jul
17
La microbiota intestinal produce enzimas que inactivan las hormonas responsables del control de glucosa en sangre, según ha revelado un estudio liderado por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España.
La investigación, publicada en Genome Biology, presenta un hallazgo clave para mejorar el tratamiento frente a la diabetes tipo 2, ya que abre la puerta a desarrollar fármacos frente a enzimas de origen bacteriano y mejorar los tratamientos, según ha informado este martes el CSIC.
La microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que habita el intestino, controla varios aspectos relacionados con el metabolismo humano y el comportamiento alimentario, y también tiene estrecha vinculación con el desarrollo de afecciones metabólicas como la diabetes o la obesidad.
Según este estudio, algunas bacterias intestinales producen unas sustancias con una función idéntica a la enzima humana DPP-4, responsable de la degradación de las incretinas, las hormonas que controlan la glucosa en sangre ya que son las causantes de la secreción de insulina por parte del páncreas cuando se ingiere comida.
Las dos incretinas principales son el polipéptido inhibidor gástrico (GIP) y el péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), hormonas con las que la DPP-4 interacciona directamente. La investigación del IATA-CSIC evidencia que las enzimas producidas por las bacterias, con un comportamiento idéntico a la DPP-4, también interactúan con estas hormonas.
«Hasta ahora sabíamos que la actividad de la dipeptidil peptidasa-4 o DPP-4 producida por las células humanas empeoraba la respuesta a la glucosa, porque rompe e inactiva las incretinas, responsables de que se libere la insulina tras la ingesta de comida. Ahora hemos detectado que algunas bacterias intestinales producen un homólogo del DPP-4. Se trata de un mecanismo a través del cual la microbiota puede empeorar nuestra salud metabólica», explica Marta Olivares, investigadora del CSIC en el IATA y una de las autoras del estudio.
La investigación farmacéutica para el tratamiento de la diabetes tipo 2 ha puesto el foco en la interacción entre DPP-4 y las incretinas, intentando aumentar la vida útil de estas inhibiendo a la actividad de la enzima DPP-4.
«Estos fármacos se han diseñado para actuar sobre la DPP-4 humana, pero no sabíamos que algunas bacterias intestinales producen enzimas que actúan de manera idéntica», afirma Alfonso Benítez, científico del CSIC en el IATA y autor del estudio.
Los resultados del trabajo muestran que, si bien algunos fármacos son efectivos para impedir la acción de las enzimas homólogas a DPP-4 de las bacterias del género Parabacteroides merdae, otros medicamentos no tienen ningún efecto sobre su comportamiento. Es decir, los inhibidores utilizados habitualmente las terapias antidiabéticas varían en su capacidad de acción frente a las enzimas bacterianas.
El equipo de investigación destaca la importancia de desarrollar tratamientos que actúen frente a las enzimas de origen bacteriano. «Nuestro hallazgo muestra la necesidad de incorporar este factor para conseguir unas terapias más efectivas frente a la diabetes tipo 2″, afirma Benítez.
Los autores señalan que su estudio «aporta evidencias científicas sobre el posible papel causal de la microbiota en el desarrollo de la diabetes tipo 2, y destaca la necesidad de abordar no sólo los factores dietéticos, sino también la composición y la funcionalidad de las bacterias intestinales en dicha enfermedad».
16 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
17
El Ministerio de Salud (Minsal) de El Salvador informó que hasta hoy hay unos 313 casos activos de dengue, de ellos 272 hospitalizados.
Según la información hasta ahora solo se registran tres personas fallecidas por dicho padecimiento, niños que fueron las primeras víctimas de la enfermedad.
Un gráfico del Minsal muestra un aumento exponencial en los contagios desde junio de 2024.
«Actualmente nosotros tenemos registrados 313 enfermos de dengue con PCR positivos» expresó el ministro de Salud, Francisco Alabi.
El titular también confirmó que hay al menos seis pacientes graves, pero no todos están intubados. «Se mantiene la situación de la alerta, principalmente porque todos sabemos que en un período lluvioso hay una proliferación excesiva de zancudos», afirmó el funcionario.
Alabi alertó que el país se encuentra en un ascenso de casos y nos encontramos en «una zona de seguridad» que podría convertirse en «una zona de alarma», esto como consecuencia de los contagios reportados, lo cual llevó a decretar la alerta epidemiológica y alerta roja.
