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16
Investigadores del Instituto Nacional de Ciencia de Materiales (NIMS) y sus colegas japoneses han desarrollado una superficie con un revestimiento especial que responde a la luz y ayuda a comprobar cómo influye la dirección de la gravedad en los movimientos celulares. Los resultados, publicados en la revista Science and Technology of Advanced Materials, podrían ayudar a comprender mejor lo que les ocurre a las células de las personas postradas en cama durante periodos prolongados y el impacto de la dirección de la gravedad en la migración de las células cancerosas.
Las superficies especiales se fabrican recubriendo portaobjetos de vidrio con una combinación de moléculas sensibles a la luz. Al incidir la luz sobre una zona circular central del portaobjetos, las moléculas se rompen y se crea una zona libre de recubrimiento a la que pueden adherirse las células. Una vez estabilizadas en esta zona, los científicos utilizan la luz para despejar el área que rodea el círculo central. Esto anima a las células a moverse hacia fuera para llenar el cuadrado. El equipo investigó qué ocurre con el movimiento celular cuando el portaobjetos se coloca en posición vertical, con las células tumbadas encima y la dirección de la gravedad incidiendo sobre las células de arriba abajo. A continuación, realizaron una prueba similar con el portaobjetos volteado y apoyado a ambos lados, de modo que las células estuvieran invertidas y la dirección de la gravedad fuera desde la parte inferior de las células hacia su parte superior.
«Descubrimos que la dirección de la gravedad dificultaba la migración celular colectiva en la posición invertida al reducir el número de células líderes que se movían hacia el exterior en los bordes de las agrupaciones y al redistribuir los filamentos formadores de forma, compuestos de actina y miosina, de modo que mantenían las células agrupadas», explica la investigadora en biomateriales Shimaa Abdellatef, que realiza un postdoctorado en el NIMS.
Las superficies recubiertas que responden a la luz ofrecen una ventaja sobre los métodos actuales que estudian los efectos de la dirección de la gravedad, ya que requieren un contacto físico con la superficie a la que se adhieren las células. El nuevo método permite inducir a distancia la migración celular.
«Tenemos previsto aplicar nuestro método para analizar las respuestas de las células cancerosas a la dirección de la gravedad», explica Jun Nakanishi, nanocientífico del NIMS que dirigió el estudio. «Esperamos encontrar diferencias entre las células sanas y las enfermas, lo que podría aportar información importante sobre la progresión del cáncer en pacientes encamados».
Mayo 16/2023 (Asia Research News) – Tomado de News Room Copyright 2004 – 2023 Asia Research News
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16
Las características clínicas de pacientes con cáncer de mama metastásico HER2-low (aquellos que presentan cierto grado de sobreexpresión de la proteína HER2) o HER2-0 (sin sobreexpresión de HER2) son similares en ambos subgrupos tumorales, según un análisis del estudio observacional RegistEM presentado por el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama en el Congreso de Cáncer de Mama de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO Breast Cancer 2023), celebrado del 11 al 13 de mayo en Berlín.
«El análisis de los datos confirma que el comportamiento de la enfermedad metastásica no está condicionado por la existencia de los subgrupos HER2-low o HER2-0, sino por la presencia o no de receptores hormonales», afirma la autora principal de este trabajo, la doctora Isabel Álvarez, de la Unidad de Gestión del Cáncer de Gipuzkoa, OSI Donostialdea-Onkologikoa – Osakidetza, en San Sebastián, y miembro de la Junta Directiva de GEICAM.
«Dentro de la clasificación del cáncer de mama metastásico con sobreexpresión de la proteína HER2, se consideran `negativo para HER2´ aquellos que por inmunohistoquimia son 0, 1+ y 2+ (esté o no amplificado por hibridación in situ, ISH). Entre estos se consideran `low´ o de baja expresión el 1+ y el 2+ (ISH no amplificado). El conocimiento de la expresión de HER2 será importante sobre todo si contamos con terapias eficaces para el subgrupo de HER2-low, aunque se está pendiente de saber si muestran actividad alguna en población 0″, explica. En este sentido, destaca que existen resultados positivos con el anticuerpo conjugado (ADC, del inglés antibody drug conjugate) trastuzumab deruxtecan, que ha demostrado eficacia en pacientes con cáncer de mama avanzado HER2-low metastásico.
