cáncer de mamaCasi uno de cada cuatro casos de cáncer que se registran en México son de mama y la enfermedad afecta cada vez a mujeres más jóvenes, advirtió este domingo Víctor Marín, miembro del Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia (Comego).

En el marco del Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora cada 4 de febrero, el especialista en ginecología y fertilidad, recordó, en una entrevista telefónica con EFE, que en la actualidad se detectan un mayor número de casos en edades más tempranas. ‘Esto se debe a los factores de riesgo asociados a la enfermedad. Antes sabíamos que aproximadamente una de cada ocho mujeres podría tener cáncer de mama a lo largo de su vida, ahora esta cifra se ha reducido hasta una de cada siete’, señaló.

El cáncer de mama, detalló, es el tumor maligno más común y la primera causa de muerte por tumores malignos en mujeres mexicanas. Tan solo en 2020 se diagnosticaron 29.929 nuevos casos y se registraron 7.931 muertes por esta causa, según datos de Globocan, una base estadística de cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Marín señaló que cerca de la mitad de los casos detectados ahora son en mujeres menores de 50 años. Ante ello, dijo, es fundamental realizar mamografías o mastografías a partir de los 40 años.

Mastografías recurrentes El ginecólogo recordó que entre los factores de riesgo están tener más de 50 años, no haber tenido hijos, no haber amamantado y los antecedentes familiares de cáncer de mama. Pero no es una regla, ya que en la actualidad la mayoría de los tumores mamarios no tienen antecedentes familiares, son casos de novo, es decir, mutaciones.

Explicó que aquellas mujeres con antecedentes familiares deben considerar realizarse la mastografía al menos 10 años antes de la edad que tenía su familiar cuando presentó este tipo de cáncer. ‘Porque es más o menos el tiempo que tarda la evolución de la enfermedad, desde que está pequeñito hasta que llega a crecer y se puede palpar una bola’, apuntó. Ante ello, el especialista señaló la importancia de llevar un estilo de vida saludable, evitar el tabaquismo, el consumo de alcohol, una dieta equilibrada, un peso corporal adecuado y actividad física de por lo menos 30 minutos al día.

Vitamina D es una aliada El experto explicó que existen estudios que asocian este tipo de cáncer con la deficiencia de vitamina D3, por lo que señaló que es importante un adecuado aporte de este nutriente para reducir el riesgo. ‘Tomar una tableta de vitamina D3 con 4.000 unidades internacionales es una forma fácil y segura de conseguir niveles adecuados de este nutriente, además de que es necesario prevenir o tratar la obesidad, porque esta enfermedad produce un estado de inflamación y secuestra la vitamina D3 en el cuerpo’, señaló.

No obstante, dijo, es importante que un profesional haga pruebas para conocer con exactitud cuáles son los requerimientos de vitamina D para disminuir el riesgo de desarrollar el cáncer de mama y otros tipos.
4 febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

febrero 6, 2024 | gleidishurtado | Filed under: cáncer, Oncología | Etiquetas: , , , , |

deterioro cognitivo1Investigadores del Instituto del Monte de Neurociencia de la Universidad de Rochester (EE.UU.) han descubierto que la microglía puede desencadenar déficits cognitivos tras la exposición a la radiación y puede ser un objetivo clave para prevenir estos síntomas. Estos resultados, que se han publicado en International Journal of Radiation Oncology Biology Physics, se basan en estudios anteriores que demuestran que, tras la exposición a la radiación, la microglía daña las sinapsis, básicas para el comportamiento cognitivo y la memoria.

Mediante varias pruebas de comportamiento, los investigadores estudiaron la función cognitiva de ratones antes y después de la exposición a la radiación. Los ratones hembra obtuvieron los mismos resultados en todas las pruebas, lo que indica una resistencia a las lesiones por radiación. Sin embargo, los ratones macho no podían recordar o realizar ciertas tareas tras la exposición a la radiación. Este deterioro cognitivo se correlaciona con la pérdida de sinapsis y la evidencia de un exceso de reactividad microglial potencialmente perjudicial tras el tratamiento. Los investigadores se centraron entonces en una vía de la microglía importante para la eliminación de sinapsis. Los ratones con esta microglía mutante no sufrieron deterioro cognitivo tras la radiación. Y otros a los que se administró Leukadherin-1, capaz de bloquear esta misma vía, tampoco sufrieron deterioro cognitivo.

Los investigadores aseguran que esta investigación ofrece una posible diana para desarrollar terapias que prevengan o mitiguen tales déficits en las personas que necesitan radioterapia cerebral.

