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La exposición repetida a olas de calor no solo aumenta la mortalidad a corto plazo, también acelera el envejecimiento biológico, concluye un estudio de 2008 a 2022 con casi 25 mil personas, publicado hoy en Nature Climate Change.
La investigación advierte que sus efectos pueden acumularse y acompañarnos toda la vida, y los más afectados son los trabajadores manuales y las personas que viven en zonas rurales.
Según cifras oficiales, en 35 países europeos, murieron más de 61 mil personas en 2022 y cerca de 47 mil en 2023 por causas relacionadas con el calor.
Asimismo, la mortalidad por altas temperaturas ha aumentado un 30 por ciento en dos décadas, según el informe «Cambio climático y salud» publicado por la Organización Mundial de la Salud en mayo de este año.
Hasta ahora, las investigaciones sobre sus consecuencias indicaban que el calor extremo afecta de manera negativa a la salud, sobre todo en personas mayores, pero estos estudios se habían centrado principalmente en exposiciones a corto plazo.
Un nuevo trabajo, liderado por la científica Cui Guo, de la Universidad de Hong Kong (China), analizó los datos de 24 922 adultos en Taiwán, recogidos entre 2008 y 2022, con una edad biológica promedio de 46,3 años, para estudiar cómo las olas de calor impactan en el envejecimiento.
Hallamos efectos adversos de las olas de calor sobre el envejecimiento biológico estadísticamente significativos y que pueden persistir durante décadas. Al mismo tiempo, observamos que los valores estimados disminuyeron gradualmente a lo largo del periodo de estudio, lo que probablemente refleja una adaptación a escala poblacional.
A partir de pruebas médicas —como función hepática, presión arterial, inflamación o colesterol— se calculó la edad biológica de cada persona y se comparó con su edad cronológica.
Los resultados muestran que quienes habían estado más expuestos a olas de calor presentaban un mayor grado de envejecimiento acelerado. La exposición acumulada al calor se asoció con un incremento de entre 0,023 y 0,031 años en la aceleración de la edad.
Aunque los participantes parecían adaptarse al calor a lo largo de los 15 años analizados, los efectos perjudiciales para la salud persistieron. “Las personas pueden adaptarse en cierta medida —posiblemente a través de mecanismos biológicos, conductuales o tecnológicos—, pero los riesgos subyacentes para la salud derivados de las olas de calor permanecen y no deben pasarse por alto”, explicó la investigadora.
Reconocemos que la aceleración estimada del envejecimiento asociada a las olas de calor es relativamente pequeña en individuos, pero esta estimación se basa principalmente en una exposición de dos años. A pesar de lo reducido de los valores, creemos que nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud, añadió Guo.
29 agosto 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
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28
La Semana Mundial del Agua, el evento internacional más relevante sobre gestión de recursos hídricos, se desarrolla en Estocolmo, Suecia, del 24 al 28 de agosto, en busca de soluciones para la crisis hídrica en el planeta.
Organizado desde 1991 por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, en Suecia, el evento reúne a líderes políticos, científicos, empresas, organizaciones sociales y jóvenes de distintos países.
El foro se ha convertido en un espacio de diálogo clave, donde se discuten soluciones frente a los desafíos que plantea la crisis hídrica a nivel mundial.
La edición de este año está dedicada al tema “Agua para la acción climática”, con el objetivo de integrar la gestión sostenible del agua en las políticas globales de mitigación y adaptación frente al cambio climático.
La Organización Mundial de la Salud estima en dos mil 200 millones las personas que aún carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura en el mundo, lo que representa un desafío cada vez más urgente frente a la creciente demanda de ese recurso vital.
El organismo subraya el papel fundamental que desempeña el agua potable para el desarrollo socioeconómico, la producción de energía y alimentos y la salud de los ecosistemas.
Además, el suministro fiable de agua es fundamental para los esfuerzos de adaptación en un planeta cada vez más caliente.
En las comunidades más remotas, sobre todo en los países en desarrollo sin litoral, un mejor acceso al agua crea nuevas oportunidades para la población.
