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Las alteraciones del sueño pueden manifestarse de forma variada e interpretarse como un trastorno psiquiátrico y viceversa. Esto sucede en algunos trastornos del sueño, como la narcolepsia de tipo 1 (NT1), o narcolepsia con cataplejía, la comorbilidad de la cual con la psicosis es una asociación poco común, pero muy dramática.
Se ha publicado en la Revista Neurología, el caso de una paciente que en la adolescencia desarrolló NT1 y psicosis. Se trata de una niña de 14 años remitida a la unidad de sueño por presentar somnolencia diurna, sueño nocturno fragmentado, hambre compulsiva y aumento de peso durante el último año.
Tratada inicialmente con modafinilo y oxibato sódico, tuvo que ser hospitalizada por presentar síntomas psicóticos. Se suprimió el tratamiento antinarcoléptico y se administraron antipsicóticos. El único que toleró fue el haloperidol 1 mg/día, con mejoría del delirio, las alucinaciones y los síntomas disfóricos, pero con empeoramiento de los síntomas narcolépticos.
La entrevista diagnóstica para estudios genéticos adaptada para narcolepsia (DIGSAN) ayudó a confirmar que presentaba una doble patología de NT1 y síntomas psicóticos.
La última revisión de su sueño con tratamiento psicofarmacológico muestra un aumento del índice de eficacia del sueño. Clínicamente presenta somnolencia diurna excesiva, ataques parciales de cataplejía y una obesidad muy importante. No muestra alteraciones del humor, pero tiene fracaso escolar y aislamiento social.
En conclusión, la coexistencia de narcolepsia con psicosis es una entidad clínica rara, más frecuente en adolescentes que en adultos. La comorbilidad de ambas enfermedades tiene un mal pronóstico clínico y terapéutico y sugiere hipótesis fisiopatológicas interesantes.