ojoLa inyección intravítrea de un anticuerpo, que emula a esta variante de la enfermedad de Alzheimer (EA), revela cambios en la retina que se reproducen en el área neuronal.

Un nuevo anticuerpo que imita el comportamiento de una variante genética identificada en el gen APOE (apolipoproteína E) es capaz de ofrecer una resistencia extrema contra la enfermedad de Alzheimer, así como protección contra el deterioro cognitivo. El objetivo final es reducir el daño cerebral asociado a esta neurodegeneración, considerada actualmente la causa más común de demencia, según los datos publicados sobre modelo de ratón en Alzheimer’s and Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association.

Este nuevo tratamiento se ha basado en el análisis de un caso, una mujer que, a pesar de proceder de una familia con alto de riesgo genético de desarrollar Alzheimer de forma temprana, retrasó la aparición de la enfermedad durante casi tres décadas gracias a que era portadora de la variante genética en el gen APOE.

El anticuerpo se ha desarrollado para el tratamiento del Alzheimer y está basado en el descubrimiento de la primera variante genética protectora descrita para esta enfermedad; la variante Christchurch del gen APOE.

La retina es la parte del sistema nervioso central (SNC) más accesible y se utiliza como «modelo complementario para estudiar el daño neuronal dado que también sufre alteraciones en esta enfermedad», explica a DM Santiago Delgado, oftalmólogo del grupo de Oftalmología Miranza, (Miranza Ophthalteam y Miranza Getafe).

El especialista, junto a Lucía González Buendía, de IMO Miranza Madrid, ha colaborado y participado activamente  en el proyecto de investigación a través del que se ha desarrollado la citada molécula, coordinado desde el Hospital General de Massachusetts y Massachusetts Eye and Ear, el principal hospital docente de Oftalmología de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.

Preventivo y útil en daño orgánico

Se trata del anticuerpo 7C11 que simula la acción de la variante Christchurch del gen APOE que ha demostrado ser protectora frente a la enfermedad de Alzheimer. «Estudios preliminares indican que previene la fosforilación de las proteínas tau -dirigidas a ensamblar y estabilizar los microtúbulos del SNC-, y se piensa que este fenómeno podría no sólo prevenir la aparición del Alzheimer sino también ser beneficioso en casos en los que ya hay un daño orgánico establecido. Tras probar muchos anticuerpos candidatos este fue el que mostró mejores resultados. Los datos preliminares son muy prometedores», considera Delgado.

El Alzheimer es una de las neurodegeneraciones más frecuentes. Se calcula que afectaría a un tercio de todas las personas mayores de 85 años y puede originar demencia, además de problemas de memoria, pensamiento y conducta. Pero, su impacto también se traslada al sistema visual debido a que el cerebro se conecta con los ojos a través del nervio óptico y de la retina, convirtiéndose así en uno de los sistemas más idóneos del organismo  para el estudio de la esta patología.

De hecho, el papel de la retina ha sido fundamental en esta investigación, ya que forma parte del SNC. Es además la razón por la cual la enfermedad de Alzheimer presenta cambios estructurales en la retina, que han sido evaluados para comprobar la respuesta del cerebro ante la nueva terapia desarrollada por los investigadores.

En este sentido, y sobre el papel de ciertas alteraciones retinianas como marcadores precoces de Alzheimer, Delgado explica que hay descritas alteraciones retinianas que se identifican mediante histología, es decir, los cambios en la retina se pueden analizar ‘post mortem’. «A día de hoy, muchos de los esfuerzos de la investigación se encaminan a la identificación de biomarcadores en pacientes mediante pruebas de imagen utilizadas en Oftalmología, como la tomografía de coherencia óptica, que detecta cambios precoces relacionados con la enfermedad de Alzheimer y otras neurodegeneraciones como el Parkinson o la esclerosis múltiple».

En el ensayo llevado a cabo con el anticuerpo 7C11, la retina ha ofrecido información importante. «Tras su administración intravítrea hemos observado una reducción de los depósitos de proteínas y lipoproteínas que se producen en esta enfermedad, hallazgo que también hemos evidenciado en cerebro tras la administración sistémica de este anticuerpo».

Los resultados actuales se han obtenido en modelo experimental y el reto es, por tanto, trasladarlo a la clínica. En este sentido, Delgado adelanta a DM que, paralelamente, estudian varias estrategias terapéuticas fundamentadas en el descubrimiento de la variante protectora Christchurch, hasta el momento, la vía más prometedora y avanzada en la investigación.

En este sentido, explica que está desarrollando además una terapia basada en «una segunda variante protectora encontrada llamada Reelin-COLBOS que, al igual que Christchurch, previene el daño cognitivo asociado a la enfermedad de Alzheimer».

Aunque reconoce que la investigación se encuentra en fase preclínica y todavía queda un largo camino por recorrer para poder trasladar estos descubrimientos a los pacientes, está convencido de que estos descubrimientos «han abierto nuevas posibilidades terapéuticas en la investigación contra el Alzheimer, lo cual resulta muy esperanzador y prometedor»

Referencia: Marino C, Perez-Corredor P, O’Hare M, Heuer A, Chmielewska N, Gordon H, et al. APOE Christchurch-mimetic therapeutic antibody reduces APOE-mediated toxicity and tau phosphorylation. Alzheimers Dement. 2023 Oct 4. doi: 10.1002/alz.13436. Epub ahead of print. PMID: 37791598

16 enero 2024│Fuente: Diario Médico│ Tomado de Oftalmología

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