Ver artículo: Hinkle JJ, Olschowka JA, Willianms JP, O’Banion MK. Pharmacologic Manipulation of Complement Receptor 3 Prevents Dendritic Spine Loss and Cognitive Impairment After Acute Cranial Radiation. Int J Radiat Oncol Biol Phys [ Internet]. 2023[ citado 4 feb 2024]; 16(23): DOI:https://doi.org/10.1016/j.ijrobp.2023.12.017

10 enero 2024| Fuente: Neurología.com| Tomado de | Noticia

febrero 5, 2024 | gleidishurtado | Filed under: cáncer, Demencia, Deterioro cognitivo | Etiquetas: , , , , , |

Analisis-de-sangre_0Un equipo de investigadores del Hospital del Mar de Barcelona ha confirmado la utilidad de una prueba de sangre para detectar el cáncer de colon, con un rendimiento comparable a las opciones actuales de detección, una nueva forma de detección más sencilla que podría aumentar los cribajes. El estudio, que ha publicado la revista Annals of Oncology, ha analizado 623 muestras de sangre, 318 de personas que se sometieron entre los años 2017 y 2018 a una colonoscopia en el Hospital del Mar después que la prueba de sangre oculta en heces -el test tradicional utilizado en el programa de cribado de cáncer de colon- diese positivo. La prueba de sangre busca ADN procedente del tumor en el colon, analizando tanto las mutaciones del ADN tumoral como las modificaciones de ADN vinculadas con los tumores.

El trabajo revela que su eficiencia es similar a la prueba utilizada en Cataluña en el cribado de cáncer de colon, el test de sangre oculta en heces para el diagnóstico del cáncer colorrectal. Las dos pruebas tienen sensibilidades altas, detectan más del 80% de los casos, algo que los autores del trabajo confían que permitirá incrementar la participación de la población en el programa de cribado de cáncer de colon. ‘Uno de los pilares básicos de cualquier programa de cribado poblacional es lograr una máxima participación’, ha apuntado el jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital del Mar, Xavier Bessa. En estos momentos, el programa de cribado poblacional de cáncer de colon en Cataluña no ha superado el 50% de participación de la población llamada a participar en él. Es la primera vez que se utiliza la técnica de biopsia líquida en este contexto. ‘Queremos ir más allá, queremos ir a buscar el cáncer antes que dé la cara’, ha añadido la autora del estudio y médica adjunta del Hospital del Mar, Joana Vidal.
24 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

mutaciones genticasUna investigación realizada por investigadores del Instituto Karolinska ha dado lugar a un descubrimiento en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama, el cual podría remodelar los programas de detección y los enfoques clínicos.

El estudio, publicado en la revista JAMA Oncology, revela el impacto de variantes genéticas germinales en el cáncer de mama de intervalo, proporcionando nuevos conocimientos para elaborar estrategias de detección personalizadas.

Aunque la incidencia del cáncer de mama ha aumentado en las últimas décadas, la mortalidad ha disminuido durante este mismo período. Una de las principales razones del aumento en la supervivencia de los pacientes, es el establecimiento de programas de cribado en la mayoría de países desarrollados. Sin embargo, aproximadamente el 30% de los cánceres de mama no se detectan mediante estos programas, sino durante el intervalo de tiempo entre dos revisiones establecidas, debido a síntomas que la propia paciente percibe antes de la siguiente revisión. Estos cánceres se conocen como cánceres de intervalo, y los motivos de este diagnóstico pueden deberse o bien a que el cáncer ya estaba presente en la última mamografía pero que pasó desapercibido (en cuyo caso una alta densidad en la mama juega un papel fundamental en el enmascaramiento del tumor), o porque son cánceres que han crecido a un ritmo especialmente elevado. Estos últimos han planteado durante mucho tiempo desafíos para su tratamiento, debido a su naturaleza agresiva y peores tasas de supervivencia en esos pacientes en comparación con los cánceres detectados en programas de cribado. Sin embargo, el papel de las variantes genéticas en este tipo de cáncer de mama había sido hasta ahora en gran medida inexplorado.

En este estudio, en el que participaron 4121 pacientes con cáncer de mama y 5631 controles, examinaron meticulosamente los 34 genes principales asociados al cáncer de mama. El objetivo principal fue el de discernir la influencia de portar mutaciones en estos genes a la hora de ser diagnosticado con cáncer de intervalo o con cáncer detectado mediante cribado, y todo ello teniendo en cuenta la densidad de la mama.