Como parte de la agenda del evento, este miércoles ONU-Agua —mecanismo que coordina la labor de Naciones Unidas en materia de agua y saneamiento— reunió a los países en desarrollo sin litoral que han demostrado avances sustanciales para garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La sesión brindará a otras naciones en la misma situación la oportunidad de aprender de los avances logrados por Bután, Rwanda y Arabia Saudita para garantizar el agua potable y su gestión eficaz.
En tanto, este jueves ONU-Agua y sus socios impulsarán a donantes y otros colaboradores clave para abordar las deficiencias de financiación en el suministro de agua y saneamiento.
Los debates se centrarán en diferentes modelos y en la creación de alianzas para impulsar mecanismos de financiación innovadores que permitan un acceso universal más seguro.
Según los expertos, la falta de servicios de agua, saneamiento e higiene gestionados de forma segura afecta gravemente el bienestar, la dignidad y las oportunidades humanas, especialmente para las mujeres y las niñas.
Más aún, el agua contaminada, el saneamiento inadecuado y las malas prácticas de higiene siguen socavando los esfuerzos para erradicar la pobreza extrema y controlar los brotes de enfermedades en los países más pobres del mundo.
26 agosto 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
jul
22
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, afirmó que la crisis climática representa hoy una amenaza directa para los derechos fundamentales de millones de personas en todo el mundo.
En reciente intervención, publicada en la web de la ONU, Türk enfatizó que la crisis climática es una crisis de derechos humanos, e instó a los Estados a adoptar medidas urgentes y equitativas para garantizar una transición justa hacia un modelo sostenible.
Así se expresó durante su participación este lunes en el panel anual del Consejo de Derechos Humanos, donde enumeró impactos devastadores del cambio climático que hoy sufre la humanidad y el planeta: olas de calor, inundaciones, sequías e incendios forestales que afectan los derechos a la vida, la salud y un medio ambiente limpio y sostenible.
La ola de calor que estamos viviendo aquí en Ginebra, dijo Türk, es un recordatorio inmediato de la necesidad de medidas de adaptación. Sin ellas, los derechos humanos estarán gravemente amenazados”, aseveró en su discurso.
Se refirió también críticamente a los actuales patrones de producción y consumo, calificándolos de «insostenibles» y subrayando que las energías renovables son el camino del futuro.
Aunque reconoció avances en este sentido, advirtió que aún falta una hoja de ruta clara para lograr una transformación justa de nuestras sociedades, cambio que exige «el fin de la producción y el uso de combustibles fósiles» y la reestructuración de sectores clave como la energía, la agricultura, las finanzas y la construcción, dijo Türk.
Insistió en la necesidad de integrar plenamente la igualdad de género, el respeto a los derechos de los pueblos indígenas y la rendición de cuentas de las empresas en el proceso de transición.
Y en este sentido, denunció que las corporaciones de combustibles fósiles siguen difundiendo desinformación y bloqueando el cambio mediante «soluciones falsas y greenwashing (lavado de imagen verde)».
Asimismo, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos conminó a la acción, recalcando que el cambio climático no solo es una cuestión ambiental, sino un imperativo moral y de justicia global.
01 julio 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
jul
21
Cada año, más de 12 millones de hectáreas de tierra fértil desaparecen del planeta al convertirse en desiertos por el avance de la desertificación, fenómeno intensificado en América Latina por el cambio climático y por actividades humanas que afectan la salud de las personas, explicó en entrevista con Xinhua el médico y especialista en el cambio climático, Camilo Prieto.
«A nivel físico, la pérdida de los suelos fértiles reduce la disponibilidad de alimentos, esto contribuye a la malnutrición y la inseguridad alimentaria», subrayó.
Explicó que la degradación del suelo y la disminución de la vegetación favorecen tormentas de polvo, lo cual conlleva a que haya material particulado suspendido, deteriorando la calidad del aire y afectando la salud de las personas.
«También la desertificación termina vinculada a la escasez de agua limpia, y esto también aumenta el riesgo de enfermedades relacionadas con la restricción hídrica», dijo.
Prieto también mencionó el impacto en la salud mental de los humanos derivado de la desertificación, que ya afecta a más de 100 países en el planeta y que en Colombia impacta al 40 % del territorio nacional.
