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Las autoridades sanitarias siguen hoy atentas a la evolución de una decena de casos con ántrax, una enfermedad que ya le costó la vida a dos personas en las últimas horas.
En estos momentos 10 ciudadanos están hospitalizados en la nación caribeña tras consumir carne de res contaminada. La intoxicación ocurrió en Bayara, la primera sección comunal de Petit-Goâve, precisó el diario digital Haití Libre.
De acuerdo con la literatura médica, el ántrax, también llamado carbunco, es una enfermedad infecciosa causada concretamente por la bacteria Bacillus anthracis.
Las bacterias causantes del ántrax son formadoras de esporas, unas estructuras muy resistentes que les permiten sobrevivir en el medio ambiente durante largos periodos de tiempo.
Se trata de una bacteria zoonótica, es decir, que se puede transmitir de animales a personas. En este caso, sus hospedadores naturales son los rumiantes de ganadería como las vacas, ovejas y cabras, y también algunos animales de caza.
Los humanos se pueden infectar al tener contacto directo con el animal enfermo o de productos provenientes de un ejemplar con ántrax.
Una vez que estas esporas se ingieren, inhalan o ingresan al cuerpo a través de cortes en la piel, pueden multiplicarse y producir unas toxinas sumamente potentes.
Cuando se trata del ántrax cutáneo, en la zona expuesta aparece una llaga que produce picazón y que cambia su color a negro.
Puede ir acompañada de otros síntomas como dolor de cabeza y muscular, fiebre y vómitos.
El gastrointestinal, inicialmente se presenta como una intoxicación alimentaria que empeora, produciendo dolor abdominal intenso, vómitos de sangre y diarrea grave.
Mientras que el pulmonar, el más peligroso de todos, tiene una sintomatología inicial parecida al resfriado común, que evoluciona a dificultades respiratorias graves y shock.
17 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Los virus de ARN, que tienen el ácido ribonucleico o ARN como material genético en lugar de ADN o ácido desoxirribonucleico, tienen unas de las tasas de mutación más altas de la naturaleza. Esto les permite burlar al sistema inmune para seguir contagiando, y hace más difícil crear fármacos para evitarlo. Ahora, un equipo del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de València (UV), ha realizado el primer análisis sobre cómo afectan las mutaciones al proteoma completo (grupo completo de proteínas elaboradas por un organismo) de un virus de ARN, encontrando una variabilidad significativa en la tolerancia a las mutaciones entre las diferentes proteínas virales. Esto facilitará el desarrollo de fármacos que reduzcan la probabilidad de que el virus desarrolle resistencia. Los resultados se publican en la revista Plos Biology.
La alta tasa de mutación de los virus de ARN se debe a que su replicación la controla una proteína, llamada ARN polimerasa, con tendencia a cometer errores al generar nuevas copias del genoma del virus. Estas mutaciones presentan una distribución heterogénea, sugiriendo que las distintas proteínas virales difieren en su forma de tolerar mutaciones. Para entender este fenómeno, los autores del estudio realizaron un análisis exhaustivo sobre cómo las mutaciones en las distintas proteínas codificadas por el genoma viral afectan a la viabilidad de un virus humano de ARN, el coxsackievirusB3, que provoca una inflamación grave del corazón en humanos.
Utilizando una técnica denominada ‘escaneo mutacional profundo’, con la que producen poblaciones de virus que codifican casi todas las mutaciones posibles y detectan la frecuencia de estos cambios utilizando las últimas técnicas de secuenciación genética, los autores han podido determinar el efecto de más de 40 000 mutaciones y 1 300 deleciones (pérdida de material genético) en la viabilidad del virus. «Es necesario generar poblaciones virales que alberguen una gran cantidad de diversidad y ser capaz de secuenciarlas con alta fidelidad. Pocos laboratorios pueden hacer esto», afirma Ron Geller, investigador del CSIC en el I2SysBio que lidera el estudio.
Bolsillos para alojar fármacos antivirales
Los autores encontraron una variabilidad significativa en la tolerancia a las mutaciones entre las diferentes proteínas virales. Esta variabilidad está relacionada con características estructurales y funcionales específicas de cada proteína. Además, observaron que estos efectos se mantienen en diferentes tipos de células, con excepción de algunos residuos involucrados en la entrada del virus en la célula. Esto remarca la importancia de los factores de entrada en el proceso de expansión viral, sostienen los investigadores.
«Analizamos los llamados ‘bolsillos’ [pockets, en inglés], unos huecos en las proteínas virales con propiedades favorables para ser atacadas por moléculas pequeñas de fármacos. Encontramos doce pockets de este tipo repartidos en diferentes proteínas virales», revela Geller. «A continuación, descubrimos que algunos de estos pockets son muy intolerantes a las mutaciones, por lo que es probable que cualquier mutación que conduzca a la resistencia a los fármacos también sea letal para el virus, lo que evitaría la propagación de dichos mutantes. Otros mostraron una tolerancia muy alta a las mutaciones, por lo que puede que no sean buenas dianas farmacológicas», argumenta el investigador del CSIC.
