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Las glándulas lactógenas resultan útiles y ventajosas para los mamíferos, lo que los convierte en especies de amplia distribución y con el mayor éxito en el desarrollo de las crías.
Las crías al nacer deben alimentarse para crecer y sobrevivir. Las especies que eclosionan de un huevo como algunos anfibios, nacen con una pancita que es la yema de huevo. La que se re-absorbe y les sirve de alimento en los primeros momentos de su vida o se comen otros huevos no fecundados, incluso pueden comerse a sus propios hermanos. Otros invertebrados ovíparos se alimentan de su misma madre como el caso del pulpo gigante del Pacífico. Este alimento no les dura mucho tiempo, pero les aporta la energía necesaria para salir al mundo a conseguir más alimento.
Los mamíferos en contraparte, han evolucionado para desarrollar glándulas lactógenas o mamarias que producen la leche. La leche está constituida principalmente por carbohidratos, proteínas y grasas, variando las proporciones en función de la especie. Este tipo de alimentación proporciona excelentes características alimenticias que permite un mejor desarrollo e incrementa la supervivencia de las crías.
En los mamíferos hay diferentes tipos de desarrollo embrionario, aunque parezca extraño, existen especies que nacen de huevo. Esto son los llamados monotremas, mejor conocidos como ornitorrincos y equidnas. Las glándulas mamarias en los monotremas son diferentes de las de los otros mamíferos, principalmente por la carencia de una tetilla o pezón, en este caso la leche es exudada por las glándulas y un mechón de pelo es lo que direcciona la leche, motivo por el cual estas crías no tienen músculo carrillo o buccinador, que es el que permite el acto de succionar.
Los pezones de las glándulas están presentes por primera vez en los marsupiales (tlacuaches y canguros). Grupo de especies que cuentan con una bolsa o marsupio en el que se encuentran las glándulas mamarias. En los marsupiales las crías nacen con muy poco desarrollo, digamos en las primeras fases embrionarias y se desplazan al marsupio donde se adhieren a las glándulas por meses hasta que tienen la capacidad de autosuficiencia.
El desarrollo que nos es más conocido, es el desarrollo placentario, como es el de la mayoría de las especies de mamíferos que conocemos, incluyendo al humano. Aquí el embrión se desarrolla por completo dentro de la madre en una placenta, a través de la cual recibe nutrientes y saca desechos. Al nacer, las hembras poseen glándulas lactógenas con pezones o tetillas, las que son pares y pueden ser de dos a doce, según la especie. La ubicación puede ser abdominal, inguinal, pectoral o en una combinación de estas.
Las glándulas mamarias y pezones se encuentran alineadas dentro de la denominada teóricamente “línea de la leche”, estas líneas son curvas iniciando próximas a las axilas y terminan en la ingle. Todas las especies tienen esta “línea”, aunque dentro de una misma especie pueden existir variaciones en su ubicación siempre están dentro de la línea teórica. El número de pezones es determinante del número de crías, ya que una especie puede tener como máximo de crías el número de pezones, pero por lo general, siempre el número de crías es menor que el de las tetillas. Las glándulas lactógenas son normalmente conceptualizadas como una sola, pero en realidad son un conjunto de ancinos glandulares (donde se produce la leche) y ductos que se ramifican hasta terminar en uno de los galactóforos que transportan la leche hasta Otro grupo de glándulas es con cisterna (ubre), donde cada una de las glándulas se conecta a un reservorio donde se almacena la leche para poder ser obtenida de manera más rápida por la cría.
La lactancia implica un alto desgaste energético para la madre, debido a que el organismo extrae la cantidad de carbohidratos, proteínas y grasa necesaria para la elaboración de la leche incluso sacrificando los niveles basales de la madre, por lo que la lactancia puede ser muy desgastante nutricionalmente para la madre. Es por ello que la leche posee una alta calidad de nutrientes y contenido energético, además les provee anticuerpos, protegiendo a las crías de enfermedades, lo cual aumenta el éxito de supervivencia y de la especie.
Pero, si estas glándulas son tan útiles ¿por qué no las tienen todos los animales? Los mamíferos son el grupo más evolucionado, las glándulas lactógenas evolucionaron de las glándulas sebáceas, que son las glándulas que nos permiten tener grasa en el pelo y la piel, se desarrollaron asociadas a los parches de incubación de los monotremas, los cuales producen secreciones húmedas, que posteriormente se convirtieron en leche.
El proceso de mamar de las crías fue el que evolucionó en que los conductos de las glándulas individuales se concentraran en una sola ubicación y que esta pudiera ser verter los líquidos de la mejor manera dentro de la boca de las crías, de esta manera surgen los pezones, los que son diferentes entre especies en función de la boca y tamaño de la cría y que les permite la mejor ingestión de la leche. Los mamíferos marinos (ballenas y delfines) son los únicos mamíferos que no tienen pezones, estas especies los han perdido debido a la dificultad de mamar dentro del agua, en estos casos la leche es enviada a presión a la boca de la cría, además de contener gran cantidad de grasa, los que le permite tener mayor cohesividad al pasar por el ambiente acuoso, como lo es el mar.
Esto es lo que hace que las glándulas lactógenas resulten útiles y ventajosas para los mamíferos, por lo que los convierte en especies de amplia distribución y con el mayor éxito en el desarrollo de las crías, en comparación con otros grupos, optimizando el proceso de reproducción.