«La pérdida de los medios de vida, el desplazamiento forzado que termina induciendo esa degradación del suelo, producen ansiedad, depresión y algo interesante que se llama ‘solastalgia’ (duelo por la transformación negativa del entorno), que se produce en estos contextos», comentó.
El profesor de la Universidad Pontificia Javeriana reconoció la importancia de conmemorar el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (17 de junio), que este mes reunió a cientos de expertos internacionales en Bogotá para visibilizar la problemática que suele pasar desapercibida y para fortalecer las políticas públicas de restauración ecológica y uso sostenible del suelo.
En el caso de Colombia, la desertificación no es un problema aislado, sino un desafío estructural que exige acciones inmediatas, según Prieto.
«Es urgente promover prácticas agroecológicas que conserven el suelo, como rotación de cultivos, uso de coberturas vegetales, reforestación con especies nativas, y algo importantísimo en Colombia es la implementación de los sistemas silvopastoriles intensivos, que ojalá reemplacen la ganadería extensiva», sostuvo.
Prieto recordó que esta es la segunda actividad humana que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero en Colombia, después de la deforestación.
De igual forma alertó que América Latina, especialmente países como México, Argentina, Brasil y Perú, también atraviesan por procesos severos de degradación de la tierra con un fuerte impacto social.
«Algo que me gustaría aclarar es que la región en general, América Latina, es una de las más vulnerables al cambio climático, lo que agrava la escasez hídrica, y además enfrenta un alto nivel de conflictos por el uso de la tierra», advirtió.
El experto lamentó el efecto de la combinación de sequías prolongadas con prácticas agropecuarias no sostenibles, que están ocasionando una pérdida de cobertura vegetal que va deteriorando extensas áreas y que reduce la resiliencia de los ecosistemas naturales y también de los intervenidos por seres humanos en áreas rurales.
Por esta razón, consideró fundamental que los gobiernos promuevan intensamente proyectos de desarrollo colectivos agroecológicos enfocados en conservar el suelo, como la rotación de cultivos, el uso de coberturas vegetales y la reforestación con especies nativas.
«La restauración ecológica no es solo una estrategia ambiental, es una herramienta poderosa de transformación social, podría decirlo de esa manera. Restaurar las tierras, restaurar el suelo, restaurar los ecosistemas, puede ayudar a prevenir conflictos por el acceso a los recursos naturales, y es clave también ofrecer alternativas económicas en los territorios afectados por la violencia», concluyó.
Bogotá recibió del 14 al 19 de junio a representantes de 90 países en el Foro Global por la Tierra, que enmarcó la conmemoración del Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía 2025.
Durante el encuentro, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, envió un mensaje a los dirigentes del mundo para que tomen medidas urgentes que permitan mitigar la sequía que enfrenta el planeta y que obliga a millones de personas a dejar su hogar cada año.
«Si reparamos el daño que causamos a la Tierra, obtendremos grandes beneficios (…) reparar el daño ayudará a reducir la pobreza, generará empleo, protegerá las fuentes de agua, protegerá los alimentos y mejorará los ingresos», manifestó.
De acuerdo con la ONU, el 40% de la superficie terrestre ya está degradada y, si las tendencias actuales se mantienen, para 2030 será necesario restaurar 1 500 millones de hectáreas e invertir un billón de dólares para contrarrestar esta degradación.
01 julio 2025 | Fuente: Xinhua | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
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18
La historia clínica medioambiental del paciente será «una herramienta básica» para el médico del futuro, fundamental para orientar la causa de las enfermedades, sostiene su principal impulsor en España, el pediatra Juan Antonio Ortega.
Unos 400 profesionales participan actualmente en un curso sobre medicina medioambiental que ofrece la Asociación Española de Pediatría y que coordina Ortega, pionero en una materia en la que trabaja desde hace veinte años, cuando hablar sobre la incidencia del medio en las enfermedades era «motivo de incredulidad», cuando no «de burla».
Pese a que «los futuros líderes de la medicina ambiental están ahora mismo acabando sexto de primaria», Ortega está seguro de que esta rama «va a revolucionar la medicina».
El especialista, que coordina la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia), compara la situación con la de los genetistas hace 40 años. «A ver quién pone ahora un hospital sin unos servicios de genética clínica. En medicina ambiental pasará lo mismo», anticipa.
