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La pandemia de la COVID-19 ha frenado la atención a los enfermos de cáncer en Perú, que se complica también por la carencia de hospitales especializados en las provincias.
Las cuarentenas obligatorias por el coronavirus, de más de 100 días en 2020, han impedido «tratamientos, hacer exámenes o recoger medicamentos», dice a la AFP la doctora Berenice Rodríguez Zea, gerente del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas del Sur en Arequipa, la segunda ciudad de Perú.
Con 10 millones de habitantes, Lima concentra casi un tercio de la población del país y también la mayor parte de los enfermos de cáncer.
«El sistema de salud muy centralizado ha dejado siempre atención oncológica muy deficiente», dice Rodríguez Zea.
Y con la pandemia, que ha golpeado duramente a Perú con 1,8 millones de contagios y casi 65 000 muertos, han disminuido los pacientes que reciben atención en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas (INEN) en Lima, el centro especializado más grande del país.
Según la doctora Joana Franco Salinas, jefa de Gestión de Riesgo en ese centro, por protocolos de bioseguridad ante la pandemia tuvieron que reducir el aforo a «50 o 60 % del promedio diario de 4 000 personas que recibía el INEN».
Miriam Reyes, de 50 años y empleada en un centro de atención telefónica en la capital peruana, es una paciente de cáncer que ha enfrentado demoras para conseguir citas médicas.
«Ahora las citas son muy separadas, las dan para una cierta cantidad de personas y se tiene que ir con anticipación» cuenta Reyes. Además, hay que esperar a que «ciertas áreas o especialidades médicas atiendan, porque no todas están trabajando», añade.
La alta dependencia de los centros hospitalarios en Lima deja a los pacientes con cáncer del resto del país en minusvalía, según el médico oncólogo Diego Venegas, exviceministro de Salud.
«Solo cinco de los 25 departamentos de Perú tienen radioterapia. Hay una brecha enorme de acceso a este tratamiento», dice a la AFP.
Y con la pandemia, los viajes terrestres y aéreos entre Lima y las provincias han estado temporalmente suspendidos o limitados en los últimos 14 meses, lo que contribuye a que los pacientes no mejoren.
«Hemos visto las limitaciones de traslados, que han hecho en muchas personas que sus neoplasias progresen y que pierdan la posibilidad de curarse», se lamenta Venegas.
El cáncer constituye un problema de salud pública en Perú. Antes de la pandemia era la segunda causa de mortalidad en el país, detrás de las enfermedades infecciosas y parasitarias, con casi 123 muertes por cada 100.000 habitantes, según cifras del Ministerio de Salud.
Los tipos de cáncer más frecuentes en el país son de próstata, mama, estómago, colorrectal y cérvix, agrupando en conjunto 45 % de los casos.
«Cada dos hora muere un peruano por cáncer gástrico, cada cuatro horas una mujer peruana por cáncer de la cervix o un peruano por próstata, y cada cinco horas una mujer por cáncer de mama«, destaca el doctor Venegas.
En Perú «se ha trabajado en fortalecer la descentralización, pero el reto grande es hacer más eficiente el gasto, y eso implica mejorar la atención primaria», dice.
A pesar de las limitaciones, indica que hay avances en la reducción de 20 % en la mortalidad.
Pero en las ciudades y pueblos de la sierra andina y la selva amazónica hay grandes carencias en la atención oncológica no solo por la falta de hospitales, sino también de médicos especialistas, dice Susana Wong, representante de la Asociación de Pacientes Lazo Rosado.
Además, subraya a la AFP que la falta de un registro nacional de pacientes impide que se sepa donde están realmente los enfermos, «cuando con la pandemia vemos esa necesidad».
Por ello, médicos y pacientes piden que el Estado peruano avance en la descentralización de los servicios de salud.
El doctor Venegas reconoce que en los últimos años aumentaron de 10 a 18 las regiones con servicios de quimioterapia para tratar el cáncer, pero «hay que cerrar la brecha no poniendo centros de tratamiento aislados, sino constituyendo servicios de oncología en hospitales».
Por ello propone «usar la infraestructura que ya existe», pero con mayor dotación de médicos especialistas, con una telemedicina ampliada y un suministro de medicamentos no centralizado.
«Todo esto nos ayuda a ser más eficientes con menos costo», afirma.
Por su parte, Rodríguez Zea manifiesta que es necesario que los centros de salud de provincias tengan la capacidad de emplear terapias innovadoras y atender casos de alto costo económico.
«Un ciudadano de provincias parece que tiene menos valor, porque no tiene la misma capacidad de acceder a tratamientos», critica la doctora.
mayo 14/2021 (AFP) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.