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En la mayoría de los niños con trastorno del espectro autista (TEA) aparecen dificultades asociadas que, aunque no se incluyen en los criterios diagnósticos, podrían tener impacto sobre la calidad de vida familiar. La bibliografía ha mostrado algunas relaciones entre estas variables y la calidad de vida familiar, aunque los resultados no son concluyentes.
Un estudio ha examinado el papel de la conducta adaptativa (incluyendo síntomas emocionales, problemas de conducta, hiperactividad/falta de atención, problemas de relaciones entre compañeros y comportamiento prosocial) en niños con TEA y con desarrollo típico, y su posible impacto sobre la calidad de vida familiar.
La muestra estaba compuesta por 24 familias de niños con TEA (nivel 1 de apoyo) y 25 familias de niños con desarrollo típico con edades comprendidas entre 6 y 13 años. Se igualó el síndrome de Asperger (según el DSM-IV-TR) con el TEA con nivel 1 de apoyo (según el DSM-5), y se evaluó la inteligencia, el vocabulario, la conducta adaptativa y la calidad de vida familiar.
Se encontraron diferencias significativas en las variables relacionadas con la conducta adaptativa y en algunos de los componentes de la calidad de vida familiar (interacción familiar, bienestar físico y emocional). En el modelo de regresión, presentar unos mejores niveles de conducta prosocial y el grupo aparecieron como los principales predictores de la satisfacción percibida en la calidad de vida familiar.
Según los autores, es importante atender a las dificultades en la conducta prosocial en el TEA, dado su potencial efecto protector sobre la calidad de vida familiar.
septiembre 02/2020 (Neurología)