El valor de este análisis del RegistEM es que «aporta las características clínicas de estas pacientes y su heterogeneidad evolutiva, pues la expresión HER2 puede cambiar en función de la biopsia, tanto simultáneas en el tiempo como a lo largo de la evolución, tal como ocurre en la población a estudio, lo que está en línea con otros grupos de trabajo», según la doctora Álvarez. Para esta especialista, HER2-low y HER2-0 no se pueden considerar en la actualidad entidades separadas biológicamente, y probablemente la determinación de la expresión de HER2 en ambos subtipos se deberá sistematizar mejor en las futuras guías clínicas.
RegistEM es el registro más completo sobre cáncer de mama avanzado del que se dispone en España, fruto de la colaboración de 38 hospitales de 14 comunidades autónomas, que recogen datos de casi 1.900 pacientes. Su objetivo es contribuir a aumentar el conocimiento sobre las características clínico-patológicas del cáncer de mama metastásico, de los patrones de tratamiento y de la evolución de los pacientes con los distintos tipos de tumor, clave para evaluar las estrategias terapéuticas aplicadas en el contexto de la práctica clínica y complementando la información generada por los ensayos clínicos.
Análisis para validar CTS5 como herramienta pronóstica de recaída tardía
La recaída del cáncer de mama a largo plazo después de la aparente desaparición del tumor tras el tratamiento (recurrencia tardía) es un reto para los investigadores, sobre el que ha aportado luz GEICAM a través de otro análisis presentado en el ESMO Breast Cancer 2023.
El riesgo de recurrencia a distancia entre el quinto y el vigésimo año desde el diagnóstico de la enfermedad varía entre el 10% y el 41%, en función de variables como la afectación ganglionar inicial y el tipo de tumor. En este sentido, las pacientes con tumores con expresión de receptores hormonales (RH+), que es el subtipo más frecuente de este tumor, presentan un riesgo mayor de recaída tardía. El trabajo de GEICAM analizó la evolución a largo plazo de estas pacientes con tumor localizado, a partir de participantes en diversos estudios promovidos por el Grupo con tratamiento adyuvante (después de cirugía) y del registro retrospectivo ÁLAMO IV. El objetivo fue evaluar la herramienta Clinical Treatment Score post-5 years (CTS5), desarrollada para predecir el riesgo de recaída tardía. El análisis desvela que el 7% de las pacientes presentaron una recurrencia del tumor tras 5 años desde el inicio de la terapia hormonal.
Para la autora principal del póster, la doctora Sara López-Tarruella, del Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y miembro de la Junta Directiva y del Comité Científico de GEICAM, «conocer los mecanismos biológicos de latencia tumoral y recaída tardía puede ayudar a sugerir nuevas estrategias terapéuticas a medio plazo potencialmente más específicas y eficaces».
Hasta ahora, la terapia endocrina (hormonal) extendida se relaciona con la mejora de los resultados en pacientes seleccionadas; la clave está en afinar al máximo la identificación de las que obtienen mayor beneficio de este tratamiento, dado que la toxicidad es un aspecto a considerar con cada paciente. De ahí la importancia del análisis de GEICAM. «El esfuerzo de seguimiento de la evolución de las pacientes ha hecho posible profundizar en el conocimiento del comportamiento a largo plazo de la enfermedad y validar herramientas estimadoras del riesgo como CTS5″, afirma la doctora.
Este algoritmo, accesible como `calculadora on line´, ofrece una estimación de riesgo de recurrencia tardía (alto, intermedio o bajo) a partir del tamaño tumoral, el número de metástasis ganglionares, el grado tumoral y la edad. La principal ventaja de esta herramienta es que se basa en parámetros clínico-patológicos disponibles para todas las pacientes, de modo que es su implementación es sencilla y tiene valor pronóstico.
Del nuevo análisis de GEICAM se desprende que este modelo parece sobrestimar los eventos sobre todo en la categoría de riesgo alto, lo que puede implicar un sobretratamiento de algunas pacientes. «En todo caso, las que tienen un resultado de CTS5 bajo pueden plantearse parar la terapia endocrina a los 5 años, considerando el limitado beneficio potencial de proseguir con ella, al balancearlo con el riesgo asociado y el impacto en calidad de vida», concluye la doctora López-Tarruella.
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16
Investigadores de la Universidad Tecnológica de Sídney (UTS) han medido hasta qué punto una fractura ósea puede provocar una muerte prematura y han creado una herramienta de acceso público que médicos y pacientes pueden utilizar para calcular el riesgo.
