nov
25
Antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-28), la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado su ‘Revisión de la salud en 2023 en las contribuciones determinadas a nivel nacional y las estrategias a largo plazo’, donde advierte de que ‘la salud debe estar al frente y al centro de los planes nacionales para luchar contra el cambio climático’.
En este documento, donde se describen las acciones necesarias para garantizar que la salud de las personas tenga plena ‘prioridad’, se recuerda que el cambio climático ya está dañando la salud y el bienestar humanos.
Desde enfermedades causadas por fenómenos climáticos extremos hasta el aumento de la incidencia y propagación de enfermedades transmitidas por vectores; y el aumento de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias causadas por el calor extremo y la contaminación del aire, respectivamente, los impactos del clima en la salud humana son ineludibles.
‘La salud de los seres humanos y nuestro planeta están indisolublemente ligadas y, tras años de promesas, se necesita urgentemente una acción rápida para proteger a ambos.
Solo las políticas climáticas impulsadas por resultados de salud darán como resultado las acciones necesarias para salvar vidas, prevenir enfermedades y construir sociedades más sanas y justas’, afirma el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La OMS señala que se han logrado avances significativos en la integración de la salud en las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) y las estrategias de desarrollo y bajas emisiones a largo plazo (LT-LEDS), los principales instrumentos políticos para reducir las emisiones y desarrollar la resiliencia climática según lo establecido en el Acuerdo de París (Francia).
El 91 por ciento de las NDC disponibles ahora incluyen consideraciones de salud, en comparación con el 70% de las que informaron en 2019. En comparación con rondas anteriores de planes climáticos nacionales, se están desarrollando cada vez más objetivos y políticas climáticas inclusivas y que promueven la salud para la mitigación, la adaptación, medios de implementación, Pérdidas y Daños, y estrategias de desarrollo sostenible a largo plazo.
‘Los países han logrado avances significativos en el reconocimiento de la amenaza del cambio climático a la salud humana y planetaria en sus planes nacionales para abordar el cambio climático, pero necesitamos que estos compromisos se amplíen, se aceleren y se financien adecuadamente para garantizar una respuesta equitativa que proteja la salud y medios de vida de las generaciones actuales y futuras’, afirmó la doctora María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
El documento afirma que la financiación climática sostenible es ‘esencial’ para la adaptación de la salud, la mitigación y el desarrollo resiliente al clima, ‘pero la salud sigue estando crónicamente insuficientemente financiada en los planes nacionales para abordar el cambio climático’. Asimismo, emprender acciones de adaptación y mitigación del cambio climático depende en gran medida de su capacidad financiera ‘y, con demasiada frecuencia, los países más vulnerables a los impactos de la crisis climática son aquellos que no tienen los recursos para financiar la acción climática’.
A pesar de esta dependencia del financiamiento climático multilateral, actualmente solo el 2 por ciento del financiamiento para la adaptación y el 0,5 por ciento del financiamiento climático total se asignan a proyectos que apuntan explícitamente a proteger o mejorar la salud humana. Para garantizar una respuesta equitativa y eficaz al cambio climático, la OMS pide mecanismos multilaterales de financiación climática para asignar más fondos a políticas e iniciativas que apuntan explícitamente a proteger o mejorar la salud humana.
25 noviembre 2023 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
nov
23
Las mujeres embarazadas y los niños enfrentan algunas de las consecuencias más graves del empeoramiento de la crisis climática, advirtió hoy un informe publicado por tres agencias de la ONU.
En medio de un año marcado por desastres como incendios forestales, inundaciones, olas de calor y sequías; los impactos en las gestantes y los menores resultan nefastos, de acuerdo con el estudio Proteger la salud materna, neonatal e infantil del cambio climático.
El texto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reconoce además el descuido, la subestimación y la desatención de las consecuencias de los fenómenos climáticos sobre estos grupos. De acuerdo con el documento, el aumento de las temperaturas a nivel mundial también contribuye a la propagación de enfermedades mortales, que afectan especialmente a los niños y embarazadas.
El daño puede comenzar en el útero y provocar diversas complicaciones tanto para las madres como para los niños, con consecuencias que duran toda la vida, alerta el informe publicado cuando resta menos de una semana para la COP28. A juicio del subdirector general de Cobertura Sanitaria Universal de la OMS, Bruce Aylward, el cambio climático plantea una amenaza existencial para todos, pero las mujeres embarazadas, los bebés y los niños enfrentan algunas de las consecuencias más graves de todas.
‘Es necesario proteger conscientemente el futuro de los niños, lo que significa tomar medidas climáticas ahora por el bien de su salud y supervivencia, garantizando al mismo tiempo que sus necesidades únicas sean reconocidas en la respuesta climática’, añadió.