15 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
jul
17
Recientes estudios científicos muestran que un niño pasa como promedio más de 3,5 horas al día frente a las pantallas de los dispositivos y supera así el tiempo máximo recomendado por expertos, que es de menos de dos horas.
Quienes están mucho tiempo en esa situación desarrollan una mayor tendencia a la obesidad, irritabilidad, ansiedad y depresión, alteraciones en el ritmo sueño-vigilia y trastornos oculares aún más frecuentes.
Según los especialistas las pantallas de computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes y dispositivos electrónicos se iluminan mediante el uso de LED blancos, cuya composición de la emisión de luz tiene un fuerte componente de luz azul.
Esta última se difunde en el ojo mucho más que otras radiaciones de luz y puede contribuir al malestar ocular, típico de quienes permanecen largos periodos frente a las pantallas, en los que se registró mayor fatiga visual, ojos secos, doble imagen, deslumbramiento, enrojecimiento y visión borrosa.
Investigaciones internacionales apuntan que después de 20 minutos de uso continuo del teléfono inteligente, los niños pueden experimentar síntomas oculares importantes, en particular, irritación y ardor, especialmente si hay un fuerte contraste de luz entre el entorno y el equipo.
Además, vinculan el uso de pantallas con el desarrollo de la miopía, al dedicarse mucho tiempo a actividades que requieren una visión de cerca (40 centímetros), lo cual es un factor de riesgo para esa dolencia ocular.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los jugadores de videojuegos pueden estar en peligro de sufrir una pérdida auditiva irreversible y/o tinnitus (zumbidos persistentes).
La evidencia existente sugiere que los niveles de sonido informados en estudios de más de 50 000 personas, a menudo se aproximan o superan los límites de seguridad permitidos, destacan los expertos.
Si bien se ha reconocido que los audífonos y los locales de música son fuentes de niveles de sonido potencialmente peligrosos, los científicos alertan que se ha prestado relativamente poca atención a los efectos de los videojuegos, incluidos los deportes electrónicos, sobre la pérdida auditiva.
CAMBIOS EN EL CEREBRO
Un estudio realizado por investigadores de University College London mostró que los adolescentes con adicción a Internet experimentan cambios en el cerebro que podrían conducir a comportamientos adictivos adicionales.
La adicción a Internet se ha definido como la incapacidad de una persona para resistir el impulso de usar este medio, lo que afecta negativamente su bienestar psicológico, así como su vida social, académica y profesional.
Las pesquisas, que involucraron a 237 jóvenes de 10 a 19 años de edad con un diagnóstico formal del padecimiento entre 2013 y 2023, utilizaron imágenes por resonancia magnética para inspeccionar la conectividad funcional (cómo las regiones del cerebro interactúan entre sí) de los participantes.
Los efectos de la adicción se observaron en múltiples redes neuronales en los cerebros de los adolescentes.
Se apreció una combinación de aumento y disminución de la actividad en las partes del cerebro que se activan en reposo (la red neuronal por defecto).
Mientras tanto, se observó una disminución general de la conectividad funcional en las partes del cerebro involucradas en el pensamiento activo (la red de control ejecutivo).
Se descubrió, además, que estos cambios conducían a conductas y tendencias adictivas en los adolescentes, así como a cambios de conducta asociados con la capacidad intelectual, la coordinación física, la salud mental y el desarrollo.
«Los hallazgos de nuestro estudio muestran que esto puede conducir a cambios conductuales y de desarrollo potencialmente negativos que podrían afectar las vidas de los adolescentes», dijo el autor principal, el estudiante de maestría Max Chang.
Por ejemplo, dijo, pueden tener dificultades para mantener relaciones y actividades sociales, experimentar una alimentación irregular y trastornos del sueño.
De ahí que recomiende imponer a los jóvenes límites de tiempo razonables para el uso diario de Internet y asegurarse que son conscientes de las implicaciones psicológicas y sociales de pasar demasiado tiempo en línea.
Etiquetas disuasorias en redes sociales
Tal como sucede con los productos del tabaco, ya hay quienes piden incluir etiquetas disuasorias en las redes sociales, teniendo en cuenta que la salud física y mental de niños y adolescentes están en riesgo.