La investigación, titulada «Skeletal Age» para cartografiar el impacto de las fracturas en la mortalidad, acaba de publicarse en la prestigiosa revista científica eLife.
En el estudio de más de 1,6 millones de adultos, los científicos descubrieron que una fractura ósea se asociaba a una pérdida de entre uno y siete años de vida, en función del sexo, la edad y la localización del hueso.
Basándose en este descubrimiento y en investigaciones anteriores realizadas por los profesores John Eisman, Tuan Nguyen y Jacqueline Center en el Instituto Garvan, los investigadores desarrollaron el concepto de «edad esquelética» como nueva medida para evaluar el impacto de las fracturas en la mortalidad.
La métrica se ha incorporado a una calculadora en línea que mide la fragilidad ósea con el fin de ayudar a médicos y pacientes a comprender mejor la gravedad de las fracturas óseas.
BONEcheck pretende ayudar a concienciar y reducir el riesgo de muerte prematura de las personas con osteoporosis.
Tuan Nguyen, catedrático de la UTS y director del proyecto, afirma que el riesgo de muerte prematura es especialmente alto en los pacientes que sufren una fractura de cadera, ya que el 30% de ellos fallece en el año siguiente a la fractura. Sin embargo, el riesgo de muerte prematura también aumenta con otros tipos de fracturas.
«Aunque una fractura ósea puede reducir la esperanza de vida de una persona, los pacientes que la sufren no acaban de comprender esta realidad», afirma.
Al medir la reducción media de la esperanza de vida, la herramienta Skeletal Age pretende ofrecer a los pacientes una comprensión más clara de los riesgos asociados a las fracturas óseas.
«Con un mayor conocimiento de estos riesgos, será más probable que médicos y pacientes tomen medidas preventivas para reducir el riesgo de muerte prematura», afirmó el distinguido profesor Nguyen.
El Dr. Thach Tran, coautor del artículo, afirma que, en la actualidad, la comunicación médico-paciente del riesgo de fractura se basa en la probabilidad.
«Una desventaja de la probabilidad es que puede ser difícil de comprender, ya que los pacientes suelen percibir un riesgo de muerte del 5% tras una fractura de cadera en un periodo de 5 años como una probabilidad del 95% de sobrevivir a una fractura de cadera».
La herramienta Skeletal Age ofrece un enfoque alternativo para informar a los pacientes de su riesgo de fractura. «Por ejemplo, en lugar de informar a una mujer de 60 años de que su riesgo de muerte tras una fractura de cadera es del 5%, se le puede informar de que su edad esquelética es de 65 años.»
El distinguido profesor Nguyen afirma que el desarrollo de la herramienta Edad Esquelética supone un gran avance en la prevención de la muerte prematura asociada a la osteoporosis.
«Con esta nueva herramienta, médicos y pacientes pueden trabajar juntos para reducir el riesgo de fracturas óseas y garantizar una mejor salud ósea para todos».
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16
Las mujeres que experimentan sofocos más intensos tras la menopausia tienen más probabilidades de desarrollar síndrome metabólico e hipertensión arterial, según una investigación presentada en el 25º Congreso Europeo de Endocrinología celebrado en Estambul. Las conclusiones de este estudio a largo plazo ponen de relieve la importancia del uso de la terapia hormonal sustitutiva de la menopausia en estas mujeres.
El síndrome metabólico es un grupo de tres o más afecciones que se dan juntas y que aumentan el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y diabetes de tipo 2. Estas afecciones incluyen hipertensión arterial, hiperglucemia, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos. Tras la menopausia, las mujeres corren un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.
En este estudio, investigadores de la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas examinaron a 825 mujeres sanas de entre 40 y 65 años que habían pasado recientemente por la menopausia, en el Hospital Universitario Aretaieion de Atenas (Grecia). Realizaron un seguimiento de estas mujeres a lo largo de 15 años, entre 2006 y 2021, y descubrieron que las que sufrían sofocos de moderados a intensos eran más propensas a desarrollar hipertensión y síndrome metabólico. Además, las mujeres que desarrollaban hipertensión o síndrome metabólico eran diagnosticadas antes cuando experimentaban sofocos más intensos, en comparación con las que no los padecían o los tenían más leves.
