abr
19
En adolescentes con depresión que tienen trastornos del sueño concomitantes, la evolución de la depresión es más grave, sea cual sea el tratamiento que reciban, en comparación con aquellos cuyas alteraciones del sueño se resuelven, según muestran dos nuevos estudios.
«Sabemos que la privación del sueño tiene consecuencias afectivas en adultos, y la privación del sueño en adolescentes ―quienes ya son vulnerables― podrían exacerbar también sus vulnerabilidades emocionales», dice la autora del estudio, Ellie McGlinchey, PhD, investigadora postdoctoral, Centro Médico de la Universidad Columbia, Ciudad de Nueva York.
«Así que queríamos ver si una reducción en las alteraciones del sueño podría moderar una mejora de la depresión en estos dos estudios», añadió.
«En los dos estudios, determinamos que la evolución de la depresión fue mucho más grave cuando persistían los trastornos del sueño, y pensamos que las alteraciones del sueño en la depresión pueden de hecho representar una forma de depresión más grave, aunque frecuente, en adolescentes».
La investigación fue presentada aquí en el Congreso de la Anxiety and Depression Association of America (ADAA) 2016.
Hipnóticos no indicados
En dos estudios aleatorizados, los investigadores analizaron el efecto de las alteraciones del sueño sobre la respuesta al tratamiento en adolescentes deprimidos.
El primer estudio, en el que participaron 63 adolescentes, se comparó la psicoterapia interpersonal (IPT-A) con el tratamiento usual. El segundo estudio, intitulado Estudio del Tratamiento de la Depresión en el Adolescente (TADS), contó con la participación de 439 adolescentes y en él se comparó la psicoterapia cognitiva-conductual (CBT) con el tratamiento mediante fluoxetina, frente a CBT más fluoxetina frente a placebo.
«En los dos estudios, los participantes fueron valorados durante todo el tratamiento y el seguimiento subsiguiente al tratamiento a fin de evaluar síntomas de depresión autonotificada, síntomas de insomnio y mejoría clínica total», dijo la Dra. McGlinchey.
Al inicio, 66 % de la cohorte del estudio TADS informaron tener al menos dificultades moderadas del sueño en las últimas dos semanas. Si bien el sueño mejoró significativamente con respecto al inicio hacia el final del periodo de tratamiento, 43 % de los pacientes siguieron experimentando dificultades de sueño al final del estudio.
Se observaron resultados muy similares en el estudio IPT-A más pequeño. Al inicio, 65 % de los participantes informaron que habían experimentado al menos alteraciones moderadas del sueño en las últimas dos semanas. Las reducciones en los trastornos del sueño con respecto al inicio también fueron significativas durante el periodo del estudio
Sin embargo, de nuevo, 40 % de los pacientes del estudio IPT-A siguieron experimentando dificultades del sueño al final del estudio.
«En los dos estudios, los adolescentes cuyas alteraciones del sueño persistieron en el curso del tiempo, tuvieron síntomas depresivos significativamente peores», dijo la Dra. McGlinchey.
En la cohorte de TADS, por cada incremento puntual en las alteraciones del sueño en el curso del tiempo, los adolescentes tuvieron un incremento de 2,30 puntos en las puntuaciones en la Escala de Reynolds para la Depresión del Adolescente.
En el estudio de ITP-A, los adolescentes tuvieron un incremento de 1,89 puntos en las calificaciones en el Inventario de Depresión de Becks por cada punto de incremento en las alteraciones del sueño en el curso del tiempo.
«No importó cuál tratamiento recibieron los pacientes; en los dos estudios, los adolescentes tuvieron depresión más grave cuando persistieron las alteraciones del sueño en comparación con los adolescentes cuyas alteraciones del sueño disminuyeron en el curso del tratamiento», señaló la Dra. McGlinchey.
«Y esto resalta el hecho de que el trastorno del sueño debe tratarse específicamente e incorporarse en todos los tipos de modalidades de tratamiento».
La Dra. McGlinchey señaló que los hipnóticos no están indicados en pacientes jóvenes, en virtud de que la investigación señala que estos fármacos pueden dañar al cerebro en desarrollo. El mejor enfoque, dijo, es ofrecer un programa de tratamiento de sueño conductual estructurado a los adolescentes que tienen indicaciones para el tratamiento.
Lo que es importante, señaló, algunos antidepresivos pueden agravar los trastornos del sueño.
«Es por esto que estamos afirmando que una breve intervención de tratamiento conductual del sueño puede tener un enorme impacto en estos adolescentes que están sufriendo depresión», dijo.
Prestar atención al sueño
En sus comentarios a Medscape Medical News sobre los hallazgos, la Dra. Moira Rynn, profesora para la implementación de la ciencia para la salud mental de niños y adolescentes en psiquiatría, Centro Médico de la Universidad de Columbia, Ciudad de Nueva York, dijo a Medscape Medical News que los problemas del sueño secundarios a trastornos psiquiátricos son frecuentes y muy difíciles de tratar, al menos en un subgrupo de niños.
«La investigación realizada por la Dra. McGlinchey y sus colaboradores claramente demuestra la importancia para los profesionales clínicos de medir la calidad del sueño al inicio y vigilarla en el curso del tiempo, a medida que se trata al adolescente», dijo.
La Dra. Rynn añadió que se necesita más investigación para comprender mejor cómo modificar el patrón de tratamiento actual al abordar las dificultades del sueño en los adolescentes.