El estudio proporcionó dos conclusiones clínicas importantes. En primer lugar, los investigadores descubrieron que mutaciones genéticas que acortan la secuencia codificante de proteínas (protein-truncating variants en inglés) en alguno de los cinco genes principales del cáncer de mama (ATM, BRCA1, BRCA2, CHEK2 y PALB2), aumentaban significativamente la probabilidad de ser diagnosticado con cáncer de intervalo. En particular, este aumento del riesgo se debió principalmente a mutaciones en los genes BRCA1/2 y PALB2. En segundo lugar, entre aquellos pacientes que habían sido diagnosticados con cáncer de intervalo, los portadores de mutaciones en cualquiera de estos cinco genes tuvieron una supervivencia significativamente más baja en comparación con los pacientes que también habían sido diagnosticados con cáncer de intervalo, pero que no portaban ninguna de estas mutaciones.

Otro importante hallazgo de este estudio fue que las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama, en combinación con variantes genéticas en cualquiera de estos cinco genes, tenían 4 veces más probabilidades de ser diagnosticadas con cáncer de intervalo que de tener un cáncer detectado mediante pruebas de cribado. Este incremento en la probabilidad fue superior al esperado por tener ambos factores de riego, lo que sugiere que se necesitan más esfuerzos de secuenciación a gran escala para desentrañar completamente los motivos genéticos de la sinergia observada.

Según los investigadores, este es el primer informe que analiza las diferencias genéticas entre los cánceres detectados mediante pruebas de cribado y los cánceres de intervalo, utilizando los cinco genes principales del cáncer de mama. Los resultados sugieren que los cánceres de intervalo son distintos a los detectados mediante pruebas de cribado, tanto genética como biológicamente. También proporciona información valiosa para identificar a aquellas mujeres que tienen un alto riesgo de desarrollar un cáncer de mama agresivo que eluda la detección mediante programas de cribado. Todo esto puede ayudar a desarrollar mejoras en estos programas, aumentando la capacidad de detectar el cáncer de mama en una etapa más temprana, reduciendo con ello su mortalidad.

Artículo científico: Rodriguez J, Grassmann F, Xiao Q, Eriksson M, Mao X, Bajalica Lagercrantz S, et al. Investigation of Genetic Alterations Associated With Interval Breast Cancer. JAMA Oncol [Internet].2024[citado 2 feb 2024]. doi:10.1001/jamaoncol.2023.6287

1 febrero 2024| fuente: Genotipia.com| Tomado de | Noticias de Investigación

cancer y desnutricionLa desnutrición en personas que sufren algún cáncer oscila entre el 15 y 40 %, es decir que llega a afectar a 4 de cada 10 enfermos, e incluso puede alcanzar al 80 % en fases avanzadas, una situación que perjudica el sistema inmune, favorece infecciones, empeora la respuesta a los tratamientos y provoca deterioro funcional, factores asociados a menor supervivencia.

La desnutrición o mal nutrición asociada a la enfermedad es una cuestión que afecta a hospitalizados, principalmente a personas con edad avanzada, y para hacer frente a ello existen muchas barreras, que van desde una legislación obsoleta, hasta notables diferencias en los recursos de los hospitales de cada comunidad autónoma, principalmente en lo referente a profesionales que puedan aplicar la mejor terapia nutricional a cada paciente.

Existe, por tanto, una relación directa entre una mala nutrición y la vida media del paciente con cáncer:

hasta un 20 % de los enfermos, es decir 2 de cada 10, fallecen por problemas nutricionales ya que responden mal a los tratamientos y enfrentan peor su enfermedad. Lo ponen de manifiesto especialistas en endocrinología y nutrición, así como oncólogos consultados por EFE, que puntualizan que los problemas nutricionales también dependen mucho del tipo de cáncer y del estadio de la enfermedad.

Se da una prevalencia mayor en pacientes con tumores del tracto digestivo, los sometidos a una cirugía mayor y los que reciben quimioterapia o radioterapia ya que puede afectar a la ingesta, digestión o absorción de los alimentos.

Las estadísticas médicas apuntan también que 1 de cada 3 pacientes con cáncer, un dato que podría ser mayor, llega a perder hasta 10 kilos como consecuencia de su tumor tras ser diagnosticado y más de la mitad pierden un 10 % de su peso, una merma que impacta negativamente en el índice de masa muscular (sarcopenia), un factor asociado a la supervivencia y calidad de vida del paciente.

En una entrevista con EFE, Yolanda Escobar, coordinadora de la sección de Cuidados Continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), explica que es importante desde el punto de vista clínico percibir la mal nutrición antes de que se someta al paciente a procesos quirúrgicos o tratamiento y remarca que los comités de tumores en los hospitales deben contar con al menos un profesional para clasificar el riesgo nutricional, en caso de que exista.