Estudios anteriores también han mostrado una asociación entre los sofocos y el riesgo cardiovascular; las mujeres que experimentan sofocos tienen un mayor riesgo de desarrollar distintos tipos de afecciones que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Sin embargo, esta asociación nunca se había estudiado a tan gran escala en mujeres con distintos grados de síntomas. «Nuestro estudio a largo plazo está cuidadosamente diseñado: hemos emparejado a un grupo de mujeres cuidadosamente seleccionadas según la gravedad de los sofocos y su edad, y las hemos seguido durante 15 años», explica la Dra. Elena Armeni, investigadora principal.
Síntomas como los sofocos y los sudores nocturnos pueden empezar alrededor de la menopausia y durar hasta 10 años. Sin embargo, la terapia hormonal sustitutiva -medicación que contiene hormonas que el organismo ya no puede fabricar tras la menopausia- puede utilizarse para tratar los síntomas de la menopausia y proteger la salud a largo plazo, especialmente en mujeres que sufren sofocos de moderados a intensos. «Nuestros resultados vuelven a poner de relieve el papel de las estrategias de prevención cardiovascular, como el uso de la terapia hormonal sustitutiva, que deben aplicarse poco después de la menopausia», afirma el Dr. Armeni. «Debería animarse a este grupo de mujeres sanas que ya son candidatas a la terapia hormonal sustitutiva a optar por este tratamiento».
Los investigadores se interesan ahora por saber si estos factores de riesgo acumulados causan afecciones cardiacas. «Nuestro estudio muestra que las mujeres más sintomáticas después de la menopausia tienen factores de riesgo cardiovascular más prevalentes, pero no está claro si también tienen más probabilidades de desarrollar cardiopatías, diabetes de tipo 2 o sufrir un ictus», afirma el Dr. Armeni. «De ser así, las mujeres con síntomas más molestos necesitarán una educación sanitaria adecuada para asegurarse de que seguirán estando en forma y sanas en la vejez».
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16
Se trata de una afección a la que se ha prestado poca atención hasta la fecha y que afecta principalmente a las personas obesas: debido a la falta de ejercicio, este grupo de población puede sufrir una atrofia muscular gradual, que permanece oculta bajo la capa de grasa y, por tanto, no se detecta. El Prof. Dr. Med. Stephan Bischoff, de la Universidad Hohenheim de Stuttgart, forma parte de un grupo internacional de expertos que definió el nuevo cuadro clínico de «obesidad sarcopénica» y elaboró criterios para su diagnóstico. Los expertos publicaron sus conclusiones en las revistas Clinical Nutrition y Obesity Facts. El siguiente paso es desarrollar terapias adecuadas.
La atrofia muscular por falta de ejercicio es una enfermedad que hasta ahora se ha observado sobre todo en ancianos, enfermos crónicos y como consecuencia de periodos prolongados de inmovilidad. Ejemplos de estas enfermedades crónicas podrían ser el cáncer, la insuficiencia cardíaca o la diabetes. La inmovilidad prolongada puede deberse, por ejemplo, a llevar una escayola o estar confinado en cama durante mucho tiempo.
La novedad, sin embargo, es la constatación de que los jóvenes también pueden sufrir pérdida de masa muscular si son obesos, explica el nutricionista clínico Bischoff. «A medida que aumenta la obesidad, primero aumenta la masa muscular para compensar el aumento de peso. Después, sin embargo, la masa muscular suele alcanzar un punto de inflexión en el que empieza a disminuir de nuevo debido a la falta de ejercicio.»
Al principio, dijo Bischoff, la asociación entre obesidad y atrofia muscular se advirtió debido a un grupo de observaciones aisladas. Para corroborar la sospecha, dos sociedades profesionales -la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) y la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO)- decidieron aclarar la cuestión con un grupo de expertos convocado al efecto.
En su nombre, Bischoff y más de 30 colegas reunieron a expertos de 16 países de Europa y el extranjero. En una reunión de consenso en cuatro fases, expertos de distintas disciplinas elaboraron una definición clínica y unos procedimientos diagnósticos. El grupo estuvo coordinado por el Prof. Dr. Lorenzo Donini, de la Universidad italiana de la Sapienza, en Roma.
El documento de consenso recomienda una combinación de métodos de diagnóstico que incluyen la determinación de las proporciones de grasa y masa muscular del cuerpo y se mide la función muscular.
Para determinar la composición corporal puede utilizarse, por ejemplo, el análisis de bioimpedancia: el analizador hace pasar una corriente débil por el cuerpo del paciente. La composición corporal puede calcularse a partir de la resistencia eléctrica. Otra posibilidad es utilizar mediciones de imágenes por resonancia magnética (IRM).