«Haces a un paciente unas pruebas genéticas y le parece fantástico. Pero le hablas de un cribado de salud ambiental y te pregunta para qué. Y el fondo es lo mismo, intentar comprender las causas de las enfermedades», señala.
«Seamos realistas: ¿quién le pregunta a los enfermos dónde trabajan y qué exposiciones tienen? Creo que la inmensa mayoría de los enfermos crónicos lo son por enfermedades ambientalmente relacionadas y todos tienen el derecho a una cuidadosa historia clínica ambiental que les permita resolver sus dudas y planificar mejor su futuro», dice a EFE el pediatra, que confía en que la generalización de esa historia sea «la mejor herencia» de su paso por la medicina.
Ortega apunta que, ante un paciente con riesgo cardiovascular, un médico pide una analítica para medir el colesterol, los triglicéridos o la creatinina, «pero todavía no pide los niveles de plomo, cuando se sabe que algunos metales pesados aportan tanto o más riesgo cardiovascular que el colesterol».
«No es difícil hacerlo, pero todavía no forma parte del acervo del médico», señala.
Anemia, párkinson: casos concretos
El doctor cita varios casos, expuestos durante el curso, de enfermedades causadas o agravadas por factores ambientales (cáncer, enfermedades endocrinas, trastornos del neurodesarrollo). Y refiere ejemplos concretos, como el de un pequeño que sufrió anemia aplásica y requirió un trasplante después de que el interior de su vivienda se decorase con pintura para fachadas; o el de niños inmunodeprimidos que reducen sus infecciones.
El doctor cita varios casos, expuestos durante el curso, de enfermedades causadas o agravadas por factores ambientales (cáncer, enfermedades endocrinas, trastornos del neurodesarrollo). Y refiere ejemplos concretos, como el de un pequeño que sufrió anemia aplásica y requirió un trasplante después de que el interior de su vivienda se decorase con pintura para fachadas; o el de niños inmunodeprimidos que reducen sus infecciones respiratorias gracias a la instalación de un filtro HEPA (recogedor de partículas) en su casa.
También habla de una persona de 26 años con párkinson, que llevaba desde la adolescencia expuesta a pesticidas por su trabajo en un invernadero: «No encontraron nada genético y le mandaron a nuestra consulta. Hicimos una evaluación de riesgos, un detalle de los pesticidas a los que estuvo expuesto, lo sacamos de la exposición y mejoró».
Asesor del Hospital San Juan de Dios de Barcelona, profesor en la Facultad de Medicina de Murcia, Ortega ha conseguido que en su programa de estudios se incluya la asignatura de medicina medioambiental pediátrica y prevé que pronto se impartirá en todas las facultades.
Pero en algunos aspectos habla de un necesario retorno a prácticas del pasado.
«Hubo un tiempo en el que el médico visitaba el domicilio del enfermo y reconocía el entorno en el que vivía. Hoy tenemos mucha información de los domicilios y de los barrios, de los índices de contaminación, sin necesidad de desplazarnos, pero es probable que en el futuro volvamos a recuperar esa visita, quizá mediante la inteligencia artificial o un gemelo digital, quién sabe», dice.
Ortega considera que, una vez desentrañado el ADN humano, el reto es «reconocer el exposoma, el ambiente que rodea a las personas». Hay una dificultad adicional: el genoma no cambia, pero el exposoma varía en el espacio y en el tiempo.
Negacionismo reactivo
Este pediatra ambiental admite que la actual es «una época de negacionismo absoluto» respecto a la emergencia climática y sus consecuencias, pero no se muestra excesivamente preocupado porque lo considera «un negacionismo reactivo».
«Los jóvenes, incluso los votantes de ultraderecha, tienen una conciencia verde y ambiental que sus padres nunca tuvieron. Es un negacionismo pasajero. La propia naturaleza es convulsa y los cambios los haremos probablemente al borde del precipicio. El impacto que tiene el cambio climático en la salud de las personas es imparable y tenemos que trabajar por mitigarlo», argumenta.
Juan Antonio Ortega, convencido también de que en el futuro todos los hospitales tendrán un espacio natural incorporado a su cartera de servicios, cree que el desafío en la relación médico-paciente no es tanto humanizar la medicina como «naturalizarla» y «enraizarla».