Indica que hay un déficit de profesionales en nutrición y endocrinología para personalizar las necesidades de cada persona y cita como ejemplo que un paciente puede estar mal nutrido y ‘sarcopénico’ (es decir tendente a la pérdida de masa muscular) incluso siendo obeso y son perfiles, advierte, que a veces ‘son difíciles de detectar’ por los profesionales oncológicos.

Aumentan las estimaciones de cáncer para 2024 Según estimaciones de SEOM, este año se diagnosticarán 286.664 nuevos casos de cáncer, un 2,6 % más que en 2023, principalmente tumores colorrectales, de mama y de pulmón.

Mientras que la Sociedad Española de Patología Digestiva estima que más del 25% de los nuevos casos de cáncer diagnosticados en España afectarán al aparato digestivo. La desnutrición ensombrece el pronóstico ‘La desnutrición asociada al cáncer ensombrece el pronóstico, empeora la calidad de vida, aumenta las complicaciones de la cirugía, disminuye la tolerancia a la quimio y radioterapia, aumenta la tasa de abandono de tratamientos, aumenta los días de ingreso hospitalario, los reingresos y encarece muy significativamente el coste del proceso’, cuenta a EFE Francisco Botella Romero, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Comenta, al igual que la coordinadora de SEOM, que la dieta es un tratamiento médico que debe ser adaptado a cada caso y aclara que para algunos se recomienda una dieta densa en calorías y para otros una rica en proteínas, pero, en resumen, dicen ambos, la mediterránea ofrece un amplio abanico de opciones para cubrir requerimientos nutricionales.

Ambos expertos advierten sobre las modas del ayuno o dietas como la cetogénica (baja en carbohidratos y rica en grasas, vegetales y proteínas) ya que no se recomiendan en la gran mayoría de pacientes con cáncer y menos si hay riesgo de desnutrición.

Ojo a los suplementos nutricionales ‘milagro’ Desde la SEOM, Escobar precisa que los suplementos nutricionales se suelen prescribir si el paciente no puede llegar a los requerimientos nutricionales habituales como consecuencia de su enfermedad o factores previos y, en la misma línea que la SEEN, apuesta por los que tengan evidencia científica contrastada y puedan ser una opción terapéutica.

La mayoría de los suplementos de venta libre o los denominados ‘milagro’ no tienen eficacia demostrada, advierte el profesional de la SEEN.

El ayuno puede ser perjudicial Sobre el ayuno intermitente, un hábito de moda y muy promovido en las redes sociales por los denominados gurús de la salud y el bienestar, la experta de la SEOM lo ve contraproducente en la gran mayoría de los casos y apunta que aún no hay una evidencia científica sólida que respalde sus beneficios en enfermos con cáncer.

Es más, señala que no tiene sentido en pacientes con mal nutrición ya que cuando pierden hasta un 30% de su composición corporal se observa una mayor toxicidad asociada a los fármacos contra el cáncer, así como peor respuesta a los tratamientos. Por su parte, Botella aclara que un ayuno de ‘corto periodo’ puede ayudar a tolerar los efectos secundarios de algunos quimioterápicos, pero no se recomienda por ‘el gravísimo riesgo de desnutrición’ que conllevan algunos tipos de cáncer: solo debería realizarse bajo control médico y en casos muy seleccionados, concluye.

2 febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

enfermedades_cardiovasculares_factoresLos mismos tratamientos oncológicos que aumentan la supervivencia también pueden ocasionar toxicidad cardíaca en los pacientes. Preservar la salud cardiovascular de los largos supervivientes del cáncer es el objetivo de la cardio-oncología, un campo en pleno desarrollo.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, el 4 de febrero, representantes de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) explican a EFE el trabajo de estas dos especialidades para controlar desde el ámbito hospitalario las dolencias cardíacas en los pacientes oncológicos. ‘No hay que lanzar un mensaje de alarma’, pero sí destacar la necesidad de hacer un seguimiento conjunto de estos pacientes, apunta la doctora Cristina Mitroi, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC.

La especialista cita datos del estudio Cardiotox que refleja que, aunque un 37,5 % de los pacientes oncológicos desarrolla cardiotoxicidades, la gran mayoría son leves y solo un 5,9 % son moderadas o graves. Este trabajo, llevado a cabo en cinco hospitales públicos españoles y otros cuatro europeos, se basa en el seguimiento durante dos años de 865 pacientes en tratamiento contra el cáncer. ‘Nos preocupamos porque los pacientes no paguen el peaje de las secuelas cardiológicas a corto plazo, que pueden ser más importantes, pero sobre todo las de medio y largo plazo que antes no se contemplaban’, explica el vicepresidente de la SEOM, el doctor Javier de Castro.

