La restricción calórica o continua de energía parece ser la estrategia nutricional más robusta de cara a extender la esperanza de vida y mejorar el envejecimiento saludable.

Dieta con bajas caloriasLa edad es el principal factor de riesgo en todas las enfermedades crónicas, de ahí que desde la gerociencia se postule conocer a fondo los factores biológicos y moleculares que modulan el proceso de envejecer para, tratando de actuar sobre ellos, aumentar el periodo de vida libre de enfermedad o envejecimiento saludable.

Puesto que el efecto de estas intervenciones varía en función de la dosis, el género, o la edad en la que se inicie la intervención, necesitamos identificar biomarcadores que nos permitan adoptar procedimientos de actuación individualizados en cada caso, según ha explicado Alberto Díaz-Ruiz, jefe de la línea de investigación enfocada a envejecimiento y longevidad, del Programa de Nutrición y Envejecimiento del Instituto de Alimentación de la Comunidad de Madrid (IMDEA), durante su intervención en el XVII Congreso de la Sociedad Española de Obesidad.

En modelos preclínicos se han logrado definir múltiples mecanismos que regulan el envejecimiento saludable y también la esperanza de vida, siendo todavía la restricción calórica de energía de forma moderada, continua y sin malnutrición, la estrategia nutricional más robusta para extender la esperanza de vida y el envejecimiento, ha destacado Díaz-Ruiz.

Restricción moderada y sin malnutrición

Mediante una reducción diaria de entre un 20-40 % de la ingesta calórica, en estos modelos se logra retrasar la aparición y disminuir la severidad de enfermedades crónicas, entre ellas enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, diabetes y adiposidad central, según ha explicado.

En este sentido citó el estudio CALERIE-2, estudio llevado a cabo en Estados Unidos, en el que personas sanas no obesas mantienen un 25 % de restricción calórica durante dos años. Los resultados obtenidos a través de este estudio mimetizan parcialmente lo que ya sabíamos en modelos preclínicos, incluyendo una reducción de peso, mejora de la sensibilidad a insulina, disminución del estrés oxidativo y reducción de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Las conclusiones del estudio americano indican que esta intervención es “sostenible, segura y eficaz, y a priori sugieren un efecto beneficioso derivado de su implementación a largo plazo”, según menciona Alberto Diaz-Ruiz.

Este experto reconoce que estas estrategias de restricción calórica suscitan controversia, sobre todo, porque la mayoría proponen estrategias a partir de modelos de laboratorio y animales, no replicados en humanos.

“Es verdad que es difícil probar estas estrategias durante largo tiempo en humanos, y más aún en personas mayores, donde se sabe que se produce una disminución de la masa y fuerza muscular, proceso conocido como sarcopenia; sin embargo, vemos que muchos estudios piloto llevados a cabo durante varios meses, o el propio estudio CALERIE-2, muestran resultados muy beneficiosos en términos de salud en personas jóvenes no obesas”.

Difícil conseguir adherencia

Díaz-Ruiz también ha reconocido que es difícil conseguir adherencia a estas estrategias que “en buena medida chocan con nuestro estilo de vida” y que los modelos que las han implementado ha sido en el marco de un programa de apoyo y soporte potente para facilitar y asegurar su mantenimiento.

Ante la dificultad para implementar estas estrategias de restricción calórica han surgido otras que buscan también los beneficios de la restricción de energía continua, pero tratan de conseguir una mayor adherencia, entre las que se encuentra el ayuno intermitente, el alternate-day fasting, el time-restricted eating.

Estas estrategias ponen el foco en diferentes aspectos que modulan la respuesta a la restricción de energía como la frecuencia de las comidas, es decir, “lo que más tienen en cuenta es la arquitectura de la alimentación y el patrón de ingesta, y pueden cursar o no con reducción de ingesta calórica”.

“Parece que los componentes de cuánto tiempo, pasa entre comidas o cuándo hacemos las comidas de mayor tamaño modulan la respuesta a la restricción de energía. Lo que está claro es que el ayuno induce modificaciones celulares y moleculares beneficiosas para el metabolismo y lo que hay que ver es cómo articularlo”, considera el experto.

En lo que a obesidad en concreto se refiere este experto señaló que los procesos biológicos alterados en el tejido adiposo de esta enfermedad son similares a los vinculados al envejecimiento porque ambos procesos cursan con disfunción del tejido adiposo, aumento del estrés oxidativo, incremento de la inflamación crónica y mayor resistencia a la insulina, «de tal modo que el envejecimiento potencia todos estos factores ya de por sí vinculados a la obesidad, de tal modo que la esperanza de vida se acorta en estos pacientes”.

Analizar toda la evidencia disponible 

Díaz-Ruiz ha concluido señalando que, a pesar de que se han publicado estudios sobre los beneficios de la restricción calórica, también se han desarrollado otros que no ven este impacto por lo que es necesario “diseccionar entre toda la evidencia disponible” y tratar de ofrecer una respuesta individual a cada persona para obtener el máximo beneficio, admitiendo que en modelos preclínicos el modelo más establecido para el envejecimiento saludable es todavía la restricción calórica diaria.

diciembre 06/2021 (Diario Médico)

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