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La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica nuevas directrices relativas a la utilización de concentraciones de ferritina para evaluar la carencia o sobrecarga de hierro.
Detectar precozmente el déficit de hierro durante el embarazo y en la infancia es crucial. La carencia de hierro en menores de dos años puede tener efectos considerables e irreversibles en el desarrollo cerebral, lo que puede conllevar repercusiones negativas en el aprendizaje y en el rendimiento escolar en etapas posteriores de la vida. La carencia de hierro es la principal causa de la anemia, la deficiencia nutricional más prevalente en todo el mundo: afecta al 33 % de las mujeres no embarazadas, al 40 % de las embarazadas y al 42 % de los niños.
El desarrollo cognitivo infantil también puede verse afectado si la madre sufre déficit de hierro durante el último trimestre del embarazo. Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) relativas a la utilización de concentraciones de ferritina para evaluar el estado de hierro en personas y poblaciones (Guidelines on the use of ferritin concentrations to assess iron status in individuals and populations), ayudará al personal de salud a detectar pronto la carencia de hierro y evitar los efectos más graves.
En las directrices, la OMS muestra la mejor forma de medir la ferritina para ayudar a determinar la carencia o sobrecarga de hierro. Medir con precisión esta proteína, junto con la evaluación clínica y en laboratorio, puede orientar las intervenciones adecuadas, tanto en un paciente particular como en la población.
614 millones de mujeres y 280 millones de niños en el mundo sufren anemia
“Reducir la anemia es uno de los objetivos de nuestras actividades para erradicar todas las formas de malnutrición. Ahora bien, los progresos han sido limitados y sigue habiendo 614 millones de mujeres y 280 millones de niños en todo el mundo afectados por este problema. “La carencia de hierro es un importante determinante de la anemia y medir la ferritina nos ayudará a orientar mejor y evaluar las medidas para combatir la anemia”, ha explicado Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la OMS.
En los adultos, la carencia de hierro también puede conllevar efectos negativos, como fatiga, menor rendimiento físico y descenso de la productividad laboral, además de afectar a las actividades sociales. La carencia de hierro se presenta principalmente cuando las necesidades de hierro aumentan durante periodos de crecimiento y desarrollo rápidos, como la primera infancia, la adolescencia y el embarazo, aunque también puede presentarse en otras etapas de la vida. En las mujeres embarazadas, la carencia de hierro puede provocar anemia, insuficiencia ponderal en el recién nacido y acortamiento de la gestación.
Detección y acción
Las nuevas directrices también se centran en la detección temprana de la sobrecarga de hierro, consecuencia por lo general de trastornos como la hemocromatosis hereditaria, la talasemia, transfusiones de sangre repetidas u otras afecciones que afectan a la absorción o regulación del hierro y que también pueden llevar al deterioro de la salud si no se tratan.
Conocer mejor la prevalencia y distribución de la carencia de hierro y el riesgo de sobrecarga en la población permite a los países elegir intervenciones adecuadas y supervisar y evaluar los efectos y la seguridad de los programas de salud pública. Por ejemplo, la carencia nutricional de hierro se observa habitualmente en poblaciones que también padecen enfermedades infecciosas. La evaluación adecuada del estado de hierro en países con enfermedades infecciosas puede ayudar a establecer políticas de salud adecuadas.
De ahí que las directrices de la OMS busquen ayudar a los estados miembros y a sus asociados a tomar decisiones de base científica sobre las medidas adecuadas en sus esfuerzos por reducir la carencia de hierro y mejorar la salud y la calidad de vida de las personas y las poblaciones y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
abril 30 /2020 (Diario Médico)