La prevención, el primer paso Los dos especialistas coinciden en señalar que el paso principal es la prevención de esa dolencia cardíaca generada por la toxicidad farmacológica. Pero también preservar la salud cardiovascular de la persona que ya padezca problemas cardíacos o comorbilidades (hipertensión, colesterol, sobrepeso…) en el momento de recibir el diagnóstico de cáncer, algo habitual en casos de tumores de pulmón, próstata o colon que tienden a aparecer entre los 60 y 70 años de edad.

Javier de Castro, también jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, recalca: ‘Nos tenemos que preocupar desde el minuto uno de prevenir no solo la toxicidad, sino la propia salud de la persona’. La prevención primaria consiste en valorar, por parte de las dos especialidades, el riesgo cardiovascular del paciente antes de poner en marcha el tratamiento adoptado por oncología, y hacer un seguimiento posterior del enfermo con diferentes controles, explica Cristina Mitroi, también especialista en el Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid). ‘Durante los primeros años, el superviviente está en conexión con el hospital, por eso donde más tenemos que trabajar es en el largo plazo, una vez superado el cáncer, ver cuál es la mejor estrategia’ de seguimiento, precisa la doctora.

Cardiotoxicidad, un amplio espectro ‘Puede haber muchos tipos de cardiotoxicidad’, indica la cardióloga, quien matiza que cada fármaco oncológico está asociado a determinados efectos secundarios cardíacos y en su interacción influyen las circunstancias de cada paciente (edad, tipo de tumor, otras enfermedades de base…).

La dolencia cardíaca más frecuente es la hipertensión arterial, mientras que la insuficiencia cardíaca no es habitual, pero sí más preocupante. La doctora explica que existe diferencia de género, mientras que las mujeres son más propensas a eventos de insuficiencia cardíaca y arritmias, los varones son más proclives a cardiopatía isquémica, infartos y eventos vasculares. Cardiólogos y oncólogos trabajan en coordinación en sus hospitales para cuadrar los diferentes tratamientos cuando coincidan, que no suelen presentar interferencias, y para hacer el posterior seguimiento del superviviente.

El arranque de la cardio-oncología y su futuro La cardio-oncología surge, sobre todo, por la necesidad de controlar los efectos secundarios cardiológicos que pueden producir los fármacos de oncología, terapias que en las últimas décadas han aumentado la supervivencia del cáncer al lograr la curación o cronificar la enfermedad en algunos casos.

El oncólogo Javier de Castro relata que estas toxicidades ya se evidenciaron hace unos cuarenta años con el uso de las antraciclinas, un tipo de quimioterapia para cáncer de mama y para linfomas y leucemias pediátricos que, en estos últimos, se observó la aparición de consecuencias cardíacas en la edad adulta. ‘Y esto llevó a la reducción de los tratamientos de quimioterapia, a evitar radioterapias torácicas en algunas situaciones. La oncología infantil fue el germen para evitar efectos a largo plazo’, señala el especialista.

Ahora, los tratamientos innovadores, como la inmunoterapia y las terapias diana, fundamentales en prolongar la supervivencia, también provocan ciertas toxicidades que se están investigando más en profundidad.

En concreto, una veintena de hospitales, entre ellos La Paz, y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC) colaboran en un programa piloto para identificar los parámetros que producen los daños a nivel cardíaco relacionados con la inmunoterapia.

Otro de los objetivos de la investigación en cardio-oncología es buscar más biomarcadores que ayuden a predecir las posibles dolencias cardíacas La alianza entre SEOM y SEC trabaja para avanzar en la cardio-oncología también de la mano de la oncología radioterápica y la hematología (para los cánceres de la sangre), así como de la Atención Primaria, importante para orientar al paciente cardio-oncológico en un estilo de vida saludable, ya que los factores de riesgo (tabaquismo, sedentarismo, hipertensión, sobrepeso…) son los mismos para las dos enfermedades.

Pero los cardiólogos van más allá al querer promover la subespecialidad de cardio-oncología en los hospitales y el desarrollo de programas oficiales que conlleven recursos que permitan avanzar en este campo de la Medicina. En el día a día, se siguen las guías de la Sociedad Internacional de Cardio-Oncología y cada hospital se organiza en función de sus disponibilidades para coordinar la atención de los largos supervivientes del cáncer.

2 febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

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