Recientemente el doctor Vivek Murthy, cirujano general en el Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, instó al Congreso a imponer una etiqueta en las redes sociales con avisos similares a los que llevan las cajetillas de tabaco.
Su propuesta pretende que se obligue a las redes a incluir un mensaje que advierta a padres y adolescentes de que estos hábitos se asocian con «daños significativos para la salud mental».
Aunque reconoce que la etiqueta por sí sola no bastará para hacer las redes seguras para los jóvenes, lo considera «un paso crítico» y argumenta que, como demuestran los estudios sobre el tabaquismo, estos mensajes aumentan la conciencia sobre los riesgos y cambian comportamientos.
También pide prohibir el móvil en las aulas y anima a los padres a limitar el uso en casa, sobre todo durante las comidas y antes de dormir.
Sin desconocer que todavía se carece de un consenso científico sobre los posibles perjuicios de los videojuegos y el uso de internet en la salud física y mental de niños y jóvenes, las investigaciones suenan las alarmas en un mundo cada vez más poseído por las tecnologías digitales.
15 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
17
La cobertura mundial de inmunización infantil se estancó en 2023, por lo que habrá 2,7 millones más de niños sin vacunar o sin recibir la totalidad de las dosis en comparación con 2019, se divulgó hoy.
Estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef sobre la cobertura nacional de inmunización –que proporcionan el conjunto de datos más amplio y completo del mundo sobre las tendencias de inmunización contra 14 enfermedades– resaltan la necesidad de esfuerzos continuos para actualizar, recuperar y fortalecer los sistemas.
«Las últimas tendencias demuestran que en muchos países hay demasiados niños sin vacunar», afirmó Catherine Russell, Directora Ejecutiva de Unicef.
Según las conclusiones, el número de niños y niñas que recibieron tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP) en 2023 –un marcador clave de la cobertura mundial de inmunización– se mantuvo estable en el 84 % (108 millones). Sin embargo, el número de pequeños que no recibieron una sola dosis de la vacuna aumentó de 13,9 millones en 2022 a 14,5 millones en 2023.
Más de la mitad de los menores sin vacunar viven en los 31 países con contextos frágiles, afectados por conflictos y vulnerables, donde los pequeños son especialmente vulnerables a enfermedades prevenibles debido a las perturbaciones y la falta de acceso a la seguridad, la nutrición y los servicios de salud.
Otros 6,5 millones de infantes no completaron su tercera dosis de la vacuna DTP, necesaria para lograr la protección frente a la enfermedad durante la lactancia y en los primeros años de vida.
Los datos muestran además un estancamiento de las tasas de vacunación contra el sarampión, una enfermedad mortal, lo que dejó a casi 35 millones de niños sin protección o solo con protección parcial.
En 2023, solo el 83 % de los pequeños de todo el mundo recibieron su primera dosis de la vacuna contra el sarampión por medio de los servicios sanitarios sistemáticos, mientras el número de infantes que recibieron la segunda dosis aumentó solo modestamente con respecto al año pasado, que alcanzó el 74 %.
Estas cifras no llegan al 95 % de cobertura necesario para prevenir brotes, evitar muertes innecesarias por la enfermedad y alcanzar los objetivos de eliminación del sarampión, que en los últimos cinco años sus brotes afectan a 103 países, donde viven aproximadamente tres cuartas partes de los lactantes del mundo.
15 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
16
Entre 2002 y 2022, una media de casi 1 500 personas fueron atendidas en hospitales de Alemania debido al calor y a la fuerte radiación solar, indican cifras suministradas hoy por la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
«El calor extremo es también un problema para la salud de la población aquí en Alemania», afirmó la entidad oficial. En el mismo periodo, el número de muertes causadas directamente por el calor alcanzó una media de 20 casos al año.
Sin embargo, las temperaturas muy altas provocan un aumento global de la mortalidad, ya que en muchos casos tienen un efecto indirecto, y la combinación de calor y enfermedades preexistentes aumenta el riesgo de muerte.
Según Destatis, el número de tratamientos hospitalarios relacionados con el calor suele ser mayor en los años con muchos días de calor. De acuerdo con la definición del Servicio Meteorológico Alemán, los días de ola de calor son aquellos en los que las temperaturas alcanzan los 30 grados centígrados o más.
