nov
23
La cefalea es un síntoma frecuente en la fase aguda de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y también uno de los efectos adversos más comunes tras la vacunación. En ambos casos, la fisiopatología de la cefalea parece estar relacionada con la respuesta inmunitaria del huésped y podría presentar similitudes. Ese ha sido el objetivo de un estudio, publicado en Revista de Neurología y desarrollado por un grupo de investigadores españoles y británicos (Hospital Clínico Universitario de Valladolid, Brain Research Imaging Centre (CUBRIC) y Universidad Rey Juan Carlos), comparando el fenotipo clínico y la frecuencia de los síntomas asociados y de inicio en pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y con la vacuna de la COVID-19.
Se realizó un estudio de casos y controles incluyendo pacientes con infección confirmada por COVID-19 y receptores de la vacuna de la COVID-19 que experimentaron un nuevo inicio de cefalea. Se administró un cuestionario estandarizado que incluyó variables demográficas, antecedentes previos de cefaleas, síntomas asociados y variables relacionadas con la cefalea. Ambos grupos se emparejaron por edad, sexo y antecedentes previos de cefaleas y se realizó un análisis de regresión multivariante. El estudio refleja que un total de 238 pacientes cumplieron con los criterios de elegibilidad. Los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 presentaron una mayor frecuencia de artralgia, diarrea, disnea, dolor torácico, expectoración, anosmia, mialgia, odinofagia, rinorrea, tos y disgeusia. Además, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 experimentaron una duración diaria más prolongada de la cefalea y la describieron como la peor que habían experimentado. Los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 experimentaron con más frecuencia dolor en la región parietal, fonofobia y empeoramiento de la cefalea por movimientos de la cabeza o de los ojos.
Los autores concluyen que la cefalea causada por la infección por el SARS-CoV-2 y la relacionada con la vacunación de la COVID-19 presentan más similitudes que diferencias, lo que respalda una fisiopatología compartida y la activación de la respuesta inmunitaria innata. Las principales diferencias estuvieron relacionadas con los síntomas asociados.
Ver más información:
González Celestino A, González Osorio Y, García Iglesias A, Echavarría Íñiguez A, Sierra Mencía A, Recio García J, et al. Diferencias y similitudes entre la cefalea relacionada con la COVID-19 y la cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19. Un estudio de casos y controles. Rev Neurol [Internet]. 2023[citado 22 nov 2023]; 77:229-239. PMID: 37962534DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7710.2023063
23 noviembre 2023 | Fuente: Neurología.com |Tomado de | Noticia Salud
oct
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El Nobel de Medicina ha distinguido este lunes a la húngara Katalin Karikó y al estadounidense Drew Weissman por sentar las bases para el desarrollo de las vacunas con ARN mensajero (ARNm) contra el Covid-19 y otras enfermedades infecciosas.
Sus investigaciones no solo alteraron la comprensión de “cómo el ARN mensajero interactúa con nuestro sistema inmune”, sino que fueron “cruciales” para obtener vacunas efectivas a un ritmo “sin precedentes” durante “una de las grandes amenazas a la salud humana en tiempos modernos”, destacó la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo.
Los descubrimientos sobre las modificaciones de las bases de nucleósidos logrados por ambos investigadores podrían ser usados además en el futuro para tratar ciertos tipos de cáncer y producir proteínas terapéuticas.
La presidenta del comité nobel de Medicina, Gunilla Carlsson indicó, en la rueda de prensa posterior al anuncio del premio, que el éxito de las vacunas contra Covid-19 han tenido una enorme repercusión en el interés de las tecnologías basadas en ARNm.
Entre las aplicaciones enumeró nuevas vacunas contra otros virus, como el de la gripe, esta tecnología es una plataforma “rápida y flexible” para realizarlas.
Además, se investiga en vacunas terapéuticas para el cáncer, ya sea de manera personalizada o más general, y existen ensayos clínicos para administrar proteínas terapéuticas. “Hay mucho trabajo que veremos en el futuro”, dijo Carlsson.
El fallo resalta que durante mucho tiempo ha habido vacunas basadas en virus muertos o debilitados, pero que no fue hasta décadas recientes, gracias a los progresos en biología molecular, que se empezaron a probar otras a partir de componentes virales individuales.
Usando el código genético viral se han obtenido así vacunas contra la hepatitis B o el ébola.
El hecho de que la producción de vacunas basadas en virus, proteínas o vectores requiera cultivo celular a gran escala, lo que limita la producción en caso de brotes o pandemias, ha impulsado durante tiempo a los científicos a buscar tecnologías de vacunas independientes de este.
En la década de 1980 se introdujeron métodos eficientes para producir ARNm sin cultivo celular, denominados transcripción in vitro, pero su inestabilidad, las dificultades para producirlo y que causase reacciones inflamatorias limitó sus aplicaciones clínicas.
Mientras trabajaban en la Universidad de Pensilvania (EUA), Karikó y Weissman, que compartían su interés por el uso terapéutico del ARNm, empezaron a colaborar en las diferentes formas de interacción de este con el sistema inmune.
Descubrieron que las células dendríticas -importantes en la vigilancia inmunitaria y la activación de respuestas inmunológicas inducidas por vacunas- reconocían ARNm transcrito in vitro como una sustancia extraña que las activaba y liberaba moléculas de señalización inflamatorias.
En una investigación publicada en 2005 revelaron que la respuesta inflamatoria era prácticamente eliminada cuando se incluían modificaciones de base en el ARNm y, en otros estudios posteriores, que la producción de proteínas aumentaba de forma notable, lo que eliminaba “obstáculos críticos” en sus aplicaciones terapéuticas.
Varias compañías comenzaron a trabajar a partir de 2010 usando ese método para producir primero vacunas contra el virus Zika y el MERS-CoV, y años más tarde, con la pandemia de Covid-19 contra el SARS-CoV-2, lo que permitió tener vacunas efectivas contra este a finales de 2020.
“Las vacunas han salvado millones de vidas y prevenido enfermedades severas en muchas más, permitiendo a las sociedades abrir y regresar a condiciones normales”, explica el Karolinska.
Nacida en Szolnok (Hungría) en 1955, Karikó se formó en su país antes de ampliar estudios a finales de la década de 1980 en Estados Unidos, donde ejerció la docencia en la Universidad de Pensilvania hasta 2013, para pasar luego a ocupar puestos dirigentes en la farmacéutica BioNTech, una de las productoras de vacunas contra el Covid-19.
El secretario del Comité del Nobel de Medicina Thomas Perlmann, encargado de comunicar el galardón por teléfono a los elegidos, dijo que ambos estaban abrumados y agradecidos
Pelmann destacó la figura de Karikó, “una científica extraordinaria e inusual” a la que apasionó la idea del ARNm y su uso terapéutico, y que “resistió cualquier tentación de alejarse de ese camino y hacer algo quizás más fácil”.
Weissman (Lexington, EUA, 1959) se especializó en bioquímica y enzimología en la Universidad Brandeis y continuó su labor científica en la Universidad de Boston, los Institutos Nacionales de Salud y en la Universidad de Pensilvania, donde comenzó a trabajar con Karikó en el estudio del ARN y el sistema inmunitario innato.
Ambos han recibido premios como el Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica (2021), así como el Premio Rosenstiel (EUA) en 2020.
Los premiados suceden en el palmarés del Nobel de Medicina al sueco Svante Pääbo, galardonado el año pasado por sus descubrimientos sobre el genoma de homínidos extinguidos y la evolución humana.
Karikó, que también tiene nacionalidad estadounidense, es la primera húngara en ganar un Nobel y la décimo tercera mujer en recibir el de Medicina, de un total de 227 galardonados desde 1901.
Ambos compartirán 997 mil dólares con que están dotados este año todos los Nobel.
La ronda de ganadores continuará mañana con el premio de Física, al que seguirán, en los próximos días, los de Química, Literatura, de la Paz y Economía.
Referencia
Karikó K, Weissman D. The Nobel Prize in Physiology or Medicine 2023. Press Release.
3 octubre 2023 | Fuente: el Comentario |Tomado de Ciencia y Salud
sep
27
Las personas que sufren covid persistente presentan claras diferencias en la función inmunitaria y hormonal, frente aquellos que no la padecen, según un estudio que publica este lunes en Nature.
La investigación a cargo del Hospital Mount Sinai y la Escuela de Medicina de Yale (EE.UU) muestra la existencia de biomarcadores en la sangre que pueden identificar con precisión a los pacientes con covid persistente. ‘Unos hallazgos que pueden servir de base para realizar pruebas más sensibles a los pacientes con covid prolongada y tratamientos personalizados para estos pacientes’, indicó el investigador principal David Putrino, del Mount Sinai.
La investigación se hizo con 271 personas: Un grupo con covid persistente, otro que se había recuperado de la covid sin secuelas y el tercero de personas que nunca habían tenido coronavirus. Los datos indican que algunas de las diferencias más pronunciadas entre el grupo con covid prolongado y los dos grupos de control estaban relacionadas con la disfunción inmunitaria y hormonal.
En concreto, había biomarcadores que indicaban una actividad anormal de los linfocitos T (encargados de localizar la célula infectada y destruirla), la reactivación de múltiples virus latentes (incluidos el de Epstein-Barr y otros herpesvirus) y reducciones significativas de los niveles de cortisol. Este es ‘un paso decisivo’ hacia el desarrollo de protocolos de análisis de sangre válidos y confiables para la covid persistente, agregó el experto.
Esta enfermedad deja síntomas que persisten meses después de la infección por coronavirus, entre ellos, confusión mental, fatiga extrema, dificultad para respirar y dolor crónico. Cada paciente se sometió a detallados cuestionarios sobre sus síntomas, historial médico y salud relacionada con la calidad de vida, además de tomarse pruebas de sangre.
Los investigadores identificaron diferencias y similitudes de biomarcadores entre los grupos y luego aplicaron análisis de aprendizaje automático para comprender mejor cuáles fueron más efectivos para permitir que el algoritmo identificara a los pacientes con covid prolongada. En general, el algoritmo pudo diferenciar entre personas con y sin esa enfermedad con una precisión del 96 % y detectar la afección basándose en características distintivas detectadas en la sangre de los participantes en el grupo con covid persistente.
Estos marcadores deben validarse en estudios más amplios, pero constituyen ‘un primer paso en la disección de la patogénesis’ de la covid persistente, agregó la también investigadora Akiko Iwasaki, de la Universidad de Yale.
Estos hallazgos muestran que las personas con covid persistente ‘viven con un proceso de enfermedad que se puede observar mediante los protocolos de análisis de sangre establecidos en el estudio, pero que también varía de un paciente a otro según su historial médico específico’, destacó Putrino. Por ello, agregó, los médicos deben escuchar a sus pacientes y realizar una amplia variedad de pruebas fisiológicas y de laboratorio, mientras adoptan un enfoque altamente personalizado para el manejo médico de la covid persistente.
El investigador recordó que ‘no existe una fórmula mágica’ para tratar esta dolencia, porque se infiltra en sistemas complejos como la regulación inmunitaria y hormonal. Las enfermedades complejas requieren soluciones de tratamiento complejas y necesitamos -dijo- una investigación más rápida para comprender mejor la covid persistente y descubrir terapias nuevas y prometedoras.
Referencia
Klein J, Wood J, Jaycox J, Dhodapkar RM, Lu P, Gehlhausen JR, et al. Distinguishing features of Long COVID identified through immune profiling. Nature. 2023. https://doi.org/10.1038/s41586-023-06651-y
Fuente: Fuente: (EFE) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
abr
26
El desarrollo de vacunas contra el SARS-CoV-2 ha sido rápido, pero el aumento de variantes obliga a los científicos a modificar con frecuencia los tratamientos. Lo ideal sería que las terapias se dirigieran a las proteínas víricas resistentes a las mutaciones, pero esto ha resultado difícil. Sin embargo, unos investigadores han desarrollado un sistema que ataca y degrada directamente el genoma del ARN vírico, reduciendo la infección en ratones. El método podría adaptarse para combatir muchos virus y tratar diversas enfermedades.
Las vacunas y los fármacos antivirales suelen dirigirse a proteínas críticas para la infección y replicación virales. Sin embargo, esta orientación induce una presión evolutiva para que el virus mute, lo que reduce la eficacia de los tratamientos existentes y exige el desarrollo de nuevas vacunas y fármacos. Para evitar este problema, los investigadores han recurrido a estructuras muy conservadas dentro del genoma del ARN vírico. Otros grupos han vinculado pequeñas moléculas ligadoras de ARN a ligandos de ribonucleasas L (RIBOTAC), creando degradadores que dependen de la expresión de ribonucleasas en las células, que varía según los tejidos. Para evitar esta dependencia, Gonçalo J. L. Bernardes, Konstantinos Tzelepis, Sigitas Mikutis y sus colegas demostraron que la unión de imidazol a ARN podía degradar el ácido nucleico, por lo que se preguntaron si la unión de imidazol a una molécula de unión a ARN produciría una degradación selectiva.
Para ello, el equipo utilizó piridostatina (PDS), que se une a estructuras de ARN G-cuadruplex (G4), y MTDB, que se une a pseudoknots betacoronavirales, como moléculas de unión al ARN. A continuación, los investigadores añadieron a cada compuesto un enlazador flexible e imidazol y denominaron a estas moléculas degradadores de ácido nucleico inducidos por proximidad (PINAD). Al acercar el imidazol al ARN, ambos PINAD degradaron el ARN del SARS-CoV-2. Además, los compuestos resultaron eficaces para la degradación del ARN del SARS-CoV-2. Además, los compuestos fueron eficaces cuando se probaron en células infectadas con el SARS-CoV-2 y sus variantes alfa y delta. Y lo que es más importante, cuando los investigadores administraron el degradador MTDB a ratones infectados con SARS-CoV-2, la carga viral se redujo, al igual que los niveles de un biomarcador de infección y replicación viral. Los investigadores afirman que su sistema debería permitir convertir cualquier molécula pequeña de unión a ARN en un PINAD, de modo que algún día podría utilizarse para atacar y destruir otros ARN relacionados con enfermedades. Esta lista podría incluir trastornos como la enfermedad de Alzheimer o la de Huntington, apuntando a los ARNm de proteínas mal plegadas que de otro modo han resultado difíciles de atacar.
El resumen del trabajo estará disponible a través de este enlace: http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/acscentsci.3c00015.
Abril 26/2023 (EurekaAlert!) – Tomado de News Releases Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS)
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator
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