Por su parte, el director ejecutivo adjunto de Programas de la Unicef, Omar Abdi, reconoció la vulnerabilidad de los cuerpos y las mentes de los infantes a la contaminación, las enfermedades y las condiciones extremas del medio ambiente. ‘La crisis climática está poniendo en peligro el derecho fundamental de todos los niños a la salud y el bienestar: es nuestra responsabilidad colectiva escuchar y poner a los niños en el centro de la acción climática urgente, comenzando en la COP28′, insistió. Para encontrar soluciones climáticas que reconozcan las distintas necesidades de salud y vulnerabilidades de las mujeres y las niñas, debemos comenzar por hacer las preguntas correctas, cuestionó en tanto Diene Keita, directora ejecutiva adjunta de Programas de Unfpa.
‘Las soluciones climáticas globales deben apoyar, no sacrificar, la igualdad de género’, remarcó.
23 noviembre 2023 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
may
10
Investigadores de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Pensilvania y de la Queen’s University de Canadá han elaborado un modelo teórico de transmisión de la enfermedad Covid-19 que tiene en cuenta los efectos de la dinámica social y, en concreto, el modo en que las normas sociales afectan a las Intervenciones No Farmacéuticas (INF), como el enmascaramiento y el distanciamiento social.
La investigación, publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, muestra que la conformidad social crea una especie de «adherencia» por la que los individuos se niegan a cambiar su uso de las INF si difiere de lo que hacen los demás.
Los investigadores pretendían comprender mejor cómo la priorización del riesgo y las normas sociales afectan a la adopción de las INF durante una pandemia. Para ello, desarrollaron un modelo que tiene en cuenta el riesgo de infección, el coste de las INF y el coste social de desviarse de las normas de uso de las INF. El modelo describe la dinámica de umbral en el número de individuos necesarios para apoyar un cambio de comportamiento, lo que crea «puntos de inflexión» en la adopción de comportamientos INF donde un pequeño cambio en la prevalencia de la enfermedad puede causar un cambio significativo en el comportamiento de la población.
«Nuestro modelo descubrió que pequeños cambios en determinados factores, como la eficacia de las INF, la tasa de transmisión y los costes de las intervenciones, pueden provocar grandes cambios en la tasa de propagación de la enfermedad, o tasa de ataques», afirma Akçay.
Explica que esto se debe en parte a que la gente es conformista y, por tanto, lenta a la hora de adoptar nuevos comportamientos como el uso de mascarillas, hasta que la enfermedad alcanza niveles tan altos que la percepción del riesgo anula la conformidad, momento en que la población se vuelca. El conformismo también funciona en sentido contrario; el nuevo comportamiento persiste más tiempo en la población de lo que lo haría si la gente sólo se preocupara de sus riesgos y costes individuales. Esto crea olas de infección y de comportamiento ante INF distintas.
Según el equipo, los resultados ponen de manifiesto una compleja relación entre las normas sociales y la propagación de la enfermedad. Explican que al realizar una simulación epidemiológica sin uso de INF al principio de la epidemia, obtuvieron una tasa de ataques previsiblemente alta y, con el tiempo, los individuos empezaron a utilizar INF por temor al riesgo de infección.
Sin embargo, el inicio del uso del INF se produce mucho más tarde, cuando los parámetros del coste de desviarse de las normas sociales se fijan más altos «porque si nadie se enmascara no quieres ser la primera persona», afirma Akçay.
«Así que aumentar este parámetro provoca un retraso en el enmascaramiento, lo que hace que la primera oleada de la epidemia sea mucho más alta de lo que habría sido si los individuos reaccionaran a sus niveles de riesgo. Por otra parte, cuando realizamos la simulación con enmascaramiento y el número de casos empezó a descender, se produjo una reticencia a dejar de enmascararse porque nadie quería ser la primera persona en dejar de hacerlo, lo que denominamos pegajosidad.»
Morsky explica que el modelo estuvo motivado inicialmente por algunos resultados de un estudio anterior que investigaba las normas sociales y sus efectos en relación con el comportamiento de reciprocidad, donde el comportamiento conformista puede inducir ciclos de auge y caída en comunidades cooperativas. En este caso, el comportamiento conformista hace que las oleadas epidémicas sean intrínsecamente más distintas de lo que habrían sido de otro modo, inclusive en ausencia de factores externos como la variación estacional de las tasas de transmisión.
Akçay afirma que la información sobre estas tendencias y dinámicas sociales puede ser útil para los responsables políticos que sopesan decisiones sobre cómo responder al comportamiento humano.
Mayo 10/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Diseases, Conditions, Syndromes – Health informatics Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network.
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