30 junio 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
jul
9
La primera ola de calor del verano en España arrancará este sábado, según las predicciones oficiales. ¿Cuáles son las precauciones que se deben adoptar para minimizar sus riesgos para la salud?
Según un aviso especial emitido este miércoles por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), un episodio de altas temperaturas desembocará en la primera ola de calor de este verano, que estará afectando a partir del próximo sábado a casi toda la península, con mayor intensidad en el nordeste, centro y sur peninsular.
Se recomienda, entre otros, mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol, usar ropa ligera y holgada, usar sombreros o gorras y buscar lugares frescos.
Este año, el Ministerio de Sanidad ha habilitado en su web un mapa de riesgos por comunidades para las zonas afectadas con las cuatro tipologías de riesgo que contempla el mapa del Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperatura 2025.
Por primera vez, el plan detalla en qué consiste cada nivel de riesgo (verde, amarillo, naranja y rojo), cada uno de los cuales lleva aparejadas unas medidas de coordinación entre instituciones, administraciones y otros agentes implicados.
Mientras el amarillo significa que es leve para personas mayores de 65 años con otros factores de riesgo, el naranja acarrea riesgo leve en población general sin factores de riesgo; moderado para mayores de 65 años en general o menores de 65 años con múltiples factores de riesgo, y elevado para mayores de 65 con factores de riesgo.
Y el rojo o máximo entraña riesgo moderado en población general sin factores de riesgo; elevado para mayores de 65 años y menores de 65 años con algún factor de riesgo; y extremo para mayores de 65 años con otros factores de riesgo adicionales además de su edad.
La prolongación en el tiempo de niveles de riesgo rojo por olas de calor supone un nivel de riesgo extremo para toda la población, especialmente para las personas en una situación de mayor vulnerabilidad.
Por su parte, Cruz Roja ha puesto en marcha una campaña de información y sensibilización -#EnGuardiaContraElCalor!- a fin de promover hábitos saludables con los que evitar y reducir el impacto negativo del calor extremo para la salud.
La organización ha colgado en su web un vídeo en el que alerta de los «serios problemas de salud» que podrían acarrear las elevadas temperaturas, siendo las consecuencias mayores para ciertos colectivos, entre los que incluye mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas, ancianos y personas con diversidad funcional.
Para poder hablar de ola de calor, Aemet la define como un episodio de, al menos, tres días consecutivos, en el que el 10% de las estaciones meteorológicas registran valores superiores a la temperatura umbral, correspondiente con el percentil 95% de su serie de máximas diarias de julio y agosto en el periodo 1971-2000.
Los factores que determinan la intensidad de estos fenómenos son, por tanto, las temperaturas registradas, su duración y el territorio afectado, si bien se tiene en cuenta también la «anomalía de la ola» (la media de las anomalías máximas para el día más cálido respecto a su temperatura umbral).
Cuando se trata de las islas Canarias, sin embargo, los datos se procesan de manera independiente, con una variación frente al criterio general, pues solo se utiliza media docena de estaciones. De esta manera, para declarar la ola de calor deben ser al menos dos las estaciones que registren el «episodio cálido».
Según datos de la Aemet, entre 1975 y 2023 se registraron en España un total de 129 de olas de calor, 72 en la península, Baleares, Ceuta y Melilla, y 57 en las Islas Canarias.
Una de las olas de calor más destacable fue la segunda del verano de 2022, que transcurrió entre el 9 y el 26 de julio y que fue la más extensa (44 provincias afectadas el 16 de julio) e intensa (con una anomalía de 4,5 °C) y la segunda más larga de la serie (18 días).
Otras olas importantes en la península y las Baleares se registraron los años 2015 y 2003. La ola del verano de 2015 destaca como la más larga registrada desde 1975: duró 26 días, del 27 de junio al 22 de julio; en tanto que la ola de 2003 fue una ola especialmente destacable en todos los sentidos y se prologó desde el 30 de julio al 14 de agosto.
En 2024 se registraron tres olas de calor, con una duración de 22 días, con lo que una de cada cuatro jornadas estivales estuvo bajo el régimen de ola de calor, conforme al Balance Climático 2024 de la Aemet.
25 junio 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