Para comprobar la función muscular, existen una serie de pruebas estandarizadas. Por ejemplo, se puede registrar el número de veces que los pacientes pueden levantarse y sentarse en un minuto o la distancia que pueden caminar en 6 minutos.
«Hablamos de obesidad sarcopénica cuando tanto la proporción de masa muscular es demasiado baja como la función muscular ya está deteriorada», explica Bischoff. El diagnóstico final tendría entonces en cuenta detalles como la edad, el sexo e incluso la etnia.
La dieta rica en proteínas, una esperanza entre las terapias
El tratamiento de la obesidad sarcopénica sigue siendo objeto de investigación, subraya Bischoff. Sin embargo, ya están apareciendo los primeros resultados.
«Gracias a la investigación sobre la obesidad, ya conocemos algunos programas de reducción de peso. Hace unos 20 años que aplicamos con éxito uno de ellos en la Universidad de Hohenheim. Ahora tenemos que prestar aún más atención a mantener la masa muscular intacta o reconstruida en la medida de lo posible durante la pérdida de peso. La forma más prometedora de conseguirlo parece ser una combinación de entrenamiento de fuerza y dieta rica en proteínas».
Bischoff dijo que lleva décadas recomendando la dieta rica en proteínas y que la utiliza en su propia consulta: «Hasta ahora, hemos recomendado la dieta rica en proteínas principalmente porque sacia el hambre rápidamente, aumentando así el éxito de la pérdida de peso.»
Probablemente sería necesario realizar ajustes en la terapia de ejercicio: «Más importante que el entrenamiento de resistencia parece levantar pesas, como hacen los culturistas y los levantadores de pesas».
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may
16
Los virus de la viruela son famosos por su capacidad de permanecer en el medio ambiente durante mucho tiempo. Un estudio realizado por el Departamento de Virología Molecular y Médica de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania) ha demostrado que la temperatura es un factor importante en este proceso: a temperatura ambiente, un virus de la viruela del mono capaz de replicarse puede sobrevivir en una superficie de acero inoxidable hasta once días, y a cuatro grados centígrados hasta un mes.
Desde 2022, el virus de la viruela del mono se transmite cada vez con más frecuencia de un huésped humano a otro. Aunque las infecciones se producen principalmente por contacto físico directo, también es posible contraer el virus a través de superficies contaminadas, por ejemplo en el hogar o en habitaciones de hospital.
Los investigadores estudiaron los plazos exactos de permanencia en el ambiente del virus de la viruela de mono. Lo aplicaron a placas de acero inoxidable desinfectadas y almacenándolas a diferentes temperaturas: a cuatro grados, a 22 grados, que corresponde aproximadamente a la temperatura ambiente, y a 37 grados. Determinaron la cantidad de virus infeccioso tras distintos periodos de tiempo, que iban desde 15 minutos a varios días o semanas.
Los virus siguen siendo infecciosos durante mucho tiempo
Independientemente de la temperatura, hubo pocos cambios en la cantidad de virus infeccioso durante los primeros días. A 22 y 37 grados, la concentración de virus no disminuyó significativamente hasta pasados cinco días. A 37 grados, no se detectó ningún virus capaz de reproducirse después de seis o siete días, a 22 grados pasaron de diez a once días hasta que ya no fue posible la infección.
A cuatro grados, la cantidad de virus sólo descendió bruscamente a los 20 días, y a los 30 ya no había peligro de infección. «Esto concuerda con nuestra experiencia de que las personas pueden seguir contrayendo la viruela del mono a través de las superficies del hogar después de casi dos semanas», afirma el profesor Eike Steinmann, jefe del Departamento de Virología Molecular y Médica.
Para reducir el riesgo de infección en caso de brote, es muy importante desinfectar las superficies. Por ello, los investigadores probaron la eficacia de cinco desinfectantes comunes.
Descubrieron que los desinfectantes a base de alcohol o aldehídos reducían de forma fiable el riesgo de infección. Sin embargo, un desinfectante a base de peróxido de hidrógeno no inactivó el virus con suficiente eficacia en el estudio. «Nuestros resultados respaldan la recomendación de la OMS de utilizar desinfectantes de superficies a base de alcohol», afirma Toni Meister.
El equipo publicó sus conclusiones en la revista Journal of Infectious Diseases.
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