Como ejemplo, los expertos en estadística citaron el año 2015, que tuvo un número comparativamente elevado de días calurosos con una media de 17,6 días. En ese año, el número de casos de daños causados por el calor y la luz solar atendidos en el hospital, por ejemplo, fue un 59 % superior a la media de los años 2002 a 2022, con un total de 2 322.
A tenor de los datos, 60 fallecimientos en el mismo año se debieron al calor o la luz solar, tres veces más que la media de los años 2002 a 2022.
Asimismo, la entidad contabilizó el mayor número de tratamientos hospitalarios (2 600) y comparativamente el mayor número de fallecimientos (41) debidos al calor o la luz solar en 2003, año en el que también hubo relativamente muchos días de calor, con una media de 19,0.
En su estudio, la Oficina Federal de Estadística hace referencia a las cifras de las estadísticas hospitalarias y las estadísticas sobre causas de muerte, así como a los datos del Servicio Meteorológico Alemán.
15 julio 2024|Fuente: DPA |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
16
La pobreza y las enfermedades mentales no solo están relacionadas, sino que también existe una relación causal, según un estudio de investigadores de la Universidad Médica de Ámsterdam, la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Módena que demuestra que, si bien ciertos problemas de salud mental pueden obstaculizar la estabilidad financiera, la pobreza también es uno de los factores causales que conducen a los problemas de salud mental.
«Este estudio indica que ciertos problemas de salud mental pueden hacer que la situación financiera de una persona sea incierta. Pero, a la inversa, también vemos que la pobreza puede conducir a problemas de salud mental», afirma el psiquiatra de Amsterdam UMC, Marco Boks.
Estudios anteriores han demostrado una fuerte correlación entre pobreza y enfermedad mental, pero es difícil desentrañar la relación causa-efecto. Las consecuencias de la enfermedad mental pueden afectar la situación financiera de una persona, por ejemplo, si esta no puede trabajar bien o tiene mayores costos de atención médica. Pero las circunstancias financieras difíciles también pueden causar problemas psicológicos.
Los investigadores del estudio, publicado en la revista Nature Human Behaviour, utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido y del Consorcio Internacional de Genómica Psiquiátrica. «Descubrimos que la esquizofrenia y el TDAH contribuyen causalmente a la pobreza. A la inversa, la pobreza contribuye al trastorno depresivo mayor y a la esquizofrenia. El riesgo de anorexia nerviosa en realidad se reduce cuando hay pobreza», afirma Boks.
En primer lugar, se determinó una medida de pobreza en función de los ingresos familiares, los ingresos laborales y la privación social. A continuación, los investigadores utilizaron la información genética de los participantes mediante una técnica especial llamada aleatorización mendeliana para desentrañar la relación. La aleatorización mendeliana es un método para determinar la influencia de los factores de riesgo en una enfermedad, midiendo la variación de los genes que son más comunes en ciertos rasgos.
«Pudimos captar aspectos de la pobreza que comparten el individuo, el hogar y la zona en la que vive. Esto nos permitió identificar mejor los efectos causales de la pobreza en las enfermedades mentales», afirma el genetista estadístico de la Universidad de Edimburgo, David Hill.
Los resultados de esta investigación son importantes para la formulación de políticas y el enfoque de la pobreza y las enfermedades mentales. Al reconocer la influencia recíproca entre la pobreza y la salud mental, los responsables de las políticas pueden desarrollar intervenciones más eficaces destinadas a romper el ciclo de pobreza y problemas de salud mental. «La investigación proporciona pruebas sólidas de la necesidad de examinar también factores sociales como la pobreza, cuando se profundiza en el desarrollo de las enfermedades mentales», afirma Boks.
«Nuestros hallazgos sugieren que la reducción de las desigualdades podría conducir a ganancias sustanciales en la salud mental pública. A menudo existe confusión sobre el uso de datos genéticos para investigar la relación entre pobreza y enfermedad mental. Hacemos hincapié en que esto no significa que la pobreza sea genética. Al contrario, con los datos genéticos, pudimos identificar la pobreza como un factor ambiental modificable para la salud mental», añade la psiquiatra de la Universidad de Módena, Mattia Marchi.
15 julio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia