-CoV-2. La incidencia también fue mayor al agregar el tratamiento combinado con inhibidores de 5-alfa reductasa.
Los análisis de subgrupos estratificados por edades revelaron que la mayor incidencia de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podía observarse en todos los grupos etarios, excepto en los pacientes más jóvenes.
La retención urinaria y la bacteriuria demostraron diferencias estadísticamente notables en todos los pacientes mayores de 50 años infectados por coronavirus, mientras las infecciones urinarias y la necesidad de tratamiento combinado fueron más relevantes en los mayores de 60 años. Sin embargo, no hubo registros de diferencias entre los grupos cuando fueron analizados por categorías de gravedad de la infección.
Hallazgos de la investigación
Según los autores, este fue el estudio de cohortes más extenso que reveló una mayor incidencia de síntomas relacionados con la hiperplasia prostática benigna en hombres infectados por coronavirus.
Esta asociación se explicaría por la expresión de las enzimas que desencadenan el cuadro inflamatorio del SARS-CoV-2, así como por la alteración de la regulación metabólica desencadenada por el virus, con aumento del estrés oxidativo.
Los resultados mostraron una fuerte correlación positiva que sugiere la existencia de manifestaciones urológicas significativas de la infección viral que representarían una carga considerable de síntomas y complicaciones.
Un hallazgo notable fue la incidencia muy superior de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna en los grupos de hombres adultos mayores.
La infección por COVID-19 afecta con mayor gravedad a los pacientes con edades avanzadas, señalan los autores. Tal vez debido a la historia natural de la afección prostática, con progresión longitudinal etaria a medida que aumentan el tamaño de la próstata y el agravamiento de los síntomas, los pacientes mayores fueron más susceptibles a las complicaciones urológicas de la infección por el virus.
Según los investigadores, incluso los pacientes con infecciones leves o asintomáticas pueden presentar compromiso urológico y experimentar las complicaciones de la hiperplasia prostática benigna. Aclaran además que la menor incidencia de infecciones urinarias y bacteriuria detectada en pacientes con infecciones leves por coronavirus podría relacionarse en quienes presentan los cuadros más graves con mayor compromiso inmunológico y aumento de los procedimientos de cateterismo urinario.
Al finalizar, el artículo remarca que los médicos deben conocer las manifestaciones urológicas de la infección por SARS-CoV-2 y la mayor incidencia de complicaciones de la vía urinaria inferior en los hombres, porque los síntomas pueden aparecer independientemente de la gravedad de la infección por COVID-19, con incidencias similares de retención urinaria y hematuria, incluso en las infecciones asintomáticas.
Referencia
Liu AQ, Chiu PKF, Yee SC-H, Ng C-F, Teoh JY-C. SARS-CoV-2 infection correlates with male benign prostatic hyperplasia deterioration. J Intern Med. 2023; 00: 1–9. DOI https://doi.org/10.1111/joim.13719
6 noviembre 2023 | Fuente: SIICSALUD| Tomado de Noticias biomédicas
oct
26
AGENCIA FAPESP/DICYT – Las personas ancianas obesas que duermen mal poseen menos fuerza y menor masa muscular en los brazos y en las piernas, aparte exhibir un mayor porcentaje de grasa corporal y padecer más síntomas de ansiedad y depresión que aquellas que tienen un sueño de buena calidad. Estos datos surgen de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, y publicado en la revista Scientific Reports.
La cantidad de ancianos obesos ha venido aumentando durante las últimas décadas en todo el mundo. En Brasil, entre los años 2006 y 2019, la prevalencia de sobrepeso entre personas de 60 años o más trepó del 53,7 % al 60,4 % (un 1,16 % al año), y la de obesidad del 16,1 % al 20,8 % (un 2,34 % al año), de acuerdo con un estudio en el cual se analizaron datos del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo y Protección para Enfermedades Crónicas por Sondeo Telefónico (Vigitel), del Ministerio de Salud nacional. El aumento de ambos factores fue mayor entre los varones y entre las personas de 80 años o más para el exceso de peso, y de entre 70 y 79 años para la obesidad.
Estamos ante la tormenta perfecta, que combina el envejecimiento de la población y el aumento de la obesidad en ese público, que históricamente se sabe que padece trastornos del sueño con mayor frecuencia, aparte de experimentar una mengua de la fuerza muscular, de la masa magra y de la salud mental”, comenta el nutricionista y fisiólogo clínico del ejercicio Hamilton Roschel, quien coordinó este trabajo con el apoyo de la FAPESP. “También es importante recordar que incluso en la población en general se considera que la calidad del sueño constituye un determinante crítico de la salud.”
También suscriben el referido artículo Rafael Genário, Saulo Gil, Gersiel Oliveira-Júnior, Alice Erwig Leitão, Tathiane Franco, Ruan Célio dos Santos Sales y Bruno Gualano, del Grupo de Investigaciones en Fisiología Aplicada y Nutrición de la Escuela de Educación Física y Deportes de la USP (EEFE-USP); Alexandre Leopold Busse y Wilson Jacob Filho, de la Facultad de Medicina de la USP (FM-USP), y Eduardo Ferriolli, de la Asignatura de Geriatría de la FM-USP.
Para investigar la asociación entre la calidad del sueño y los parámetros cuantitativos y cualitativos de salud mental y física en ancianos obesos, los investigadores formatearon el estudio de la siguiente manera: les aplicaron cuestionarios validados para diferentes aspectos de la salud a dos grupos de 95 individuos ancianos obesos (varones y mujeres), divididos entre buenos (46) y malos (49) dormidores. También se evaluaron la composición corporal y la funcionalidad de los participantes.
“Descubrimos que los participantes que dormían mal mostraban una salud física y mental en peores condiciones, con menor vitalidad, más dolores musculares y con sus funciones físicas y mentales comprometidas”, comenta Roschel. “Esas personas presentaban también un mayor porcentaje de grasa corporal, menor masa magra y menor fuerza muscular relativa, aparte de peores marcadores de depresión, ansiedad y calidad de vida.”
Reducción de impacto
A juicio de los autores, los resultados de este trabajo sirven como una advertencia acerca de la importancia de cuidar la salud del sueño de esos ancianos, con el fin de revertir o minimizar los impactos que la obesidad y el envejecimiento causan sobre diversos aspectos de su fisiología (tales como la respuesta anabólica y el metabolismo de la glucosa) y su calidad de vida.
La constatación de que la población de ancianos obesos se encuentra sujeta a un mayor riesgo de llegar a peores desenlaces puede ayudarnos a detectar y derivar adecuadamente a los pacientes que utilizan un servicio público tan amplio y abarcador como es el SUS [las siglas con las cuales se la conoce a la red nacional de salud pública brasileña], evitando así un mayor deterioro de su salud en general”, estima Roschel.
Durante los próximos meses, el grupo de la USP publicará un estudio longitudinal complementario referente a terapias de estilo de vida enfocadas en tratar los desenlaces negativos con relación a la composición corporal (la pérdida de masa muscular y la disminución de la adiposidad, por ejemplo) y los trastornos metabólicos (el control de la glucemia y el perfil lipídico, entre otros).
Más información:
Genario R, Gil S , Oliveira-Júnior G, Erwig Leitão A, Franco T dos Santos Sales RC , et al. Sleep quality is a predictor of muscle mass, strength, quality of life, anxiety and depression in older adults with obesity. Scientific Reports[ Internet]. 2023[citado 24 oct 2023]; 11256. Disponible en: https://www.nature.com/articles/s41598-023-37921-4
26 octubre 2023| Fuente: DICYT| Tomado Salud Brasil