Desarrollo de fármacos
Este es el primer análisis de cómo las mutaciones afectan un proteoma completo de un virus humano de ARN hecho hasta la fecha, lo que permite hacer una comparación directa entre las distintas clases de proteínas de su tolerancia a mutaciones, destacan los investigadores. Los resultados del estudio proporcionan un conjunto de datos que ayuda a entender mejor la biología y la evolución de este tipo de virus, que pertenece a una familia de virus con una relevancia médica para humanos (poliovirus, rinovirus, enterovirus A71…).
«Uno de los principales desafíos en el desarrollo de moléculas antivirales es la aparición de mutaciones que permiten al virus escapar de estos fármacos», explica Geller. «Los datos proporcionados en este estudio sobre la tolerancia de las proteínas virales a las mutaciones podrían utilizarse para identificar regiones con baja tolerancia a las mutaciones, facilitando el desarrollo de fármacos que reduzcan la probabilidad de que el virus desarrolle resistencia».
17 julio 2024|Fuente: CSIC |Tomado de |Noticia
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Dos personas murieron y 10 están hospitalizadas en Haití tras consumir carne de res contaminada con ántrax, informó hoy la prensa local.
La intoxicación ocurrió en Bayara, la primera sección comunal de Petit-Goâve, precisó el diario digital Haití Libre.
De acuerdo con la literatura médica, el ántrax, también llamado carbunco, es una enfermedad infecciosa causada concretamente por la bacteria Bacillus anthracis.
Las bacterias causantes del ántrax son formadoras de esporas, unas estructuras muy resistentes que les permiten sobrevivir en el medio ambiente durante largos periodos de tiempo.
Se trata de una bacteria zoonótica, es decir, que se puede transmitir de animales a personas. En este caso, sus hospedadores naturales son los rumiantes de ganadería como las vacas, ovejas y cabras, y también algunos animales de caza.
Los humanos se pueden infectar al tener contacto directo con el animal enfermo o de productos provenientes de un ejemplar con ántrax.
Una vez que estas esporas se ingieren, inhalan o ingresan al cuerpo a través de cortes en la piel, pueden multiplicarse y producir unas toxinas sumamente potentes.
Cuando se trata del ántrax cutáneo, en la zona expuesta aparece una llaga que produce picazón y que cambia su color a negro.
Puede ir acompañada de otros síntomas como dolor de cabeza y muscular, fiebre y vómitos.
El gastrointestinal, inicialmente se presenta como una intoxicación alimentaria que empeora, produciendo dolor abdominal intenso, vómitos de sangre y diarrea grave.
Mientras que el pulmonar, el más peligroso de todo tiene una sintomatología inicial parecida al resfriado común, que evoluciona a dificultades respiratorias graves y shock.
16 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Una dieta rica en omega-3 podría ayudar a mejorar la función cerebral y prevenir la demencia asociada con el Alzheimer, según un estudio publicado en Alzheimer’s and Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring.
De acuerdo con la investigación de un equipo del Barcelona Beta Brain Research Center y el Instituto de Investigación del Hospital del Mar, el consumo habitual de alimentos ricos en grasas omega-3, de origen vegetal y marino, está relacionado con una mejor capacidad del cerebro para metabolizar la glucosa necesaria para su funcionamiento. El trabajo confirma que el omega-3 tiene un importante papel, ya que contribuye al correcto funcionamiento de los receptores necesarios para la captación de la glucosa en el cerebro, de forma que la incorporación de este producto a la dieta puede ser beneficioso de cara a tener un cerebro resistente a los cambios que están produciéndose antes de la aparición de la enfermedad.
La pesquisa incluyó datos de 320 personas voluntarias, cognitivamente sanas, sin síntomas clínicos de Alzheimer, pero descendientes en su mayoría de individuos afectados por esta enfermedad y por tanto, con un riesgo genético elevado de desarrollarlo.
Los resultados mostraron que los omega-3 de origen vegetal se asociaban a un mejor uso de la glucosa cerebral, especialmente en los participantes con mayor riesgo genético, es decir, portadores del gen APOE-e4.
Por su parte, los omega-3 de origen marino resultaron más beneficiosos en aquellas personas que, pese a no presentar síntomas de Alzheimer, ya empezaban a tener la acumulación de proteínas amiloide y tau, características de la enfermedad.
Los expertos concluyeron que es positivo mantener niveles adecuados de omega-3 en la sangre para prevenir la enfermedad, especialmente en personas con mayor riesgo de desarrollar demencia.
16 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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La edad, el sexo y el índice de masa corporal están «significativamente relacionados» con la frecuencia de las deposiciones, según un estudio que ahonda en la relación entre la salud a largo plazo y la periodicidad de las defecaciones.
Los resultados se publican en la revista Cell Reports Medicine y la investigación, que examina, entre otros, datos clínicos y de estilo de vida de más de 1 400 adultos, está liderada por investigadores del Instituto de Biología de Sistemas de Seattle, Estados Unidos.
Según los investigadores, la frecuencia con la que se defeca puede tener una gran influencia en la fisiología y la salud.
El estudio se centró en adultos generalmente sanos y excluyó a los que padecían determinadas afecciones o tomaban medicación.
El equipo clasificó la frecuencia autodeclarada de las deposiciones en cuatro grupos: estreñimiento (una o dos evacuaciones a la semana), normal-baja (entre tres y seis a la semana), normal-alta (entre una y tres deposiciones al día) y diarrea, detalla un comunicado del citado instituto.
Después buscó asociaciones entre la frecuencia de las deposiciones y factores como la demografía, la genética, el microbioma intestinal, los metabolitos sanguíneos y la química plasmática.
El estudio constató que la edad, el sexo y el índice de masa corporal (IMC) estaban «significativamente relacionados» con la frecuencia de las deposiciones. En concreto, los más jóvenes, las mujeres y aquellos con un IMC más bajo tendían a defecar con menor repetición.
Los investigadores demostraron, entre otros, que la composición de los microbiomas intestinales de los participantes era un signo revelador de la frecuencia de las deposiciones.
Por ejemplo, constataron que las bacterias asociadas a la fermentación de proteínas o al tracto gastrointestinal superior tendían a enriquecerse en las personas con estreñimiento o diarrea, respectivamente.
Del mismo modo, varios metabolitos sanguíneos y químicas plasmáticas mostraron asociaciones significativas con la frecuencia de las evacuaciones, lo que sugiere vínculos potenciales entre la salud intestinal y el riesgo de enfermedades crónicas.
En concreto, subproductos de la fermentación de proteínas de origen microbiano que se sabe que dañan los riñones, como el sulfato de p-cresol y de indoxil, estaban más presentes en la sangre de las personas con estreñimiento, mientras que las sustancias químicas relacionadas con el daño hepático eran más elevadas en las personas con diarrea.
Como era de esperar, dicen los científicos, aquellos que declararon seguir una dieta rica en fibra, hidratarse mejor y hacer ejercicio con regularidad tendían a encontrarse en una mejor clasificación en cuanto a las deposiciones.
El estreñimiento crónico se ha asociado a trastornos neurodegenerativos y a la progresión de la enfermedad renal crónica en pacientes con enfermedad activa, afirma Sean Gibbons, autor del artículo.
Sin embargo, no quedaba claro -agrega- si las anomalías del movimiento intestinal son o no impulsores tempranos de la enfermedad crónica y el daño orgánico, o si estas asociaciones retrospectivas en pacientes enfermos son una mera coincidencia.
«Aquí, en una población generalmente sana, mostramos que el estreñimiento, en particular, se asocia con niveles sanguíneos de toxinas de origen microbiano conocidas por causar daños orgánicos, antes de cualquier diagnóstico de enfermedad», resume Gibbons.
El estudio también exploró las asociaciones entre la frecuencia de las deposiciones y la ansiedad y depresión, indicando que el historial de salud mental está conectado con la frecuencia.
«En general, este trabajo muestra cómo la frecuencia de las deposiciones puede influir en todos los sistemas corporales y cómo una periodicidad aberrante puede ser un factor de riesgo importante en el desarrollo de enfermedades crónicas», concluye Gibbons.
16 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Un estudio realizado en el Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN) de Asturias ha descubierto que los estímulos ambientales físicos y cognitivos son capaces de lograr un «rejuvenecimiento molecular del cerebro», ha informado el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en un comunicado.
El estudio, liderado por el CSIC y publicado en la revista Nature Communications, ha permitido generar una amplia colección de datos, al que los científicos se refieren como «atlas molecular» y que describe los cambios moleculares que acontecen en el hipocampo durante el envejecimiento y durante su estimulación cognitiva y física.
La investigación se ha llevado a cabo en el Laboratorio de Epigenética del Cáncer y Nanomedicina del CINN, centro mixto del CSIC, el Gobierno del Principado de Asturias y la Universidad de Oviedo, y empleó ratones que convivieron durante meses en un espacio con gran diversidad de objetos, como juguetes, rampas o túneles, un ambiente que generó una estimulación importante de su actividad cognitiva, física y social.
Según los investigadores, los resultados son trasladables a humanos que realizasen un cambio en su estilo de vida.
«Los resultados de este trabajo revelan cómo los cambios en nuestro estilo de vida pueden tener un impacto molecular y epigenético en el organismo y ser utilizados en intervenciones de envejecimiento saludable», ha apuntado Mario Fernández Fraga, coordinador del Laboratorio de Epigenética del Cáncer y Nanomedicina del CINN y colíder del estudio.
16 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia